Ciudad del Vaticano, 30 diciembre 2015(VIS).- La intención universal del apostolado de la oración del Santo Padre para el mes de enero de 2016 es: ''Que el diálogo sincero entre hombres y mujeres de diversas religiones, conlleve frutos de paz y justicia. ''.
Su intención evangelizadora es: ''Para que mediante el diálogo y la caridad fraterna, con la gracia del Espíritu Santo, se superen las divisiones entre los cristianos''.
Ciudad del Vaticano, 30 diciembre 2015(VIS).- La Prefectura de la Casa Pontificia ha hecho público un comunicado en el que señala que en el año 2015, más de 3.200.000 fieles han participado en los diversos encuentros con el Papa Francisco: audiencias generales (704.100) y especiales (408.760), celebraciones litúrgicas en la Basílica Vaticana y en la plaza de San Pedro (513.000), Ángelus y Regina Coeli (1.585.000). Estos datos se refieren solamente a los encuentros que han tenido lugar en el Vaticano, y no incluyen otros actos con gran participación de fieles, como los viajes apostólicos a Sri Lanka, Filipinas, Sarajevo, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Cuba, Estados Unidos, Kenya, Uganda y República Centro Africana, y también los varios viajes en Italia o las visitas en la diócesis de Roma. El total de los fieles se estima en 3.210.860.
La Prefectura de la Casa Pontificia recuerda que se trata de datos aproximados, calculados sobre la base de las peticiones de participación en los encuentros con el Papa y de las invitaciones distribuidas por la Prefectura. Asimismo, se ha realizado una estima del número de presencias en momentos como el Ángelus y las grandes celebraciones en la Plaza de San Pedro.
(RV).- En su última catequesis de 2015, el Papa Francisco invitó a los peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro a besar la estatua del Niño Jesús del pesebre y a aprender de la infancia de Jesús, con el ejemplo de santa Teresita de Lisieux y otros santos.
“Como se ve, sabemos poco del Niño Jesús, pero podemos aprender mucho de Él si miramos la vida de los niños. Es una bella costumbre, que los padres, los abuelos tienen que es aquella de mirar a los niños, qué hacen”.
“Es una enseñanza para nosotros. Delante a Jesús estamos llamados a abandonar nuestro reclamo de autonomía, y este es el centro del problema, el reclamo de autonomía para acoger en cambio la verdadera forma de libertad, que consiste en el conocer a quien tenemos delante y servirlo. Él es el Hijo de Dios que viene a salvarnos. Ha venido entre nosotros para mostrarnos el rostro del Padre rico de amor y de misericordia”.
“Abracemos, entonces, entre nuestros brazos al Niño Jesús, pongámonos a su servicio: Él es fuente de amor y de serenidad. Y será una bella cosa hoy cuando volvemos a casa ir cerca del pesebre y besar al Niño Jesús y decirle: “Jesús, yo quiero ser humilde como Tú, humilde como Dios” y pedirle esta gracia”.
(Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).
Texto completo de la catequesis del Papa Francisco:
Hermanos y hermanas ¡buenos días!
Un día un poco frío ¿eh?
En estos días navideños se nos coloca frente a nosotros el Niño Jesús. Estoy seguro que en nuestras casas todavía tantas familias han hecho el pesebre, llevando hacia adelante esta bella tradición que se remonta a San Francisco de Asís y que mantiene vivo en nuestros corazones el misterio de Dios que se hace hombre.
La devoción al Niño Jesús está muy difundida. Tantos santos y santas la han cultivada en su oración cotidiana, y han deseado modelar su vida a aquella del Niño Jesús. Pienso en particular a Teresa de Lisieux que como monja carmelita ha llevado el nombre de Teresa del Niño Jesús y del Rostro Santo. Ella -quien es también Doctora de la Iglesia- ha sabido vivir y testimoniar aquella “infancia espiritual” que se asimila propio meditando, en la escuela de la Virgen María, la humildad de Dios que por nosotros se ha hecho pequeño.
Y esto es un misterio grande, Dios es humilde, nosotros que somos orgullosos, llenos de vanidad y que nos creemos grandes cosas, somos nada, Él es grande, es humilde y se hace Niño, esto es un gran misterio, Dios es humilde ¡es hermoso!
Hubo un momento en que, en la Persona divino-humana de Cristo, Dios ha sido un niño, y esto tiene que tener un significado peculiar para nuestra fe. Es verdad que su muerte en la cruz y su resurrección son la máxima expresión de su amor redentor, pero no olvidemos que toda su vida terrena es revelación y enseñanza. En el período navideño recordamos su infancia. Para crecer en la fe tendremos necesidad de contemplar más a menudo al Niño Jesús. Cierto, no conocemos nada de este período. Las raras indicaciones que poseemos hacen referencia a la imposición del nombre después de ocho días de su nacimiento y a la presentación en el Templo (cfr Lc 2,21-28); por otra parte la visita de los Magos con la consecuente fuga en Egipto (cfr Mt 2,1-23). Después, hay un gran salto hasta los doce años, cuando con María y José, va en peregrinación a Jerusalén para la Pascua, y en lugar de volver con sus padres se detiene en el Templo a hablar con los doctores de la ley.
Como se ve, sabemos poco del Niño Jesús, pero podemos aprender mucho de Él si miramos la vida de los niños. Es una bella costumbre, que los padres, los abuelos tienen, que es aquella de mirar a los niños, ver qué hacen.
Descubrimos, sobre todo, que los niños quieren nuestra atención. Ellos deben estar al centro ¿por qué? ¿Porque son orgullosos? No, porque tienen necesidad de sentirse protegidos. Es necesario también para nosotros poner al centro de nuestra vida a Jesús y saber, incluso si puede parecer paradójico, que tenemos la responsabilidad de protegerlo. Quiere estar entre nuestros brazos, desea ser cuidado y poder fijar su mirada en la nuestra. Por otra parte, hacer sonreír al Niño Jesús para demostrarle nuestro amor y nuestra alegría porque Él está en medio de nosotros. Su sonrisa es signo del amor que nos da certeza de ser amados. Los niños, finalmente, aman jugar. Pero hacer jugar a un niño, significa abandonar nuestra lógica para entrar en la suya. Si queremos que se divierta es necesario entender qué le gusta a él. Y no ser egoístas y hacerles hacer las cosas que nos gustan a nosotros.
Es una enseñanza para nosotros. Delante a Jesús estamos llamados a abandonar nuestro reclamo de autonomía, y este es el centro del problema, el reclamo de autonomía para acoger en cambio la verdadera forma de libertad, que consiste en el conocer a quien tenemos delante y servirlo. Él es el Hijo de Dios que viene a salvarnos. Ha venido entre nosotros para mostrarnos el rostro del Padre rico de amor y de misericordia.
Abracemos, entonces, entre nuestros brazos al Niño Jesús, pongámonos a su servicio: Él es fuente de amor y de serenidad. Y será una bella cosa hoy cuando volvemos a casa ir cerca del pesebre y besar al Niño Jesús y decirle: “Jesús, yo quiero ser humilde como Tú, humilde como Dios” y pedirle esta gracia.
(Traducción por Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).
(from Vatican Radio)“Recibamos al Señor en nuestros corazones, demostrémosle nuestro amor y el gozo de saber que Él siempre está en medio de nosotros”, es el pedido de Francisco en la catequesis del 30 de diciembre de 2015.
“En estos días de Navidad -dijo, contemplamos al Niño Jesús, reviviendo en nuestros corazones el misterio de la Encarnación con gestos sencillos y tradicionales, como poner el pesebre en nuestras casas. Esta devoción al Niño Jesús nos permite meditar, siguiendo el ejemplo de la Virgen María, la humildad de Dios, que se hace pequeño por nosotros. A pesar de que sabemos poco de la infancia de Jesús, podemos aprender mucho de Él mirando a los niños. También Jesús quiere que lo estrechemos en nuestros brazos, que le demostremos nuestro amor, nuestro interés. Que abandonemos nuestra pretensión de autonomía y recibamos la verdadera forma de la libertad, que consiste en reconocer y servir a quien tenemos delante. Él ha venido a revelarnos el rostro del Padre, rico en misericordia.” jesuita Guillermo Ortiz -Radio Vaticana
(RV).- El Papa Francisco ha dirigido un mensaje a los participantes en el 38° Encuentro Europeo organizado por la Comunidad de Taizé, que tiene lugar desde el lunes 28 de diciembre hasta el 1 de enero 2016 en Valencia, en el que anima a los más de 30.000 jóvenes participantes previstos a "tener el coraje de la misericordia para estar cerca de las personas más desamparadas", “de manera particular a los muchos emigrantes que necesitan nuestra acogida”. En el mensaje el Pontífice expresa además su deseo de que "durante estos hermosos días”, en los cuales se reúnen en Valencia para rezar y compartir, “puedan descubrir mejor a Cristo, el rostro de la misericordia del Padre”.
A continuación, el mensaje completo del Papa Francisco, firmado por el Cardenal Secretario de Estado de Su Santidad, Pietro Parolin:
"Queridos jóvenes:
Miles de vosotros os habéis reunido en Valencia, España, con ocasión del 38° Encuentro Europeo organizado por la Comunidad de Taizé. El tema de la misericordia, que os reúne y en el que vais a profundizar durante el 2016 hace que el Papa Francisco se sienta especialmente cercano a vosotros, sobre todo después del inicio del Jubileo de la Misericordia el 8 de diciembre. Es su deseo que “los cristianos puedan reflexionar durante el Jubileo sobre las obras de Misericordia” (Documento de Indicción del Jubileo Extraordinario de la Misericordia). El Santo Padre os agradece de todo corazón que os dediquéis a esta tarea con toda la fuerza creativa y la imaginación de vuestra juventud.
Vosotros queréis también que la Misericordia se manifieste en todas sus formas, incluida su esfera social. El Papa os anima a continuar por este camino y a tener el coraje de la misericordia, el cual os va a guiar no solamente a recibirla vosotros en vuestras vidas, sino también para estar cerca de las personas más desamparadas. Vosotros sabéis que la Iglesia está aquí para toda la humanidad y “allí donde están los cristianos, todos tendrían que encontrar un oasis de misericordia”. Esto es en lo que se pueden convertir vuestras comunidades.
Esto se aplica de manera particular a los muchos emigrantes que necesitan nuestra acogida. El Papa escribió hace algunos meses al Hermano Alois por el centenario del nacimiento del Hermano Roger: “el Hermano Roger amaba a los pobres, a los más desamparados, a los que aparentemente a nadie importan. Él ha demostrado con su vida y la de sus hermanos que la oración va unida con la solidaridad humana”. A través de vuestra práctica de la solidaridad y de la misericordia, podréis vivir esta alegría exigente, rica de significado, a la cual os llama el Evangelio.
El Santo Padre os desea que durante estos hermosos días, en los cuales os reunís en Valencia, rezando y compartiendo, podáis descubrir mejor a Cristo, “el rostro de la misericordia del Padre”. Él ha hablado ya a través del Profeta Oseas cuando ha transmitido a su pueblo el mensaje “yo deseo misericordia y no sacrificios”.
De todo corazón el Papa Francisco manda su bendición a los jóvenes que participan en el Encuentro, a los Hermanos de Taizé y a todas las familias que acogerán en Valencia y en los alrededores.
Cardenal Pietro Parolin
Secretario de Estado"
(from Vatican Radio)
El Evangelio de hoy invita a las familias a percibir la luz de esperanza que mana de la casa de Nazaret
En pleno clima de la alegría navideña, introduciendo el rezo a la Madre de Dios - del primer domingo después de la Navidad en el que la Iglesia invita a contemplar a la Sagrada Familia - el Papa Francisco deseó que «Jesús, María y José bendigan y protejan a todas las familias del mundo, para que en ellas reinen la serenidad y la alegría, la justicia y la paz, que Cristo naciendo ha traído como don para la humanidad».
Alentando a la esperanza, «en este tiempo nuestro, en el que la familia está sometida a incomprensiones y dificultades de diversos tipos que la debilitan», el Obispo de Roma quiso saludar y animar a las familias de todo el mundo, tras recordar el Encuentro mundial que clausuró en Filadelfia y a las numerosas familias que ha encontrado en sus viajes apostólicos.
Con la auténtica escuela de Evangelio que representa para todo creyente el núcleo familiar de Jesús, María y José – en el que aprendemos que todo núcleo familiar está llamado a ser Iglesia doméstica - el Santo Padre hizo hincapié en «los rasgos típicos de la Sagrada Familia». Es decir, «recogimiento y oración, mutua comprensión y respeto, espíritu de sacrificio, trabajo y solidaridad».
«La Virgen y San José enseñan a acoger a los hijos como don de Dios, a generarlos y educarlos cooperando de forma maravillosa con la obra del Creador y donando al mundo, en cada niño, una sonrisa nueva», señaló el Papa, que quiso detenerse sobre todo en la alegría verdadera que se vive en familia, «que hace saborear la belleza de estar juntos, de sostenernos mutuamente en el camino de la vida».
Y reiterando que «como cimiento de todo está la presencia de Dios, su amor acogedor, misericordioso y paciente hacia todos» y que si no se abre la puerta de la familia a la presencia de Dios y a su amor, la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos y se apaga la alegría», el Sucesor de Pedro señaló que «la familia que vive la alegría de la fe, la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad».
(CdM - RV)
“Ayer contemplamos el amor misericordioso de Dios, que se ha hizo carne por nosotros; hoy vemos la respuesta coherente del discípulo de Jesús, que da su vida. Ayer nació en la tierra el Salvador; hoy nace para el cielo su testigo fiel. Ayer, como hoy, aparecen las tinieblas del rechazo de la vida, pero brilla más fuerte aún la luz del amor, que vence el odio e inaugura un mundo nuevo”, expresó el Papa antes de la oración del ángelus en la plaza de san Pedro notablemente colmada de fieles y peregrinos.
Francisco subrayó un aspecto particular que une a san Esteban al Señor, antes de morir lapidado: “Jesús, clavado en la cruz, había dicho: Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen; Esteban poniéndose de rodillas, exclamó en alta voz: Señor, no les tengas en cuenta este pecado. “Por tanto, Esteban es mártir, que significa testigo, porque hace como Jesús; en efecto, es un verdadero testigo que se comporta come Él: que reza, que ama, que dona, pero, sobre todo, que perdona, porque el perdón, como dice la misma palabra, es la expresión más alta del don.
El obispo de Roma explicó que el perdón de Esteban da como resultado la conversión del gran apóstol Pablo que perseguía a la Iglesia y trataba de destruirla. Podemos decir que Pablo nace de la gracia de Dios y del perdón de Esteban. “También nosotros nacemos del perdón de Dios. No sólo en el Bautismo, sino cada vez que somos perdonados nuestro corazón renace, es regenerado. …Porque sólo cuando somos amados podemos amar a nuestra vez”.
Comencemos como Hizo Esteban “afrontando con la oración el resentimiento que experimentamos, encomendando a quien nos ha hecho el mal a la misericordia de Dios” invitó.
“Que, al igual que los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de estupor y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”, deseo Francisco a los fieles que rezaron con él la Misa de Noche Buena de 2015 en la Basílica de san Pedro.
“Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento –dijo-; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.”
El Sucesor de Pedro explicó que “el Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados… Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre.”
Francisco afirmó que “en una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.” jesuita Guillermo Ortiz -RV
Texto completo de la homilía del Papa
(RV).- En esta noche brilla una «luz grande» (Is 9,1); sobre nosotros resplandece la luz del nacimiento de Jesús. Qué actuales y ciertas son las palabras del profeta Isaías, que acabamos de escuchar: «Acrecentaste la alegría, aumentaste el gozo» (Is 9,2). Nuestro corazón estaba ya lleno de alegría mientras esperaba este momento; ahora, ese sentimiento se ha incrementado hasta rebosar, porque la promesa se ha cumplido, por fin se ha realizado. El gozo y la alegría nos aseguran que el mensaje contenido en el misterio de esta noche viene verdaderamente de Dios. No hay lugar para la duda; dejémosla a los escépticos que, interrogando sólo a la razón, no encuentran nunca la verdad. No hay sitio para la indiferencia, que se apodera del corazón de quien no sabe querer, porque tiene miedo de perder algo. La tristeza es arrojada fuera, porque el Niño Jesús es el verdadero consolador del corazón.
Hoy ha nacido el Hijo de Dios: todo cambia. El Salvador del mundo viene a compartir nuestra naturaleza humana, no estamos ya solos ni abandonados. La Virgen nos ofrece a su Hijo como principio de vida nueva. La luz verdadera viene a iluminar nuestra existencia, recluida con frecuencia bajo la sombra del pecado. Hoy descubrimos nuevamente quiénes somos. En esta noche se nos muestra claro el camino a seguir para alcanzar la meta. Ahora tiene que cesar el miedo y el temor, porque la luz nos señala el camino hacia Belén. No podemos quedarnos inermes. No es justo que estemos parados. Tenemos que ir y ver a nuestro Salvador recostado en el pesebre. Este es el motivo del gozo y la alegría: este Niño «ha nacido para nosotros», «se nos ha dado», como anuncia Isaías (cf. 9,5). Al pueblo que desde hace dos mil años recorre todos los caminos del mundo, para que todos los hombres compartan esta alegría, se le confía la misión de dar a conocer al «Príncipe de la paz» y ser entre las naciones su instrumento eficaz.
Cuando oigamos hablar del nacimiento de Cristo, guardemos silencio y dejemos que ese Niño nos hable; grabemos en nuestro corazón sus palabras sin apartar la mirada de su rostro. Si lo tomamos en brazos y dejamos que nos abrace, nos dará la paz del corazón que no conoce ocaso. Este Niño nos enseña lo que es verdaderamente importante en nuestra vida. Nace en la pobreza del mundo, porque no hay un puesto en la posada para Él y su familia. Encuentra cobijo y amparo en un establo y viene recostado en un pesebre de animales. Y, sin embargo, de esta nada brota la luz de la gloria de Dios. Desde aquí, comienza para los hombres de corazón sencillo el camino de la verdadera liberación y del rescate perpetuo. De este Niño, que lleva grabados en su rostro los rasgos de la bondad, de la misericordia y del amor de Dios Padre, brota para todos nosotros sus discípulos, como enseña el apóstol Pablo, el compromiso de «renunciar a la impiedad» y a las riquezas del mundo, para vivir una vida «sobria, justa y piadosa» (Tt 2,12).
En una sociedad frecuentemente ebria de consumo y de placeres, de abundancia y de lujo, de apariencia y de narcisismo, Él nos llama a tener un comportamiento sobrio, es decir, sencillo, equilibrado, lineal, capaz de entender y vivir lo que es importante. En un mundo, a menudo duro con el pecador e indulgente con el pecado, es necesario cultivar un fuerte sentido de la justicia, de la búsqueda y el poner en práctica la voluntad de Dios. Ante una cultura de la indiferencia, que con frecuencia termina por ser despiadada, nuestro estilo de vida ha de estar lleno de piedad, de empatía, de compasión, de misericordia, que extraemos cada día del pozo de la oración.
Que, al igual que los pastores de Belén, nuestros ojos se llenen de estupor y maravilla al contemplar en el Niño Jesús al Hijo de Dios. Y que, ante Él, brote de nuestros corazones la invocación: «Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación» (Sal 85,8).
(from Vatican Radio)(RV).- Se ha apenas conferido al Papa Francisco el Premio Carlomagno, atribuido por la ciudad de Aquisgrán a personalidades que se han distinguido por su papel en favor de los valores europeos. El Papa - se lee en la motivación – trae un mensaje de esperanza a Europa en un momento de crisis que ha puesto en segundo lugar “todas las conquistas del proceso de integración”. Particularmente se citan las intervenciones del Pontífice durante su viaje a Estrasburgo el pasado mes de noviembre. El Papa - se lee - es la “voz de la conciencia” que pide colocar al centro al hombre, “una autoridad moral extraordinaria”. Sobre el Premio Carlomagno a Francisco, nuestro colega Sergio Centofanti preguntó al director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi:
Sabemos que el Papa Francisco nunca ha aceptado premios ni condecoraciones dedicadas a su persona. Por lo tanto este es un hecho del todo excepcional y nos podemos preguntar el por qué lo haya aceptado. Se lo he preguntado y él me ha respondido que este es un premio para la paz y él en este tiempo en el que somos testigos de estos graves riesgos por la paz en el mundo - habla a menudo también de la Tercera guerra mundial- considera que hablar de la paz, alentar a actuar por la paz, sea fundamental. Osea el Papa interpreta este premio no tanto como algo otorgado a él mismo para honrarlo, sino como la ocasión de un nuevo mensaje de compromiso por la paz, dedicado y dirigido a toda Europa que es un continente que debe construir y continuar a construir la paz en su interior y ser activo, tener un gran papel por la paz en el mundo. Por lo tanto un premio para la paz, una ocasión de oración para la paz, todos juntos, el Papa con todos los pueblos y las personas de buena voluntad que manifiesta el aliento, el deseo, el compromiso de construir la paz en el continente y también en todo el mundo.
Este es un importante premio europeo para un Papa no europeo…
Si, me parece también significativo este aspecto. El primer Papa no europeo del tiempo moderno recibe un gran premio europeo. Esto porque con su gran discurso en Estrasburgo que todos recordamos, él ha sabido ya entonces dirigirse a Europa, al continente, con perspectivas muy amplias y con perspectivas de aliento, en un momento, en un período, que dura años, en el que la construcción hace esfuerzos, encuentra grandes dificultades. El Papa ha sabido relanzar los horizontes más sólidos, más profundos, más bellos, de valores: el respeto de la persona humana, el compromiso por la solidaridad con todos los pueblos, la construcción de la paz… Los grandes valores sobre los que nace la idea de Europa y debe renacer y debe continuar a ser actual y viva y capaz de dar una contribución rica también de perspectiva ideal para la humanidad entera. Un Papa que mira a Europa con conciencia también desde el exterior de Europa, en un horizonte de carácter global, es capaz, tiene la autoridad de recordar a Europa su vocación más profunda y más importante, y de alentarla a no tener miedo, a no desanimarse, para continuar a proponer estos ideales a la humanidad entera, con su riqueza de recursos de inteligencia, de historia, de cultura que deben seguir siendo utilizados por el bien de la entera humanidad.
Recordemos que también Juan Pablo II recibió este premio en 2004…
Si, es verdad, el Papa Francisco no es el primero. Juan Pablo II también fue un gran Papa de la paz, un gran constructor, inspirador de la Europa con sus dos pulmones, de la reconciliación, de la unión entre el este y el oeste de Europa. Sin embargo diría que Juan Pablo II era un Papa profundamente europeo en su historia personal y por lo tanto creo que sus méritos por Europa deban ser leídos desde una clave diferente. En cambio me parece que con el Papa Francisco la perspectiva sea precisamente aquella de la vocación de Europa en el horizonte global, porque el Papa Francisco está hablando en este tiempo al mundo entero, con la Encíclica Laudato sì, con sus discursos sobre la paz en el mundo, sobre el diálogo interreligioso, sobre la solidaridad entre todos los pueblos. Por lo tanto es justamente con la importancia de estos mensajes que se propone como un gran inspirador del continente europeo hoy.
(Raúl Cabrera-Radio Vaticano)
(from Vatican Radio)(RV).- Tal como estaba previsto, el tercer lunes de diciembre el Papa Francisco celebró un encuentro con los miembros de la Curia Romana para el tradicional intercambio de felicitaciones ante la inminente Navidad.
Dirigiéndose a los queridos hermanos y hermanas presentes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, el Pontífice pidió disculpas por no poder hablarles estando de pie, puesto que desde hace algunos días – les dijo – está con gripe y no se siente muy fuerte. De modo que “con su permiso – añadió el Santo Padre – les hablo sentado”.
El Pontífice manifestó su alegría por encontrarse con todos ellos para intercambiar las felicitaciones navideñas y por un feliz Año Nuevo, que extendió también a todos los colaboradores, a los Representantes Pontificios y, de modo particular, a quienes durante el año pasado, han concluido su servicio al alcanzar los límites de edad. Francisco también recordó a las personas que han sido llamadas a la presencia de Dios, a la vez que reiteró a todos ellos y a sus familiares su saludo y gratitud.
Tras recordar que en su primer encuentro con ellos, en 2013, quiso poner de relieve dos aspectos importantes e inseparables del trabajo de la Curia: la profesionalidad y el servicio; mientras el año pasado, afrontó algunas tentaciones, mediante el “catálogo de los males curiales” que podrían afectar a todo cristiano, curia, comunidad, congregación, parroquia y movimiento eclesial, Francisco afirmó que “algunos de esos males se han manifestado a lo largo de este año, provocando mucho dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas”.
De ahí la necesidad de afirmar que esto ha sido, y lo será siempre, objeto de sincera reflexión y decisivas medidas, puesto que la reforma seguirá adelante con determinación, lucidez y resolución.
Sin embargo – prosiguió el Pontífice – los males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la Curia Romana, con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación, ofrece al Papa y a toda la Iglesia, lo que representa un verdadero consuelo. Y añadió: “Sería una gran injusticia no manifestar un profundo agradecimiento y un necesario aliento a todas las personas íntegras y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la Iglesia y al Sucesor de Pedro el consuelo de su solidaridad y obediencia, como también su generosa oración”.
El Santo Padre también ofreció una lista – explicada – desde el análisis acróstico de la palabra “misericordia”, como guía y faro, invitando asimismo a los responsables de los Dicasterios y a los superiores a que la profundicen, enriquezcan y completen. A saber: “Misionariedad y pastoralidad”; “Idoneidad y sagacidad”; “Espiritualidad y humanidad”; “Ejemplaridad y fidelidad”; “Racionalidad y amabilidad”; “Inocuidad y determinación”; “Caridad y verdad”; “Honestidad y madurez”; “Respeto y humildad”; “Dadivosidad y atención”; “Impavidez y prontitud” y “Atendibilidad y sobriedad”.
Hacia el final de su alocución el Pontífice afirmó que “la misericordia no es un sentimiento pasajero”, sino la síntesis de la Buena Noticia; es la opción de los que quieren tener los sentimientos del Corazón de Jesús, de quien quiere seriamente seguir al Señor”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
Texto completo del discurso del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas
Les pido perdón por no hablar en pie, pero desde hace algunos días tengo gripe y no me siento muy fuerte. Con su permiso, les hablo sentado.
Me complace expresarles los mejores deseos de Feliz Navidad y de próspero año nuevo, que hago extensivo también a todos los colaboradores, los Representantes Pontificios y de modo particular a aquellos que, durante el año pasado, han concluido su servicio al alcanzar los límites de edad. Recordamos también a las personas que han sido llamadas a la presencia de Dios. Para todos ustedes y sus familiares, mi saludo y mi gratitud.
En mi primer encuentro con ustedes, en 2013, quise poner de relieve dos aspectos importantes e inseparables del trabajo de la Curia: la profesionalidad y el servicio, indicando a San José como modelo a imitar. El año pasado, en cambio, para prepararnos al sacramento de la Reconciliación, afrontamos algunas tentaciones, males —el «catálogo de los males curiales»: hoy debería hablar de los antibióticos curiales…— que podrían afectar a todo cristiano, curia, comunidad, congregación, parroquia y movimiento eclesial: estas tentaciones, estas enfermedades. Males que exigen prevención, vigilancia, cuidado y en algunos casos, por desgracia, intervenciones dolorosas y prolongadas.
Algunos de esos males se han manifestado a lo largo de este año, provocando mucho dolor a todo el cuerpo e hiriendo a muchas almas. También con el escándalo.
Es necesario afirmar que esto ha sido —y lo será siempre— objeto de sincera reflexión y decisivas medidas. La reforma seguirá adelante con determinación, lucidez y resolución, porque Ecclesia semper reformanda.
Sin embargo, los males y hasta los escándalos no podrán ocultar la eficiencia de los servicios que la Curia Romana, con esfuerzo, responsabilidad, diligencia y dedicación, ofrece al Papa y a toda la Iglesia, y esto es un verdadero consuelo. San Ignacio enseñaba que «es propio del mal espíritu morder (con escrúpulos), entristecer y poner obstáculos, inquietando con falsas razones para que no pase adelante; y propio del buen espíritu es dar ánimo y fuerzas, dar consolaciones, lágrimas, inspiraciones y quietud, facilitando y quitando todos los impedimentos, para que siga adelante en el bien obrar».
Sería una gran injusticia no manifestar un profundo agradecimiento y un necesario aliento a todas las personas íntegras y honestas que trabajan con dedicación, devoción, fidelidad y profesionalidad, ofreciendo a la Iglesia y al Sucesor de Pedro el consuelo de su solidaridad y obediencia, como también su generosa oración.
Es más, las resistencias, las fatigas y las caídas de las personas y de los ministros representan también lecciones y ocasiones de crecimiento y nunca de abatimiento. Son oportunidades para volver a lo esencial, que significa tener en cuenta la conciencia que tenemos de nosotros mismos, de Dios, del prójimo, del sensus Ecclesiae y del sensus fidei.
Quisiera hablarles hoy de este volver a lo esencial, cuando estamos iniciando la peregrinación del Año Santo de la Misericordia, abierto por la Iglesia hace pocos días, y que representa para ella y para todos nosotros una fuerte llamada a la gratitud, a la conversión, a la renovación, a la penitencia y a la reconciliación.
En realidad, la Navidad es la fiesta de la infinita Misericordia de Dios, como dice san Agustín de Hipona: «¿Pudo haber mayor misericordia para los desdichados que la que hizo bajar del cielo al creador del cielo y revistió de un cuerpo terreno al creador de la tierra? Esa misericordia hizo igual a nosotros por la mortalidad al que desde la eternidad permanece igual al Padre; otorgó forma de siervo al señor del mundo, de modo que el pan mismo sintió hambre, la saciedad sed, la fortaleza se volvió débil, la salud fue herida y la vida murió. Y todo ello para saciar nuestra hambre, regar nuestra sequedad, consolar nuestra debilidad, extinguir la iniquidad e inflamar la caridad». Hasta aquí, San Agustín.
Por tanto, en el contexto de este Año de la Misericordia y de la preparación para la Navidad, ya tan inminente, deseo presentarles un subsidio práctico para poder vivir fructuosamente este tiempo de gracia. No se trata de un exhaustivo “catálogo de las virtudes necesarias” para quien presta servicio en la Curia y para todos aquellos que quieren hacer fértil su consagración o su servicio a la Iglesia.
Invito a los responsables de los Dicasterios y a los superiores a profundizarlo, a enriquecerlo y completarlo. Es una lista que inicia desde el análisis acróstico de la palabra «misericordia» -padre Ricci en China hacía esto-, para que esta sea nuestra guía y nuestro faro.
1. Misionariedad y pastoralidad. La misionariedad es lo que hace y muestra a la curia fértil y fecunda; es prueba de la eficacia, la capacidad y la autenticidad de nuestro obrar. La fe es un don, pero la medida de nuestra fe se demuestra también por nuestra aptitud para comunicarla. Todo bautizado es misionero de la Buena Noticia ante todo con su vida, su trabajo y con su gozoso y convencido testimonio. La pastoralidad sana es una virtud indispensable de modo especial para cada sacerdote. Es la búsqueda cotidiana de seguir al Buen Pastor que cuida de sus ovejas y da su vida para salvar la vida de los demás. Es la medida de nuestra actividad curial y sacerdotal. Sin estas dos alas nunca podremos volar ni tampoco alcanzar la bienaventuranza del «siervo fiel» (Mt 25,14-30).
2. Idoneidad y sagacidad. La idoneidad necesita el esfuerzo personal de adquirir los requisitos necesarios y exigidos para realizar del mejor modo las propias tareas y actividades, con la inteligencia y la intuición. Esta es contraria a las recomendaciones y los sobornos. La sagacidad es la prontitud de mente para comprender y para afrontar las situaciones con sabiduría y creatividad. Idoneidad y sagacidad representan además la respuesta humana a la gracia divina, cuando cada uno de nosotros sigue aquel famoso dicho: «Hacer todo como si Dios no existiese y, después, dejar todo a Dios como si yo no existiese». Es la actitud del discípulo que se dirige al Señor todos los días con estas palabras de la bellísima Oración Universal atribuida al papa Clemente XI: «Guíame con tu sabiduría, sostenme con tu justicia, consuélame con tu clemencia, protégeme con tu poder. Te ofrezco, Dios mío, mis pensamientos para pensar en ti, mis palabras para hablar de ti, mis obras para actuar según tu voluntad, mis sufrimientos para padecerlos por ti».
3. Espiritualidad y humanidad. La espiritualidad es la columna vertebral de cualquier servicio en la Iglesia y en la vida cristiana. Esta alimenta todo nuestro obrar, lo corrige y lo protege de la fragilidad humana y de las tentaciones cotidianas. La humanidad es aquello que encarna la autenticidad de nuestra fe. Quien renuncia a su humanidad, renuncia a todo. La humanidad nos hace diferentes de las máquinas y los robots, que no sienten y no se conmueven. Cuando nos resulta difícil llorar seriamente o reír apasionadamente, -son dos signos ¿eh?- entonces ha iniciado nuestro deterioro y nuestro proceso de transformación de «hombres» a algo diferente. La humanidad es saber mostrar ternura, familiaridad y cortesía con todos (cf. Flp 4,5). Espiritualidad y humanidad, aun siendo cualidades innatas, son sin embargo potencialidades que se han de desarrollar integralmente, alcanzar continuamente y demostrar cotidianamente.
4. Ejemplaridad y fidelidad. El beato Pablo VI recordó a la Curia «su vocación a la ejemplaridad», en el ’63. Ejemplaridad para evitar los escándalos que hieren las almas y amenazan la credibilidad de nuestro testimonio. Fidelidad a nuestra consagración, a nuestra vocación, recordando siempre las palabras de Cristo: «El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto» (Lc 16,10) y «quien escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le valdría que le colgasen una piedra de molino al cuello y lo arrojasen al fondo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos! Es inevitable que sucedan escándalos, ¡pero ay del hombre por el que viene el escándalo!» (Mt 18,6-7).
5. Racionalidad y amabilidad: la racionalidad sirve para evitar los excesos emotivos, y la amabilidad para evitar los excesos de la burocracia, las programaciones y las planificaciones. Son dotes necesarias para el equilibrio de la personalidad: «El enemigo y –cito a San Ignacio otra vez, perdónenme…- el enemigo mira mucho si un alma es ancha o delicada de conciencia, y si es delicada procura afinarla más, pero ya extremosamente, para turbarla más y arruinarla». Todo exceso es indicio de algún desequilibrio. Cada exceso es índice de algún desequilibrio, sea el exceso de racionalidad, sea en la amabilidad.
6. Inocuidad y determinación. La inocuidad, que nos hace cautos en el juicio, capaces de abstenernos de acciones impulsivas y apresuradas, es la capacidad de sacar lo mejor de nosotros mismos, de los demás y de las situaciones, actuando con atención y comprensión. Es hacer a los demás lo que queremos que ellos hagan con nosotros (cf. Mt 7,12; Lc 6,31). La determinación es la capacidad de actuar con voluntad decidida, visión clara y obediencia a Dios, y sólo por la suprema ley de la salus animarum (cf. CIC can. 1725).
7. Caridad y verdad. Dos virtudes inseparables de la existencia cristiana: «realizar la verdad en la caridad y vivir la caridad en la verdad» (cf. Ef 4,15). Hasta el punto en que la caridad sin la verdad se convierte en la ideología del bonachón destructivo, y la verdad sin la caridad, en el afán ciego de judicializarlo todo.
8. Honestidad y madurez. La honestidad es la rectitud, la coherencia y el actuar con sinceridad absoluta con nosotros mismos y con Dios. La persona honesta no actúa con rectitud solamente bajo la mirada del vigilante o del superior; no tiene miedo de ser sorprendido porque nunca engaña a quien confía en él. El honesto no es prepotente con las personas ni con las cosas que le han sido confiadas para administrarlas, como hace el «siervo malvado» (Mt 24,48). La honestidad es la base sobre la que se apoyan todas las demás cualidades. La madurez es el esfuerzo para alcanzar una armonía entre nuestras capacidades físicas, psíquicas y espirituales. Es la meta y el resultado de un proceso de desarrollo que no termina nunca y que no depende de la edad que tengamos.
9. Respetuosidad y humildad. La respetuosidad es una cualidad de las almas nobles y delicadas, de las personas que tratan siempre de demostrar respeto auténtico hacia los otros, a la propia misión, a los superiores y a los subordinados, a las prácticas, a los documentos, al secreto y a la discreción; es la capacidad de saber escuchar atentamente y hablar educadamente. La humildad, en cambio, es la virtud de los santos y de las personas llenas de Dios, que cuanto más crecen en importancia, más aumenta en ellas la conciencia de su nulidad y de no poder hacer nada sin la gracia de Dios (cf. Jn 15,8).
10. Dadivosidad -tengo el vicio de los neologismos ¿eh?- Dadivosidad y atención. Seremos mucho más dadivosos de alma y más generosos en dar, cuanta más confianza tengamos en Dios y en su providencia, conscientes de que cuanto más damos, más recibimos. En realidad, sería inútil abrir todas las puertas santas de todas las basílicas del mundo si la puerta de nuestro corazón permanece cerrada al amor, si nuestras manos no son capaces de dar, si nuestras casas se cierran a la hospitalidad y nuestras iglesias a la acogida. La atención consiste en cuidar los detalles y ofrecer lo mejor de nosotros mismos, y también en no bajar nunca la guardia sobre nuestros vicios y carencias. Así rezaba san Vicente de Paúl: «Señor, ayúdame a darme cuenta de inmediato de quienes tengo a mi lado, de quienes están preocupados y desorientados, de quienes sufren sin demostrarlo, de quienes se sienten aislados sin quererlo».
11. Impavidez y prontitud. Ser impávido significa no dejarse intimidar por las dificultades, como Daniel en el foso de los leones o David frente a Goliat; significa actuar con audacia y determinación; sin tibieza «como un buen soldado» (cf. 2 Tm 2,3-4); significa ser capaz de dar el primer paso sin titubeos, como Abraham y como María. La prontitud, en cambio, consiste en saber actuar con libertad y agilidad, sin apegarse a las efímeras cosas materiales. Dice el salmo: «Aunque crezcan vuestras riquezas, no les deis el corazón» (Sal 61,11). Estar listos quiere decir estar siempre en marcha, sin sobrecargarse acumulando cosas inútiles y encerrándose en los propios proyectos, y sin dejarse dominar por la ambición.
12. Y finalmente, atendibilidad y sobriedad. El atendible es quien sabe mantener los compromisos con seriedad y fiabilidad cuando se cumplen, pero sobre todo cuando se encuentra solo; es aquel que irradia a su alrededor una sensación de tranquilidad, porque nunca traiciona la confianza que se ha puesto en él. La sobriedad —la última virtud de esta lista, aunque no por importancia— es la capacidad de renunciar a lo superfluo y resistir a la lógica consumista dominante. La sobriedad es prudencia, sencillez, esencialidad, equilibrio y moderación. La sobriedad es mirar el mundo con los ojos de Dios y con la mirada de los pobres y desde la parte de los pobres. La sobriedad es un estilo de vida que indica el primado del otro como principio jerárquico, y expresa la existencia como la atención y servicio a los demás. Quien es sobrio es una persona coherente y esencial en todo, porque sabe reducir, recuperar, reciclar, reparar y vivir con un sentido de la proporción.
Queridos hermanos, la misericordia no es un sentimiento pasajero, sino la síntesis de la Buena Noticia; es la opción de los que quieren tener los sentimientos del Corazón de Jesús, de quien quiere seriamente seguir al Señor, que nos pide: «Sean misericordiosos como su Padre» (Mt 5,48; Lc 6,36). El Padre Hermes Ronchi dice: «Misericordia: escándalo para la justicia, locura para la inteligencia, consuelo para nosotros, los deudores. La deuda de existir, la deuda de ser amados, sólo se paga con la misericordia».
Así pues, que sea la misericordia la que guíe nuestros pasos, la que inspire nuestras reformas, la que ilumine nuestras decisiones. Que sea el soporte maestro de nuestro trabajo. Que sea la que nos enseñe cuándo hemos de ir adelante y cuándo debemos dar un paso atrás. Que sea la que nos haga ver la pequeñez de nuestros actos en el gran plan de salvación de Dios y en la majestuosidad y el misterio de su obra.
Para ayudarnos a entender esto, dejémonos asombrar por la bella oración, comúnmente atribuida al beato Oscar Arnulfo Romero, pero que fue pronunciada por primera vez por el Cardenal John Dearden:
De vez en cuando, dar un paso atrás nos ayuda
a tomar una perspectiva mejor.
El Reino no sólo está más allá de nuestros esfuerzos,
sino incluso más allá de nuestra visión.
Durante nuestra vida, sólo realizamos una minúscula parte
de esa magnífica empresa que es la obra de Dios.
Nada de lo que hacemos está acabado,
lo que significa que el Reino está siempre ante nosotros.
Ninguna declaración dice todo lo que podría decirse.
Ninguna oración puede expresar plenamente nuestra fe.
Ninguna confesión trae la perfección, ninguna visita pastoral trae la integridad.
Ningún programa realiza la misión de la Iglesia.
En ningún esquema de metas y objetivos se incluye todo.
Esto es lo que intentamos hacer:
plantamos semillas que un día crecerán;
regamos semillas ya plantadas,
sabiendo que son promesa de futuro.
Sentamos bases que necesitarán un mayor desarrollo.
Los efectos de la levadura que proporcionamos
van más allá de nuestras posibilidades.
No podemos hacerlo todo y, al darnos cuenta de ello, sentimos una cierta liberación.
Ella nos capacita a hacer algo, y a hacerlo muy bien.
Puede que sea incompleto, pero es un principio,
un paso en el camino,
una ocasión para que entre la gracia del Señor y haga el resto.
Es posible que no veamos nunca los resultados finales,
pero esa es la diferencia entre el jefe de obras y el albañil.
Somos albañiles, no jefes de obra, ministros, no el Mesías.
Somos profetas de un futuro que no es nuestro.
Y con estos pensamientos, con estos sentimientos, les deseo una buena y santa Navidad y les pido de rezar por mí. Gracias.
(Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).
(RV).- Luego de pedir nuestra oración también por los hermanos de la India que están sufriendo por diversos desastres naturales, el Obispo de Roma saludó a los fieles y peregrinos congregados, y de manera especial a los muchos chicos y chicas presentes este domingo en la Plaza de San Pedro que trajeron los niños de sus belenes para que el Papa los bendiga. “Queridos niños, cuando recen delante de sus pesebres, acuérdense también de mí, como yo me acuerdo de ustedes” fue la cálida invitación de Francisco a los pequeños.
Saludo del Papa
Mi pensamiento va en este momento a las queridas poblaciones de la India, golpeadas recientemente por un grave aluvión. Recemos por estos hermanos y hermanas, que sufren a causa de tal calamidad, y confiemos las almas de los difuntos a la misericordia de Dios. Recemos por todos estos hermanos de la India un Ave Maria a la Virgen: Ave Maria, …
Saludo con afecto a todos ustedes, queridos peregrinos provenientes de varios países para participar en este encuentro de oración. Hoy el primer saludo está dedicado a los niños de Roma, venidos para la tradicional bendición de los “Niñitos”, organizada por el Centro de Oratorios Romanos. Estos niños si que saben hacer bulla, ¿eh? Queridos niños escuchen bien, cuando recen delante de sus pesebres, acuérdense también de mí, como yo me acuerdo de ustedes. Les agradezco, y ¡feliz Navidad!
Saludo a las familias de la comunidad “Hijos en el Cielo” y aquellas ligadas, en la esperanza y en el dolor, al Hospital Bambino Gesù. Queridos padres, les aseguro mi cercanía espiritual y los estimulo a continuar su camino de fe y de fraternidad.
Saludo a la coral polifónica de Racconigi, al grupo de oración “I ragazzi del Papa” – ¡gracias por su apoyo! – y a los fieles de Parma.
Auguro a todos un buen domingo y una Navidad de esperanza, y llena de estupor, del estupor que nos da Jesús, lleno de amor y de paz. No se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y ¡hasta la vista!
(RC-RV)
(from Vatican Radio)
(RV).- Al final del Ángelus el Papa dirigió su pensamiento hacia Siria, Costa Rica y Nicaragua. El Obispo de Roma se refirió al conflicto en Oriente Medio manifestando su aprecio por los recientes acuerdos que se han alcanzado. Francisco mencionó también a Libia donde la esperanza para el futuro, dijo, cobra fuerza con el reciente compromiso asumido por las partes en conflicto. Refiriéndose a Costa Rica y Nicaragua, y a toda la región centroamericana, el Papa auguró que un “espíritu de fraternidad” refuerce el diálogo y la cooperación.
Palabras del Papa
Queridos hermanos y hermanas,
también hoy dirijo un pensamiento a la amada Siria, expresando mucho aprecio por el acuerdo apenas alcanzado por la Comunidad internacional. Aliento a todos a continuar con generoso impulso el camino hacia el cese de las violencias y hacia una solución negociada que conduzca a la paz. De igual manera pienso en la cercana Libia, donde el reciente compromiso asumido entre las Partes para un Gobierno de unidad nacional invita a la esperanza para el futuro.
Asimismo deseo sostener el compromiso de colaboración al que han sido llamados Costa Rica y Nicaragua. Auspicio que un renovado espíritu de fraternidad refuerce ulteriormente el diálogo y la cooperación recíproca, como también entre todos los Países de la Región.
(RC-RV)
(RV).- En la administración ordinaria de la Iglesia, el Santo Padre nombró, el sábado 19 de diciembre, Secretario Adjunto del Consejo Pontificio para la Cultura a Monseñor Paul Tighe, hasta ahora Secretario del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales, elevándolo, al mismo tiempo, a la Sede episcopal titular de Drivasto.
De la misma manera, el Papa Bergoglio nombró a Monseñor Zygmunt Zimowski, Presidente del Consejo Pontificio para los Agentes Sanitarios, Su Enviado Especial a la celebración de la XXIV Jornada Mundial del Enfermo, que tendrá lugar en Nazaret el 11 de febrero del próximo año 2016.
Además, el Santo Padre nombró al Cardenal Vinko Puljic, Arzobispo de Vrhbosna, Su Enviado Especial a las celebraciones que se llevarán a cabo en Croacia el próximo 3 de febrero con ocasión del XVII centenario del martirio de San Blas, Patrono de la Diócesis de Dubrovnik, en el 600 aniversario de la ley contra el comercio de los esclavos.
Por otra parte, el Pontífice nombró Obispo Auxiliar de Tarnów en Polonia, a Monseñor Leszek Leszkiewicz, hasta ahora Vicario foráneo y Párroco de la parroquia de San Nicolás en Bochnia, asignándole la sede titular de Bossa”.
Por último, el Papa Francisco nombró Obispo de la Diócesis de Vijayawada, en la India, al Padre Joseph Raja Rao Thelegathoti, Provincial de los Misioneros Monfortanianos en Bangalore.
Asimismo les informamos que con ocasión de las fiestas navideñas las Misas matutinas que el Papa celebra en la Capilla de la Casa de Santa Marta, en la que participa un pequeño grupo de fieles, se reanudarán el próximo jueves 7 de enero de 2016.
(MFB - RV).
(from Vatican Radio)Ciudad del Vaticano, 17 de diciembre de 2015 (Vis).-Las nuevas embajadoras ante la Santa Sede de Guinea, Letonia e India, respectivamente Fatoumata Balde, Veronika Erte, Smita Purushottam y el nuevo embajador de Bahrein, Muhammad Abdul Ghaffar fueron recibidos esta mañana en audiencia por el Papa Francisco. En el dicurso que les dirigió, el Santo Padre, recordando la reciente publicación de su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, cuya tema era ''Vence la indiferencia y conquista la paz'' , aprovechó la ocasión brindada por el encuentro para invitar a los diplomáticos a colaborar en la promoción de una cultura de la solidaridad, que contrarreste la globalización de la indiferencia, una de las tendencias negativas de nuestro tiempo .
''Hay muchas formas en que se manifiesta esta actitud de indiferencia -explicó- y también son diversas las causas que contribuyen a alimentarla, pero esencialmente se remontan a un humanismo desequilibrado, en que el hombre ha tomado el lugar de Dios y, por lo tanto, se ha convertido, a su vez, en víctima de diversas formas de idolatría. Incluso la crisis ecológica seria que estamos viviendo se remonta a este desequilibrio antropológico. La indiferencia hacia Dios, hacia el prójimo y hacia el ambiente están vinculadas entre sí y se alimentan recíprocamente. Por lo tanto se pueden combatir solamente con una respuesta que las enfrente juntas, es decir con un nuevo humanismo que recoloque al ser humano en su justa relación con el Creador, con los demás y con la creación. Se trata, de construir una cultura de la solidaridad y la compartición en ámbito social, cultural y educativo...Todo ello es necesario para vencer la indiferencia y construir la paz''.
Después el Pontífice se refirió al año que está por terminar, marcado por desgracia por una multiplicación de conflictos violentos, tanto bélicos como terroristas. ''Una situación -observó- que está causando cada vez más en las conciencias maduras una reacción no violenta, sino espiritual y moral. Es la que queremos y debemos alimentar con los medios a nuestra disposición y de acuerdo con nuestras responsabilidades. La Iglesia Católica, de acuerdo con su misión, con el Jubileo de la Misericordia, se propone difundir en todo el mundo el espíritu de perdón y reconciliación, llamando a los fieles y a los hombres y mujeres de buena voluntad a abrirse al don de la gracia de Dios y a practicar lo que en nuestra tradición son las "obras espirituales y corporales de misericordia." Los Estados están llamados también a hacer gestos concretos, actos de valentía para con las personas más frágiles de su sociedad, como los encarcelados, los emigrantes, los desempleados y los enfermos. Deseo, además, en este Año jubilar, formular un llamamiento urgente a los responsables de los Estados para hacer gestos concretos en favor de nuestros hermanos y hermanas que sufren por la falta de trabajo, tierra y techo. En ámbito internacional espero vivamente que toda Nación se comprometa a renovar sus relaciones con otros pueblos para que se llegue a la fraternidad también dentro de la familia de las naciones''.
El Papa concluyó su discurso enviando a través de los nuevos representantes diplomáticos no residentes un saludo fraternal a los pastores y fieles de las comunidades católicas presentes en sus países, animándoles a contribuir siempre con lealtad al bien común de la sociedad. ''Y lo podrán hacer más y mejor -subrayó- cuánto más se reconozca efectivamente su plena libertad religiosa. La Santa Sede, por su parte, se honra de instaurar con cada uno de ustedes y de los países que representan un diálogo abierto y respetuoso y una colaboración constructiva''.
Ciudad del Vaticano, 18 de diciembre de 2015 (Vis).-El Santo Padre recibió ayer tarde en audiencia al cardenal Angelo Amato, S.D.B., Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y autorizó la publicación de los decretos relativos a:
-MILAGROS
Un milagro atribuido a la intercesión de la beata Teresa de Calcuta (en el siglo Agnes Gonxha Bojaxhiu), macedonia, Fundadora de la Congregación de las Misioneras de la Caridad y de los Misioneros de la Caridad (1910-1997).
VIRTUDES HEROICAS
-Siervo de Dios Giuseppe Ambrosoli, italiano, sacerdote profeso de los Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús (1923 -1987).
-Siervo de Dios Adolfo (en el siglo Leonardo Lanzuela Martínez), español, religioso profeso del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, 1894-1976.
-Siervo de Dios Heinrich Hahn, laico alemán (1800 -1882).
(RV).- La tarde del viernes 18 de diciembre el Papa Francisco llegó hasta la estación central de trenes de Roma para abrir la Puerta Santa de la Caridad en dos estructuras de Caritas: el hostal Don Luigi di Liegro y el comedor San Juan Pablo II. En Termini el Papa presidió el rito de la apertura de la Puerta Santa y posteriormente se realizó una procesión que concluyó con la Eucaristía celebrada por el Pontífice en la que participaron exclusivamente los huéspedes de los centros de acogida de la Caritas diocesana acompañados por algunos voluntarios y operadores. El hostal Don Luigi di Liegro y el comedor San Juan Pablo II son dos estructuras de acogida para personas sin techo: el primero hospeda a 195 personas cada noche y al comedor van 500 personas por la tarde.
(RC-RV)
Ciudad del Vaticano, 18 de diciembre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha recibido esta mañana en el Aula Pablo VI a setecientas personas procedentes de los ayuntamientos bávaros de Hirschau, Schnaittenbach y Freudenberg, que han regalado este año el árbol de Navidad de la Plaza de San Pedro y a los representantes de la provincia italiana de Trento que junto con esa arquidiócesis han realizado el Nacimiento. Los adornos del abeto son de la Fundación Condesa Lene Thun con sede en Bolzano y, como recordó el Santo Padre representan los sueños de los niños que lo han decorado con los que se congratuló.
''Esos deseos que lleváis en el corazón -dijo- están ahora en el lugar más adecuado porque están cerca del Niño de Belén: están confiados al que 'vino a habitar entre nosotros'. Jesús no apareció sencillamente en la tierra, no nos dedicó solamente algo de tiempo, sino que vino para compartir nuestra vida y acoger nuestros deseos. Porque quiso y quiere todavía vivir aquí, entre nosotros y para nosotros. Le importa nuestro mundo que, en Navidad, se convirtió en su mundo. El Nacimiento nos lo recuerda: Dios, por su gran misericordia, bajo hacia nosotros para quedarse con nosotros''.
El Nacimiento nos dice también que el Señor ''nunca se impone con la fuerza. Para salvarnos no cambió la historia haciendo un milagro grandioso. En cambio, vino con simplicidad, humildad, mansedumbre. A Dios no le gustan las imponentes revoluciones de los poderosos de la historia y no utiliza la varita mágica para cambiar las situaciones. Al contrario, se hace pequeño para atraernos con amor, para llegar a nuestros corazones con su bondad humilde, para llamar la atención con su pobreza a los que se afanan en acumular los falsos tesoros de este mundo''.
El Santo Padre recordó que esa era la intención de san Francisco cuando inventó el Nacimiento porque, como afirman las Fuentes Franciscanas, quería ''celebrar la memoria del niño que nació en Belén y contemplar de alguna manera con los ojos del cuerpo lo que sufrió en su invalidez de niño''. En esa escena ''la simplicidad recibe honor, la pobreza es ensalzada, se valora la humildad''. ''Os invito -añadió- a deteneros ante el Nacimiento porque allí nos habla la ternura de Dios. Allí se contempla la misericordia divina, que se hizo carne humana y puede enternecer nuestras miradas. Pero sobre todo quiere mover nuestros corazones''.
Y en ese sentido Francisco señaló que en el Pesebre hay una figura que revela el misterio de la Navidad. ''Es un personaje que hace una obra de bien inclinándose para ayudar a un anciano. No solamente mira a Dios; lo imita porque, como Dios, se inclina con misericordia sobre el que lo necesita. ¡Que vuestros dones que esta noche serán iluminados -finalizó- atraigan muchas miradas y sobre todo reaviven en la vida la luz verdadera de Navidad!''.
Ciudad del Vaticano, 17 de diciembre de 2015 (Vis).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del manual ''Making Human Rights Work for People Living in Extreme Poverty: a Handbook for Implementing the UN Guiding Principles on Extreme Poverty and Human Rights'' (Derechos humanos para las personas que viven en la extrema pobreza: un manual para la aplicación de los principios rectores de la ONU sobre la extrema pobreza y los derechos humanos). Han intervenido en el acto
Mons. Bernardo Johannes Bahlmann, O.F.M., obispo de Óbidos (nordeste de Brasil); Michel Roy, Secretario General de Caritas Internationalis; P. Michael A. Perry, O.F.M., Ministro General de la Orden Franciscana de los Frailes Menores, Francesca Restifo, Franciscans International (FI), Directora de Abogacía Internacional y Jean Tonglet, ATD Fourth World (Cuarto Mundo) Delegado para Italia y Relaciones con la Santa Sede.
Tras las intervenciones de mons. Bahlmann, que habló de la deforestación del Amazonas y de las consecuencias catastróficas para las poblaciones que la habitan y para todo el planeta y del Padre Perry que recordó cómo los franciscanos vivan en estrecho contacto con comunidades afectadas por la pobreza en diversas partes del mundo e intenten establecer un fuerte vínculo entre la protección de sus derechos y los del ambiente, tomó la palabra Francesca Restifo que explicó el contenido y los objetivos del Manual.
''La eliminación de la pobreza extrema no representa solamente un deber moral -afirmó Restifo- es también una obligación legal, en virtud de la normativa internacional vigente en materia de derechos humanos. La pobreza extrema no es sólo una cuestión económica; es un fenómeno multidimensional que incluye tanto la falta de ingresos económicos como de las capacidades básicas para vivir con dignidad; algo que afecta de manera significativa a la capacidad de las personas para ejercer o recuperar sus derechos en un futuro previsible. Los principios rectores son el primer instrumento de la ONU dedicado a las personas en situación de pobreza. Nos hemos dado cuenta del potencial de este documento y de inmediato sentimos la necesidad de traducirlo a un lenguaje accesible a todos. Como está en ellos sancionado: "La extrema pobreza no es inevitable. Es, al menos en parte, una situación creada, fomentada y perpetuada por las acciones y omisiones de los Estados y otros agentes económicos. Pero los medios para erradicarla existen y son accesibles ".
Los medios son ''una impostación basada en los derechos humanos que proporcione un marco para erradicar la extrema pobreza a largo plazo partiendo del reconocimiento de las personas que viven en la pobreza como titulares de derechos y agentes de su propio cambio. El empoderamiento, es decir, conseguir que las personas sean independientes y activas en sus comunidades a la hora de reclamar sus derechos. La participación y la consulta con estas personas en las políticas que las afectan personalmente''.
''El objetivo del manual que hoy presentamos -continuó- es ayudar a los actores locales a entender mejor las consecuencias, en términos de derechos humanos, para las personas que viven en la pobreza extrema, y proponerles una serie de acciones concretas para exigir sus derechos y convertirse en agentes del cambio. Nuestro objetivo fue traducir sus retos individuales en acciones colectivas. Para conseguirlo escuchamos en primer lugar las necesidades de los que trabajan con las personas que viven en condiciones de pobreza... Han sido dos años de constante consulta y colaboración a nivel capilar con las comunidades locales y un constante intercambio de ideas e información. Hemos consultado con los activistas que operan en las bidonvilles urbanas y en las zonas rurales con acceso limitado a los servicios básicos, con las poblaciones indígenas locales que están perdiendo sus tierras y sus medios de vida a causa de las operaciones de las grandes empresas multinacionales, y con aquellos que trabajan directamente sobre el terreno para proteger a las mujeres, los niños, los migrantes y los refugiados''.
Hablando del contenido del manual, Restifo resumió que después del capítulo introductorio, la segunda parte establece algunos principios fundamentales, tales como la importancia de ganar la confianza de las personas que viven en extrema pobreza, la evaluación de los riesgos que podrían correr si reclaman sus derechos y su participación activa en todas las etapas del proceso. En la tercera parte se dan sugerencias y se proponen acciones concretas que se pueden emprender para ayudar a las autoridades a que respeten sus obligaciones en materia de derechos humanos - propuestas válidas tanto para los países en desarrollo como para los ya industrializados-. Esta es también la parte que se centra en los grupos de derechos, reconociendo su individisibilidad, interrelación e interdependencia. Es una guía práctica para actuar de acuerdo con la situación y los problemas particulares de las partes interesadas. Por último, la cuarta parte está dedicada a la importancia del seguimiento de las acciones emprendidas.
Por último, Restifo subrayó que no hay una clara línea divisoria entre la pobreza extrema y la pobreza, pero la primera se caracteriza por las violaciones múltiples e interrelacionadas de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales. ''La pobreza extrema -aclaró- afecta a varios ámbitos de la existencia humana y, a menudo, crea un círculo vicioso de impotencia, estigmatización, discriminación, exclusión y privación material .. elementos que se alimentan recíprocamente. Algunas personas pueden ser pobres y al mismo tiempo formar parte de un tejido social en el que, de todas formas, resultan integradas. Otras no disfrutan de las mismas posibilidades''.
Ciudad del Vaticano, 16 de diciembre de 2015 (Vis).-El segundo informe periódico del Comité Moneyval del pasado 8 de diciembre confirma que en los dos últimos años la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano han conseguido progresos notables en la construcción de un marco institucional y normativo para la prevención y la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrrorismo que es adecuado y eficaz ( en particular, en los apartados 18-19: los tribunales vaticanos han congelado 11.2 millones de euros como resultado de las investigaciones en curso), se lee hoy en una Nota publicada por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
Por cuanto se refiere a la Oficina del Promotor de Justicia, las investigaciones son complejas desde el punto de vista técnico y requieren un análisis detallado. Tienen una importante faceta internacional y transnacional ya que abarcan los delitos cometidos fuera del territorio vaticano y a personas que se encuentran fuera del Vaticano (cf.par. 18).
La Santa Sede ha establecido una red internacional que le permite colaborar activamente con otros Estados en estos casos, sea en el ámbito de la AIF (Autoridad de Información Financiera), como en el de los tribunales. Las informaciones y estadísticas contenidas en el Informe lo demuestran. El Tribunal vaticano ha solicitado y recibido la asistencia judiciaria recíproca (rogatorias) de otros Estados. El Informe confirma que la asistencia judiciaria recíproca es ampliamente utilizada (par. 79).
La Santa Sede acoge la invitación del Comité Moneyval para que refuerce todavía más a capacidad de sus tribunales y de la Gendarmería para conducir investigaciones más incisivas en el ámbito penal y castigar los delitos de blanqueo de capitales y de financiación del terrorismo cometidos en el ámbito de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano.
(RV).- En la Audiencia General del tercer miércoles de diciembre en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco recordó “la apertura de la Puerta Santa de la Misericordia de la Catedral de Roma, en la Basílica de San Juan de Letrán y de todas las diócesis del mundo, así como de los santuarios y las iglesias en las cuales los Obispos indicaron hacerlo”.
Así mismo, el Pontífice subrayó el inicio del Jubileo Extraordinario de la Misericordia con la celebración de los 50 años de la conclusión del Concilio Vaticano II. “La Iglesia Una – dijo el Papa – que vive de la comunión misma de Dios. De este misterio que hace de la Iglesia signo del amor del Padre, crece y madura en nuestro corazón, cuando el amor, que reconocemos en la Cruz de Cristo y en la cual nos sumergimos, nos hace amor como nosotros mismos somos amados por Él”.
Texto completo de la catequesis del Papa Francisco:
Queridos hermanos y hermanas ¡buenos días!
El domingo pasado ha sido abierta la Puerta Santa de la Catedral de Roma, la Basílica de San Juan de Letrán, y se ha abierto una Puerta de la Misericordia en la Catedral de cada diócesis del mundo, también en los Santuarios y en las Iglesias que los Obispos han dicho hacerlo. El Jubileo es en todo el mundo no solamente en Roma.
He deseado que este signo de la Puerta Santa estuviera presente en cada Iglesia particular, para que el Jubileo de la Misericordia pueda ser una experiencia compartida por cada persona. El Año Santo, en este modo, ha comenzado en toda la Iglesia y viene celebrado en cada diócesis como en Roma, también la primera Puerta Santa ha sido abierta en el corazón de África y Roma es aquel signo visible de la comunión universal. Que esta comunión eclesial sea cada vez más intensa, para que la Iglesia sea en el mundo el signo vivo del amor y de la misericordia del Padre. Que la Iglesia sea signo vivo del amor y de misericordia.
También la fecha del 8 de diciembre ha querido subrayar esta exigencia, vinculando, a 50 años de distancia, el inicio del Jubileo con la conclusión del Concilio Ecuménico Vaticano II. En efecto, el Concilio ha contemplado y presentado la Iglesia a la luz del misterio, del misterio de la comunión. Extendida en todo el mundo y articulada en tantas Iglesias particulares, es siempre y sólo la única Iglesia que Jesucristo ha querido y por la cual se ha ofrecido Él mismo. La Iglesia “una” que vive de la comunión misma de Dios.
Este misterio de comunión, que hace de la Iglesia signo del amor del Padre, crece y madura en nuestro corazón, cuando el amor, que reconocemos en la Cruz de Cristo y en cual nos sumergimos, nos hace amar como nosotros mismos somos amados por Él. Se trata de un Amor sin fin, que tiene el rostro del perdón y de la misericordia.
Pero el perdón y la misericordia no deben permanecer como bellas palabras, sino realizarse en la vida cotidiana. Amar y perdonar son el signo concreto y visible que la fe ha transformado nuestros corazones y nos permite expresar en nosotros la vida misma de Dios. Amar y perdonar como Dios ama y perdona. Este es un programa de vida que no puede conocer interrupciones o excepciones, sino que nos empuja a andar siempre más allá sin cansarnos nunca, con la certeza de ser sostenidos por la presencia paterna de Dios.
Este gran signo de la vida cristiana se transforma después en tantos otros signos que son característicos del Jubileo. Pienso en cuantos atravesarán una de las Puertas Santas, que en este Año son verdaderas Puertas de la Misericordia, Puertas de la Misericordia. La Puerta indica a Jesús mismo que ha dicho: «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento» (Jn 10,9). Atravesar la Puerta Santa es el signo de nuestra confianza en el Señor Jesús que no ha venido para juzgar, sino para salvar (cfr Jn 12,47). Estén atentos eh, que no haya alguno más despierto, demasiado astuto que les diga que se tiene que pagar, no, la salvación no se paga, la salvación no se compra, la Puerta es Jesús y Jesús es gratis. Y la Puerta, Él mismo, hemos escuchado, que habla de aquellos que dejan entrar no como se debe y simplemente dice que son ladrones, estén atentos, la salvación es gratis.
Atravesar la Puerta Santa es signo de una verdadera conversión de nuestro corazón. Cuando atravesamos aquella Puerta es bueno recordar que debemos tener abierta también la puerta de nuestro corazón. Estoy delante de la Puerta Santa y pido al Señor ayúdame a abrir la puerta de mi corazón. No tendría mucha eficacia el Año Santo si la puerta de nuestro corazón no dejará pasar a Cristo que nos empuja a andar hacia los otros, para llevarlo a Él y a su amor. Por lo tanto, como la Puerta Santa permanece abierta, porque es el signo de la acogida que Dios mismo nos reserva, así también nuestra puerta, aquella del corazón, esté siempre abierta para no excluir a ninguno. Ni siquiera aquella o aquel que me molestan. Ninguno.
Un signo importante del Jubileo es también la Confesión. Acercarse al Sacramento con el cual somos reconciliados con Dios equivale a tener experiencia directa de su misericordia. Es encontrar el Padre que perdona. Dios perdona todo. Dios nos comprende también en nuestras limitaciones nos comprende también en nuestras contradicciones. No solo, Él con su amor nos dice que cuando reconocemos nuestros pecados nos es todavía más cercano y nos anima a mirar hacia adelante. Dice más, que cuando reconocemos nuestros pecados, pedimos perdón, hay fiesta en el cielo, Jesús hace fiesta en el cielo y esta es su misericordia. No se desanimen. Adelante, adelante con esto.
Cuántas veces me han dicho: “Padre, no consigo perdonar”, el vecino, el colega de trabajo, la vecina, la suegra, la cuñada, todos hemos escuchado eso: no consigo perdonar. Pero ¿cómo se puede pedir a Dios que nos perdone, si después nosotros no somos capaces del perdón? Perdonar es una cosa grande, no es fácil perdonar, porque nuestro corazón es pobre y con sus fuerzas no lo puede hacer. Pero si nos abrimos a acoger la misericordia de Dios para nosotros, a su vez somos capaces de perdón. Y tantas veces he escuchado decir: pero a esa persona yo no podía verla, la odiaba, un día me he acercado al Señor, he pedido perdón de mis pecados, y también he perdonado aquella persona. Estas cosas de todos los días, y tenemos cerca de nosotros esta posibilidad.
Por lo tanto, ¡ánimo! Vivamos el Jubileo iniciando con estos signos que llevan consigo una gran fuerza de amor. El Señor nos acompañará para conducirnos a tener experiencia de otros signos importantes para nuestra vida. ¡Ánimo y hacia adelante!
(Traducción del italiano, Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).
(from Vatican Radio)El signo concreto que es amar y perdonar como Dios ama y perdona, se transforma en muchos otros signos como el atravesar la Puerta Santa, dijo Francisco el 16 de diciembre de 2015. “La Puerta simboliza al mismo Jesús –dijo-. Cuando pasamos por ella manifestamos nuestra confianza en él y el deseo de una verdadera conversión. Jesús nos anima a salir al encuentro de los demás para llevarles su amor. La confesión es también un signo importante del Jubileo. Acercarse al Sacramento de la Reconciliación es recibir directamente la misericordia divina y, si nos abrimos a ella, también nosotros seremos capaces de perdonar a los demás”. jesuita Guillermo Ortiz
Texto completo del Resumen de la catequesis en español
Queridos hermanos y hermanas: El Año Santo de la Misericordia ha comenzado en toda la Iglesia y se celebra en cada diócesis, como un signo visible del amor misericordioso del Padre y de la comunión universal. La Iglesia, que es “una”, vive la comunión con Dios mismo. Este misterio de comunión hace crecer y madurar en nuestro corazón el amor de Dios, que se manifiesta en la misericordia y el perdón. Amar y perdonar son el signo concreto y visible de que la fe ha cambiado nuestros corazones. Este gran signo de la vida cristiana se transforma después en muchos otros signos que son característicos del Jubileo, como el atravesar la Puerta Santa. La Puerta simboliza al mismo Jesús. Cuando pasamos por ella manifestamos nuestra confianza en él y el deseo de una verdadera conversión. Jesús nos anima a salir al encuentro de los demás para llevarles su amor. La confesión es también un signo importante del Jubileo. Acercarse al Sacramento de la Reconciliación es recibir directamente la misericordia divina y, si nos abrimos a ella, también nosotros seremos capaces de perdonar a los demás.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Hermanos y hermanas, les animo a abrir la puerta del corazón para dejar entrar a Cristo y ser portadores de su misericordia. Les deseo también una buena preparación y una santa celebración de la Navidad. Muchas gracias.
Ciudad del Vaticano, 14 de diciembre de 2015 (Vis).-El Santo Padre ha recibido en audiencia en el Palacio Apostólico Vaticano al Presidente de Sri Lanka, Maithripala Sirisena, que se ha reunido sucesivamente con el cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado acompañado por el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.
Los coloquios, transcurridos en una atmósfera de cordialidad, se abrieron con el recuerdo de la visita del Santo Padre a Sri Lanka el pasado mes de enero, para pasar más tarde a examinar algunos aspectos de la historia reciente del país y del proceso de paz y reconciliación en curso, manifestando el deseo de que contribuya a promover una sólida armonía social. Asimismo, se evidenció la contribución de la Iglesia católica en varios sectores de la sociedad y la importancia del diálogo interreligioso.
También hubo un intercambio de pareceres sobre el tema del ambiente y una evaluación de los resultados de la Conferencia sobre el cambio climático recientemente concluida en París.
(RV).- “¡El trabajo es un derecho para todos!” Fueron palabras del Papa Francisco al recibir en audiencia en el Aula Pablo VI, este martes 14 de diciembre, a dos mil participantes del Proyecto Policoro, llegados a Roma en ocasión de su vigésimo año de actividad. Un Proyecto dedicado a la desocupación juvenil de jóvenes del sur de Italia, promovido por Conferencia Episcopal Italiana.
Recordando que el Proyecto nace como fruto del Congreso Eclesial de Palermo, el Papa destacó la importancia de una “iniciativa de promoción juvenil, de desarrollo local a dimensión nacional” con “gestos concretos”, “signos visibles del empeño de estos 20 años”.
Tras constatar que el Proyecto ha demostrado cómo la calidad del trabajo “libre, creativo, participativo y solidario” exprime y hace crecer siempre la dignidad de la misma vida humana, el Papa instó a “no perder de vista la urgencia de reafirmar esta dignidad”. Y recordó a los tantos jóvenes víctimas de la desocupación, resignados a continuos rechazos o a la indiferencia. “El trabajo no es un don concedido a pocos recomendados – afirmó – ¡es un derecho para todos!”. El Obispo de Roma invitó a continuar promoviendo iniciativas de inclusión juvenil de forma “comunitaria y participativa”, a sostener las nuevas energías invertidas en el trabajo promoviendo un estilo de creatividad que ponga al centro “la solidaridad como don”.
Luego el aliento del Papa a proseguir en el compromiso de desarrollar proyectos a ‘escala humana’, “proyectos respetuosos de la dignidad de quien los realiza y de quien se beneficia y que den “el justo valor al esfuerzo realizado”. “De esta manera – aseguró – los jóvenes redescubren la vocación al trabajo: el sentido ‘alto’ de un empeño que va más allá del resultado económico, para transformarse en edificación del mundo, de la sociedad, de la vida”. Por ello, Francisco instó a educar a las jóvenes generaciones a buscar la ‘justa medida’, destacando que “en la escuela del Evangelio se aprende lo que es verdaderamente necesario” y por ello es “el justo camino”.
La tarea del Proyecto Polidoro “no es simplemente ayudar a los jóvenes a encontrar una ocupación” - aclaró el Santo Padre - sino que “es también una responsabilidad de evangelización a través del valor santificante del trabajo”, “no de un trabajo que humilla”, sino aquel que “hace al hombre libre verdaderamente según su noble dignidad”.
Finalmente, agradeciéndoles por su compromiso, el Papa los confió a la intercesión de San José Obrero, con el deseo de que el Rostro de la Misericordia de Dios, "resplandezca sobre su camino y les indique sendas de creatividad y esperanza". "Recemos a la Virgen - invitó - para que nos enseñe a ayudar a tantos jóvenes a encontrar trabajo".
(MCM-RV)