julio 2017
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2:19 p.m.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 Jul. 2017) .- El Papa Francisco envió hoy un mensaje en su cuenta Twitter, en el día en que la Iglesia recuerda a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús: “Como San Ignacio de Loyola, dejémonos conquistar por el Señor Jesús y guiados por Él, nos coloquémonos al servicio del prójimo”.

Siempre hoy, el venezolano Arturo Sosa, prepósito general de la orden religiosa, en una entrevista a Radio Vaticano habló de los dos grandes desafíos de la Compañía de Jesús:

“Me gustaría sintetizar los desafíos de la Compañía en dos grupos. El primero es cómo podemos entender nuestra mejor contribución a la misión de reconciliación de la Iglesia”. Añade que “la contribución tiene un fundamento y el fundamento es la fe. Por lo tanto, el primer desafío es discernir dónde Dios trabaja en este momento de la historia humana y cómo lo hace, para ser sus instrumentos y para colaborar con lo que Él hace”.

El P. Arturo Sosa afirma que hay que mirar a los crucifijos del mundo de hoy, marcado por la desigualdad y la pobreza. “Sin justicia social, la reconciliación no es posible”, afirma, añadiendo que hay que entender las causas de la injusticia y pensar en modelos alternativos de convivencia humana. “El desafío que tenemos ante nosotros es buscar reconciliar estos proceso, para garantizar a las futuras generaciones una vida mejor de la que tenemos hoy en medio de la desigualdad y la pobreza”.

El segundo gran grupo de desafíos identificado por el Prepósito es adaptar la Compañía de Jesús a los tiempos actuales, “poner a la Compañía en condiciones de ofrecer una colaboración más eficaz a estos desafíos”. Para el sacerdote venezolano, esto comienza con la conversión personal, con la conversión de la vida comunitaria y la más difícil, la conversión institucional.

12:27 p.m. ,

Anti-government activists attack and set on fire a National Traffic Police station during a protest against the election of a Constituent Assembly proposed by Venezuelan President Nicolas Maduro, in Caracas on July 30, 2017. Deadly violence erupted around the controversial vote, with a candidate to the all-powerful body being elected shot dead and troops firing weapons to clear protesters in Caracas and elsewhere. / AFP PHOTO / JUAN BARRETO

El obispo de la Diócesis de San Cristóbal y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV), Mario del Valle Moronta Rodríguez, fijó posición acerca del proceso eleccionario de Asamblea Nacional Constituyente que, pese a las advertencias de los obispos y los llamados de la comunidad internacional, llevó adelante el gobierno nacional.

A través de extensa nota de voz enviada por el prelado a algunos medios, entre ellos Aleteia, Moronta sostuvo que, si desde el Gobierno de Nicolás Maduro pudieron “tergiversar leyes y manipular la Constitución”, no hay excusa para seguir impidiendo la realización este año de comicios legítimos que permitan la recuperación de la democracia en Venezuela.

Lamentó que ni las autoridades gubernamentales ni menos aún la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) hicieran caso “de las advertencias de defender a los venezolanos” y expresó que como consecuencia de este  hecho “se recrudeció la represión con un saldo insólito de muertos. Algunos de ellos menores de edad y otros ajenos a las protestas”.

A esta lista, dijo, se “sumaron algunos dirigentes oficialistas y efectivos militares”. En este aspecto, sostuvo el directivo del Episcopado que “la responsabilidad de estas muertes debe ser asumida por quienes dieron órdenes, y por quienes al no escuchar las recomendaciones (emitidas por la Iglesia en repetidas ocasiones) se empecinaron en actuar al margen de la ley y contra el pueblo”.

Recordó que “el derecho a la protesta ha sido criminalizado y también ha generado situaciones que rompen la paz y la convivencia con hechos violentos”, lo que ha creado “una situación caótica que desconcierta y que a muchos llena de temores y de indefensión”.

Indicó que la gente “sigue sintiéndose burlada” y se tiene la “real impresión” en quienes gobiernan de que “no les duelen la angustia y la indefensión de nuestra gente”. “Si no les duele el hambre que golpea a muchos, así como la falta de insumos médicos y de atención a la seguridad, mucho menos les va a doler o preocupar el deseo de libertad, de convivencia democrática y de paz que requiere el pueblo al que pertenecemos”, consideró.

También dedicó parte de su mensaje a denunciar la compleja situación que vive la frontera colombo-venezolana ante la masiva movilización de ciudadanos, quienes se ven afectados por la crisis política, social y económica en la nación sudamericana.

En este punto, condenó que a las autoridades “tampoco les preocupe que haya muchos hermanos que están emigrando de Venezuela hacia países vecinos”. Y aclaró con énfasis que: “¡Ellos no están huyendo de Venezuela!”, sino “buscando las posibilidades de alimentación y atención médica; así como aquello que necesitan para vivir dignamente”.

“En los últimos días, más de 150.000 venezolanos padres y madres de familia con sus hijos y familiares han pasado a Colombia sellando sus pasaportes en busca de una nación hermana que los reciba y acoja fraternamente”, agregó el obispo de la Diócesis de San Cristóbal.

El prelado venezolano apeló a la parábola bíblica de Natán y su viña para dirigirse de manera particular al Gobierno, militares y dirigentes políticos, a quienes les dijo que “la viña es el pueblo con sus ilusiones y sus esperanzas, al cual se le ha ido privando de lo que le pertenece; y frente a ello la prepotencia de quienes quieren mantenerse en el poder, o de aquellos que quieren llegar a él prescindiendo del pueblo: verdadero sujeto social de la democracia. Quieren llegar con componendas”.

Como lo hizo Natán, dijo, “nos corresponde pedirle la conversión al Gobierno”. En el nombre de Dios, agregó, “les pedimos que cambien de actitud y escuchen el clamor del pueblo. Es hora de cambiar el rumbo”.

Igualmente, ratificó que “es hora de atender el pedido de elecciones nacionales y regionales este mismo año. Y no digan que no se puede. Así como han tergiversado las leyes y manipulado la Constitución, se puede buscar una manera legítima y legal de promover esas elecciones lo más pronto posible”.

Tampoco ahorró llamados a la Fuerza Armada Nacional, a la que horas antes de los comicios, la CEV le recordó de manera enérgica su responsabilidad de respetar y hacer cumplir la Constitución y las leyes, amén de garantizar el inalienable derecho a la vida.

“En el nombre de Dios le pedimos a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) que actúen de acuerdo con su conciencia y con temor de Dios. Ustedes son servidores de la democracia, la Constitución y del pueblo, no de un gobernante, una ideología o un partido”. “¡Basta ya de tantas muertes y heridos y de tanta zozobra! ¡Recuerden que ustedes también son hijos de este pueblo que clama por un presente y un futuro promisorio, humano y fraterno!”, dijo.

“La inmensa mayoría de ustedes son cristianos católicos. Por tanto, deben regirse por criterios de la palabra de Dios, uno de los cuales es el quinto mandamiento que pide: ¡No matar!”, concluyó.

A la feligresía le recordó que los católicos “somos el pueblo que promueve y defiende la vida. Y nos duele el sufrimiento”. En este aspecto y tras el cada vez más largo número de muertos, pidió que no se haga de ello “un motivo o un móvil para manifestaciones políticas. Los tenemos presentes en nuestras oraciones”.

Por último, Moronta sostuvo que “aunque haya muchas razones para el odio y la venganza, debemos prepararnos y fortalecernos para hacer realidad la reconciliación”.

A los sacerdotes les recordó que son “pastores de todos, sin excepción”. Y que la gente les debe sentir cercanos, “no con falsos protagonismos ni aparentando”. Denunció sin embargo que algunos sacerdotes y religiosos han recibido amenazas y mensajes de incomprensión. “No sientan temor porque sabemos en quién hemos puesto nuestra confianza: en Cristo”.

A los capellanes militares, les pidió hablarles al corazón. “Iluminen su conciencia y díganles que ayuden a servir a quien tienen que hacerlo; es decir: a Dios, presente en los hombres y mujeres del pueblo al que pertenecemos”.

Finalmente elevó oraciones a Dios tras colocar a Venezuela “en los brazos amorosos del Santo Cristo de La Grita -Patrono del Táchira y los Andes venezolanos- para vencer la oscuridad del momento presente… Y a María del Táchira, Nuestra Señora de la Consolación, que de seguro nos protege y nos bendice”.

12:27 p.m. ,

La Compañía de Jesús es, tradicionalmente, una organización religiosa masculina. Pero como reza el dicho, “el que persevera alcanza”, y hubo una mujer que se empeñó tanto en ser parte de los jesuitas, que logró serlo, convirtiéndose en la primera -y única- mujer que ha militado en la Compañía (aunque de forma secreta).

Su nombre era Juana de Austria y era nada más y nada menos que la hija de Carlos V y la emperatriz Isabel de Portugal.

Nació el 24 de junio de 1535 en Madrid y cuando tenía tan solo 4 años quedó huérfana de madre. Como su padre se encontraba batallando en África, Juana se refugió en el cariño de su hermana María, pero sobre todo, en el de su hermano
mayor y futuro rey, Felipe II.

Este se casó con María Manuela de Portugal y, por costumbres de la época, a Juana le tocó casarse entonces con el hermano de ella, Juan Manuel, cuando tenía tan sólo 17 años, convirtiéndose en princesa lusitana.

Pero a pesar de que fue un matrimonio arreglado, Juana y él parecían llevarse muy bien, incluso muchos aseguran que llegaron a amarse.

La felicidad no duró mucho. Ella quedó embarazada y, semanas antes de dar a luz, su esposo falleció a causa de una terrible enfermedad (unos historiadores dicen tuberculosis y otros diabetes).

La corte se lo ocultó para no ponerla en riesgo a ella ni al bebé (que era el heredero del trono de Portugal), pero al enterarse unos 18 días después del parto, se sumió en una profunda tristeza que, incluso, la hizo renunciar a sus joyas y vestidos más opulentos, vistiéndose de negro el resto de sus días.

La situación preocupó mucho a la corte portuguesa. ¿Por qué? Felipe II, tras haber enviudado también, había decidido volverse a casar con María Tudor, lo que implicaba que debía mudarse a Inglaterra, y Carlos V había pensado en Juana como la nueva regente de Castilla, comprometiendo así la integridad territorial por lazos dinásticos.

Ella asumió la responsabilidad, abandonó Portugal y tuvo que dejar a su hijo Sebastián al cuidado de la reina Catalina; de hecho, nunca más lo llegó a ver y asumió el rol de madre con el cuidado de sus sobrinos.

Juana de Austria dedicó su vida al gobierno de España y a alimentar su espíritu religioso. Aunque era considerada una joven bella e inteligente, no se interesó por ningún hombre de la corte.

Cuando María Tudor falleció, Felipe II debía abandonar Inglaterra sin derecho al trono según las leyes inglesas; entonces, asumió el reinado de España y le quitó esa responsabilidad a su ya agobiada hermana, quien constantemente era presionada
tanto por la corte como su propio padre.

Tras su gobierno, Juana pensó tomar votos como franciscana, que era lo que se esperaba en aquella época de una viuda sin intenciones de volver a contraer matrimonio, pero su interés estaba en la Compañía de Jesús de Iñigo de Loyola, por lo que entabló una buena relación con uno de sus miembros: Francisco de Borja.

Sin embargo, esta orden nunca había aceptado mujeres, pero fue tanta su insistencia (y probablemente su rango tuvo también algo de influencia) que consiguió formular sus votos en secreto asumiendo un pseudónimo masculino: Mateo Sánchez.

Su fe se intensificó y, dado que públicamente no podía ser parte oficial de los jesuitas, fundó el Convento de las Descalzas Reales en 1557, un recinto de Clarisas donde se retiró dos años después y desde donde también apoyó a su hermano y siguió colaborando con la crianza de sus sobrinos y sobrinas.

El 7 de septiembre de 1573 Juana de Austria falleció a causa de un tumor y fue enterrada en el convento que fundó.

12:15 p.m.

(ZENIT – Madrid).- Este gran maestro de la vida espiritual, cuyo ejemplo ha movido a tantos a perseguir ala santidad, nació en Marianella, quinta cercana a Nápoles, Italia, el 27 de septiembre de 1696. Primogénito de siete hermanos, seguramente ni su padre, capitán de galeras del rey, ni su madre, perteneciente a la aristocracia, olvidaron el vaticinio de san Francisco de Jerónimo, quien al nacer el niño les advirtió que llegaría a ser obispo y que moriría longevo habiendo dado gloria a la Iglesia. Esta profecía del jesuita se cumplió rigurosamente. De manos de su madre Alfonso recibió la instrucción cristiana y la ejercitó junto a su familia con actos cotidianos de piedad. Su inteligencia era tal que a los 16 años, algo verdaderamente excepcional, se graduó por doble vía como doctor en derecho civil y canónico complementando así su gran preparación artística, científica y musical. No eran menos notables sus cualidades espirituales que desarrolló con religiosos de san Felipe Neri y con los padres filipenses.

Siendo flamante abogado, con una importante clientela, compareció en Nápoles ante un tribunal dando pruebas fehacientes de su conocida elocuencia. La fama y el éxito le precedían por su brillante capacidad para salir victorioso de todos los casos que defendió. Pero erró en el pleito que sostuvo contra el duque de Toscana debido a una vil escaramuza ajena a él. Permaneció sumido en llanto en su aposento, colgó la toga, cerró el bufete, puso su espada a los pies de María y se olvidó de la profesión. Las visitas al Hospital de Incurables y la lectura de vidas de santos, junto a la oración que realizaba ante el Santísimo expuesto en las Cuarenta Horas, fueron su único consuelo. Un día, mientas atendía a los enfermos, escuchó: «Deja el mundo y entrégate del todo a Mí», locución que se repitió cuando abandonaba el hospital. Antes había dejado al arbitrio de Dios la respuesta acerca de un matrimonio con la hija de un príncipe. Él le llamaba para sí y conmovido, manifestó: «Dios mío, demasiado he resistido a vuestra gracia; aquí me tenéis; haced de mí lo que queráis». Este fíat particular lo ratificó ante María y después lo comunicó a sus allegados. Su padre no entendía su decisión, y su madre se deshizo en lágrimas. Pero Alfonso, venciendo toda resistencia, lo cual no fue fácil, después de cursar los estudios correspondientes, en 1726 fue ordenado sacerdote cuando tenía 30 años. Su progenitor comenzó por negarle la palabra. Después, pensando en los honores que su hijo podía obtener, se reconcilió con él.

Sin perder tiempo comenzó la evangelización por los barrios marginales de Nápoles. Era un rayo de luz brillando en medio de la sordidez en la que muchos malvivían. Malhechores, prostitutas, los que carecían de lo elemental para sostenerse dignamente, rezaban de forma comunitaria y se familiarizaban con la Palabra de Dios bajo la dirección de Alfonso y de otros sacerdotes. Les animaba a vivir la santidad. Cuando llegó a oídos del arzobispo de Nápoles esta sorprendente labor, cómo daba a conocer la fe al aire libre logrando que trabajadores y personas de escasos recursos pudieran recibir esa gracia, autorizó que se reunieran en las capillas; así nacieron las famosas «capillas del Atardecer». Los jóvenes del lugar se fueron incorporando a la dirección de esta fecunda actividad.

Su anhelo era misionar en China (se había alojado en el Colegio de los Chinos), y morir allí por Cristo. Pero, agotado por su intensa actividad fue a Scala para recuperarse. Al tomar contacto con la gente del lugar y apreciar su deficiente formación religiosa, se sintió llamado a erigir una nueva fundación dirigida a las zonas rurales. El 9 de noviembre de 1732 con un grupo de sacerdotes fundó la Congregación del Santísimo Redentor. Tras muchas penalidades, en 1749 fue aprobada por Benedicto XIV. Paralelamente, y con el fin de proporcionar adecuada formación a los seminaristas, Alfonso comenzó a redactar tratados de Moral. Su obra se fue incrementando con más de un centenar de textos de espiritualidad y de teología universalmente reconocidos. Entre otros se hallan las Máximas Eternas, Las Glorias de María y la Práctica de amor a Jesucristo. Están escritos con un lenguaje sencillo y ameno, accesible para los que no tenían especial preparación.

Cristo, el evangelio y la oración, junto con su devoción por María, la meditación sobre los misterios de la Encarnación y de la Pasión fueron algunos de los pilares de su vida espiritual. Respecto a la oración, hizo notar: «Quien reza se salva». Aseguró también: «Dios no niega a nadie la gracia de la oración, con la que se obtiene la ayuda para vencer toda concupiscencia y toda tentación. Y digo, replico y replicaré siempre, durante toda mi vida, que toda nuestra salvación está en el rezar».

Designado obispo de Sant’Agata dei Goti, se negó en varias ocasiones a aceptar la misión, aunque finalmente fue consagrado en 1762. Los trece años de ejercicio pastoral tuvieron el sello de su exquisita caridad. En 1775 se retiró a Pagani, Salerno. Padecía una dolorosa artrosis deformante que mantenía su espalda curvada, y que se fue agudizando. Pasó años llenos de sufrimientos a todos los niveles, físicos y espirituales, algunos creados por el devenir de la congregación y otros muchos problemas internos. Hasta llegó a ser alejado de la Orden por voluntad de Pío VI en 1780, hecho que acogió con su proverbial sentido de unidad y respeto a la Sede Apostólica. Murió el 1 de agosto de 1787; tenía cerca de 91 años. Pío VII lo beatificó el 15 de septiembre de 1815. Gregorio XVI lo canonizó el 26 de mayo de 1839. En 1871 Pío XI lo proclamó doctor de la Iglesia. Y en 1950 Pío XII lo nombró patrono de los confesores y moralistas. Juan Pablo II dijo de él: «San Alfonso es una figura gigantesca no solo de la historia de la Iglesia, sino de la misma Humanidad».

10:27 a.m. ,

La primera de ellas es Beatrice Stockly, misionera cristiana de nacionalidad suiza. En 2012 fue secuestrada en Tombuctú y, quince días después, fue liberada y entregada a los servicios de seguridad de Burkina Faso. Cualquier otra persona hubiera vuelto a su Suiza natal o hubiera cambiado el campo de misión. Beatrice no, Beatrice permaneció en Tombuctú, fiel a su llamada. Y en Tombuctú fue de nuevo secuestrada el 7 enero 2016, hace más de un año y medio.

La segunda es la Hna. Gloria Cecilia Narváez Argoti, de nacionalidad colombiana y 56 años de edad. Fue secuestrada el 7 de febrero de 2017 por cuatro hombres armados que la arrancaron de la misión de las Franciscanas de María Inmaculada en Karangasso. Allí, las religiosas trabajan en un hogar de niños huérfanos, con edades entre los cero y los dos años, llevan a cabo proyectos de alfabetización, sobre todo entre las mujeres, y sirven a la población local a través de su centro de salud.

Ambas mujeres aparecen en el video La ecuación correcta difundido el 1 de julio de 2017 por los terroristas que las mantienen secuestradas junto con otros civiles de diversas nacionalidades.

Malí es una nación de mayoría musulmana que vive una insurrección yihadista en el norte del país. A principios de 2012, la región cayó en manos de grupos yihadistas vinculados a Al Qaida, aprovechando la retirada del ejército frente a los rebeldes tuareg que, inicialmente, se habían aliado a estos grupos antes de ser expulsados.

A partir de enero del 2013, la intervención militar internacional liderada por Francia, todavía en curso, expulsó a gran parte de los yihadistas, pero todavía hay muchas zonas bajo su control.

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El papa Francisco bendice a una mujer cuando llega a la iglesia de la Inmaculada Concepción en Bakú, Azerbaiyán, el domingo 2 de octubre de 2016. Azerbaiyán, la segunda nación musulmana chiíta después de Irán, tiene una pequeña población católica; menos de 300 azeríes son católicos. Varios miles de extranjeros constituyen el resto de la comunidad católica.

9:59 a.m.

(ZENIT – Ciudad del Vaticano, 31 Jul. 2017).- Este 2 de agosto retoman las audiencias generales de los miércoles, en las cuales el papa Francisco realiza sus catequesis y saluda a los miles de peregrinos que llegan a Roma, con deseos de verlo pasar y escucharlo personalmente.

Entretanto debido al fuerte calor de este mes de agosto, las dos primeras audiencias serán en el Aula Pablo VI  del Vaticano y no en la plaza de San Pedro, pues para estos días se esperan temperaturas cercanas a los 40 grados centígrados, debido a un frente caluroso que llega desde África.

Todas las últimas catequesis han sido sobre la virtud de la esperanza, que el Papa definió como una vela que recoge el viento del Espíritu Santo que empuja la nave. El Santo Padre profundizó diversos aspectos como las esperanzas terrenas que caen ante la cruz, pero renacen en otras que duran por siempre. Señaló también que la esperanza cristiana no es como un concepto abstracto sino que se basa en el Señor Jesús que ha resucitado, que jamás falta a su palabra. Precisó también en otra de las audiencias, que la esperanza no es optimismo, no defrauda, porque se funda en la fidelidad del amor de Dios hacia nosotros.

El Aula Pablo VI, o sala Nervi, como se le conoce por el arquitecto que la diseñó, tiene una capacidad para unas 6 mil personas y posee un eficiente sistema de aire condicionado, alimentado por 2.400 paneles fotovoltaicos a energía solar.

La plaza en cambio puede contener hasta 50 mil personas, pero el calor del verano pondría en riesgo a muchas personas, en particular a las ancianas que allí puedan asistir. La tercera y cuarta audiencia de agosto en cambio podrían ser en la plaza, dependiendo de la situación meteorológica.

Siempre en tema de clima, debido a la sequía que está sufriendo Italia desde hace tres meses y ante el llamado de las autoridades a ahorrar agua, el Vaticano ha cerrado el flujo hídrico de sus fuentes.

9:42 a.m. ,

El pasado 7 de julio los obispos de Colombia al clausurar las 103 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal compartieron la alegría de la próxima beatificación de monseñor Jesús Emilio Jaramillo y del padre Pedro María Ramírez Ramos, llamado “Cura de Armero”.

“Elevamos nuestra acción de gracias y glorificamos a Dios porque regala a la Iglesia en Colombia estos frutos de santidad y el testimonio de su vida, fiel al evangelio, en momentos muy difíciles de la historia de nuestro país”.

La reconciliación con Dios, entre los hombres y con la naturaleza será el tema pastoral de Villavicencio, ciudad donde se realizará la ceremonia de beatificación de ambos sacerdotes que fueron martirizados, según dice el decreto, por odio a la fe.

El Padre Pedro Ramírez fue capaz de entregar su vida por amor a Dios y al pueblo que servía como pastor. Y el testimonio de su martirio expresa que ante Dios no hay etiquetas ni colores.

Pedro María nació en La Plata – Huila el 23 de octubre de 1899. Hijo de Ramón Ramírez y de Isabel Ramos, quienes se caracterizaron por su vida de fe y por inculcar a sus hijos, desde pequeños, el amor a Dios. Pedro María fue bautizado al día siguiente de su Nacimiento en la Parroquia “San Sebastián” de La Plata donde también recibió por primera vez a Jesús Eucaristía.

Sus estudios primarios los realizó en su pueblo natal y cuando cumplió 12 años fue enviado junto con su hermano Luis Antonio al Seminario Menor de Elías en Garzón – Huila. A los 16 años se matriculó en el Seminario Mayor de Garzón, pero después de 5 años vio la necesidad de retirarse para discerner nuevamente su vocación. Estuvo por fuera del Seminario 8 años y en 1928 retomó su preparación para el sacerdocio en el Seminario de Ibagué. El 21 de junio de 1931 fue ordenado sacerdote.

Su primera misa la celebró en la parroquia San Sebastián de La Plata, el mismo lugar de su bautizo y su primera comunión, el 16 de julio de 1931.

Su sacerdocio lo ejerció inmerso en la dinámica parroquial. En su primer año lo nombraron coadjuntor en Chaparral, a los tres años el obispo lo nombró Párroco en Cunday y luego, en 1943 fue Párroco en Fresno para finalmente ejercer su vocación de pastor en la Parroquia de Armero. Allí estuvo desde 1946 hasta el 10 de abril de 1948 donde murió y concretó su mayor anhelo que con frecuencia expresaba: Deseo morir por Cristo y su fe”.

Al padre Pedro María Ramírez le tocó ejercer su ministerio en un contexto social bastante complicado para Colombia y fue la acérrima lucha que se desató entre conservadores y liberales. El odio que se propiciaba entre “los azules” y “los rojos” encegueció a muchos que no encontraron sino en los asesinatos la manera de progresar.

El 9 de abril de 1948, en el centro de la ciudad de Bogotá, el candidato presidencial y líder liberal, Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado el 9 de abril de 1948. Este hecho sacudió fuertemente al país acrecentando el odio entre los dos partidos.

La capital y otras ciudades fueron sacudidas por fuertes protestas cargadas de violencia. Ese día conocido en la historia como “Bogotazo” hubo saqueos, incendios provocados por los manifestantes que acabaron con tranvías, iglesias, edificaciones importantes y varios locales del comercio.

Fueron cientos de muertos y heridos. El saldo reportado  fue manipulado; algunos hablaban de 500 muertos y otros de más de 3000.

El “Bogotazo” marcó la historia de Colombia y desencadenó otro episodio doloroso para este país que es conocido como el período de la “La Violencia”.

El 10 de abril de 1948, en Armero, un día después del llamado “Bogotazo” murió el padre Pedro María. Al regresar a su casa después de visitar a los enfermos notó que el pueblo seguía enardecido, por la noticia que llegó de la capital.

Siendo las cinco de la tarde unos manifestantes anti-religiosos entraron a la iglesia en busca de supuestas armas profanando el templo. La mayoría de los atacantes estaban borrachos y envalentonados, lanzando imprecaciones, insultos y blasfemias, y al no encontrar lo que buscaban se retiraron ofuscados.

Antes de que fuera arrestado por la turba, este se encontraba en oración frente al Santísimo Sacramento, preocupado por lo que pudieran hacerle al Templo; escuchando con viva voz: “¡Metan al cura a la cárcel! ¡Abajo los curas!”

Ese día después de planear la salida de las religiosas que lo acompañaban en su apostolado y de repartir las hostias consagradas escribió:

“De mi parte deseo morir por Cristo y su fe. Al Excelentísimo Señor Obispo mi inmensa gratitud, porque sin merecerlo me hizo Ministro del Altísimo, Sacerdote de Dios y cura párroco hoy del pueblo de Armero, por quien quiero derramar mi sangre. Especiales menciones para mi orientador el santo padre Dávila. A mis familiares, que voy a la cabeza para que sigan el ejemplo de morir por Cristo, con especial cariño los miraré desde el cielo. Profundamente agradecido con las Madres Eucarísticas, desde el cielo velaré por ellas, sobre todo por la Madre Miguelina. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Armero, 10 de abril de 1948. Pedro María Ramírez Ramos, Pbro.”

 En horas de la tarde al ver que llegaba la hora de su muerte se quitó la estola y el roquete para entregarse a quienes lo perseguían. Al llegar a la Plaza Principal la multitud se lanzó sobre él con palos y golpes; hasta que finalmente alguien le dio muerte con un machete. Sus últimas palabras fueron: “¡Padre, perdónalos! ¡Todo por Cristo!”

Su cuerpo quedó expuesto toda la noche sin que nadie pudiera hacer nada. En la actualidad sus restos reposan en el Cementerio de La Plata, Huila.

9:22 a.m. ,

Cuando aún persisten los ecos de la muerte de Charlie Gard -el niño que hizo rezar al mundo entero-, en Brasil, más específicamente en Rio de Janeiro, otro bebé sacudió los corazones de miles de personas.

La encargada de confirmar el triste desenlace fue la Secretaría de Salud de Río de Janeiro (Brasil), que a través de un comunicado anunció el empeoramiento del cuadro clínico del bebé a raíz de una hemorragia digestiva, algo que derivó en su fallecimiento este domingo 30 de julio.

Arthur había nacido exactamente un mes antes, a la fuerza y de la manera menos pensada tras sometido a una cesárea de emergencia. Sucedió luego de que su madre, una joven brasileña llamada Claudineia dos Santos Melo, quedara atrapada en medio de una balacera entre traficantes de droga y la policía en Río de Janeiro.

La bala que impactó a la mujer embarazada atravesó su cadera, le perforó el útero y alcanzó a Arthur, el bebé que conmovió a Brasil y cuya historia fue reproducida por diversos medios del mundo, entre ellos BBC Mundo.

Por aquel entonces Arthur había logrado de sobrevivir y los médicos lo catalogaron como algo “milagroso” debido a la compleja situación.  Sin embargo, si bien persistía la esperanza, su estado de gravedad no disminuía.

Si bien se trata de un caso completamente distinto al de Charlie, lejos de debates éticos y grandes campañas, lo acontecido con Arthur es un fiel reflejo y símbolo de la violencia desatada en Río de Janeiro. Es más, hasta se podría afirmar que Arthur “se ha convertido en un hijo de esa violencia que vive Brasil”.

En ese sentido, en las últimas horas el presidente Michel Temer ordenó el envío de unos 10.000 efectivos (entre ellos militares y otros agentes de la policía Nacional) a esa ciudad brasileña para controlar el estado de caos desatado por una “guerra” entre narcotraficantes, crimen organizado y fuerzas de seguridad, confirmándose de esa manera la “militarización” de la “Cidade Maravilhosa”.

Mientras tanto ahí está la madre de Arthur y su familia, viendo horas de intenso dolor en silencio. Al mismo tiempo surgen preguntas que no tienen respuesta.  ¿Por qué pasan estas cosas?, ¿por qué tanto dolor?, ¿por qué a estos inocentes? Con mucha prudencia y serenidad el propio papa Francisco se expresó al respecto en alguna oportunidad.

 “No hay explicaciones: es un misterio…pienso a la Virgen cuando le han dado el cuerpo inerte de su hijo, lastimado, ensangrentado…La Virgen lo ha acariciado. Tampoco la virgen lo entendía”, expresó hace unos años con motivo de una jornada de reflexión sobre el sufrimiento de los niños.

Sin dudas es algo que nos provoca interpelación, pero al mismo tiempo humildad y pequeñez por no ser capaces de entenderlo a hora. Solo resta confiar en Dios, que sabe más.  Por lo pronto, unamos en oración también por Arthur y los suyos.

Pero también por Brasil y Río de Janeiro para que el Cristo Redentor -que mira desde lo alto de un morro- abrace a los corazones más endurecidos a raíz de tanta violencia.


Martes 01 de Agosto de 2017
San Alfonso María de Ligorio,
obispo y doctor de la Iglesia
(MO). Blanco.

Alfonso nació en Nápoles (Italia), en 1696. Siendo un abogado famoso, a los 19 años abandonó esta profesión para dedicarse al servicio de los pobres de los barrios periféricos. A los 30 años fue ordenado sacerdote y a los 36 fundó la Congregación del Santísimo Redentor, conocida actualmente como los Redentoristas. Fue nombrado obispo a los 60 años y en su ancianidad fue recibido por sus hijos espirituales en una casa cerca de Nápoles, donde murió el 1º de agosto de 1787, a los 91 años. Autor de obras de profundo contenido espiritual y teológico, fue canonizado en 1832 y declarado doctor de la Iglesia en 1871.

Antífona de entrada         Cf. Eclo 15, 5
El Señor lo colmó del espíritu de sabiduría y de inteligencia, y lo revistió de su gloria, para que anunciara su palabra en medio de la Iglesia.

Oración colecta    
Dios nuestro, que suscitas continuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de santidad, concédenos imitar de tal modo el celo por las almas que animó al obispo san Alfonso María, que podamos alcanzar con él la recompensa del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo...

Oración sobre las ofrendas       
Señor, enciende en nuestros corazones el fuego del Espíritu, que concediste a san Alfonso María para celebrar estos misterios y presentarse ante ti como ofrenda santa. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona de comunión      Cf. Lc 12, 42
Este es el administrador fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su casa para distribuir la ración de trigo en el momento oportuno.

Oración después de la comunión
Señor Dios, que constituiste a san Alfonso María predicador y fiel ministro de tan santo misterio, concédenos que tus fieles participemos frecuentemente de este sacramento, y, al recibirlo, te alabemos eternamente. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Lectura        Éx 33, 7-11; 34, 5b-9. 28
Lectura del libro del Éxodo.
Moisés tomó la Carpa, la instaló fuera del campamento, a una cierta distancia, y la llamó Carpa del Encuentro. Así, todo el que tenía que consultar al Señor debía dirigirse a la Carpa del Encuentro, que estaba fuera del campamento. Siempre que Moisés se dirigía hacia la Carpa, todo el pueblo se levantaba, se apostaba a la entrada de su propia carpa y seguía con la mirada a Moisés hasta que él entraba en ella. Cuando Moisés entraba, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la Carpa del Encuentro, mientras el Señor conversaba con Moisés. Al ver la columna de nube, todo el pueblo se levantaba, y luego cada uno se postraba a la entrada de su propia carpa. El Señor conversaba con Moisés cara a cara, como lo hace un hombre con su amigo. Después Moisés regresaba al campamento, pero Josué -hijo de Nun, su joven ayudante- no se apartaba del interior de la Carpa. Moisés invocó el Nombre del Señor. El Señor pasó delante de él y exclamó: “El Señor es un Dios compasivo y bondadoso, lento para enojarse, y pródigo en amor y fidelidad. Él mantiene su amor a lo largo de mil generaciones y perdona la culpa, la rebeldía y el pecado; sin embargo, no los deja impunes, sino que castiga la culpa de los padres en los hijos y en los nietos, hasta la tercera y cuarta generación”. Moisés cayó de rodillas y se postró, diciendo: “Si realmente me has brindado tu amistad, dígnate, Señor, ir en medio de nosotros. Es verdad que este es un pueblo obstinado, pero perdona nuestra culpa y nuestro pecado, y conviértenos en tu herencia”. Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días y cuarenta noches, sin comer ni beber. Y escribió sobre las tablas las palabras de la Alianza, es decir, los diez Mandamientos.
Palabra de Dios.

Comentario
“La palabra a menudo traducida por ‘compasivo’ deriva de la palabra hebrea que denota ‘seno’. Así, Madre Yahveh muestra por Israel la compasión que una madre ciertamente muestra por el hijo de sus entrañas”.

Sal 102, 6-13
R. ¡El Señor es bondadoso y compasivo!

El Señor hace obras de justicia y otorga el derecho a los oprimidos; él mostró sus caminos a Moisés y sus proezas al pueblo de Israel. R.

El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; no acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente. R.

No nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas. Cuanto se alza el cielo sobre la tierra, así de inmenso es su amor por los que lo temen. R.

Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados. Como un padre es cariñoso con sus hijos, así es cariñoso el Señor con sus fieles. R.

Aleluya   
Aleluya. La semilla es la Palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre. Aleluya.

Evangelio     Mt 13, 36-43
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Explícanos la parábola de la cizaña en el campo”. Él les respondió: “El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los cosechadores son los ángeles. Así como se arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y éstos quitarán de su Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre. ¡El que tenga oídos, que oiga!”.
Palabra del Señor.

Comentario
Esta parábola nos habla de la paciencia y la misericordia de Dios. Él no arranca la cizaña apenas aparece, porque da tiempo al pecador para la conversión. Sólo al final, en el momento del juicio, quedará sellada la verdadera condición de cada cual.

Oración Introductoria
Dios mío, Señor de Misericordia, vengo a ponerme en tu presencia para pedirte que pongas tus palabras y tu mensaje en mi corazón para que sepa darte el fruto que Tú buscas en mí. Aumenta mi fe para verte en mi vida y en los demás; aumenta mi esperanza para vivir con alegría deseando estar contigo en la eternidad; y aumenta mi amor para nunca abandonarte ni dejarte solo porque Tú nunca me abandonas ni te apartas de mí.

Petición
Corazón de Jesús traspasado de amor por mí, inflama mi corazón de amor por ti. Dame tu gracia para darte mi vida; dame tus dones para darte mis acciones y darte gloria por siempre.

Meditación 

San Agustín, comentando esta parábola, observa que "primero muchos son cizaña y luego se convierten en grano bueno". Y agrega: "si éstos, cuando son malos, no fueran tolerados con paciencia, no lograrían el laudable cambio". Éste era el objetivo que Jesús se planteaba con su predicación. 

Jesús quiere que seamos la buena semilla que pertenece al Reino de Dios. Cuánto duele al Señor saber que muchos eligen el camino del mal y se apartan de Él; a nosotros también nos apena ver que efectivamente muchos se deciden por ser cizaña que ha sembrado el demonio. Satanás está en lucha contra Dios y contra los hombres, que busca constantemente que las almas se alejen de su Creador.

Pero Dios, el creador y dueño de campo que es el mundo, seguirá cuidando con mucha misericordia de su campo y trabajará no por arrancar la cizaña, sino para convertirla en bellas espigas que serán recogidas en la buena cosecha. Aunque en el mundo físico esto no es posible, sin embargo Dios puede hacer esto, pero necesita también de nuestra labor, de nuestras oraciones y nuestros sacrificios para ayudar a convertir a los pecadores.

Para nosotros esto es posible mientras hay vida, y una vez llegado el momento de rendir cuentas, Dios que nos persiguió con su amor infinito, nos evaluará con su infinita justicia. Pidamos a los ángeles, cosechadores del Señor, que ayuden a los seres humanos a obrar el bien y pertenecer al Reino de Dios. Hay que tener fe, porque en nuestra vida muchas veces luchamos por lo que no vemos, pero al final veremos por lo que luchamos: por Dios y su Reino.

El Señor nos dice que el que persevere hasta el fin, ése se salvará (Mt 10, 22). Este es el llamado a la perseverancia en el bien, en ser semilla buena que da fruto abundante en el campo del mundo creado por Dios. Pero la soberbia es la que puede descomponer la buena semilla que Dios ha sembrado, porque es asemejarse al maligno que se ha rebelado contra Dios, o como decía San Agustín, es hacerse perverso e imitador de los errores del diablo.

La cizaña será quemada en el día de la ciega. Este día final se le suele pintar con tintes tremendistas y catastróficos, infundiendo miedos y terrores. Para quien se ha esforzado en seguir la voluntad de Dios, aun a pesar de nuestras muchas deficiencias, debilidades y errores, no puede menos que esperar la misericordia y consideración por parte de Dios. No nos preparamos para un día de temor, sino para un día de esperanza y retribución. Si pensamos más frecuente en este día de la cosecha, sabremos vivir rectamente, incluso en las derrotas si van acompañadas de una sincera lucha y un sincero arrepentimiento. Así brillaremos también en este mundo con el fulgor de los hijos de Dios.

Propósito
Hoy rezaré mucho por la salvación de las almas del purgatorio, para que Dios, en su infinita bondad, mitigue los ardores de la purificación de estas almas que esperan con ansias el momento glorioso de su encuentro eterno con Dios.

Diálogo con Cristo
Señor, tuyo es el mundo porque Tú lo has creado, tuyo es el Reino porque tú lo has instaurado, tuyas son las almas porque Tú las has amado y salvado. Haz, Señor misericordioso, que no nos cerremos a tus palabras y a tu gracia. Transforma los corazones que se han alejado de ti para que no caigan en manos del enemigo que busca perderlos. También concede a mi alma ser la tierra fértil donde caiga la semilla de tu Palabra para que pueda dar fruto, para ayudar a otros y para hacer crecer tu Reino de paz, de vida y de gracia en mí y en el mundo entero.

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Fundador de los Misioneros Redentoristas 

Martirologio Romano: Memoria de san Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia, que insigne por el celo de las almas, por sus escritos, por su palabra y ejemplo, trabajó infatigablemente predicando y escribiendo libros, en especial sobre teología moral, en la que es considerado maestro, para fomentar la vida cristiana en el pueblo. Entre grandes dificultades fundó la Congregación del Santísimo Redentor, para evangelizar a la gente iletrada. Elegido obispo de santa Águeda de los Godos, se entregó de modo excepcional a esta misión, que dejaría quince años después, aquejado de graves enfermedades, y pasó el resto de su vida en Nocera de’Pagani, en la Campania, aceptando grandes trabajos y dificultades . 

Alfonso María de Ligorio (Marianella, Reino de Nápoles, 27 de septiembre de 1696 - Pagani, Reino de Nápoles, 1 de agosto de 1787). Religioso italiano, obispo de la Iglesia católica y fundador de la orden de los Redentoristas. Canonizado en 1839 y proclamado «Doctor de la Iglesia» en 1871, es el patrono de los abogados católicos, de los moralistas y de los confesores. Escribió más de 111 obras, entre las cuales cabe destacar el Tratado de Teología moral, escrito entre 1753 y 1755 y Las Glorias de María, escrito en 1750.

Sus primeros años
Bautizado con los nombres de Alfonso María Antonio Juan Francisco Cosme Damián Miguel Ángel Gaspar de Ligorio, fue hijo de José de Ligorio y Catalina Ana de Ligorio. Fue el primero de siete hermanos en el marco de una familia de la nobleza napolitana. De niño le visitó San Francisco de Jerónimo quien en una bendición anunció: «Este chiquitín vivirá 90 años, será obispo y hará mucho bien».

Ingresó en la Hermandad de la Nobleza aún joven y comenzó su formación intelectual aprendiendo los idiomas español, francés, griego y latín. También inició estudios de geografía, literatura, matemáticas, gramática, música, arquitectura, pintura y arte animado por su padre, quien deseaba que fuera un exitoso político. Siendo un adolescente de 12 años, en 1708, dados sus grandes conocimientos, se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Nápoles, y esta Facultad lo aceptó el 19 de marzo de ese año en el Colegio de Doctores.1 Como un caso excepcional, a los 16 años obtuvo con notas sobresalientes el grado de doctor en derecho civil y en derecho canónico.

El sacerdocio
Como abogado tuvo varios éxitos ya que inspiraba confianza en sus defendidos, persuadía mediante su elocuencia y un marcado desinterés por el dinero. Sin embargo, decidió apartarse de la profesión cuando defendió al Doctor Orsini contra el duque de Toscana. Cuando pensaba haber obtenido el triunfo de su cliente, le hicieron firmar una declaración amañada en la cual establecía que se había equivocado. Alfonso se retiró a su casa y se encerró en su cuarto durante tres días sin comer: solo se dedicó a rezar y a llorar.

Seguidamente hizo un retiro en el Convento de los Lazaristas y se confirmó en la cuaresma de 1722, lo cual reavivó su fervor religioso. El 28 de agosto de 1723, estaba visitando a los enfermos del Hospital de Incurables, cuando experimentó un llamado interior a renunciar a posesiones materiales y seguir a Jesucristo, reiterándose esta situación lo que le hizo dejar el Hospital y renunciar a su espada de caballero ante una imagen de María en la «iglesia de Santa María de la Redención de los Cautivos». Así decidió hacerse sacerdote ingresando como novicio en el Oratorio. Su padre, molesto ante el fracaso de los planes de matrimonio que concibió para su hijo, y por el rechazo de su hijo hacia la abogacía, ofreció una enérgica oposición de dos meses a la decisión de Alfonso. Finalmente, el padre le dio permiso de hacerse sacerdote, bajo la condición de que viviese en su casa, lo cual Alfonso aceptó, siguiendo el consejo de su director espiritual que era oratoriano. El 23 de octubre recibió el hábito clerical, y continuó con sus estudios sacerdotales en su casa.

Recibió las órdenes menores en diciembre de 1724, y el subdiaconado en septiembre de 1725. Fue ordenado diácono el 6 de abril de 1726, y poco después pronunció su primer sermón. El 21 de diciembre de 1726, a la edad de treinta años, fue ordenado sacerdote. Rápidamente obtuvo fama en Nápoles como predicador popular. Por un total de seis años se consagró a la evangelización de Nápoles y de su región.

Alfonso vivió los primeros años de su sacerdocio con la gente «sin techo» y la juventud marginada de Nápoles. Fue entonces cuando fundó las llamadas «Capillas del atardecer», organizadas por los propios jóvenes. Se trataba de lugares de oración, de comunidad, de escucha de las Sagradas Escrituras, de actividades sociales y de formación. Al momento de la muerte de Alfonso, el número de capillas activas alcanzó las 72, con más de 10.000 miembros.2

En 1729, Alfonso emprendió un circuito misionero más amplio. En el interior del entonces Reino de Nápoles, encontró gente mucho más pobre y abandonada que los niños y jóvenes que había visto hasta entonces en las calles de Nápoles.2 Su forma de predicar sencilla y directa («para que el campesino humilde pueda comprender el mensaje») tuvo fuerte influencia moral y espiritual en su audiencia.

La «Congregación del Santísimo Redentor»

El 9 de noviembre de 1732, Alfonso fundó la «Congregación del Santísimo Redentor», orden conocida hoy como Redentoristas.1 La congregación, que por 17 años se llamó «Congregación del Santísimo Salvador», comenzó a funcionar en un pequeño hospicio perteneciente a las monjas de Scala. Aunque Alfonso era el fundador y de hecho la cabeza del Instituto, en un principio la dirección general fue asumida por el Obispo de Castellamare. Recién a la muerte de éste último, el 20 de abril de 1743, Alfonso fue elegido formalmente Superior-General.

Fue el Papa Benedicto XIV quien aprobó la Regla y el Instituto para hombres en 1749. Durante todos esos años, Alfonso le imprimió a su trabajo un carácter eminentemente misionero. Se dedicaba gran parte de cada año a atravesar el Reino de Nápoles llevando misiones, incluso a los pueblos más pequeños.

Su consagración episcopal
Alfonso María de Ligorio fue nombrado obispo de la pequeña diócesis de Agatha dei Goti en 1762 por el Papa. Este nombramiento le aterró, queriendo renunciar de inmediato a tal honor. Sin embargo, el Papa no le aceptó la renuncia. Allí ejerció su ministerio episcopal entre 1762 y 1775. Fue un innovador en sus esfuerzos por reformar la administración de la diócesis y elevar la calidad y el entrenamiento del clero.

El período que permaneció en Agatha dei Goti fue aquél en el cual se produjo su transformación somática tan conocida iconográficamente, resultado de una artrosis cervical progresiva. En 1775, como consecuencia de la salud cada vez más débil de Alfonso, el papa Pío VI hizo lugar a sus insistentes ruegos y le permitió volver a la casa redentorista de Pagani, donde le aguardaban sus años más amargos.

Sus últimos años
En efecto, sus últimos doce años serían todavía más difíciles y dolorosos, por los agudos sufrimientos físicos, los tormentos espirituales, los esfuerzos agotadores por ganar reconocimiento para la congregación y la existencia de amargas contiendas dentro de la misma.

Junto con la necesidad de la aprobación vaticana de su regla, se requería también la obtención de la aprobación del monarca reinante en Nápoles, en ese tiempo bajo el control de España. Alfonso sintió que su proyecto estaba atrapado en medio de las tensiones entre la Iglesia y el Estado. Prácticamente ciego e incapacitado para dirigir personalmente a su grupo, fue expulsado de la orden que él mismo había fundado como consecuencia de no haber leído un documento de vital importancia antes de firmarlo. Ni siquiera su virtual ceguera y su salud declinante fueron aceptadas como atenuantes. Así, él atravesó circunstancias eclesiásticas sumamente amargas en razón de esa situación canónica irregular de los redentoristas del reino de Nápoles, y se vio alejado de su propia congregación por decisión equivocada del papa Pío VI en 1780.1 Sin embargo, Alfonso no levantó jamás su voz contra la autoridad de Roma, y supo morir a la hora del Angelus del 1 de agosto de 1787.1

Poco después de su muerte, cesaron las divisiones en su congregación y se reconocieron los errores cometidos contra él. Los redentoristas obtuvieron el reconocimiento pleno y se expandieron primero por Europa y América del Norte, hasta totalizar hoy su presencia en 78 países del mundo.3

Canonización y Patronazgos
Alfonso María de Ligorio adquirió fama de santidad ya en vida y pocos meses después de su muerte se inició el proceso de valoración de su persona por parte de la Iglesia.1 El 20 de febrero de 1807 la Iglesia Católica declaró la heroicidad de las virtudes de Alfonso María de Ligorio. Fue beatificado el 15 de septiembre de 1815 y canonizado por el papa Gregorio XVI el 26 de mayo de 1839 . En 1871, Pío IX lo declaró Doctor de la Iglesia. Es el único caso en que una persona recibió ese título a menos de un siglo de acaecida su muerte. En 1950, Pío XII lo proclamó patrono de los confesores, de los moralistas y de Pagani. La ciudad de Nápoles lo tomó como santo patrón, junto con San Gennaro y Tomás el Apóstol.

Maestro de la vida espiritual
Alfonso María de Ligorio es considerado uno de los grandes maestros de la vida espiritual de la Iglesia Católica, y uno de los santos que mayor influencia tuvo en la devoción a María, madre de Jesús.

Elaboró un sistema de teología moral que recibió el nombre de equiprobabilismo, sistema que evita los excesos del rigorismo en general, del jansenismo en particular, y del laxismo. Se opuso al legalismo estéril y al rigorismo estricto que, según él, cerraba los caminos del Evangelio. Sostenía que tal rigor no se había enseñado ni practicado en la Iglesia. Su sistema de teología moral se caracteriza por su prudencia, evitando el probabilismo y, en particular, el laxismo, como así también el rigor jansenista extremo.

En su Teología Moral, Ligorio enseñó que todos están llamados a la salvación, y que los medios se hallan disponibles para todas las personas. Según él, la salvación no es cuestión de "torturas" o de un cumplimiento legalista de la ley, sino de una vida de amor. El valor de la libertad humana y la importancia de una conciencia individual informada fueron otros temas sobre los que Ligorio puso el énfasis. Al mismo tiempo fue un pionero en resaltar la importancia de tomar en cuenta las circunstancias concretas de una situación al evaluar la conducta moral. Las contribuciones de Ligorio en esta área generaron tanto controversias como admiración.

Junto con Francisco de Sales (1567-1622), Alfonso María de Ligorio puede considerarse uno de los grandes promulgadores de un nuevo tipo de devoción en Europa. En efecto, el siglo XVIII en el cual vivió se caracterizó por ser un período de transición en la historia de la práctica devocional. Tanto Francisco de Sales como Alfonso Ligorio hicieron hincapié en aspectos personales y afectivos en su forma de manifestar su piedad, subrayando el matiz individual en su relación con Dios.

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OFICIO DE LECTURA - VIERNES DE LA SEMANA XVII - TIEMPO ORDINARIO

Del Común de pastores para un santo obispo y del Común de doctores de la Iglesia. 
Salterio I. 1 de agosto


SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO, obispo y doctor de la Iglesia. (MEMORIA)

Nació en Nápoles el año 1696; obtuvo el doctorado en ambos derechos, recibió la ordenación sacerdotal e instituyó la Congregación llamada del Santísimo Redentor. Para fomentar la vida cristiana en el pueblo, se dedicó a la predicación y a la publicación de diversas obras, sobre todo de teología moral, materia en la que es considerado un auténtico maestro. Fue elegido obispo de Sant' Agata de' Goti, pero algunos años después renunció a dicho cargo y murió entre los suyos, en Pagami, cerca de Nápoles, el año 1787.  

SEGUNDA LECTURA


De las obras de San Alfonso María de Ligorio, obispo.
(Tratado sobre la práctica del amor a Jesucristo, edición latina, Roma 1909, pp. 9-14)

EL AMOR A CRISTO

Toda la santidad y la perfección del alma consiste en el amor a Jesucristo, nuestro Dios, nuestro sumo bien y nuestro redentor. La caridad es la que da unidad y consistencia a todas las virtudes que hacen al hombre perfecto.

¿Por ventura Dios no merece todo nuestro amor? Él nos ha amado desde toda la eternidad. «Considera, oh hombre -así nos habla-, que yo he sido el primero en amarte. Aún no habías nacido, ni siquiera existía el mundo, y yo ya te amaba. Desde que existo, yo te amo.»

Dios, sabiendo que al hombre se lo gana con beneficios, quiso llenarlo de dones para que se sintiera obligado a amarlo: «Quiero atraer a los hombres a mi amor con los mismos lazos con que habitualmente se dejan seducir: con los vínculos del amor.» Y éste es el motivo de todos los dones que concedió al hombre. Además de haber dado un alma dotada, a imagen suya, de memoria, entendimiento y voluntad, y un cuerpo con sus sentidos, no contento con esto, creó, en beneficio suyo, el cielo y la tierra y tanta abundancia de cosas, y todo ello por amor al hombre, para que todas aquellas creaturas estuvieran al servicio del hombre, y así el hombre lo amara a él en atención a tantos beneficios.

Y no sólo quiso darnos aquellas creaturas, con toda su hermosura, sino que además, con el objeto de conquistarse nuestro amor, llegó al extremo de darse a sí mismo por entero a nosotros. El Padre eterno llegó a darnos a su Hijo único. Viendo que todos nosotros estábamos muertos por el pecado y privados de su gracia, ¿que es lo que hizo? Llevado por su amor inmenso, mejor aún, excesivo, como dice el Apóstol, nos envió a su Hijo amado para satisfacer por nuestros pecados y para restituirnos a la vida, que habíamos perdido por el pecado.

Dándonos al Hijo, al que no perdonó, para perdonarnos a nosotros, nos dio con él todo bien: la gracia, la caridad y el paraíso, ya que todas estas cosas son ciertamente menos que el Hijo: El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por todos nosotros, ¿cómo no nos dará con él todo lo demás?

RESPONSORIO    Sal 144, 19-20; 1Jn 3, 9

R. El Señor satisface los deseos de sus fieles, escucha sus gritos, y los salva. * El Señor guarda a los que lo aman.
V. Quien ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él.
R. El Señor guarda a los que lo aman.

ORACIÓN.

OREMOS,
Dios nuestro, que propones constantemente a tu Iglesia nuevos modelos de vida cristiana, apropiados a todas las circunstancias en que puedan vivir tus hijos, concédenos imitar el celo apostólico que desplegó el santo obispo Alfonso María de Ligorio por la salvación de sus hermanos, para que, como él, lleguemos también a recibir el premio reservado a tus servidores fieles. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén

CONCLUSIÓN

V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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8:52 a.m. ,

En Salmos 90 (91) encontramos una bestia inusual que no se menciona normalmente en las Escrituras: “Sobre el león y el basilisco pisarás; hollarás al cachorro del león y al dragón”. (Salmos 91,13 RVA). ¿Qué es un “basilisco”?

San Isidoro de Sevilla escribió sobre este extraño animal, concediéndole de hecho una entrada en su libro. Según escribió: “El basilisco es nombre griego, que se interpreta en latín como regulus, porque es el rey de las serpientes, hasta el punto de que todos escapan de su presencia porque los mata con su aliento; e incluso al hombre le causa la muerte si le pone la vista encima. Es más, ningún ave resulta ilesa si pasa volando delante de él, sino que, por muy lejos que esté, cae abrasada por su boca y es devorada. Sin embargo, resulta vencido por la comadreja, que los hombres introducen en las cuevas donde se oculta: huye en su presencia, pero la comadreja lo persigue y lo mata. Nada creó el Padre de las cosas que no tuviera remedio”.

El autor romano Plinio el Viejo (siglo I) también confirma sus atributos: “Todo el que mire a los ojos de una serpiente basilisco (basilisci serpentis) muere de inmediato. [No tiene] más de 12 dedos de longitud. Tiene un punto blanco en la cabeza, recordando algún tipo de diadema. Cuando sisea, huyen todas las serpientes: su cuerpo no avanza como las otras, con una sucesión de dobleces, sino que se desplaza erguida y erecta por la mitad. Su tacto e incluso su aliento abrasan la hierba, matan los arbustos y rompen las rocas”.

San Alberto Magno también se refiere al basilisco en sus escritos, señalando la habilidad de la criatura para matar con una simple mirada.

Algunos historiadores creen que el animal al que estos y otros autores antiguos se refieren es en realidad la cobra real, que puede morir en un enfrentamiento con una mangosta y puede escupir a los ojos de una persona desde una gran distancia.

Naturalmente, fue empleada como representación del diablo, ya que visualmente es similar a una serpiente y a un dragón. San Agustín explica también que “el basilisco es el rey de las serpientes como el diablo es el rey de los demonios”.

El basilisco era una manera apropiada de simbolizar el gran mal de Satán y resultó ser una poderosa imagen utilizada a lo largo de la Edad Media en el arte cristiano.

8:52 a.m. ,

Tengo algunas verdades muy claras en mi vida. Algunas que son principios inamovibles, firmes, sobre los que me levanto cada día. Son verdades que constituyen un baluarte sobre el que construyo. Me sostienen. Son experiencias centrales en mi camino que tengo que renovar cada día para no olvidarlas. Para no sentir que han cambiado y que son diferentes ahora.

Son experiencias claves de las que vivo. Momentos que me hicieron mejor persona. Me llenan de esperanza. Hacen más amplio mi horizonte.

El otro día en la película Íñigo de Loyola escuchaba lo que Jesús le dice a Íñigo en su camino de conversión, cuando estaba perdido y atormentado por sus escrúpulos: “¿Crees que tu pecado puede hacerme daño? Yo lo permito, pero no me hace daño”.

Esa propia experiencia en mi vida me da luz. Jesús me quiere en mi fragilidad. No lo dudo. Me ama en mi caída. A veces necesito recordarlo para no sentirme indigno y rechazado. El pecado me ensucia y me aleja de Dios. Me siento indigno. Saber que no es así me salva. Quiero volver a tocar con el corazón dolorido esta verdad tan honda de su amor.

No es juicio aprendido de los libros. Es una experiencia que he sufrido en el camino, cuando me he sentido lejos de Dios y he vuelto.

Como esa otra vivencia que me dice que no tengo que pedir lo que no me conviene y que lo único que vale la pena es pedir la santa indiferencia.

En la misma película de Íñigo de Loyola un hombre le decía a Íñigo: “Yo le pido a Dios prosperidad y una larga vida”. E Íñigo le respondía: “¿Eso te hace feliz? Pide mejor indiferencia para que sea lo que sea lo que vivas, lo puedas vivir con paz”.

Es otra experiencia que sostiene mis pasos. Quiero pedir siempre esa santa indiferencia que me permita vivir con paz los años que Dios me regala, la cruz que Dios permita en mi vida. Muchos años o pocos. Muchos éxitos o muchos fracasos.

Sé que es verdad lo que escuchaba hace tiempo: “Siempre hay alguien que sufre más que tú. Y sólo hay dos opciones, o pudrirte por dentro o bailar al ritmo de la vida”. Quiero aprender a bailar con paz al ritmo de mi vida.

Sé que a veces me olvido y le pido a Dios lo que no me conviene, o le pido una prosperidad que no logro, o le suplico una salud que no retengo, o un éxito que se me escapa esquivo. Le pido ser amado por todos y siempre, por algunos algunas veces. Y si no sucede sufro.

Por eso pido hoy la santa indiferencia para enfrentar la vida. Otros sufren más que yo, eso seguro. Y el sentido de mi vida es permanecer atado a Dios pase lo que pase. Es este un pilar que me sostiene, otra verdad grabada en el alma con el paso de los años. Es un método para enfrentar el futuro que no conozco. Una forma de conformarme con lo que tengo y vivir alegre en medio de las tribulaciones. Un acto por el que quiero vivir inscrito en el corazón de Jesús para siempre.

Allí donde descanso y Él descansa. En su herida me sé amado. Es una gracia que pido para que me llegue cada mañana. Porque mi alma se resiste a ser indiferente ante las cosas que pasan. Amo más la bondad que la maldad, la paz que la guerra, el amor que el odio. Detesto la cruz y no la quiero. Me apego a todo lo que poseo. No vivo la santa indiferencia. No me da igual vivir en la abundancia que en la escasez. No me dan igual las cruces.

Por eso quiero vivir lo que leía: “El sentido de la vida es de carácter incondicional, pues incluye también hasta el sentido potencial de un sufrimiento ineludible”. El sentido de mi vida es vivir con un sentido también el sufrimiento. Aceptar todo lo que venga, todo lo que tengo por delante.

Un sentido que a veces desconozco. Un sentido que tal vez está inscrito para siempre en el corazón de Dios. Un sentido que se me hace misterioso. Pero lo abrazo.

No quiero una gloria efímera que pasa. No busco yo mismo marcar mi propio destino. Deseo estar abierto a lo nuevo. Dejándome tocar por la mano de Dios que me sostiene. Quiero saber lo que Dios desea de mí.

Decía Alberto Hurtado: “¿Qué sentido tiene la vida? ¿Para qué está el hombre en este mundo? El hombre está en el mundo, ¡Porque alguien lo amó!: Dios. El hombre está en el mundo para amar y para ser amado”.

Me gusta pensar que mi vida pasa por amar y ser amado. Dios me amó primero. Y me capacita para amar con su mismo amor. Muchas veces no es tan sencillo. A veces amo mal. A veces no soy amado. Y sufro. No me ama quien espero que me ame. No amo a quien espera que lo ame. Tan sencillo. Tan complejo.

Pero es verdad que es el sentido de mi vida. Amar de verdad. ¿Por qué fracasamos tanto en lo que tanto nos importa? Por egoísmo. Por orgullo. Porque somos cambiantes y nos olvidamos de nuestras promesas.

Soy capaz de amar si me dejo amar por Dios. Eso es lo que quiero. Sobre esta verdad también asiento mi camino. Es parte del tesoro que guardo en el alma. Porque he sido amado. Porque he amado y amo. Sé que es el único sentido de mi vida. Porque así vivió Jesús dejándose el corazón por los caminos. Así entregó sus días. Amando y siendo amado.

8:17 a.m. ,

Desde que me convertí en madre, parece que he perdido mi capacidad para recordar las cosas. Solía tener una memoria excelente; podía recordar los detalles de conversaciones y conferencias enteras con precisión, incluso hasta el punto de recordar dónde estaba sentado cada uno y qué ropa llevaba. Ahora, apenas recuerdo las preguntas de mis hijos durante el tiempo suficiente como para responderlas.

Más para leer: Cómo crear más silencio en tu ocupada vida cotidiana

De vez en cuando reflexiono sobre esto, durante unos 5 segundos cada vez —antes de distraerme porque alguien ha tirado un Lego al retrete, otra vez—, y he extraído una serie de teorías explicativas, que van desde la privación del sueño hasta que mi cerebro trata de protegerse de demasiada información que lo cortocircuite. Pero el hecho es que quizás haya una explicación científica a este síndrome de mamá Memento: demasiado ruido.

La revista Science of Us informa de que numerosos estudios que se propusieron examinar la neurociencia del sonido descubrieron por accidente que el silencio, no el sonido, es esencial para nuestra salud neurológica.

Un estudio en ratones dirigido por Imke Kirste, bióloga de la Duke University, descubrió que “aunque todos los sonidos tengan efectos neurológicos a corto plazo, ninguno tiene un impacto duradero”, escribe Gross. “Sin embargo, para su sorpresa, Kirste descubrió que dos horas de silencio al día provocaban el desarrollo celular en el hipocampo, la región cerebral relacionada con la formación de memoria con la participación de los sentidos”.

Son unas noticas estupendas para los pacientes con demencia y depresión, ambas enfermedades asociadas con un crecimiento celular reducido en el hipocampo. Es increíble que algo tan simple como dos horas de silencio al día pueda tener profundos beneficios curativos y reconstituyentes. También es fácil llegar a la conclusión de que, dados los 12 años de maternidad que llevo a mis espaldas, lo más seguro es que mi hipocampo ya haya abdicado.

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Por desgracia para mí, me quedan muchos años por delante antes de poder confiar en disfrutar de una exposición diaria a ese silencio dulce y bendito, así que este descubrimiento es un poco decepcionante para las mamás de niños pequeños… pero oye, por lo menos ahora sabemos que nuestra pérdida de memoria es legítima. Y la próxima vez que alguien quiera saber dónde están sus zapatos, podemos decir: “No podré recordar dónde están tus zapatos a no ser que estés en absoluto silencio durante dos horas”.

8:17 a.m. ,

Ancianos, niños y discapacitados podrán asistir a la catequesis del Pontífice desde el aula Pablo VI, protegidos del sol y del calor de Roma que a partir de esta semana marcará una temperatura de casi cuarenta grados, sin contar la humedad.

El papa Francisco se está acercando a las doscientas catequesis presididas desde el inicio de su pontificado; citas donde comparte con la gente de a pie y pregunta, reflexiona con ellos, instruye sobre el sentido de la vida cristiana, el amor, la fe y la esperanza.

La audiencia general del miércoles es la cita semanal del Papa con el “pueblo de Dios” y un dolor de cabeza para los hombres de la seguridad de Bergoglio que en medio a 15.000 almas sabe saltar todas las medidas del protocolo para mantener su integridad; bebe mate, abraza, toca y se deja tocar.

Se trata de un espacio para ejercer como pastor al pronunciar catequesis de carácter práctico y evangelizador. Como muestra, la misericordia y la esperanza cristiana han sido los ejes de las últimas series.

En julio, Francisco realiza una pausa debido al sopor del verano romano. Además, estos eventos constituyen un verdadero ejercicio físico y mental para un hombre de 80 años, pero pareciera que le revitalizan.

Luego en agosto, durante la primera semana retoma esta “sana” misión. Como una atención hacia  las personas enfermas, ancianas o en silla de ruedas, el Papa ha predispuesto, para el momento en que las temperaturas lleguen a los 39 grados, que las audiencias se realicen en el Aula Pablo VI dentro del Vaticano, auditorio con capacidad para 7 mil personas, en lugar de, como es tradición, en la plaza de San Pedro. Todo hasta que no merme el termómetro.

Desde el inicio, las audiencias generales de Francisco se distinguen por las preguntas que lanza a  los fieles para hacerles reflexionar: “Padre, pero yo tengo muchas dudas sobre la fe, ¿qué debo hacer?; ¿Cuál es el proyecto de Dios?; ¿Cuál es la medicina para cambiar el corazón de una persona que no es feliz?, entre otras cuestiones.

Para Bergoglio el contacto con la gente es “oxígeno”. “Con Benedicto XVI, las audiencias generales duraban cuarenta minutos y el giro por la plaza, diez. Francisco habla diez minutos y está girando una hora, escuchando lo que la gente le demanda”, explicaba en un seminario en Bilbao, España, el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura del Vaticano.

De hecho, el Papa “venido desde lejos” ha presidido desde el inicio de su pontificado alrededor de 194 audiencias generales. La primera audiencia la realizó el 27 de marzo de 2013. En lo que va del año 2017, cuenta ya con 24. En 2016 celebró el récord de 54 audiencias generales en un año debido a que sumó a la cita del miércoles, la audiencia jubilar de día sábado dedicada también a los peregrinos y fieles que visitaban Roma en ocasión del Año Santo de la Misericordia.

La audiencia como caricia del Papa a los más pequeños 

En una ocasión le preguntó al ex director de la Oficina de prensa del papa Francisco cuál era la foto que más recuerda de este pontificado. El padre Federico Lombardi aseguró que no tenía una imagen personal predilecta. No obstante, recuerda que mucha gente estaba estupefacta con la foto donde el Papa acaricia a un hombre deforme debido a una enfermedad durante una audiencia general del día miércoles.

“El Papa da a los enfermos la prioridad en las audiencias respecto a otras personas”, dice Lombardi. “Los prelados incluso vienen en segundo lugar. Los saluda después de bajar hasta las primeras filas y saluda uno a uno a las personas en silla de ruedas, camillas, y demás”.

Otro gesto enigmático que el papa Francisco realizó al inicio de su pontificado (28 de marzo, Pentecostés) fue rezar ante un joven que tenía problemas físicos y que los medios destacaron como un exorcismo en plena luz del día y en medio de la plaza de San Pedro. En cualquier caso, el Pontífice reza y bendice a las personas que se lo piden durante las audiencias generales.

La audiencia general es uno de los eventos públicos en el Vaticano que más personas reúne cada semana, se calcula un promedio de 15 mil a 20 mil personas. La Prefectura de la Casa Pontificia, que administra el calendario de las celebraciones presididas por el Pontífice, recuerda constantemente que los billetes de ingreso para las Audiencias y las Ceremonias son siempre gratuitos. El mismo papa Francisco con tono indignado en una ocasión denunció que delincuentes sin escrúpulos se aprovechan de la gente.

En fin, el papa Francisco se hace selfies con los jóvenes, toma mate (bebida típica argentina), recoge regalos y cartas, bendice rosarios, infantes, abraza y besa. Ahí toca con su mano la fe del pueblo, que como dice él: “cansa, el pueblo cansa, me lo decía un gran confesor en Buenos Aires”. Pero es cosa de Dios y por lo tanto forma parte de la misión pastoral acercarse al pueblo’ para servirlo.

La audiencia general del miércoles 16 de agosto 2017 no se realizará debido que el día anterior se celebra la fiesta de la Asunción de la Virgen María y es un periodo de descanso romano, conocido como “Ferragosto”. El Papa el día 15 de agosto reza el Ángelus desde la ventana del Palacio Apostólico.

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