¡Sal de la muerte a la vida!, sólo así podrás llevar a Jesús a tantos hombres y mujeres que en vida han muerto porque nadie los llevó a tiempo a Jesús Fuente de Vida».
Nuestra fe nos dice que Cristo en el desierto y en la cruz ha vencido al demonio para librarnos a nosotros de satanás. Nuestra fortaleza está en el vencedor, pero para vencer con Cristo, necesitamos reconocernos débiles y vulnerables, ya que nuestro mayor enemigo es la autosuficiencia.
Estemos bien atentos porque Dios no suele llegar por la puerta grande, sino por la del servicio, y con frecuencia por las rejas de nuestras ventanas. Cuando llegó por primera vez todos estaban mirando a la puerta de delante, y entró por la de atrás; miraban a las puertas del palacio, y Él entró a la cueva sin puerta de unos pastores.