febrero 2016
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08:52

Ciudad del Vaticano, 29 de febrero de 2016 (Vis).-Cientocincuenta miembros de la Compañía de Carabineros de Roma San Pedro que colabora con los organismos competentes de la Santa Sede para regular el desarrollo de los acontecimientos que a lo largo del año tienen lugar en la Plaza de San Pedro y sus alrededores han sido recibidos esta mañana por el Papa en la Sala Clementina. El Pontífice ha agradecido su labor al servicio de los peregrinos y turistas recordando que se trata de una actividad que requiere profesionalismo y sentido de responsabilidad en la misma medida que atención a las personas, muchas de la cuales son ancianas, así como paciencia y disponibilidad para con todos. ''No son cualidades fáciles- ha destacado- y por ello es importante contar con la ayuda de Dios''.

''El Año Santo de la Misericordia -ha continuado- abre a todos una posibilidad de renovación, partiendo de una purificación interior que se refleja en el comportamiento y también en el ejercicio de las actividades diarias. Esta dimensión espiritual del evento jubilar nos empuja a interrogarnos acerca de nuestro compromiso para responder a las exigencias de fidelidad al Evangelio al que el Señor nos llama a partir de nuestro estado de vida. El Jubileo se convierte así en una ocasión propicia de verificación personal y comunitaria: y el paradigma para ello son las obras de misericordia tanto corporales como espirituales. El Señor nos recuerda que todo lo que hacemos con uno solo de nuestros hermanos más pequeños a El se lo hacemos''.

''Esta enseñanza de Jesús os guíe también a vosotros, responsables de la defensa del orden público, y os ayude a ser, en todas las circunstancias, promotores de solidaridad, especialmente para los más pequeños e indefensos; a ser defensores del derecho a la vida a través del compromiso por la seguridad y la incolumidad de las personas. Tened siempre presente en el desarrollo de esta misión que toda persona es amada por Dios, es una criatura suya y merece acogida y respeto. ¡Que la gracia del Jubileo extraordinari de la Misericordia -dijo Francisco al final de su breve discurso- renueve el espíritu con que os dedicáis a vuestra profesión, llevándoos a vivirla todavía con más atención, dedicación y generosidad!''.

08:52

Ciudad del Vaticano, 29 de febrero de 2016 (Vis).-La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de marzo de 2016 es: ''Para que las familias en dificultad reciban el apoyo necesario y los niños puedan crecer en ambientes sanosy serenos''.

Su intención evangelizadora es: ''Para que los cristianos discriminados o perseguidos a causa de su fe, se mantengan firmes en las pruebas guardando la fidelidad al Evangelio, gracias a la oración incesante de toda la Iglesia''.

06:50

(RV).-  En sus tradicionales saludos después de la oración mariana, el Santo Padre Francisco hizo presente una vez más, el drama de los prófugos que huyen de las guerras, y pidió la cooperación de las naciones para acompañar a los países - entre ellos Grecia - que están brindando su generosa ayuda a estas personas. Asimismo expresó su esperanza por la noticia del cese de las hostilidades en Siria y pidió oración: 

"Queridos hermanos y hermanas, 

mi oración, y desde luego la de ustedes, tiene siempre presente el drama de los prófugos que huyen de las guerras y de otras situaciones inhumanas. En particular, Grecia y otros países que están primera línea les están dando una ayuda generosa, que requiere la cooperación de todas las naciones. Una respuesta coral puede ser eficaz y distribuir equitativamente los pesos. Por ello es necesario apuntar con decisión y sin reservas a las negociaciones. Al mismo tiempo, he recibido con esperanza la noticia acerca del cese de las hostilidades en Siria, y los invito a todos a rezar para que este resquicio pueda dar alivio a la población sufriente y abra el camino al diálogo y a la paz tan deseada". 

Por otra parte el Sucesor de Pedro manifestó su cercanía a las víctimas del ciclón que ha azotado las islas Fiyi: "También deseo asegurar mi cercanía al pueblo de las Islas Fiyi, duramente azotado por un ciclón devastador. Rezo por las víctimas y por quienes que están comprometidos con las operaciones de socorro".

Por último, el saludo del Papa a los peregrinos de Roma, Italia y de diversos países, como a los fieles de Gdansk, a los indígenas de Biafra, a los estudiantes de Zaragoza, Huelva, Córdoba y Zafra, a los jóvenes de Formentera y a los fieles de Jaén. También a los grupos de polacos residentes en Italia, a los fieles de Cascia, Desenzano del Garda, Vicenza, de Castiglione d'Adda y Rocca di Neto, y a los numerosos jóvenes de la Tendopoli de San Gabriel de la Dolorosa; a los chicos de los Oratorios de Rho, Cornaredo y Pero, y a los de Buccinasco, a la Escuela delle Suore Dimesse di Maria Immacolata de Padua, y al grupo presente en la plaza de san Pedro con motivo del “Día de las Enfermedades Raras", a cuyas asociaciones de ayuda mutua, el pontífice dirigió su especial oración y aliento.

"Les deseo a todos un buen domingo", concluyó, "no se olviden, por favor, de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista!"

(Traducción del italiano: Griselda Mutual, Radio Vaticano)

(from Vatican Radio)

06:20

Afianzados en la justicia y respeto de la dignidad del trabajo, al servicio del bien común, nunca la ganancia económica por encima del hombre

(RV).- El Papa Francisco recibió, el sábado de la segunda semana de Cuaresma, a más de siete mil representantes de la Confindustria, que es la confederación italiana que desde hace más de cien años reúne a más de 150 mil empresas.

El Obispo de Roma destacó, con su cordial bienvenida, el compromiso que se proponen cumplir los miembros de esta asociación, que por primera vez encuentra al Santo Padre, y subrayó el lema que han elegido para su encuentro jubilar: “Hacer juntos”.

Lema que conlleva “trabajar juntos”, involucrando a los sujetos a menudo olvidados o descuidados. Como las familias, los ancianos, los jóvenes, recordó el Papa, alentando a que el centro de cada empresa sea el hombre, sus sueños, sus necesidades, sus esperanzas y sus fatigas.

Con su Exhortación apostólica Evangelii gaudium, el Santo Padre hizo hincapié en que ante tantas barreras de injusticia, soledad y desconfianza el mundo del trabajo «está llamado a dar pasos valientes, para que ‘encontrarse y hacer juntos’ no sea solo un lema, sino un programa para el presente y el futuro».

El Santo Padre concluyó alentándolos a ser constructores del bien común y artífices de un nuevo “humanismo del trabajo”:

“Queridos amigos, ustedes tienen “una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos” (Carta encíclica Laudato si’, 129); por tanto, están llamados a ser constructores del bien común y artífices de un nuevo “humanismo del trabajo”. Están llamados a tutelar la profesionalidad y, al mismo tiempo, a prestar atención a las condiciones en las que el trabajo se realiza, para que no se verifiquen incidentes y situaciones de malestar. Que su camino a seguir sea siempre la justicia, que rechaza los atajos de las recomendaciones y de los favoritismos, y las desviaciones peligrosas de la deshonestidad y de los fáciles acuerdos. Que la ley suprema sea en todo la atención a la dignidad del otro, valor absoluto e indisponible. Que este horizonte de altruismo caracterice su compromiso que los llevará a rechazar categóricamente que la dignidad de la persona sea pisoteada en nombre de exigencias productivas, que enmascaran miopías individualistas, tristes egoísmos y sed de ganancia. En cambio, que la empresa que ustedes representan esté siempre abierta a aquel “significado más amplio de la vida”, que le permitirá “servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo” (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 203). Que el bien común sea, precisamente, la brújula que oriente la actividad productiva, para que crezca una economía de todos y para todos, que no sea “insensible a la mirada de los necesitados” (Si 4,1). Esto es verdaderamente posible, con la condición de que la simple proclamación de la libertad económica no prevalezca sobre la concreta libertad del hombre y sobre sus derechos, que el mercado no sea absoluto, sino que honre las exigencias de la justicia y, en último análisis, de la dignidad de la persona. Porque no hay libertad sin justicia y no hay justicia sin el respeto de la dignidad de cada uno.

Les agradezco su empeño y todo el bien que hacen y que podrán hacer. Que el Señor los bendiga. Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí”.

(CdM – RV)

Texto completo del discurso del Papa:

"Amables Señores y Señoras ¡buenos días!

Saludo a todos ustedes representantes del mundo empresarial que han venido tan numerosos y agradezco al presidente Señor Squinzi, así como al Señor Ghizzoni y a la Señora Marcegaglia, por las palabras que me han dirigido.

Con este encuentro, que constituye una novedad en la historia de su Asociación, se han propuesto confirmar un compromiso: el de contribuir con su trabajo a una sociedad más justa y cercana a las necesidades del hombre. Quieren reflexionar juntos sobre la ética del hacer empresa; juntos han decidido reforzar la atención a los valores que son la ‘columna vertebral’ de los proyectos de formación, de valorización del territorio y de promoción de las relaciones sociales y que permiten una alternativa concreta al modelo consumista del provecho a toda costa.

‘Hacer juntos’ es la expresión que han elegido como guía y orientación. Ella inspira a colaborar, a compartir, a preparar el camino a relaciones regidas por un sentido de responsabilidad común. Esto allana el camino a nuevas estrategias, a nuevos estilos, nuevas actitudes. ¡Cuán distinta sería nuestra vida si aprendiéramos de verdad, día tras día, a trabajar, a pensar, a construir juntos!

En el complejo mundo de la empresa, "trabajar juntos" significa invertir en proyectos que sepan involucrar sujetos que a menudo son olvidados o descuidados. Entre ellos, sobre todo, las familias, focos de humanidad, en las cuales la experiencia del trabajo, el sacrificio que lo alimenta y los frutos que derivan encuentran sentido y valor.  Y, junto con las familias, no podemos olvidar las categorías más débiles y marginadas, como los ancianos, que podrían todavía expresar recursos y energía para una colaboración activa pero a menudo son descartados como inútiles e improductivos. ¿Y qué decir  de todos aquellos trabajadores potenciales, especialmente de los jóvenes, prisioneros de la precariedad o de largos periodos de desempleo, no son interpelados por una solicitud de trabajo para darles, así como un salario justo, incluso aquella dignidad con la que a veces se sienten privados?

Todas estas fuerzas, juntas, pueden hacer la diferencia a una empresa que ponga en el centro a la persona, la calidad de sus relaciones, la verdad de su esfuerzo por construir un mundo más justo, un mundo de verdad de todos. “Hacer juntos”, significa, de hecho, establecer el trabajo no sobre el genio solidario de un individuo, sino sobre la colaboración de muchos. Significa en otros términos, “hacer redes” para valorar los dones de todos, sin dejar de lado el carácter único e irrepetible de cada uno. Que al centro de cada empresa sea, por lo tanto, el hombre: no aquel abstracto, ideal, teórico, pero aquel concreto, con sus sueños, sus necesidades, sus esperanzas y sus fatigas.

Esta atención a la persona concreta conlleva una serie de elecciones importantes: significa dar a cada uno lo suyo, quitando a madres y a padres de familia la angustia de no poder dar un futuro y ni siquiera un presente a los propios hijos; significa saber dirigir, pero también saber escuchar, compartiendo con humildad y confianza proyectos e ideas; significa hacer que el trabajo cree otro trabajo, la responsabilidad cree otra responsabilidad, la esperanza cree otra esperanza, sobre todo para las jóvenes generaciones, que de esto tienen necesidad hoy más que nunca.

En la Exhortación apostólica Evangelii gaudium volví a lanzar el desafío de apoyarnos unos a otros, de hacer de la experiencia compartida una ocasión para «mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos» (n. 87). Ante tantas barreras de injusticia, de soledad, de desconfianza y de sospecha que todavía en nuestros días vienen erigidas, el mundo del trabajo, del cual ustedes son actores de primer plano, está llamado a dar pasos valientes para que “encontrarse y hacer juntos” no sea solo un lema, sino un programa para el presente y el futuro.

Queridos amigos, ustedes tienen “una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos” (Carta encíclica Laudato si’, 129); por tanto, están llamados a ser constructores del bien común y artífices de un nuevo “humanismo del trabajo”. Están llamados a tutelar la profesionalidad y, al mismo tiempo, a prestar atención a las condiciones en las que el trabajo se realiza, para que no se verifiquen incidentes y situaciones de malestar. Que su camino a seguir sea siempre la justicia, que rechaza los atajos de las recomendaciones y de los favoritismos, y las desviaciones peligrosas de la deshonestidad y de los fáciles acuerdos. Que la ley suprema sea en todo una atención a la dignidad del otro, valor absoluto e indisponible. Que este horizonte de altruismo caracterice su compromiso que los llevará a rechazar categóricamente que la dignidad de la persona sea pisoteada en nombre de exigencias productivas, que enmascaran miopías individualistas, tristes egoísmos y sed de ganancia. En cambio, que la empresa que ustedes representan esté siempre abierta a aquel “significado más amplio de la vida”, que le permitirá “servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo” (Exhortación apostólica Evangelii gaudium, 203). Que el bien común sea, precisamente, la brújula que oriente la actividad productiva, para que crezca una economía de todos y para todos, que no sea “insensible a la mirada de los necesitados” (Si 4,1). Esto es verdaderamente posible, con la condición de que la simple proclamación de la libertad económica no prevalezca sobre la concreta libertad del hombre y sobre sus derechos, que el mercado no sea absoluto, sino que honre las exigencias de la justicia y, en último análisis, de la dignidad de la persona. Porque no hay libertad sin justicia y no hay justicia sin el respeto de la dignidad de cada uno.

Les agradezco su empeño y todo el bien que hacen y que podrán hacer. Que el Señor los bendiga. Y les pido, por favor, que no se olviden de rezar por mí.

Y ahora quisiera pedir al Señor que los bendiga, a todos ustedes, a sus familias, a sud empresas".

(from Vatican Radio)

05:20

(RV).-  El Santo Padre recibió la mañana del sábado 27 de febrero en el Vaticano, al Señor Presidente de la República Argentina, Ingeniero Mauricio Macri acompañado por la consorte y séquito.

Después de la cordial bienvenida, tuvo lugar el coloquio privado, una conversación de aproximadamente unos veinticinco minutos de duración, seguida por la presentación de las delegaciones y el intercambio de los dones.

La delegación argentina estuvo compuesta por los gobernadores de las provincias de Salta, Mendoza y Tierra del Fuego, además del Jefe de Gabinete, el Canciller de la Nación, el Secretario de Culto, el Secretario de Asuntos Estratégicos, el encargado de protocolo y el neo Embajador ante la Santa sede, Sr. Rogelio Pfirter.

El Ing. Macri donó al Papa Francisco un poncho, una colección de música de diferentes regiones argentinas y una de Cruz de Matará, símbolo de la evangelización en América.  

Por su parte el Santo Padre regaló al Presidente de la Argentina la Encíclica Laudato Sii sobre el Cuidado de la Creación, la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, y un medallón en bronce que representa una roca partida por la mitad, de cuya rotura florece un ramo de olivo que une las dos partes. Alrededor del medallón las palabras: “Busca lo que une. Supera lo que divide”.

Posteriormente el Presidente de la República Argentina mantuvo el encuentro con el Secretario de Estado Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin.

(GM – RV)

(from Vatican Radio)

09:49

La caridad es el «corazón palpitante» de la vida de la Iglesia y la «brújula» que orienta nuestra vida: lo recordó el Papa Francisco en el discurso que dirigió, el viernes 26 de febrero por la mañana, a los participantes en el congreso internacional promovido por Cor Unum sobre la encíclica «Deus caritas est» de Benedicto xvi, en el décimo aniversario de su publicación.

«La historia de la Iglesia es, entre otras cosas, una historia de caridad» destacó el Pontífice, explicando que se trata de «una historia del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo». Precisamente «esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros». De ahí que el acto de caridad no pueda considerarse «sólo una limosna para limpiar la propia conciencia»; por el contrario este debe incluir «una atención de amor puesta en el otro, al que considera como uno consigo y desea compartir la amistad con Dios».

Destacando la estrecha relación entre caridad y misericordia, el Papa observó que «Dios no tiene simplemente el deseo o la capacidad de amar; Dios es caridad: la caridad es su esencia, su naturaleza». Él «no puede estar solo, no puede cerrarse en sí mismo, porque es comunión, es caridad, y la caridad por naturaleza se comunica, se difunde». Así, «Dios asocia al hombre a su vida de amor y, aunque el hombre se aleje de él, él no permanece distante sino que le sale al encuentro». En esto está su misericordia: «su modo de expresarse con nosotros, que somos pecadores, es su rostro que nos mira y vela por nosotros». Caridad y misericordia, por lo tanto, «están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre».

Cualquier forma de amor, de solidaridad, de compartir es sólo «un reflejo de la caridad que es Dios» y a la cual «debemos ver como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad: en ella encontramos la dirección, de ella aprendemos cómo mirar a los hermanos y al mundo». Una caridad que, para el Papa Francisco, debería reflejarse cada vez más en la vida de la Iglesia. «Cuánto desearía —expresó— que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad revelara que Dios ama al hombre». La misión de los organismos caritativos eclesiales, de hecho, «es importante, porque acercan a muchas personas pobres a una vida más digna, más humana, y esto es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios». De ahí el agradecimiento del Pontífice a «a todos aquellos que trabajan diariamente en esta misión». Con la seguridad de que la Deus caritas est «conserva intacta la frescura de su mensaje, con el que indica la perspectiva siempre actual para el camino de la Iglesia».

08:04

Ciudad del Vaticano, 26 de febrero de 2016 (Vis).-''La encíclica Deus caritas est conserva intacta la frescura de su mensaje, con el que indica la perspectiva siempre actual para el camino de la Iglesia. Y todos seremos cristianos más auténticos cuanto más vivamos con este espíritu'', ha dicho esta mañana el Papa Francisco recibiendo en la Sala Clementina a los participantes en el congreso internacional ''La caridad no pasará jamás Perspectivas a los 10 años de la encíclica Deus caritas est'', organizado por el Consejo pontificio Cor Unum que ha analizado en las dos últimas jornadas la repercusión y el horizonte pastoral y teológico abierto por la primera encíclica del papa Benedicto XVI.

Una encíclica, señaló Francisco que ''trata un tema que permite recorrer toda la historia de la Iglesia que, entre otras cosas, es una historia de caridad. Es la historia del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo: esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros...Para cada uno de los fieles, como para la comunidad cristiana en su conjunto, vale la palabra de Jesús, según la cual la caridad es el primer mandamiento y el más alto''.

El Año jubilar que estamos viviendo, continuó el Santo Padre, nos brinda también ''la ocasión de volver a este corazón palpitante de nuestra vida y de nuestro testimonio, al centro del anuncio de fe: Dios es amor. Dios no tiene simplemente el deseo o la capacidad de amar; Dios es caridad: la caridad es su esencia, su naturaleza. Él es único, pero no es solitario... no puede cerrarse en sí mismo, porque es comunión, es caridad, y la caridad por naturaleza se comunica, se difunde. Así, Dios asocia al hombre a su vida de amor y, aunque el hombre se aleje de él, él no permanece distante sino que le sale al encuentro. Este salir al encuentro del hombre, que culmina en la encarnación del Hijo, es su misericordia...El programa de Jesús —está escrito en la encíclica— es ''un “corazón que ve''. Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia. Caridad y misericordia están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre''.

El primer aspecto que la encíclica nos recuerda es ''precisamente el rostro de Dios: quién es el Dios que podemos encontrar en Cristo, cuán fiel e insuperable es su amor... Cualquier forma nuestra de amor, de solidaridad, de compartir es sólo un reflejo de la caridad que es Dios. Él derrama incansablemente su caridad sobre nosotros y nosotros estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo. Por eso, debemos ver la caridad divina como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad: en ella encontramos la dirección, de ella aprendemos cómo mirar a los hermanos y al mundo''.

Francisco se refirió también al segundo e importante aspecto de ''Deus caritas est'' : esa caridad quiere verse reflejada cada vez más en la vida de la Iglesia. ''Cuánto desearía -excalmó- que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad revelara que Dios ama al hombre. La misión que desempeñan nuestros organismos de caridad es importante, porque acercan a muchas personas pobres a una vida más digna, más humana, y esto es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios''.

''Quisiera dar las gracias a todos aquellos que trabajan diariamente en esta misión, que interpela a todo cristiano -finalizó- En este Año jubilar he querido resaltar que todos podemos vivir la gracia del Jubileo, precisamente poniendo in práctica las obras de misericordia corporales y espirituales: vivir las obras de misericordia significa conjugar el verbo amar como lo hizo Jesús. Y así, todos juntos, contribuimos concretamente a la gran misión de la Iglesia de comunicar el amor de Dios, que desea extenderse''.

09:34

¿Estamos abiertos a los demás y somos capaces de misericordia? o ¿vivimos encerrados en nosotros mismos, esclavos de nuestro egoísmo? La parábola evangélica de Lázaro y del hombre rico, presentada por la liturgia, condujo al Papa Francisco —en la misa celebrada el jueves 25 de febrero de 25 en Santa Marta— a una reflexión sobre la calidad de la vida cristiana. Recordando la antífona de entrada tomada del salmo 139 (23-24), el Papa subrayó la importancia de pedir al Señor «la gracia de saber» si seguimos «un camino de mentiras» o el «de la vida».

Nos encontramos, explicó Francisco, en la línea de la reflexión desarrollada en los días anteriores cuando se hablaba de la «religión del hacer» y de la del decir», y que es suscitada por los dos personajes evangélicos: el hombre rico, descrito como uno «que vestía de púrpura y lino finísimo» y que «todos los días se entregaba a lujosos banquetes». Una caracterización un poco forzada que quiere mostrarnos a una persona que «tenía todo, todas las posibilidades». Frente a él se encuentra «un hombre pobre llamado Lázaro» que «estaba en su puerta, cubierto de llagas, deseando alimentarse con lo que caía de la mesa del rico; pero eran los perros los que venían y le lamían las llagas».

El Papa analizó la descripción de los personajes y evidenció como el rico —«se ve en el diálogo final con el padre Abraham»— era «un hombre de fe», que «había estudiado la ley, conocía los mandamientos» y que «seguramente todos los sábados iba a la sinagoga y una vez al año al templo»; en pocas palabras: «un hombre que tenía una cierta religiosidad». Al mismo tiempo, del relato evangélico emerge como él también era «un hombre cerrado, cerrado en su pequeño mundo, el mundo de los banquetes, la ropa, la vanidad y los amigos». Encerrado en su «burbuja de vanidad», este «no tenía capacidad de mirar más allá» y no se «daba cuenta de lo que sucedía fuera de su cerrado mundo». Por ejemplo, «no pensaba en las necesidades de muchas personas o en la necesidad de compañía de los enfermos», sino que por el contrario pensaba en sí mismo, «en sus riquezas, su buena vida: se dedicaba a la buena vida». Era —concluyó su análisis el Pontífice— un hombre «religioso, aparente». De hecho, un perfecto ejemplo «de la religión del decir».

El rico epulón «no conocía ninguna periferia, estaba todo encerrado en sí mismo». Y sin embargo, «precisamente la periferia» estaba «cerca de la puerta de su casa», pero él «no la conocía». Esta, explicó Francisco, «es el camino de la mentira» del cual en la antífona se pide al Señor que nos libre.

Ante esta descripción, el Pontífice ha profundizado en el análisis interior del hombre rico, una persona que «sólo confiaba en sí mismo, en sus cosas» y «no confiaba en Dios», absolutamente lejos del «dichoso hombre que confía en el Señor», que se le contrapone en el salmo responsorial tomado del salmo 1. «Qué herencia —se preguntó entonces el Papa— dejó este hombre?». Seguramente, dijo de nuevo citando el salmo responsorial, «no es como un árbol plantado junto a corrientes de agua», sino «como paja que se lleva el viento».

Este hombre tenía una familia, hermanos. En el relato evangélico se lee que le pide al padre Abraham que envíe a alguien para advertirles: «Deteneos, ¡este no es el camino!». Y cuando murió, explicó Francisco, «no dejó herencia, no dejó vida, ya que sólo estaba cerrado en sí mismo».

Una esterilidad de vida recalcada, señaló el Papa, por un detalle: el Evangelio hablando de este hombre «no dice cómo se llamaba, sólo dice que era un hombre rico». Un detalle significativo, porque «cuando tu nombre es solamente un adjetivo, es porque has perdido: has perdido la sustancia, has perdido fuerza». De ahí que de algunos se diga: «este es rico, este es poderoso, este puede hacerlo todo, esta es un sacerdote de carrera, un obispo carrera ....». A menudo sucede, explicó el Papa, que tendemos a «nombrar a las personas con adjetivos, no con nombres, porque no tienen sustancia». Esta era la realidad del rico del relato de hoy.

En este punto, Francisco se hizo una pregunta: «Dios que es Padre, ¿no tuvo misericordia de este hombre? ¿No llamó a su corazón para conmoverlo?». Y la respuesta fue inmediata: «Sí, estaba en la puerta, estaba en la puerta, en la persona de Lázaro». Lázaro, él sí que tenía un nombre. «Lázaro —añadió el Papa— con sus necesidades y sus miserias, sus enfermedades, era el Señor quien llamaba a la puerta, para que este hombre abriese su corazón y la misericordia pudiese entrar». Y sin embargo, el rico «no veía» «estaba cerrado» y «para él, más allá de la puerta, no había nada».

El pasaje del Evangelio, comentó el Pontífice, es útil para todos nosotros, a mitad de camino cuaresmal, para hacernos algunas preguntas: «Yo, ¿estoy en el camino de la vida o el camino de la mentira? ¿Cuántas cerrazones aún tengo en mi corazón? ¿Dónde está mi alegría: en el hacer o en el decir?», y también: ¿ mi alegría está «en salir de mí mismo para ir al encuentro de los demás, para ayudar?», o «¿mi alegría es tener todo resuelto, encerrado en mí mismo? ».

Y mientras pensamos en todo esto, concluyó Francisco, «pidamos al Señor» la gracia «de ver siempre a los Lázaros que están en nuestra puerta, los Lázaros que tocan al corazón», y aquella de «salir de nosotros mismos con generosidad, con actitud de misericordia, para que la misericordia de Dios pueda entrar en nuestro corazón».

04:54

(RV).- “La misericordia puede sanar las heridas y puede cambiar la historia. ¡Abre tu corazón a la misericordia! La misericordia divina es más fuerte del pecado de los hombres. ¡Es más fuerte, este es el ejemplo de Ajab!”, lo dijo el Papa Francisco en la Audiencia General del último miércoles de febrero, donde explicó la relación entre “misericordia y poder”.

Continuando su ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura, el Obispo de Roma recordó la historia del rey Ajab y el episodio de la viña de Nabot, descrito en el Primer Libro de los Reyes, capítulo 21. En este texto – dijo el Papa – se narra la historia de un rey poderoso y los planes para apropiarse de las tierras de Nabot. Recordando esta escena, el Pontífice señaló que: “Si se pierde la dimensión del servicio, el poder se transforma en arrogancia y se convierte en dominio y atropello. Es lo que sucede en el episodio de la viña de Nabot”.

“Es aquí donde llega el ejercicio de la autoridad sin respeto por la vida, sin justicia, sin misericordia, agregó el Sucesor de Pedro. Pero Dios, dijo, es más grande de la maldad y de los juegos sucios hechos por los seres humanos”. Por ello, “la misericordia puede sanar las heridas y puede cambiar la historia. La misericordia divina es más fuerte del pecado de los hombres. Nosotros conocemos su poder, cuando recordamos la venida del Inocente Hijo de Dios que se ha hecho hombre para destruir el mal con su perdón. Jesucristo es el verdadero rey, pero su poder es completamente diverso. Su trono es la cruz. Él no es un rey asesina, sino al contrario da la vida”.

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Proseguimos las catequesis sobre la misericordia en la Sagrada Escritura. En diversos pasajes se habla de los potentes, de los reyes, de los hombres que están “en lo alto”, y también de su arrogancia y de sus prepotencias. La riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles al bien común, si son puestos al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero, como muchas veces sucede, si son vividas como privilegio, con egoísmo y prepotencia, se transforman en instrumentos de corrupción y de muerte. Es cuanto sucede en el episodio de la viña de Nabot, descrito en el Primer Libro de los Reyes, capítulo 21, sobre el cual hoy nos detenemos.

En este texto se narra que el rey de Israel, Ajab, quiere comprar la viña de un hombre de nombre Nabot, porque esta viña confina con el palacio real. La propuesta parece legítima, incluso generosa, pero en Israel las propiedades agrícolas eran consideradas casi inalienables. De hecho, el Libro del Levítico prescribe: «La tierra no podrá venderse definitivamente, porque la tierra es mía, y ustedes son para mí como extranjeros y huéspedes» (Lev 25,23). La tierra es sagrada, porque es un don del Señor, que como tal va cuidada y conservada, en cuanto signo de la bendición divina que pasa de generación en generación y garantía de dignidad para todos. Se comprende entonces la respuesta negativa de Nabot al rey: «¡El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!» (1 Re 21,3).

El rey Ajab reacciona ante este rechazo con amargura e indignación. Se siente ofendido – él es el rey, el potente –, disminuido en su autoridad de soberano, y frustrado por la posibilidad de satisfacer su deseo de posesión. Viéndolo así abatido, su mujer Jezabel, una reina pagana que había difundido los cultos idolátricos y mandaba asesinar a los profetas del Señor (Cfr. 1 Re 18,4) – ¡no era fea, era malvada! –, decide intervenir. Las palabras con las cuales se dirige al rey son muy significativas. Escuchen la maldad que está detrás de esta mujer: «¿Así ejerces tú la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el israelita!» (v. 7). Ella pone énfasis en el prestigio y el poder del rey, que, según su modo de vivir, es puesto en discusión por el rechazo de Nabot. Un poder que ella en cambio considera absoluto, y por el cual todo deseo se convierte en orden. El gran San Ambrosio ha escrito en un pequeño libro sobre este episodio. Se llama “Nabot”. Nos hará bien leerlo en este tiempo de Cuaresma. Es muy bello, es muy concreto.

Jesús, recordando estas cosas, nos dice: «Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo» (Mt 20,25-27). Si se pierde la dimensión del servicio, el poder se transforma en arrogancia y se convierte en dominio y atropello. Es lo que sucede en el episodio de la viña de Nabot. Jezabel, la reina, de modo despreocupado, decide eliminar a Nabot y pone en obra su plan. Se sirve de las apariencias mentirosas de una legalidad perversa: envía, en nombre del rey, cartas a los ancianos y a los importantes de la ciudad ordenando que falsos testigos acusen públicamente a Nabot de haber maldecido a Dios y al rey, un crimen que se castiga con la muerte. Así, muerto Nabot, el rey puede apropiarse de su viña. Y esta no es una historia de otros tiempos, es también historia de hoy, de los poderosos que para tener más dinero explotan a los pobres, explotan a la gente. Es la historia de la trata de personas, del trabajo esclavo, de la pobre gente que trabaja clandestinamente y con el salario mínimo para enriquecer a los poderosos. Es la historia de los políticos corruptos que quieren más y más y más. Por esto decía que nos hará bien leer aquel libro de San Ambrosio sobre Nabot, porque es un libro de actualidad.

Es aquí donde llega el ejercicio de la autoridad sin respeto por la vida, sin justicia, sin misericordia. Y a esta cosa lleva la sed de poder: se hace codicia que quiere poseer todo. Un texto del profeta Isaías es particularmente iluminante al respecto. En ello, el Señor advierte contra la avidez de los ricos latifundistas que quieren poseer siempre más casas y terrenos. Y dice el profeta Isaías: «¡Ay de los que acumulan una casa tras otra y anexionan un campo a otro, hasta no dejar más espacio y habitar ustedes solos en medio del país!» (Is 5,8).

Y el profeta Isaías ¡no era comunista! Dios, pero, es más grande de la maldad y de los juegos sucios hechos por los seres humanos. En su misericordia envía al profeta Elías para ayudar a Ajab a convertirse. Ahora giremos la página, y ¿cómo sigue la historia? Dios ve este crimen y toca también el corazón de Ajab y el rey, puesto delante a su pecado, entiende, se humilla y pide perdón. ¡Qué bello sería si los poderosos explotadores de hoy hicieran lo mismo! El Señor acepta su arrepentimiento; sin embargo, un inocente ha sido asesinado, y la culpa cometida tendrá inevitables consecuencias. El mal realizado de hecho deja sus huellas dolorosas, y la historia de los hombres lleva sus heridas.

La misericordia muestra también en este caso la vía maestra que debe ser buscada. La misericordia puede sanar las heridas y puede cambiar la historia. ¡Abre tu corazón a la misericordia! La misericordia divina es más fuerte del pecado de los hombres. ¡Es más fuerte, este es el ejemplo de Ajab! Nosotros conocemos su poder, cuando recordamos la venida del Inocente Hijo de Dios que se ha hecho hombre para destruir el mal con su perdón. Jesucristo es el verdadero rey, pero su poder es completamente diverso. Su trono es la cruz. Él no es un rey asesina, sino al contrario da la vida. El dirigirse hacia todos, sobre todo a los más débiles, derrota la soledad y el destino de muerte al cual conduce el pecado. Jesucristo con su cercanía y ternura lleva a los pecadores en el espacio de la gracia y del perdón. Y esta es la misericordia de Dios.

(Traducción del italiano: Renato Martinez – Radio Vaticano)

(from Vatican Radio)

04:24

(RV).- Con la lectura de un pasaje bíblico tomado del Primer Libro de los Reyes, que relata la vicisitud entre Nabot y Ajab, rey de Samaría – quien quiere comprarle su viña para su provecho personal, a lo que le responde que no le dará la herencia de sus padres – el Papa Francisco reflexionó en su catequesis del último miércoles de febrero sobre el tema de la Misericordia y el poder.

Prosiguiendo con el ciclo de catequesis sobre la Misericordia en la Sagrada Escritura,  hablando en italiano el Obispo de Roma recordó que en diversos pasajes del Antiguo Testamento se habla de los poderosos, de los reyes, de los hombres que están encumbrados y de su arrogancia y atropellos.

Ante todo el Santo Padre destacó que la riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles para el bien común si se ponen al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como sucede con frecuencia, estas realidades se viven como un privilegio, con egoísmo y prepotencia, se transforman en instrumentos de corrupción y de muerte, tal como lo describe el señalado episodio de la viña de Nabot.

El Pontífice recordó asimismo que en el Evangelio de San Mateo leemos que Jesús dijo a los suyos: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo” (Mt 20, 25-27).

Por esta razón el Papa Bergoglio afirmó que si se pierde la dimensión del servicio, el poder se transforma en arrogancia y se convierte en dominio y vejación, que es producto de ejercer la autoridad sin respetar la vida, sin la justicia y sin la misericordia.

Sin embargo – añadió el Papa – Dios es más grande que la maldad y los juegos sucios de los seres humanos. De hecho, el Señor acepta el arrepentimiento a pesar de que el mal realizado deja sus huellas dolorosas y la historia de los hombres lleva sus heridas.

Pero la Misericordia – dijo Francisco al concluir – puede curar las heridas y cambiar la historia, porque es más fuerte que el pecado de los hombres, tal como nos lo demuestra la venida del Inocente Hijo de Dios que se hizo hombre para destruir el mal con su perdón.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

(from Vatican Radio)

09:26

Ciudad del Vaticano, 23 de febrero de 2016 (Vis).-''La caridad no acaba nunca. Perspectivas diez años después de la encíclica Deus caritas est'', es el título de la conferencia internacional que tendrá lugar del 25 al 26 de febrero en el Aula Nueva del Sínodo en el Vaticano. La conferencia, organizada por el Pontificio Consejo ''Cor Unum', forma parte del programa de acontecimientos del Jubileo de la Misericordia y se propone examinar y profundizar las perspectivas teológicas y pastorales de la encíclica del Papa Benedicto XVI en el mundo de hoy, en particular para los que trabajan en el servicio de caridad de la Iglesia. Participan en el evento,entre otros, los representantes de las conferencias episcopales y de los organismos de caridad católicos de todo el mundo.

La conferencia se inaugurará con el saludo de bienvenida de mons. Giampietro Dal Toso, Secretario de “Cor Unum”, después de lo cual tomará la palabra el cardenal Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, con una ponencia titulada: ''La encíclica Deus caritas est: una lectura teológica''. Intervendrán a continuación Michel Thio, Presidente de la Confederación Internacional de San Vicente de Paul, Marina Almeida Costa, Directora de Caritas Cabo Verde y Roy Moussalli, Director Ejecutivo de la Syrian Society for Social Development. Por la tarde hablarán del significado del amor en las tres religiones monoteístas el rabino David Shlomo Rosen, Director del Departamento de Asuntos Religiosos del American Jewish Committee de Jerusalén, el prof. Saeed Ahmed Khan, docente en la Wayne State University de Detroit (Estados Unidos) y el filósofo Fabrice Hadjadj, Director del Instituto Philanthropos de Friburgo (Suiza).

La segunda jornada se abrirá con la ponencia del cardenal Luis Antonio G. Tagle, arzobispo de Manila (Filipinas) y Presidente de Caritas Internationalis, titulada ''La importancia de la Deus caritas est para el servicio de la caridad de la Iglesia hoy'', a la que seguirán las intervenciones de Alejandro Marius, Presidente della Asociación Civil Trabajo y Persona (Venezuela), y de Eduardo M. Almeida, Representante en Paraguay de la Inter-American Development Bank. A mediodía, el Papa recibirá a los participantes de la conferencia en el Palacio Apostólico y la sesión vespertina se abrirá con la relación del Rev. Prof. Paolo Asolan, docente en la Pontificia Universidad Lateranense (Roma) y del Prof. Rainer Gehrig, docente en la Universidad Católica de Murcia (España).

Moderará las dos sesiones matutinas Martina Pastorelli, Presidente de Catholic Voices Italia y las vespertinas el prof. Luca Tuninetti, docente en la Pontificia Universidad Urbaniana (Roma).

Tanto el 25 como el 26 de febrero a las 18.00 en la iglesia de Santa Maria de la Piedad en el Camposanto de los Teutónicos habrá una celebración eucarística. La primera, presidida por el cardenal Paul Josef Cordes, Presidente emérito de “Cor Unum”; la segunda por el cardenal Robert Sarah, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.

La conferencia será transmitirá integralmente en streaming en la web del Pontificio Consejo “Cor Unum” www.corunumjubilaeum.va 

08:46

Ciudad del Vaticano, 22 de febrero de 2016 (Vis).-La Secretaría para la Comunicación ha emitido hoy el siguiente comunicado: ''Con motivo del próximo término del servicio en la Radio Vaticano del Director General, el Padre Federico Lombardi S.I., y del Director Administrativo Alberto Gasbarri, el Prefecto de la Secretaría para la Comunicación, Mons. Dario Edoardo Viganó, tras la indicación de la Secretaría de Estado, ha nombrado ''ad interim'', a partir del próximo 1 de marzo, como Representante Legal y Responsable de la Dirección Administrativa de Radio Vaticano a Giacomo Ghisani con el fin de ocuparse de la administración ordinaria de Radio Vaticano en el contexto de la reestructuración actual de los medios de comunicación vaticanos''.

Una nota explicativa recuerda que con el Motu Proprio ''El contexto comunicativo actual'', el 27 de junio de 2015, el Papa Francisco instituía la Secretaría para la Comunicación con el fin de que todos los organismos que hasta entonces se ocupaban de la comunicación se integrasen en un nuevo dicasterio de la curia romana. Los entes interesados eran el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales, la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Servicio de Internet del Vaticano, Radio Vaticano el Centro Televisivo Vaticano, L'Osservatore Romano, la Tipografía Vaticana, el Servicio Fotográfico y la Libreria Editrice Vaticana.

Al Consejo de Cardenales (el llamado C9), junto con el estudio de viabilidad fue presentado el 9 de junio de ese mismo año un calendario de trabajo que indicaba la gradualidad del proceso de unificación de los organismos a los que también se informaba de que, desde la fecha de publicación del Motu Proprio, continuarían sus actividades ateniéndose, sin embargo, a las indicaciones de la Secretaría para la Comunicación.

El proceso ha comenzado y a partir del 1 de enero de 2016 el Pontificio Consejo para las Comunicaciones Sociales y la Oficina de Prensa de la Santa Sede se han unificado, tanto desde el punto de vista administrativo como de gestión. Nada ha cambiado en cuanto a la competencia de la Secretaría de Estado en relación con la comunicación institucional.

Este año, de acuerdo con el cronograma presentado y aprobado, se prevé la compleja, pero ciertamente positiva, unificación de Radio Vaticano y del Centro Televisivo Vaticano, en parte ya puesta en marcha para algunos servicios (como el de ceremonias para la producción y distribución de sonido e imagen de las ceremonias papales y otros eventos importantes del Vaticano) y para el mejor empleo de los recursos humanos.

En este contexto se explica porqué, a finales de febrero, por razones de vencimiento de los respectivos mandatos quinquenales y de jubilación de dos figuras de alto nivel, el Director General, -el padre Federico Lombardi- y el Director administrativo, -Alberto Gasbarri- no se sustituyan con figuras directivas análogas, sino que se designe a un Representante Legal y Responsable de Oficina Administrativa, a saber Giacomo Ghisani, actualmente Director Adjunto de la Dirección General de la Secretaría para la Comunicación y excelente conocedor de la realidad de Radio Vaticano después de haber trabajado durante muchos años como Responsable de la Oficina Legal e Internacional.

El proceso de reestructuración se acompaña con el de formulación de nuevos estatutos, no sólo del Dicasterio, sino también del previsto Ente vinculado que asegurará la representación legal tanto en la sedes institucionales como en las europeas e internacionales. Además de los nuevos Estatutos se procederá a la reformulación de los organigramas de los organismos unificados.

''La tarea que nos espera -dice la nota- representa una gran oportunidad para valorizar, en ambos entes, las áreas de excelencia y el patrimonio del multilingüismo y el multiculturalismo''.

En esta fase, el Centro Televisivo Vaticano continuará refiriéndose a Stefano D'Agostini para la administración ordinaria. El personal de Radio Vaticano, además de a Giacomo Ghisani para los asuntos administrativos, hará referencia, en lo que respecta a la actividad editorial y a la situación de las redacciones en diversos idiomas (es decir, la actual Dirección de Programas) al padre Andrzej Majewski, mientras por lo que respecta a los aspectos tecnológicos, incluidas las compras y proyectos de desarrollo (es decir, la actividad y las competencias de la Dirección Técnica actual) a Sandro Piervenanzi.

''La Secretaría para la Comunicación -concluye la nota- seguirá con cuidado y atención todo el proceso, para solucionar las eventuales situaciones difíciles y asegurar su éxito''.

07:30

Homilía del Papa: fidelidad y misericordia son un binomio inseparable

(RV).- En la fiesta litúrgica de la Cátedra de San Pedro Apóstol, el Papa Francisco presidió, la mañana del lunes 22 de febrero, la concelebración de la Santa Misa en la Basílica de San Pedro para celebrar el Jubileo de la Misericordia como comunidad de servicio de la Curia Romana, del Gobernatorato y de las Instituciones relacionadas con la Santa Sede.

En su homilía el Papa Bergoglio destacó que tras atravesar la Puerta Santa y llegar hasta la tumba del Apóstol Pedro, para realizar la profesión de fe, la Palabra de Dios ilumina de modo especial todos los gestos, en el momento en a cada uno el Señor Jesús repite la pregunta que se lee en el Evangelio de Mateo: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?”.

“Una pregunta clara, ante la cual no es posible escapar o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ella no hay nada de inquisitorio, es más, ¡Está llena de amor! El amor de nuestro único Maestro, que hoy nos llama a renovare la fe en Él, reconociéndolo como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que lleva consigo la responsabilidad de confirmar a los hermanos” (Cfr. Lc 22, 32).

El Pontífice invitó a la asamblea a dejar que la gracia plasme nuevamente los corazones para creer, y abra las bocas para realizar la profesión de fe, y obtener así la salvación (Cfr. Rm 10,10), haciendo nuestras – dijo – las palabras de Pedro en su respuesta a aquella pregunta del Maestro: “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios vivo” (Mt 16,16).

“Que nuestro pensamiento y nuestra mirada estén fijos en Jesucristo, inicio y fin de toda acción de la Iglesia. Él es el fundamento y nadie puede poner uno diverso (1 Co 3, 11). Él es la roca sobre la que debemos construir. Lo recuerda con palabras expresivas San Agustín cuando escribe que la Iglesia, aun agitada y sacudida por las vicisitudes de la historia, ‘no se derrumba, porque está fundada en la piedra, de la que deriva el nombre de Pedro. No es la piedra la que toma su nombre de Pedro, sino que es Pedro quien lo toma de la piedra; así como el nombre de Cristo no deriva de cristiano, sino que el nombre cristiano deriva de Cristo. […] La piedra es Cristo, sobre cuyo fundamento también Pedro ha sido edificado’” (In Joh 124, 5: PL 35, 1972).

El Santo Padre afirmó asimismo en su homilía que de esta profesión de fe deriva para cada uno de nosotros el deber de corresponder a la llamada de Dios, a la vez que recordó que, ante todo a los pastores se les pide que tengan como modelo a Dios que cuida su rebaño, tal como lo describe el Profeta Ezequiel cuando afirma que Dios sale en busca de la oveja perdida, y cura a la herida o a la enferma. Un comportamiento – dijo el Papa – que es signo del amor que no conoce límites, porque su entrega es fiel, constante e incondicional, a fin de que su misericordia pueda alcanzar a los más débiles.

“Y sin embargo, no debemos olvidar que la profecía de Ezequiel parte de la constatación de las faltas de los pastores de Israel. Por tanto, nos hace bien también a nosotros, llamados a ser Pastores en la Iglesia, a dejar que el rostro de Dios, Buen Pastor, nos ilumine, nos purifique, nos transforme y nos devuelva plenamente renovados a nuestra misión. Que también en nuestros ue Que tQue ta ambientes de trabajo podamos sentir, cultivar y poner en práctica un fuerte sentido pastoral, ante todo hacia las personas que encontramos todos los días. Que nadie se sienta descuidado o maltratado, sino que cada uno pueda experimentar, ante todo aquí, el cuidado premuroso del Buen Pastor”.

Francisco reafirmó textualmente: “Estamos llamados a ser los colaboradores de Dios en una empresa tan fundamental y única como la de testimoniar con nuestra existencia la fuerza de la gracia que transforma y el poder del Espíritu que renueva”. Y añadió antes de concluir: “Dejemos que el Señor nos libere de toda tentación que aleja de lo esencial de nuestra misión y redescubramos la belleza de profesar la fe en el Señor Jesús”. Porque como dijo el Santo Padre “la fidelidad al ministerio bien se conjuga con la Misericordia de la que queremos hacer experiencia”.

“Por otra parte, en la Sagrada Escritura, fidelidad y misericordia son un binomio inseparable. Donde está una, allí se encuentra también la otra, y precisamente en su reciprocidad y complementariedad se puede ver la presencia misma del Buen Pastor. La fidelidad que se nos pide es la de actuar según el corazón de Cristo”.

Como hemos escuchado de las palabras del Apóstol Pedro – concluyó diciendo el Pontífice – debemos apacentar al rebaño con ánimo generoso a fin de llegar a ser modelo para todos. De modo que cuando aparezca el Pastor supremo, podamos recibir la corona de la gloria que no se marchita (1 P 5, 14).

(María Fernanda Bernasconi - RV).

(from Vatican Radio)

06:11

(RV).- Después del rezo a la Madre de Dios, del segundo Domingo de Cuaresma, el Papa Francisco reiteró su anhelo de que se impulse la abolición de la pena de muerte. En la víspera de un encuentro internacional sobre este tema, en la capital italiana, el Obispo de Roma dirigió un llamamiento a las conciencias de los gobernantes, en especial a los católicos, en el Jubileo Extraordinario de la Misericordia:

Mañana tendrá lugar en Roma un encuentro internacional sobre el tema: ‘Por un mundo sin la pena de muerte’ promovido por la Comunidad de San Egidio. Deseo que el simposio pueda dar un renovado impulso al compromiso en favor de la abolición de la pena capital. Es un signo de esperanza ver que se desarrolla y difunde cada vez más en la opinión pública  una posición contraria a la pena de muerte, también como instrumento de legítima defensa social. En efecto, las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente el crimen, sin quitarle definitivamente a aquel que lo ha cometido la posibilidad de redimirse. El problema se debe enfocar en la perspectiva de una justicia penal, que sea cada vez más conforme a la dignidad del hombre y al designio de Dios sobre el hombre y sobre la sociedad. El mandamiento ‘no matarás’ tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable.

El Jubileo extraordinario de la Misericordia es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto de la vida y de la dignidad de toda persona. También el criminal mantiene el inviolable derecho a la vida, don de Dios. Me apelo a la conciencia de los gobernantes, para que se alcance un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte. Y propongo a cuantos entre ellos son católicos que cumplan un gesto valiente y ejemplar: que no se ejecute ninguna condena a la pena de muerte en este Año Santo de la Misericordia.

Todos los cristianos y los hombres de buena voluntad están llamados hoy a obrar no solo en favor de la abolición de la pena de muerte, sino también con el fin de mejorar las condiciones de reclusión, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de la libertad»

(CdM – RV)

(from Vatican Radio)

06:11

(RV).- Encontrándose con miles de fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro este segundo domingo de Cuaresma para rezar el Ángelus, el Papa Francisco se refirió al Evangelio de la Transfiguración de Jesús. “El viaje apostólico que cumplí hace unos días a México fue una experiencia de transfiguración”, reflexionó el Pontífice. “El Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en aquella tierra”. “Un cuerpo herido tantas veces, un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad. En efecto, los diversos encuentros vividos en México han sido encuentros llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros y aclara el camino”,  puntualizó el Papa, quien agradeció al Señor y a la Virgen de Guadalupe “por el don de esta peregrinación”. Francisco también pidió dar gracias a la Santísima Trinidad por el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y de todas la Rusias. “También este evento es una una luz profética de Resurrección, de la que hoy en día el mundo tiene más que nunca necesidad”, concluyó.

(RC-RV)

 

Palabras del Papa antes del rezo del Ángelus

 

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

 

El segundo domingo de Cuaresma nos presenta El Evangelio de la Transfiguración de Jesús.

El viaje apostólico que cumplí hace unos días a México fue una experiencia de transfiguración.

¿Por que? Porque el Señor nos ha mostrado la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en aquella tierra. Un cuerpo tantas veces herido, un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad. En efecto, los diversos encuentros vividos en México han sido encuentros llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros y aclara el camino.

El “baricentro” espiritual de mi peregrinación ha sido el Santuario de la Virgen de Guadalupe. Permanecer en silencio ante la imagen de la Madre era aquello que me propuse ante todo.  Y agradezco a Dios que me lo haya concedido. He contemplado, y me he dejado mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos, y recoge los  dolores por las violencias, los secuestros, los asesinatos, los abusos en perjuicio de tanta gente pobre, de tantas mujeres. Guadalupe es el Santuario mariano más visitado del mundo. De toda América van a rezar allí donde la Virgen Morenita se mostró al indio san Juan Diego, dando comienzo a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del encuentro entre diversas culturas.

Y esta es precisamente la herencia que el Señor ha entregado a México: custodiar la riqueza de las diversidades y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fé común, una fe inquieta y robusta, acompañada por una gran carga de vitalidad y de humanidad. Como mis Predecesores, también yo he ido a confirmar la fe del pueblo mexicano, pero al mismo tiempo a ser confirmado; he recogido a manos llenas este don para que sea en beneficio de la Iglesia universal.

Un ejemplo luminoso de lo que estoy diciendo es dado por las familias: las familias mexicanas me han acogido con alegría como mensajero de Cristo, Pastor de la Iglesia; pero a su vez me han donado testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para la edificación de todas las familias cristianas del mundo. Y lo mismo se puede decir de los jóvenes, de los consagrados, de los sacerdotes, de los trabajadores, de los carcerados.

Por esto doy gracias al Señor y a la Virgen de Guadalupe por el don de esta peregrinación. Además, agradezco al Presidente de México y a las demás Autoridades civiles por la afectuosa acogida; agradezco vivamente a mis hermanos en el Episcopado, y a todas las personas que han colaborado en tantas maneras.

Elevemos una alabanza especial a la Santísima Trinidad por haber querido que, en esta ocasión, se realizase en Cuba el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y de todas la Rusias, el querido hermano Kiril; un encuentro tan deseado también por mis Predecesores. Este evento es  asimismo una luz profética de Resurrección, de la que hoy en día el mundo tiene más que nunca necesidad. Que la Santa Madre de Dios continúe a guiarnos en el camino de la unidad. Recemos a la Virgen de Kazan, de la que el Patriarca Kiril me ha regalado un ícono.

 

(Traducción del italiano, Raúl Cabrera- Radio Vaticano)

(from Vatican Radio)

05:26

(RV).- “En Jesús, Dios se ha comprometido completamente para restituir esperanza a los pobres, a cuantos estaban privados de dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los prisioneros, y a los pecadores que acogía con bondad. En todo esto, Jesús era expresión viviente de la misericordia del Padre”, lo dijo el Papa Francisco en su catequesis de la Audiencia Jubilar de la Misericordia.

En el marco del Año Santo, el Obispo de Roma recordó que “en este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a conocer siempre más al Señor Jesús, y a vivir de manera coherente la fe con estilo de vida que exprese la misericordia del Padre. Es un compromiso que estamos llamados a asumir para ofrecer a cuantos encontramos el signo concreto de la cercanía de Dios”.

Reflexionando sobre el tema del compromiso, el Pontífice explicó que comprometerse “quiere decir que asumo una responsabilidad, una tarea con alguno; y significa también el estilo, la actitud de fidelidad y entrega, de particular atención con el cual llevo adelante esta tarea”. Por ello, cada día nos piden poner empeño en las cosas que hacemos: en la oración, en el trabajo, en el estudio, pero también en el deporte, el las actividades libres. Comprometerse, agregó el Papa, “quiere decir poner nuestra buena voluntad y nuestras fuerzas para mejorar la vida”.

Antes de concluir su catequesis, el Papa Francisco recordó que “Dios, también se ha comprometido con nosotros. Su primer compromiso ha sido aquel de crear el mundo, y no obstante nuestros atentados para destruirlo, Él se compromete por mantenerlo vivo. Pero su compromiso más grande ha sido aquel de donarnos a Jesús. En Jesús, Dios se ha comprometido completamente para restituir esperanza a los pobres, a cuantos estaban privados de dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los prisioneros, y a los pecadores que acogía con bondad. En todo esto, Jesús era expresión viviente de la misericordia del Padre”.

Texto completo de la catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Jubileo de la Misericordia es una verdadera oportunidad para entrar en profundidad dentro del misterio de la bondad y el amor de Dios. En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a conocer siempre más al Señor Jesús, y a vivir de manera coherente la fe con un estilo de vida que exprese la misericordia del Padre. Es un compromiso que estamos llamados a asumir para ofrecer a cuantos encontramos el signo concreto de la cercanía de Dios. Es decir, mi vida, mi actitud, el modo de ir por la vida debe ser un signo concreto de que Dios está cerca de nosotros. Pequeños gestos de amor, de ternura, de cuidado, que hacen pensar que el Señor está con nosotros, está cerca de nosotros. Y así se abre la puerta de la misericordia.

Hoy quisiera detenerme brevemente a reflexionar con ustedes sobre el tema de esta palabra que he dicho: el tema del compromiso. ¿Qué cosa es un compromiso? Y ¿qué cosa significa comprometerse? Cuando me comprometo, quiere decir que asumo una responsabilidad, una tarea con alguno; y significa también el estilo, la actitud de fidelidad y entrega, de particular atención con el cual llevo adelante esta tarea. Cada día nos piden poner empeño en las cosas que hacemos: en la oración, en el trabajo, en el estudio, pero también en el deporte, el las actividades libres … Comprometerse, quiere decir poner nuestra buena voluntad y nuestras fuerzas para mejorar la vida.

Y también Dios se ha comprometido con nosotros. Su primer compromiso ha sido aquel de crear el mundo, y no obstante nuestros atentados para destruirlo – y son tantos –, Él se compromete por mantenerlo vivo. Pero su compromiso más grande ha sido aquel de donarnos a Jesús. ¡Este es el gran compromiso de Dios! Sí, Jesús es justamente el compromiso extremo que Dios ha asumido en favor nuestro. Lo recuerda también San Pablo cuando escribe que Dios «no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros» (Rom 8,32). Y, en virtud de esto, junto a Jesús el Padre nos donará cada cosa del cual tenemos necesidad.

Y ¿cómo se ha manifestado este compromiso de Dios por nosotros? Es muy fácil verificarlo en el Evangelio. En Jesús, Dios se ha comprometido completamente para restituir esperanza a los pobres, a cuantos estaban privados de dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los prisioneros, y a los pecadores que acogía con bondad. En todo esto, Jesús era expresión viviente de la misericordia del Padre. Y quisiera referirme a esto: Jesús acogía con bondad a los pecadores. Si nosotros pensamos en modo humano, el pecador sería un enemigo de Jesús, un enemigo de Dios, pero Él se acerca a ellos con bondad, los amaba y cambiaba a ellos el corazón. Todos nosotros somos pecadores: ¡todos! Todos tenesmo delante de Dios alguna culpa. Pero debemos tener confianza: Él se acerca para darnos conforto, la misericordia, el perdón. Es este el compromiso de Dios y para esto ha enviado a Jesús: para acercarnos a nosotros, a todos nosotros y abrir la puerta de su amor, de su corazón, de su misericordia. Y esto es muy bello. ¡Muy bello!

A partir del amor misericordioso con el que Jesús ha expresado el compromiso de Dios, también nosotros podemos y debemos corresponder a su amor con nuestro compromiso. Y esto sobre todo en las situaciones de mayor necesidad, donde hay más sed de esperanza. Pienso – por ejemplo – en nuestro compromiso con las personas abandonadas, con aquellos que cargan pesadas minusvalías, con los enfermos graves, con los moribundos, con los que no son capaces de manifestar reconocimiento…  En todas estas realidades nosotros llevamos la misericordia de Dios a través de un compromiso de vida, que es testimonio de nuestra fe en Cristo. Debemos siempre llevar aquella caricia de Dios – porque Dios nos ha acariciado con su misericordia – llevarla a los demás, a aquellos que tienen necesidad, a aquellos que tienen un sufrimiento en el corazón o están tristes: acercarnos con aquella caricia de Dios, que es la misma que Él ha dado a nosotros.

Que este Jubileo pueda ayudar a nuestra mente y a nuestro corazón a tocar con la mano el compromiso de Dios por cada uno de nosotros, y gracias a esto transformar nuestra vida en un compromiso de misericordia para todos.

(Traducción del italiano: Raúl Cabrera / Renato Martinez – Radio Vaticano)

(from Vatican Radio)

12:22

(RV).- Como ya es tradicional, el Papa Francisco ofreció una rueda de prensa a los periodistas que lo acompañaron en su 12° Viaje Apostólico a México en el vuelo de regreso de a Roma. Entre los temas tratados se habló de la devoción del pueblo mexicano a la Virgen de Guadalupe, los problemas sociales que afectan a este país, como el narcotráfico, la migración, la situación de las personas desaparecidas y la violencia; el encuentro con el querido hermano Kiril y los agradecimientos al organizador de los viajes pontificios desde los tiempos de Juan Pablo II, el Doctor Alberto Gasbarri, que con este Viaje concluye su servicio a la Sede Apostólica.

Phil Pulella de ‘Reuters’:

La pregunta es sobre los problemas de los migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos, que son tema también de campaña política y electoral, como algunas declaraciones del candidato republicano Donald Trump.

Papa Francisco:

Por suerte ha dicho que soy político, porque Aristóteles define a la persona humana como ‘animal politicus’. Yo por lo menos soy una persona humana ¿eh?... Y que soy una ‘ficha en un tablero’… quizá… no sé… lo  dejo al juicio de ustedes, de la gente… Y, además, una persona que piensa solo en construir muros, sea donde sea, en no construir puentes… no es cristiana. Éste no es el Evangelio. Sobre lo que se me pregunta, acerca de qué le aconsejaría yo si votar o no votar: no me meto. Solamente digo: este hombre no es cristiano, di dice eso. Hay que ver si él ha dicho esas cosas ¿no? Y por ello concedo el beneficio de la duda.

Luego el Papa respondió al periodista de France Presse, Jean-Louis de la Vaissière:

El encuentro con el Patriarca ruso Kirill y la firma de una Declaración conjunta ha sido saludado por el mundo entero como un paso histórico. Pero ahora, ya hoy en Ucrania los greco-católicos se sienten traicionados y hablan de un “documento político”, de apoyo a la política rusa. En el campo, la guerra de las palabras se ha encendido de nuevo. ¿Usted piensa que puede ir a Moscú? ¿Fue invitado por el Patriarca? ¿Piensa ir quizás a Creta para saludar al Concilio Pan-ortodoxo en primavera?

Papa Francisco:

Comienzo por el final. Estaré presente, espiritualmente y con un mensaje: me gustaría ir a saludarlos, son hermanos, pero debo respetarlos. Pero sé que ellos quieren invitar los observadores católicos y esto es un buen puente. Pero detrás de los observadores católicos estaré yo, rezando con los mejores deseos para que los ortodoxos sigan vayan adelante, adelante, porque son hermanos y sus obispos son obispos como nosotros. Y después…Kirill. Mi hermano. Nos besamos, abrazamos y luego tuvimos un coloquio de una hora. ¡Dos horas! Más de una hora… la vejez no viene sola ¿eh? Dos horas en las cuales hemos hablado como hermanos: sinceramente y nadie lo sabe de qué hemos hablado, solamente aquello que dijimos al final, públicamente, sobre qué sentimos al hablar.

Tercero: este artículo, aquellas declaraciones en Ucrania. Cuando dije esto,                                                                                                                                                                                                                                             estuve un poco preocupado, porque era más bien Svjatoslav Ševčuk que dijo que el pueblo ucranio o algunos ucranios o tantos ucranios se sienten profundamente desilusionados y traicionados. En primer lugar, yo conozco bien a Svjatoslav: en Buenos Aires, por cuatro años trabajamos juntos. Cuando él fue elegido – tenía 42 años ¿eh? Un buen hombre – fue elegido obispo mayor, volvió a Buenos Aires a buscar sus cosas. Vino a visitarme y me regaló un icono, pequeño así, de la Virgen de la Ternura y me dijo: “esta imagen me ha acompañado por toda la vida: quiero dejarla a ti, que me has acompañado en estos cuatro años”. Es una de las pocas cosas que me hice traer de Buenos Aires y la tengo en el escritorio. Es decir, es un hombre por el cual tengo respeto y familiaridad, nos damos del “tu” y así…

Segundo: por esto me pareció un poco extraño. Y me acordé de una cosa que dije aquí, a ustedes: para entender una noticia, una declaración, es necesario buscar la hermenéutica de todo. Pero, ¿cuándo dijiste esto? Fue dicho en una declaración del 14 de febrero pasado, el domingo, el domingo pasado. Una entrevista que hizo, un padre, tomada por el padre, no recuerdo… un sacerdote ucranio. En Ucrania, tomada y publicada. Aquella noticia, la entrevista es de una página, dos o un poco más, más o menos. Aquella noticia está en el tercer último párrafo, así pequeño. Leí la entrevista, y diré esto: Ševčuk es la parte dogmática, se declara hijo de la Iglesia, en comunión con el Obispo de Roma, con la Iglesia. Habla del Papa, de la cercanía al Papa y de él, de su fe, ¿no? Y de la fe también del pueblo ortodoxo allí: en la parte dogmática, ninguna dificultad, es ortodoxa en el buen sentido de la palabra, es decir Doctrina Católica, ¿no? Luego, como en toda entrevista – ésta, por ejemplo – cada uno tiene el derecho de decir sus cosas, y esto no lo hizo sobre el encuentro, porque del encuentro dice: “Es una cosa buena y tenemos que seguir adelante”.  En este segundo capítulo, las ideas personales que una persona tiene. Por ejemplo, esto que yo he dicho sobre los  obispos que trasladan a los sacerdotes pederastas, lo mejor que pueden hacer es dimitir, es una cosa… no es dogmática, pero es lo que yo pienso. Y así él tiene sus ideas personales que son para dialogar, y tiene derecho a tenerlas. Todo lo que dice él está en el documento: este es el problema. Sobre el hecho del encuentro… “pero, éste es el Señor, el Espíritu que va adelante, el abrazo… ”: Todo va bien. ¿El Documento? Es un documento discutible, y tiene un añadido más: que Ucrania está en un momento de guerra, de sufrimiento, con tantas interpretaciones. Yo he nombrado al pueblo ucraniano pidiendo oraciones y cercanía tantas veces, ya sea en los Ángelus o en las Audiencias del miércoles.  Pero el hecho histórico de una guerra vivida como… cada uno tiene su idea, cómo es esta guerra, quién la ha iniciado, cómo se hace, cómo no se hace… Es evidente que éste es un problema histórico, pero también un problema personal (vivencial, existencial)  de aquel país, y habla del sufrimiento. Y allí, yo inserto este parágrafo: se comprende que los fieles… porque Svjatoslav dice: “Tantos fieles me han llamado o escrito diciendo que están profundamente decepcionados o que se sienten traicionados por Roma”: se entiende que un pueblo en aquella situación sienta esto, ¿no? Pero, el Documento es opinable sobre esta cuestión de Ucrania, pero allí se dice que se detenga la guerra y que se vaya a acuerdos; también yo personalmente he dicho que los Acuerdos de Minsk vayan adelante, y que no se borre con el codo lo que se ha escrito con las manos, ¡eh!

La Iglesia de Roma, el Papa ha dicho siempre: “Busquen la paz”. He recibido a ambos presidentes. Paridad, ¿no? Y por esto, cuando usted dice que ha oído esto de su pueblo, yo lo entiendo: lo entiendo. Pero no es  “la” noticia. “La noticia” es todo. Si ustedes leen toda la entrevista, ven que hay cosas dogmáticas serias, que permanecen, hay un deseo de unidad, de ir adelante, ecuménico – él es un hombre ecuménico… Hay algunas opiniones… Él me ha escrito, cuando se supo del viaje, del encuentro, pero como un hermano, dando sus opiniones de hermano…

A mí no me desagrada el Documento, así; no me desagrada en el sentido de que debemos respetar las cosas, que cada uno tiene la libertad de pensar en aquella situación tan difícil. Y desde Roma… ahora el Nuncio está en la frontera donde se combate, ayudando a los soldados, a los heridos; la Iglesia de Roma ha enviado tanta ayuda, tanta ayuda allí; y siempre paz, acuerdos, que se respete el Acuerdo de Minsk… y así. Este es el conjunto. Pero no asustarse con aquella frase: ésta es una lección, que a una noticia se la debe interpretar con la hermenéutica del todo, no de la parte.

Carlo Marroni de ‘Il sole 24 ore’:

La pregunta es sobre la familia y la ley que se debate en el parlamento italiano sobre las uniones civiles, adopciones y derechos de los niños, con repercusiones también en la sociedad y entre los católicos.

Papa Francisco:

Ante todo, yo no sé cómo están las cosas en el Parlamento italiano… El Papa no se mete en la política italiana. En la primera reunión que mantuve con los obispos, en mayo de 2013, una de las tres cosas que dije: «Con el gobierno italiano, arréglenselas ustedes». Porque el Papa es para todos y no puede meterse en política concreta, interna de un país: éste no es el papel del Papa ¿no? Y lo que pienso yo es lo que piensa la Iglesia y ha dicho en tantas ocasiones… porque éste no es el primer país que vive esta experiencia: son tantos. Yo pienso lo que la Iglesia ha dicho siempre.

¿El Patriarca Kirill lo ha invitado a ir Moscú?

Papa Francisco:

El Patriarca Kirill… yo preferiría… porque si digo una cosa debo decir otra y otra y otra: preferiría que aquello de lo que hemos hablado nosotros, solos, sea sólo lo que hemos dicho en público. Este es un dato. Y si digo esto, debería decir más… ¡no! Lo que yo he dicho en público, lo que él ha dicho en público, esto es lo que se pude decir del coloquio privado. De lo contrario no sería privado. Pero puedo decirle: yo he salido feliz. Y también él.

La corresponsal de la cadena COPE, de España, Paloma García Ovejero preguntó al Santo Padre sobre la actual preocupación que hay en el mundo por el virus del Zika, sobre todo por el riesgo que corren las mujeres embarazadas. Algunas autoridades han propuesto el aborto. La periodista pregunta “En este caso, ¿la Iglesia puede tomar en consideración el concepto de “mal menor”?

Papa Francisco:

El aborto no es un “mal menor”. Es un crimen. Es eliminar a uno para salvar a otro. Es lo que hace la mafia, ¿eh? Es un crimen. Es un mal absoluto. Sobre “mal menor”: evitar el embarazo es–hablamos en los términos de conflicto entre el quinto y el sexto Mandamiento. Pablo VI, ¡el Grande!, en una situación difícil, en África, permitió a las religiosas usar los anticonceptivos por casos de violencia. No confundir el mal de evitar el embarazo, con el aborto. El aborto no es un problema teológico: es un problema humano, es un problema médico. Se mata a una persona para salvar a otra – en el mejor de los casos. O para pasarla bien, ¿no? Está en contra del Juramento Hipocrático que los médicos deben hacer. Es un mal en sí mismo, pero no es un mal religioso, al inicio: no, es un mal humano. Luego, evidentemente, como es un mal humano –como cada asesinato- es condenado. En cambio, evitar el embarazo no es un mal absoluto: en ciertos casos, como es éste, como en aquel que he mencionado del Beato Pablo VI, estaba claro. También yo exhortaría a los médicos que hagan de todo por encontrar las vacunas contra estos dos mosquitos que traen este mal: sobre esto hay que trabajar…. Gracias

La periodista Ludwig Ring-Eifel, de la agencia alemana KNA pregunta al Papa Francisco: Santidad, en pocas semanas Usted recibirá el Premio Carlo Magno, uno de los premios más prestigiosos de la Comunidad Europea. También Su predecesor, San Juan Pablo II, recibió este premio, que era tan importante para él. Y le importaba mucho también la unidad europea, que ahora parece que está yendo a trozos, antes con la crisis del euro y ahora con la crisis de los refugiados. ¿Usted a lo mejor tiene una palabra para nosotros en esta situación de la crisis europea?

 

Primero sobre el Premio Carlo Magno. Yo tenía la costumbre de no aceptar condecoraciones o doctorados, pero desde siempre: no por humildad, sino porque no me gustan, estas cosas. Un poco de locura es bueno tenerla, y no me gusta. Pero en este caso, no digo “forzado”, pero “convencido” con la santa y teológica  testarudez del cardenal Kasper, que ha sido elegido (ríe) desde Aachen para convencerme. Y yo he dicho: “Sí, pero en el Vaticano”. Y… he dicho esto; lo ofrezco por Europa: que sea una condecoración, un premio para que Europa pueda hacer aquello que yo he deseado en Estrasburgo: más fácil que no sea la “abuela Europa”, pero la “mamá Europa”.

Segundo. El otro día, leyendo las noticias sobre esta crisis y esto: yo leo poco, yo sólo hojeo un periódico – no digo el nombre para no crear celos, pero se sabe…. (Ríe) – lo veo 15 minutos, y luego me hago informar de la Secretaria de Estado… Una palabra que me ha gustado, y me ha gustado –no se quien la aprueba y quien no- “la refundación de la Unión Europea”. Y yo he pensado en los grandes Padres, ¿eh?

Pero hoy ¿dónde están un Schuman, un Adenauer? Y estos grandes, que después de la guerra han “fundado” la Unión Europea… Y me gusta, esta idea de la refundación: ¡a lo mejor se podría hacer! Porque Europa, no diría que es “única”, pero tiene una fuerza, una cultura, una historia que no se puede desperdiciar, y tenemos que hacer de todo para que la Unión Europea tenga la fuerza y también la inspiración de hacernos andar hacia delante. No sé, esto es lo que pienso.

Anne Thompson, “Nbc News”

Gracias, padre Lombardi. Matteo me ayudará … Santo Padre, durante este viaje usted ha hablado mucho de familia y del Año de la Misericordia. Algunos se preguntan, cómo una Iglesia que sostiene ser “misericordiosa” pueda perdonar con más facilidad a un asesino que a uno que se divorcia y se vuelve a casar …

Papa Francisco:

¡Me gusta la pregunta! Sobre la familia, han hablado dos Sínodos y el Papa ha hablado todo el año en las catequesis de los miércoles. Y la pregunta es verdadera, me gusta, porque usted la ha formulado plásticamente bien, ¿eh? En el documento post-sinodal que saldrá – quizás antes de Pascua – se retoma todo aquello que el Sínodo – en uno de los capítulos, porque tiene muchos –  ha dicho sobre los conflictos o sobre las familias heridas, y la pastoral de las familias heridas …   Es una de las preocupaciones. Como lo es también la preparación al matrimonio. Piense que para hacerse sacerdote se necesitan ocho años de estudio, de preparación, y después, después de un cierto tiempo, si sientes que no puedes, pides la dispensa, te vas, y todo termina ahí. En cambio, para recibir un sacramento que es para toda la vida ¡bastan tres-cuatro charlas! …  La preparacion al matrimonio es muy importante: es muy, muy importante porque creo que sea una cosa que la Iglesia, en la pastoral común – al menos en mi país, en Sudamérica – no ha evaluado tanto. Por ejemplo – ahora no mucho, pero hace algunos años – en mi patria, existía la costumbre de … se llamaba “casamiento de apuro”: casarse rápidamente porque viene un niño. Y para cubrir socialmente el honor de la familia … Así, no eran libres, y tantas veces estos matrimonios son nulos. Y yo, como obispo, he prohibido a los curas hacer esto, cuando era el caso …  el niño ¡que venga!  Que sigan siendo novios, y cuando se sientan listos para afrontarlo durante toda la vida, que vayan adelante. Pero hay una falta del matrimonio. Luego, otro capítulo muy interesante: la educación de los hijos. Las víctimas de los problemas de la familia son los hijos: los hijos. Pero también víctimas de los problemas de la familia que ni el marido ni la esposa quieren: por ejemplo, la necesidad de trabajo. Cuando el papá no tiene tiempo libre para hablar con los hijos, cuando la mamá no tiene tiempo libre para hablar con los hijos …  Cuando yo confieso a una pareja que tiene hijos, un matrimonio, pregunto: “¿cuántos hijos tienen?”. Y algunos se asustan porque dicen: “el cura me preguntará por qué no tengo más …”. Entonces yo agrego: “le haré una segunda pregunta: ¿usted juega con sus hijos?”, y la mayoría – ¡casi todos! – dicen: “pero, Padre, no tengo tiempo: trabajo todo el día”. Y los hijos son víctimas de un problema social que hiere a la familia. Es un problema … me gusta su pregunta. Y una tercera cosa interesante, en el encuentro con las familias en Morelia – no: ¿fue en Morelia? No …  en Tuxtla, en Tuxtla – había una pareja de vueltos a casar en segunda unión, integrados en la pastoral de la Iglesia … Y la palabra-clave que usó el Sínodo – y yo retomaré – es “integrar en la vida de la Iglesia a las familias heridas, a las familias de los vueltos a casar”, y todo esto. Pero no olvidarse de que los niños están al centro, ¿eh? Son las primeras víctimas, ya sea de las heridas que de las condiciones de pobreza, de trabajo, de todo esto …

¿Significa que podrán recibir la comunión?

Esta es una cosa... Integrar en la Iglesia no significa “recibir la comunión”, porque conozco católicos vueltos a casar que van a la iglesia una vez al año, dos veces: “¡Pero, quiero hacer la comunión!”, como si la comunión fuese una condecoración, ¿no? Un trabajo de integración …   todas las puertas están abiertas. Pero no se puede decir, solamente hasta aquí, “pueden hacer la comunión”. Esta sería también una herida a los matrimonios, a la pareja, porque no los hará cumplir aquel camino de integración. Y estos dos ¡eran felices! Y han utilizado una expresión muy hermosa: “Nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero hacemos comunión en la visita al hospital, en esto, en aquello …”. Su integración está ahí. Si hay algo más, el Señor dirá, pero … es un camino …

Gracias.

De nada. Muy amable …

Antone-Marie Izoard de “Imedia”:

La pregunta es sobre las actividades del Papa y sobre el “intenso” intercambio epistolar entre Juan Pablo II y la filósofa americana Anna Tymieniecka, y si es posible que un Papa pueda tener una relación de este tipo con una mujer. Si el Papa Francisco ha tenido o tiene una experiencia como esta.

Papa Francisco:

Esto lo conocía, esta relación de amistad, entre San Juan Pablo II, y esta filosofa, cuando estaba en Buenos Aires: una cosa que se sabía, también los libros de ella son conocidos, y Juan Pablo II era un hombre inquieto … Además, yo diría que un hombre que no sabe tener una buena relación de amistad con una mujer – no hablo de los misóginos: estos son enfermos – es un hombre que le falta algo. Y yo, por experiencia propia, también, cuando pido un consejo, pido a un colaborador, a un amigo, un hombre, pero también me gusta escuchar el parecer de una mujer: ¡te dan tanta riqueza! Miran las cosas de otro modo. A mí me gusta decir que la mujer es aquella que construye la vida en el vientre y tiene – ¿pero esto es una comparación que hago yo? – y tiene este carisma de darte cosas para construir. Una amistad con una mujer no es un pecado: una amistad. Una relación amorosa con una mujer que no sea tu mujer, es un pecado. El Papa es un hombre, el Papa tiene necesidad también del pensamiento de las mujeres. Y también el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana, santa con una mujer. Existen santos amigos – Francisco, Clara, teresa, Juan de la Cruz … No se asusten … Pero, las mujeres no son todavía un poco … bien consideradas, no totalmente … no hemos entendido el bien que una mujer puede hacer en la vida del sacerdote y de la Iglesia, en un sentido de consejo, de ayuda, de sana amistad. Gracias.

Javier Martínez Brocal, “Rome Reports”

Santo Padre, muchas gracias por este viaje a México: fue un honor acompañarlo y ver lo que vimos. Paso al italiano: todavía no hemos vuelto a Roma y ya estamos pensando en futuros viajes, en hacer de nuevo las valijas. Santo Padre, ¿Cuándo irá a la Argentina, donde lo esperan desde hace mucho tiempo, o cuándo volverá a América Latina, o irá a China...? También, una broma: usted, durante este viaje, nos habló muchas veces de “soñar”. Usted, ¿qué sueña? Y, sobre todo, ¿cuál es su pesadilla?

Papa Francisco:

China,... (Risas) ir allí: ¡Me gusta mucho! Quiero decir una cosa, una cosa justa, sobre el pueblo mexicano. Es un pueblo de una riqueza, de una riqueza tan grande, es un pueblo que sorprende... tiene una cultura, una cultura milenaria... ¿ustedes saben que hoy, en México se hablan 65 idiomas, contando los indígenas? ¡65! Es un pueblo de gran fe, también ha sufrido persecuciones religiosas, hay mártires - ahora canonizaré dos... dos o tres... Es un pueblo... no se lo puede explicar: es un pueblo que simplemente no se puede explicar porque la palabra "pueblo" no es una categoría lógica, es una categoría mítica. Y no se puede explicar el pueblo mexicano, esta riqueza, esta historia, esta alegría, esta capacidad de fiesta y estas tragedias sobre las que ustedes han preguntado.

No puedo decir otra cosa, que esta unidad, también que este pueblo haya logrado no fallar, a no terminar con tantas guerras, y las cosas que suceden ahora... Pero allí, en Ciudad Juárez, hubo un pacto de 12 horas de paz por mi visita: después continuarán a luchar entre sí, los traficantes... Pero, un pueblo que aún tiene esta vitalidad, sólo se explica por Guadalupe. Y yo los invito a estudiar seriamente el hecho de Guadalupe. La Virgen está allí. No encuentro otra explicación. Sería bueno que ustedes, como periodistas, hay algunos buenos libros que explican, que explican también la pintura, cómo es, lo que significa... Y así se podrá entender un poco este pueblo tan grande, tan bello.

Padre Lombardi

Gracias, Santidad. Entonces, hemos terminado con la serie de preguntas previstas. Estaba la señora Pigozzi que quería decirnos algo, no sé bien qué cosa: ahora le damos el micrófono; y luego, después tenemos todavía una pequeña "cola", que se refiere a una circunstancia que todos sabemos.

Caroline Pigozzi di “Paris Match”

Sí, Santo Padre, buenas tardes. Dos cosas. Quería saber lo que le pidió  a la Guadalupe, porque se quedó mucho tiempo rezando en la iglesia a la Guadalupe; después, la segunda cosa, ¿usted sueña en italiano o en español?

Papa Francisco:

Sí, diré que sueño en esperanto... (Ríe) No sé cómo responder a esto: realmente. A veces sí, recuerdo, algún sueño en otro idioma, pero soñar en idiomas no, pero con figuras, sí. Eh, mi psicología es así. Con palabras sueño poco ¿no? ¿Y la primera era?

Caroline Pigozzi

La primera pregunta, Santidad, usted estuvo mucho tiempo rezando a la Virgen...

Papa Francisco:

Pedí por el mundo, por la paz... muchas cosas... La pobre terminó con la cabeza así... He pedido perdón, he pedido que la Iglesia crezca sana, pedí por el pueblo mexicano... también, una cosa que pedí tanto es que los sacerdotes sean verdaderos sacerdotes y las monjas, verdaderas monjas y los obispos, verdaderos obispos: como el Señor nos quiere. Esto lo pedí mucho, ¿no? Y después, las cosas que un hijo le dice a la Mamá son un poco secretas... Gracias, Carolina…

Padre Lombardi

Entonces, como sabemos, este es el último viaje de Alberto Gasbarri, que está aquí cerca, y que todos conocemos muy bien y a quien estamos muy agradecidos por el servicio que ha cumplido en todos estos viajes. Entonces, ahora también nuestros colegas querían decir unas palabras a Alberto, y también hacerle un pequeño homenaje. Tenemos nuestra decana que habla... dado que usted hizo todas estas atenciones a las mujeres, nosotros tratamos de adecuarnos.

Decana

Vamos a tratar de tener una buena relación... En serio, me gusta mucho bromear, usted lo sabe. Sin embargo, en este momento no puedo, porque me entristece mucho la idea de que en el próximo viaje no esté Alberto, y no me sale ninguna broma: porque es una de esas personas que es imposible pensar no ver a su lado, en los próximos meses. La primera vez que lo vi, fue hace 37 años, tenía más cabello, era un poco más delgado, pero era exactamente la misma persona. Yo lo llamaría "el señor de los cielos", es la expresión que me viene. Es un caballero de otra época, no sólo por el traje y su vestir impecable, sino que hemos pasado muchísimas cosas. Él ha estado al servicio - como decimos en la Iglesia - de tres Papas; hubo muchos momentos difíciles, aterrizajes de emergencia, países en lucha... Nunca lo vi levantar la ceja, ni una palabra más, nunca un momento de nerviosismo, nunca descortés con nadie. En verdad, un caballero. Es como un sastre: un gran sastre que le cosió a medida para tres Papas diferentes los viajes, hechos a medidas para los tres Papas.

En los inicios de Juan Pablo II, creo que cuando comenzó a colaborar con el padre Tucci después de la salida de Mons. Marcinkus, creo que Mons. Marcinkus le dijo: "Mira, este es polaco, es un cabeza dura y las verás de todos los colores". Y creo que fue así al principio. Al final de su pontificado - es cierto... - era un poco como un hijo: no sólo organizaba los viajes sino que estaba cerca de un hombre que cada día más tenía limitaciones físicas y él se inventó de todo - trono móvil, la plataforma móvil - y veíamos con qué sentimiento, con qué angustia a veces, estaba cerca de él atento a que no cayese, que estuviera bien. Luego llegó el Papa Benedicto: él, hasta ese momento era el "número dos", digamos; en 2005, el Papa Benedicto lo nombró "número uno" y creo - no sé si me equivoco - y creo que, ¿tal vez fueron los ocho años más tranquilos, más simples? Porque creo que el Papa Benedicto era más manso, más ordenado, no saltaba de un minuto el protocolo, seguía todo lo que Alberto le decía, era más "dócil", por así decirlo. (Risas)

Y luego... llegó un huracán, y creo que Alberto haya tenido que hacer otro traje y decir: "Oh Dios, me parece que también este es una cabeza dura", pienso. Y de todos modos, creo que han llegado de nuevo a tener una bellísima relación: hemos hecho todos estos viajes, todos, con Juan Pablo II, con Benedicto, con usted, verdaderamente a medida para cada uno de ustedes porque finalmente - como usted lo dijo - cada Papa es un hombre: tiene sus gustos, sus ritmos, sus propias prioridades y creo que él ha sabido interpretar a los tres en el mejor de los modos y siempre con una gentileza, una calma, una educación y una eficiencia verdaderamente extraordinarias. Así que verdaderamente me da mucha tristeza que en próximo viaje tú no estés.

Padre Lombardi

Bien: ¿quieren explicar los dones que le hacen a Alberto?

En primer lugar, Cindy tiene un regalo, se trata de un regalo serio... Así que vamos a dejar las cosas serias para el final. En cambio yo quería... yo no  puedo dar a Alberto las llaves de San Pedro, tal vez usted puede hacerlo; pero, yo se lo doy a usted y usted a Alberto, el llavero de San Pedro: es un avión pequeño, así (...) siempre, y después hemos pensado que aquí estamos a bordo de un avión de Aeroméxico, pero si, ha pasado media vida con Alitalia, y como después tendrá un montón de tiempo para jugar, le compramos un juguete: y esta es la parte bromista. Y ella tiene la parte seria.

Cindy

Gracias Santidad. Tomamos algunas imágenes de Ebu, de Giancarlo Giuliani, de Associated Press, de "L'Osservatore Romano" y de Paul Haring... Un poco, se puede decir que hizo el photobombing de los momentos más históricos: hay un Papa, un presidente - Alberto. Esperamos que le guste...

Dr. Gasbarri

¿Puedo, Santo Padre?

Papa Francisco

Una sola palabra: también yo repito lo que dije al principio: muchas gracias. Él me dio buenos consejos. Solamente tiene un defecto: que no sabe calcular bien los kilómetros...

Dr. Gasbarri

Gracias, Santo Padre, gracias a todos los colegas. Estoy emocionado por este momento. Naturalmente, agradezco al Papa Francisco por su confianza y su paciencia. Les cuento una pequeña anécdota. En noviembre estábamos en África, Bangui, y el Santo Padre tenía que reunirse con los obispos, y yo en cambio veo que entra en la capilla donde no estaban los obispos. Digo: "Pero, Padre Santo, debe encontrarse con los obispos...". Y él me responde: "Voy a la capilla para rezarle a la Virgen que me dé paciencia para soportar a Gasbarri". Aquí está. (Risas) Ahora lo he liberado de una intención de oración... (risas) Gracias, Santo Padre; gracias por todo. Naturalmente, mi pensamiento de agradecimiento va al Papa Benedicto con quien tengo todavía una relación de afecto y devoción, y por supuesto a San Juan Pablo II, a quien he dado 27 años, los mejores de mi vida - ¡era joven! – y estos muy afeccionado a él. El último agradecimiento es para el cardenal Tucci, a quien yo llamo todavía "padre", porque para mí fue un padre.

Padre Lombardi

Y ahora, me dicen que está lista una torta, como se usa en estas bellas situaciones. Aquí está.

Papa Francisco:

Buen viaje. Muchas gracias por su trabajo y recen por mí. Y sepan que yo estoy a su disposición. Y jueguen con sus hijos…

 

(from Vatican Radio)

Diocesis de Celaya

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