octubre 2015
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08:17

(RV).- El Papa Francisco recibió en audiencia en la mañana de este viernes 30 de octubre a la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano, CELAM, encabezados por su presidente, el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá. El Pontífice dirigió un mensaje a los obispos del Consejo, que este año celebra su sexagésimo aniversario, expresando su viva estima y uniéndose a ellos en acción de gracias por los frutos que ha dado el servicio de su trabajo a la Iglesia en Latinoamérica.

Texto completo del Mensaje del Papa

Querido Hermano:

Con ocasión de los 60 años del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), deseo unirme en oración de acción de gracias por todo el bien que el Señor ha ido sembrando y dando fruto por medio de su servicio a la Iglesia de Dios en América Latina.

Espero que el CELAM, teniendo como prioridad la conversión pastoral y misionera, sea cada vez más partícipe, sostén e ímpetu irradiante de ese movimiento evangelizador hacia todos los ambientes y confines. Es importante que nuestras comunidades sean «casa y escuela de comunión», que atraigan por una sorprendente fraternidad fundada en el reconocimiento del Padre común, y ayuden a mantener siempre viva en la Iglesia en América Latina la pasión por nuestros pueblos, la asunción de sus sufrimientos y la capacidad de discernimiento cristiano de las vicisitudes de su historia presente, para abrir caminos de mayor equidad, paz y justicia.

La próxima apertura del Jubileo extraordinario de la Misericordia será un acontecimiento de gracia en el que el CELAM ha de prestar un servicio fundamental de animación, intercambio y celebración.

Querido hermano, al transmitirle mis más cordiales saludos de viva estima, imparto a todos los miembros y colaboradores del CELAM, y a todo el episcopado latinoamericano y del Caribe, mi Bendición Apostólica, poniendo en la tilma de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de América, todos estos propósitos para que, por su intercesión, Nuestro Señor Jesucristo suscite siempre nuevos y más santos discípulos misioneros en nuestras iglesias, y más valientes constructores de paz y justicia en nuestras naciones.

(from Vatican Radio)

08:17

Ciudad del Vaticano, 30 de octubre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha enviado un mensaje al Grupo Santa Marta- la iniciativa para la lucha contra la trata de personas impulsada por el pontífice- que involucra a cuerpos de seguridad de varios países, episcopados, organizaciones sociales y representantes de varias confesiones religiosas, que se reúne durante dos días en San Lorenzo del Escorial (España). La reina Sofía inaugura este viernes el encuentro, en el que participan cardenales y obispos, activistas sociales y unos 50 jefes de Policía de todo el mundo.

En el poco tiempo de su existencia -escribe Francisco- este benemérito grupo ha sabido realizar mucho y está llamado a una tarea decisiva para la erradicación de las nuevas esclavitudes y recuerda que en el úlitmo año ha habido novedades institucionales significativas, que sin duda pueden apoyar su actividad, comenzando por el Encuentro de los Alcaldes en la Ciudad del Vaticano el 21 de julio en el que importantes personalidades firmaron una declaración comprometiéndose a erradicar las nuevas esclavitudes que condenan como un crimen contra la humanidad.

También menciona la reciente aprobación de la Agenda 2030, con los nuevos objetivos del desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, entre los que se encuentra la adopción de medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, a más tardar en 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas.

Cita igualmente el Papa el discurso que pronuncio ante Organización de las Naciones Unidas en New York el pasado 25 de septiembre en el que afirmó que el mundo reclama de todos los gobernantes ''una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y medidas inmediatas, para preservar y mejorar el ambiente natural y vencer cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus tristes consecuencias...Es tal la magnitud de estas situaciones y el grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda tentación de caer en un nominalismo declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias''. ''Hoy los 193 estados que adhieren a la ONU tienen un nuevo imperativo moral para combatir la trata de personas, verdadero crimen contra la humanidad. La colaboración entre los Obispos y las autoridades civiles, cada uno según su propia misión y naturaleza con el fin de ir descubriendo las mejores prácticas para la realización de esta delicada tarea, es un paso decisivo para asegurarse que la voluntad de los gobiernos llegue a las víctimas de un modo directo e inmediato, constante, eficaz y concreto''.

''Por mi parte -concluye Francisco- pido a Dios Todopoderoso que les dé la gracia de llevar adelante esta misión, tan delicada, tan humanitaria y tan cristiana, de curar las llagas abiertas y dolientes de la humanidad, que son también las llagas de Cristo. Les aseguro todo mi apoyo y mi oración, y el apoyo y las oraciones de los fieles de la Iglesia Católica. Con la ayuda de Dios y la colaboración de Ustedes este indispensable servicio del grupo de Santa Marta podrá liberar las víctimas de las nuevas esclavitudes, rehabilitar las y los cautivos y excluidos, desenmascarar a los traficantes y a los creadores del mercado, y rendir una asistencia eficaz a las ciudades y naciones; un servicio para el bien común y la promoción de la dignidad humana, que sepa actuar lo mejor de cada persona y de cada ciudadano''.

07:41

Ciudad del Vaticano, 29 de octubre de 2015 (Vis).-Esta mañana, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a Dalia Grybauskaité, Presidenta de la República de Lituania que sucesivamente ha encontrado al cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado, a quien acompañaba el arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados.

Durante las conversaciones, transcurridas en un clima cordial, se puso de manifiesto el aprecio por la contribución positiva de la Iglesia Católica a la sociedad lituana. Más tarde, se examinaron algunas cuestiones de interés mutuo, tales como la integración europea, la necesidad de una mayor solidaridad entre las naciones para hacer frente a los diversos desafíos del presente, la acogida de los inmigrantes en Europa, la paz y la seguridad en ámbito regional e internacional, el conflicto en Ucrania, y la situación en el Medio Oriente, con especial referencia a Siria y Tierra Santa.

07:41

Ciudad del Vaticano, 29 de octubre de 2015 (Vis).-La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha dado a conocer hoy el programa de la visita que el Santo Padre efectuará a Prato y Florencia, el 10 de noviembre con motivo del V Congreso Nacional de la Iglesia Italiana.

El Papa saldrá a las 7 de la mañana del helipuerto vaticano y llegará una hora más tarde al campo deportivo municipal de Prato. Desde allí irá a la catedral en cuya plaza pronunciará un discurso ante los trabajadores . A las 9.00 se desplazará en helicóptero a Florencia donde, tras el aterrizaje en el estadaio Luigi Ridolfi, visitará el baptisterio y encontrará en la Plaza de Santa Maria del Fiore a los representantes del Congreso nacional de la Iglesia Italiana. A las 12.00 rezará el ángelus y saludará a los enfermos en la basílica de la Santissima Annunziata; también almorzará allí con los pobres que frecuentan el comedor de San Francesco Poverino. Después de celebrar la santa misa en el estadio municipal Artemio Franchi, el Santo Padre se despedirá de las autoridades y emprenderá, a las 17.00 el regreso a Roma donde llegará alrededor de las 18.00

11:19

José Ernesto Hernández R., msp.

Uno de los problemas al que se enfrentan los devotos a la mal llamada <<santa muerte>>, una vez que saben que su culto es satánico en esencia, y que, por tanto, desagrada a Dios, es el miedo a dejarlo. Los mismos brujos o curanderos -como suelen llamarse- se encargan de llenar a los <<devoto>> de falsas ideas que mantienen a las personas sometidas u obligadas a permanecer en dicho culto. Más, ¿acaso no es esto una contradicción? Si es <<buena>> como dicen, ¿Por qué tener miedo?

Las ideas al respecto son muy variadas, por ejemplo: <<si dejo el culto, la “niña blanca” se va a vengar llevándose a alguno de mis familiares o a alguno de mis hijos>>, <<no puedo tirar la imagen que tengo en la casa porque luego aparecerá otra más grande, siempre me perseguirá>>, <<si dejo de ponerle manzanas y veladoras ya no me va a rendir el dinero>>… Así, existen personas que están convencidas de que una vez que han participado del culto o veneración a la <<niña blanca>> es imposible dejarlo.

La muerte, en primer lugar, no existe como persona, sino que solo es un estado, como el nacimiento de alguien o el celebrar un cumpleaños. Dice san pablo: <<porque no estamos luchando con poderes humanos, sino con malignas fuerzas espirituales, que tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea>> (Ef 6, 12), por lo tanto, se requiere compromiso y decisión en quien quiere abandonar de manera definitiva la devoción, o dejar de <<trabajar>> con la muerte en el caso de los <<curanderos>>. Se trata de una verdadera conversión de vida no de un sentimentalismo momentáneo.

Lo primero que se debe hacer es una renuncia  fuerte y decidida de esta práctica, mediante el sacramento de la Reconciliación, pues su finalidad <<es la de participar la vida divina>> (CEC No. 1131) como los otros Sacramento, que son gracia y fortaleza  de Dios que nos asisten  en nuestra vida diaria. Luego, es necesaria una profesión de fe en cristo Jesús, como único y absoluto vencedor de la muerte, y el Señor de la propia vida. Esto se debe hacer en la iglesia y, de preferencia, ante Jesús Sacramentado. Además, se debe invocar la presencia virginal de María, madre de Dios; así como la intercesión de los santos.

El segundo paso será destruir todo lo relacionado con el culto -nunca con una actitud retadora, sino como confianza en Dios- imágenes, amarres, amuletos, tirar lociones, fragancias, fetiches de las puertas, será importante destruir todo, y no sólo tirarlo sino destruirlo literalmente, para evitar el riesgo de que alguien vuelva a recogerlos. En el caso de imágenes o artículos hechos en algún metal precioso como oro o plata, se manda a fundir y a elaborar alguna otra imagen de preferencia  de algún santo. Mientras se estén destruyendo los objetos es conveniente rezar el rosario, o alguna oración que se sepa. Si es posible, invítese al sacerdote para que bendiga la casa.

Es importante saber que esto no es magia, ni tiene nada que ver con un exorcismo, solo se trata  de una renuncia al mal y de un acto voluntario de fe y cambio de vida, así como la aceptación de Jesucristo. Será necesario frecuentar los sacramentos, y a Eucaristía al menos los domingos, así como la lectura y meditación de la palabra de Dios pues <<la palabra de Dios es la espada que les da el Espíritu santo>> (cf. Ef 6, 17). Nunca debe predominar el miedo pues el evangelio, que es cristo mismo, es <<poder de Dios para todos los que creen, alcancen la salvación>> (cf. Rm 1, 16).

De: Inquietud Nueva  septiembre-octubre 2014 N°179.
Capturado por: Hermano Sergio Alberto Santiago Vargas.
Grupo: CERS.
Parroquia María Auxiliadora Diócesis de Tuxpan, Veracruz.

07:56

Ciudad del Vaticano, 28 de octubre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha erigido, con un Quirógrafo fechado hoy, la Fundación Gravissimum Educationis. En el texto, el Santo Padre manifiesta su agradecimiento a la Congregación para la Educación Católica por las iniciativas promovidas durante el quincuagésimo aniversario de la Declaración Gravissimum educationis sobre la educación, promulgada por el Concilio Vaticano II, tal día como hoy en 1965 y acoge la petición de constituir en el Estado de la Ciudad del Vaticano una fundación con ese nombre.

''También me complace saber -añade - que ese dicasterio desea establecer en esta circunstancia una Fundación llamada Gravissimum Educationis encaminada a proseguir "fines científicos y culturales para promover la educación católica en el mundo" . La Iglesia reconoce que ''la importancia decisiva de la educación en la vida del hombre y su influjo cada vez mayor en el progreso social contemporáneo están profundamente vinculados al cumplimiento del mandamiento recibido de su divino Fundador, a saber, el anunciar a todos los hombres el misterio de la salvación e instaurar todas las cosas en Cristo'', escribe el Papa citando la declaración conciliar.

El Santo Padre erige, pues, como persona pública canónica y como persona jurídica civil la Fundación Gravissimum Educationis, con sede en la Ciudad del Vaticano que se regirá por las leyes vigentes en la Iglesia y por las civiles vigentes en la Ciudad del Vaticano, además de por su estatuto. 

07:56

Ciudad del Vaticano, 28 octubre 2015(VIS).- Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha habido una conferencia con los representantes de las diversas religiones presentes esta mañana en la audiencia general Interreligiosa y que participan al Congreso Internacional promovido en el L aniversario de la Declaración conciliar Nostra aetate, que se celebra del 26 al 28 de este mes en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Han intervenido Bellanwila Wimalaratna (Budismo), Claudio Epelman (Judaísmo), Rabino David Rosen (Judaísmo), Swami Chidananda Saraswati (Hinduismo), Rasoul Rasoulipour (Islam), Abdellah Redouane (Islam), Samani Pratibha Pragya (Jainismo), Brinder Singh Mahon (Sikh).

En la conferencia se ha destacado la importancia de la declaración conciliar y cómo ésta ha facilitado la apertura de caminos hacia el diálogo y la reconciliación entre las diferentes religiones.

04:40

(RV).- La audiencia general del último miércoles de octubre que el Papa Francisco  celebró en una lluviosa Plaza de San Pedro ante miles de fieles y peregrinos de numerosos países,  tuvo un carácter interreligioso para recordar juntos – tal como el mismo Pontífice explicó – el 50° aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II “Nostra ætate” sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas.

Por esta razón, al dirigirse – hablando en italiano – a los numerosos fieles presentes el Santo Padre explicó que a estas audiencias semanales suelen asistir personas o grupos pertenecientes a otras religiones; mientras en esta ocasión su presencia era especial, en virtud del recuerdo de los cincuenta años transcurridos desde la promulgación de la Declaración Conciliar sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas.

Y añadió que este tema fue de gran interés para el beato Papa Pablo VI, quien ya en la fiesta de Pentecostés del año anterior a la conclusión del Concilio, había instituido el Secretariado para los no cristianos, actual Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.  

Francisco expresó su gratitud y calurosa bienvenida a las personas y a los grupos de diversas religiones, de modo especial – dijo – a los que vinieron desde lejos. Tras afirmar que el Concilio Vaticano II fue un tiempo extraordinario de reflexión, diálogo y oración para renovar la mirada de la Iglesia Católica sobre sí misma y sobre el mundo, el Papa Bergoglio destacó brevemente algunos puntos del mensaje siempre actual de la declaración “Nostra ætate”.

Entre ellos: la creciente interdependencia de los pueblos; la búsqueda del sentido de la vida, del sufrimiento y de la muerte; el origen y destino común de la humanidad; la unicidad de la familia humana; o las religiones como búsqueda de Dios o de lo absoluto en las diversas etnias y culturas.

Entre los tantos eventos e iniciativas que se llevaron a cabo en estos últimos cincuenta años, el Santo Padre destacó el Encuentro de Asís del 27 de octubre de 1986 querido por San Juan Pablo II, quien, además, hace treinta años se dirigía a los jóvenes musulmanes en Casablanca deseando que todos los creyentes en Dios favorecieran la amistad y la unión entre los hombres y los pueblos. Por esta razón afirmó que “la llama encendida en Asís, se ha extendido a todo el mundo y constituye un signo permanente de esperanza”.

El Obispo de Roma se refirió, con especial gratitud a Dios, a la trasformación que tuvo en estos cincuenta años la relación entre cristianos y judíos, en que la indiferencia y oposición, dejaron paso a la colaboración y a la benevolencia. “De enemigos y extraños – dijo – nos hemos vuelto amigos y hermanos”.

Francisco afirmó asimismo que el mundo exhorta a los creyentes a colaborar entre nosotros y con los hombres y mujeres de buena voluntad que no profesan religión alguna, pidiendo respuestas efectivas sobre temas tan diversos como la paz, el hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la violencia, especialmente la cometida en nombre de la religión, la corrupción, la degradación moral, las crisis de la familia, de la economía, de la finanza, y, sobre todo, de la esperanza.

Hacia el final de su catequesis el Papa dijo que el inminente Jubileo Extraordinario de la Misericordia, es una ocasión propicia para trabajar juntos en el ámbito de las obras de caridad, en el que cuenta especialmente la compasión y al que pueden unirse tantas personas que no se sienten creyentes o que están en busca de Dios y de la verdad.

(María Fernanda Bernasconi - RV).

Texto de la catequesis del Papa traducida del italiano:

Queridos hermanos y hermanas buenos días,

En las Audiencias generales hay a menudo personas o grupos pertenecientes a otras religiones; pero hoy esta presencia es del todo particular, para recordar juntos el 50º aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate sobre las relaciones de la Iglesia Católica con las religiones no cristianas. Este tema estaba fuertemente en el corazón del beato Papa Pablo VI, que en la fiesta de Pentecostés del año anterior al final del Concilio había instituido el Secretariado para los no cristianos, hoy Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso. Expreso por eso mi gratitud y mi calurosa bienvenida a personas y grupos de diferentes religiones, que hoy han querido estar presentes, especialmente a quienes vienen de lejos.

El Concilio Vaticano II ha sido un tiempo extraordinario de reflexión, diálogo y oración para renovar la mirada de la Iglesia Católica sobre sí misma y sobre el mundo. Una lectura de los signos de los tiempos en miras a una actualización orientada a una doble fidelidad: fidelidad a la tradición eclesial y fidelidad a la historia de los hombres y mujeres de nuestro tiempo. De hecho Dios, que se ha revelado en la creación y en la historia, que ha hablado por medio de los profetas y completamente en su Hijo hecho hombre (cfr Heb 1,1), se dirige al corazón y al espíritu de cada ser humano que busca la verdad y los caminos para practicarla.

El mensaje de la Declaración Nostra aetate es siempre actual. Recuerdo brevemente algunos puntos:

  • La creciente interdependencia de los pueblos ( cfr n. 1);
  • La búsqueda humana de un sentido de la vida, del sufrimiento, de la muerte, preguntas que siempre acompañan nuestro camino (cfr n.1);
  • El origen común y el destino común de la humanidad (cfr n. 1);
  • La unicidad de la familia humana (cfr n. 1);
  • Las religiones como búsqueda de Dios o del Absoluto, en el interior de las varias etnias y culturas (cfr n. 1);
  • La mirada benévola y atenta de la Iglesia sobre las religiones: ella no rechaza nada de lo que en estas religiones hay de bello y verdadero (cfr n. 2);
  • La Iglesia mira con estima los creyentes de todas las religiones, apreciando su compromiso espiritual y moral (cfr n. 3);
  • La Iglesia abierta al diálogo con todos, y al mismo tiempo fiel a la verdad en la que cree, por comenzar en aquella que la salvación ofrecida a todos tiene su origen en Jesús, único salvador, y que el Espíritu Santo está a la obra, fuente de paz y amor.

Son tantos los eventos, las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas de estos últimos cincuenta años, y es difícil recordar todos. Un hecho particularmente significativo ha sido el Encuentro de Asís del 27 de octubre de 1986. Este fue querido y promovido por san Juan Pablo II, quien un año antes, es decir hace treinta años, dirigiéndose a los jóvenes musulmanes en Casablanca deseaba que todos los creyentes en Dios favorecieran la amistad y la unión entre los hombres y los pueblos (19 de agosto de 1985). La llama, encendida en Asís, se ha extendido en todo el mundo y constituye un signo permanente de esperanza.

Una especial gratitud a Dios merece la verdadera y propia transformación que ha tenido en estos 50 años la relación entre cristianos y judíos. Indiferencia y oposición se transformaron en colaboración y benevolencia. De enemigos y extraños nos hemos transformado en amigos y hermanos. El Concilio, con la Declaración Nostra aetate, ha trazado el camino: “si” al redescubrimiento de las raíces judías del cristianismo; “no” a cualquier forma de antisemitismo y condena de todo insulto, discriminación y persecución que se derivan. El conocimiento, el respeto y la estima mutua constituyen el camino que, si vale en modo peculiar para la relación con los judíos, vale análogamente también para la relación con las otras religiones. Pienso en particular en los musulmanes, que -como recuerda el Concilio- «adoran al único Dios, viviente y subsistente, misericordioso y omnipotente, creador del cielo y de la tierra, que ha hablado a los hombres» (Nostra aetate, 5). Ellos se refieren a la paternidad de Abraham, veneran a Jesús como profeta, honran a su Madre virgen, María, esperan el día del juicio, y practican la oración, la limosna y el ayuno (cfr ibid).

El diálogo que necesitamos no puede ser sino abierto y respetuoso, y entonces se revela fructífero. El respeto recíproco es condición y, al mismo tiempo, fin del diálogo interreligioso: respetar el derecho de otros a la vida, a la integridad física, a las libertades fundamentales, es decir a la libertad de conciencia, de pensamiento, de expresión y de religión.

El mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos exhorta a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión, nos pide respuestas efectivas sobre numerosos temas: la paz, el hambre, la miseria que aflige a millones de personas, la crisis ambiental, la violencia, en particular aquella cometida en nombre de la religión, la corrupción, el degrado moral, la crisis de la familia, de la economía, de las finanzas y sobre todo de la esperanza. Nosotros creyentes no tenemos recetas para estos problemas, pero tenemos un gran recurso: la oración. Y nosotros creyentes rezamos, debemos rezar. La oración es nuestro tesoro, a la que nos acercamos según nuestras respectivas tradiciones, para pedir los dones que anhela la humanidad.

A causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha o incluso de condena de las religiones. En realidad, aunque ninguna religión es inmune del riesgo de desviaciones fundamentalistas o extremistas en individuos o grupos (cfr Discurso al Congreso EEUU, 24 de septiembre de 2015), es necesario mirar los valores positivos que viven y proponen y que son fuentes de esperanza. Se trata de alzar la mirada para ir más allá. El diálogo basado sobre el confiado respeto puede llevar semillas de bien que se transforman en brotes de amistad y de colaboración en tantos campos, y sobre todo en el servicio a los pobres, a los pequeños, a los ancianos, en la acogida de los migrantes, en la atención a quien es excluido. Podemos caminar juntos cuidando los unos de los otros y de lo creado. Todos los creyentes de cada religión. Juntos podemos alabar al Creador por habernos dado el jardín del mundo para cultivar y cuidar como bien común, y podemos realizar proyectos compartidos para combatir la pobreza y asegurar a cada hombre y mujer condiciones de vida dignas.

El Jubileo Extraordinario de la Misericordia, que está delante de nosotros, es una ocasión propicia para trabajar juntos en el campo de las obras de caridad. Y en este campo, donde cuenta sobretodo la compasión, pueden unirse a nosotros tantas personas que no se sienten creyentes o que están en búsqueda de Dios y de la verdad, personas que ponen al centro el rostro del otro, en particular el rostro del hermano y de la hermana necesitados. Pero la misericordia a la cual somos llamados abraza a todo el creado, que Dios nos ha confiado para ser cuidadores y no explotadores, o peor todavía, destructores. Debemos siempre proponernos dejar el mundo mejor de como lo hemos encontrado (cfr Enc. Laudato si’, 194), a partir del ambiente en el cual vivimos, de nuestros pequeños gestos de nuestra vida cotidiana.

Queridos hermanos y hermanas, en cuanto al futuro del diálogo interreligioso, la primera cosa que debemos hacer es rezar. Y rezar los unos por los otros, somos hermanos. Sin el Señor, nada es posible; con Él, ¡todo se convierte! Que nuestra oración pueda, cada uno según la propia tradición, pueda adherirse plenamente a la voluntad de Dios, quien desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tal, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad. Gracias. (Traducido por Mercedes De La Torre – Radio Vaticano).

(from Vatican Radio)

04:10

“El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad”, afirma Francisco en la catequesis del 28 de octubre de 2015, en el 50 aniversario de la Declaración del Concilio Vaticano II Nostra aetate, sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas. "A causa de la violencia y del terrorismo se ha difundido una actitud de sospecha y hasta de condena de las religiones… Es necesario mirar los valores positivos que estas viven y proponen y que son fuente de esperanza". 

“Con este importante documento –dijo-, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en ellas”, y explicó que en estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los hombres. 

El Obispo de Roma expresó que “el mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna”. El Sucesor de Pedro exhortó finalmente a dejar un mundo mejor de como lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo lo más importante que podemos hacer es rezar. "Con el Señor todo es posible”. jesuita Guillermo Ortiz @jesuitaguillo

(from Vatican Radio)

09:36

(RV).- El Papa Francisco visitará  la Diócesis de Milán el 7 de mayo 2016. Lo anunció este martes en la catedral, el arzobispo de Milán, el cardenal Angelo Scola. El anuncio fue dado en ocasión del encuentro de los sacerdotes ambrosianos con su beatitud, el cardenal Béchara Boutros Rai, Patriarca de los maronitas del Líbano. El evento que es “un signo delicado de afecto y de estima del Papa por a la Iglesia Ambrosiana -dijo el cardenal Scola- nos ayuda a comprender mejor y a llevar a cabo el objetivo de la visita pastoral en nuestra Iglesia. La vista del Sucesor de Pedro se inserta en el Año Jubileo que el Papa Francisco ha convocado para documentar la cercanía de la Iglesia en la verdad y en la caridad, a todo hombre y a toda mujer, de cualquier edad y cultura. De este acompañamiento dijo el arzobispo de Milán ha sido una expresión muy significativa el Sínodo de los Obispos, cuya asamblea se acaba de concluir y ahora es el turno de la intervención del Santo Padre”. Las palabras del cardenal fueron recibidas con un gran y largo aplauso. 

(from Vatican Radio)

08:36

Ciudad del Vaticano, 27 de octubre de 2015 (Vis).-El cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin, ha enviado en nombre del Santo Padre un telegrama de pésame al arzobispo Ghaleb Bader, nuncio apostólico en Pakistán con motivo del terremoto ocurrido ayer en ese país y en Afganistán en el que han fallecido hasta ahora 340 personas.

''Su Santidad el Papa Francisco, se ha entristecido profundamente al tener noticia de la trágica pérdida de vidas en Afganistán y Pakistán como resultado del terremoto en esa región- dice el texto-. Expresa su profunda solidaridad con todos los afectados por este desastre y asegura su oración por los muertos, al igual que por los heridos y los que siguen desaparecidos. Sobre todos los que lloran la pérdida de sus seres queridos, así como sobre las autoridades civiles y el personal de emergencia que interviene en la labor de socorro, el Papa Francisco invoca las bendiciones divinas del consuelo y la fortaleza''.

08:36

Ciudad del Vaticano, 27 de octubre de 2015 (Vis).-El Papa Francisco ha enviado un mensaje al cardenal arzobispo de Florencia Giuseppe Bettori, Gran Canciller del Instituto Universario ''Sophia'' de Loppiano (Italia) con motivo de la concesión del Doctorado “honoris causa” a Su Santidad Bartolomé I Patriarca Ecuménico de Constantinopla.

El Santo Padre saluda a todos los presentes, manifestándoles su cercanía y dirige ''un recuerdo particular al amado hermano Bartolomé a quien renuevo -escribe- mis sentimientos de viva estima y de sentido aprecio, alegrándome de esta iniciativa que, además de ser un merecido reconocimiento de su compromiso en la promoción de la cultura de la unidad contribuye favorablemente al camino común de nuestras iglesias hacia la unidad plena y visible a la que tendemos con dedicación y perseverancia''.

''Espero que el Instituto Universario ''Sophia'' siguiendo el carisma propio del Movimiento de los Focolares y abierto a la acción del Espíritu continue siendo un lugar de encuentro y de diálogo entre culturas y religiones diversas. Aseguro mi oración y mi cercanía y, mientras pido que recéis por mí, envío a todos los presents mi bendición'', finaliza el Pontífice.

08:36

Ciudad del Vaticano, 27 de octubre de 2015 (Vis).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del 51° Congreso Eucarístico Internacional che se celebrará en Cebu (Filipinas) dal 24 al 31 de enero de 2016 y cuyo tema es ''Cristo in vosotros, esperanza de la gloria''. Han intervenido el arzobispo de Cebu, mons. José S. Palma, el arzobispo Piero Marini, Presidente del Comité para los Congresos Eucaristícos Internacionales y el Padre Vittore Boccardi, S.S.S., miembro de dicho comité.

El arzobispo Palma recordó la importancia de la elección de Asia y de Filipinas para la celebración del Congreso. ''En los últimos años -dijo- Asia es el continente que se ha convertido en uno de los grandes motores del crecimiento mundial desde el punto de vista económico y social. Desde el punto de vista religioso, sin embargo, sigue siendo un continente que tiene que ser evangelizado... donde la Iglesia Católica es una pequeña minoría; a pesar de ser el continente donde Jesús nació, vivió, murió y resucitó. El 51° Congreso Eucarístico, podría convertirse en un espejo de la Iglesia asiática en el sentido de que reflejaría cómo la Iglesia Católica lleva a cabo su tarea de evangelización. Al igual que a los anteriores Congresos, asistirán representantes de las diversas Iglesias y multitud de peregrinos de todo el mundo''.

El Congreso contará con la presencia de de 20 cardenales, 50 obispos de otros países y, al menos, 100 Obispos filipinos que se reúnen para la asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal en enero de 2016 . Hasta el 21 de octubre de 2015, se habían registrado 8.345 peregrinos procedentes de 57 naciones. ''También contamos -dijo mons. Palma- con 5.000 voluntarios y con 600 familias que se han brindado a acoger a los peregrinos''.

El evento estará divivido en dos partes. En primer lugar un "Simposio Teológico" (del 20 al 22 enero) y posteriormente el Congreso propiamente dicho (24-31 de enero) Los temas básicos para las reflexiones durante el Simposio Teológico son: " La virtud cristiana de la esperanza"; "Eucaristía en el Evangelio de San Juan"; "Liturgia e Inculturación"; "La Historia del Novus Ordo"; "Evangelizar el mundo secular"; y "Un Catecismo de la Eucaristía dominical". Durante el Congreso, los temas serán "Cristo nuestra esperanza de gloria"; "La esperanza cristiana"; "La Eucaristía como la celebración del misterio pascual"; "La Eucaristía como Misión"; "La misión como diálogo"; "La Eucaristía y el diálogo con las culturas"; "La Eucaristía y el diálogo con los pobres"; "La Eucaristía y el diálogo con otras religiones"; y "La Eucaristía y María".

Por su parte el arzobispo Marini refiriéndose al tema del Congreso afirmó que ''el anuncio evangélico y la fe en el Señor Jesús profesada por las comunidades cristianas son importantes y necesarios para Asia, pero deben presentarse según la modalidad del diálogo que ha marcado la actividad de las Iglesias particulares del continente en las últimas tres décadas. Efectivamente este programa de diálogo con las culturas, las tradiciones religiosas y con las muchedumbres pobres, de forma completamente natural y evidente, constituye la trama de reflexiones pastorales contenidas en el texto base. El doxcumento reitera que la Eucaristía es la fuente y la cumbre de la misión de la Iglesia e identifica el valor añadido que ofrece la celebración de la Eucaristía para una misión comprometida en hacer crecer esas enzimas del diálogo, de reconciliación, de paz y de futuro de las cuales Asia está sedienta.

''Por lo tanto los Congresos Eucarísticos, van a Cebu -añadió – para recordar que la misión es un intercambio de dones entre el que anuncia y el que recibe el mensaje evangélico. Van a la ciudad que es la cuna del cristianismo en Oriente para dar y recibir, para evangelizar y ser evangelizado, para hablar pero también para escuchar. En ese contexto humano que no está relacionado con el laberinto del racionalismo, la celebración del misterio eucarístico se mezcla con la experiencia de la pobreza, del dolor y el sufrimiento y continúa construyendo comunidades deseosas de "comer el pan del reino de Dios".

En conclusión el Padre Boccardi puntualizó que el evento de Cebu, junto con las Jornadas Mundiales de la Juventud, de la Familia, etc ... se convierte en ''un recurso extraordinario para dar testimonio, a través de su celebración, de que la Eucaristía no es sólo fuente de vida de la Iglesia, sino también el lugar de su proyección en el mundo. Cada Iglesia particular que celebra la Eucaristía, en cualquier parte del mundo, está llamada ahora a mostrar la madurez de la entrega a los demás, de la escucha mutua,de la disponibilidad y de la colaboración concreta para que la comunidad de los fieles se convierta en la casa de Dios y de los hermanos en medio de las casas de las personas. Así se podrá vivir ese ''diálogo de la vida", que es el punto de partida para un testimonio gozoso del Evangelio''.

08:38

Ciudad del Vaticano, 26 octubre 2015(VIS).- Esta mañana, en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco ha recibido en audiencia a los participantes en la Peregrinación Mundial del Pueblo Gitano promovida por el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantres e Itinerantes, en colaboración con la Fundación Migrantes de la Conferencia Episcopal Italiana, con la oficina Migrantes de la diócesis de Roma y la Comunidad de Sant' Egidio. Este años se conmemora el L Aniversario de la visita del beato Pablo VI a la barriada de gitanos de Pomezia (Italia) el 26 de septiembre de 1965.

Francisco ha mencionado los grandes cambioque ha experimentado la comunidad gitana desde entonces, tanto en el campo de la evangelización, como en el de la promoción humana, social y cultural. Ha destacado que una señal fuerte de fe y crecimiento espiritual es el ''numero, siempre en aumento, de vocaciones sacerdotales, diaconales y de vida consagrada''. A los consagrados les ha dicho que son ''un trámite entre dos culturas y por esto se os pide que seáis siempre testigos de transparencia evangélica para favorecer el nacimiento, el crecimiento y el cuidado de nuevas vocaciones. Sabed acompañarles no sólo en el camino espiritual, sino también en lo ordinario de la vida cotidiana, con todas sus dificultades, alegrías y preocupaciones''.

El Papa aseguró que conoce las dificultades del pueblo rom porque ha visto las condiciones precarias en las que viven y ha subrayaado que ésta situación contrasta con el derecho de toda persona a una vida digna, a un trabajo digno, a la instrucción y a la asistencia sanitaria. ''Me gustaría que en vuestro pueblo -ha dicho- comenzara una nueva historia. Ha llegado el momento de erradicar prejuicios seculares, preconcebidos y desconfianzas mutuas que a menudo constituyen la base de la discriminación, del racismo y la xenofobia. Nadie debe sentirse aislado y nadie está autorizado a pisotear la dignidad y los derechos de los demás... Permitamos que el Evangelio de la misericordia sacuda nuestras conciencias y abramos nuestros corazones y nuestras manos a los más necesitados y marginados, comenzando con los que tenemos más cerca''.

También el Pontífice les ha alentado a ser los primeros en comprometerse a construir periferias más humanas y lazos de hermandad e intercambio. ''Podéis hacerlo -ha dicho- siendo buenos cristianos, evitando todo lo que no es digno de ese nombre: la falsedad, el fraude, el engaño, las peleas'' y les ha animado a seguir el ejemplo del beato Ceferino Giménez Malla. Y ha insistido en que no brindasen a los medios de comunicación, ni a la opinión pública, la oportunidad para que hablasen mal de ellos. ''Vosotros mismos sois los protagonistas de vuestro presente y vuestro futuro. Al igual que todos los ciudadanos, podéis contribuir al bienestar y progreso de la sociedad respetando las leyes, cumpliendo vuestros deberes y con la integración mediante la emancipación de las nuevas generaciones''.

Hablando de los niños, ''vuestro tesoro más precioso'', ha afirmado que la educación es sin duda la base para un desarrollo saludable de la persona. ''Se sabe que el bajo nivel de educación de muchos de vuestros jóvenes es hoy el principal obstáculo para acceder al empleo. Vuestros hijos tienen derecho a ir a la escuela, ¡no se lo prohibáis!''. Asimismo ha remarcado cuanto sea necesario el compromiso de las instituciones civiles de ''garantizar una formación adecuada para los jóvenes gitanos, ofreciendo la posibilidad también a las familias que viven en condiciones más desfavorables de beneficiarse de un buen acceso a la escuela y al trabajo''.

Antes de finalizar, el Pontífice ha recordado las palabras del beato Pablo VI cuando les dijo hace cincuenta años: ''En la Iglesia, no estáis al margen, sino, de alguna manera, estáis en el centro, os encontráis en el corazón''.

08:38

Ciudad del Vaticano, 26 de octubre de 2015 (Vis).-Esta mañana en la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha tenido lugar la presentación del ''Llamamiento de los cardenales, patriarcas, obispos y representantes de las Conferencias Episcopales de las diverssd partes del mundo a los negociadores de la Cop 21'' (Conferencia de las Partes sobre el cambio climático) que se desarrollará en París (Francia), del 30 de noviembre al 11 de diciembre. La iniciativa está promovida por el Consejo Pontificio Justicia y Paz y se inspira en la Encíclica Laudato si', del Santo Padre.

Han participado en la presentación los cardenales Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, India Presidente de FABC (Asia), Rubén Salazar Gómez,arzobispo de Bogotá, Presidente de CELAM (América Latina), el arzobispo John Ribat, de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, Presidente de la Federación de las Conferencias Episcopales de Oceanía FCBCO y el obispo Jean Kockerols, auxiliar de Malines-Bruselas (Bélgica), primer vicepresidente de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE) y, como invitado especial el profesor Jean-Pascal van Ypersele de Strihou, de la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica), ex vicepresidente del Intergovernmental Panel on Climate Change (IPCC).

Antes del inicio de la Conferencia, el Llamamiento ha sido firmado por varios representantes del episcopado mundial. El acto ha contado además con la presencia del cardenal Peter Kodwo Appiah Turkson Presidente Consejo Pontificio Justicia y Paz y de Su Beatitud el cardenal Béchara Boutros Raï, O.M.M. Patriarca de de Antioquía (Maronitas) y Presidente de CCPO (Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente) , de los arzobispo Gabriel Mbilingi, C.S.Sp., (Presidente del Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar( SECAM) ; y Richard William Smith, ex presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Canadá; de los monseñores Duarte Nuno Queiroz de Barros da Cunha, Secretario General del Consejo de las Conferencias Episcopales de Europa y Ronny E. Jenkins, Secretario Generale de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos USCCB ; así como de Bernd Nilles, Secretario General del CIDSE (Alianza Internacional de los Organismos Católicos para el Desarrollo).

El llamamiento, que publicamos a continuación, está dirigido a aquellos que negociarán la COP 21 en París y en él se les insta a que trabajen para la aprobación de un acuerdo sobre el clima que sea justo, legalmente vinculante y motor de un verdadero cambio transformacional.

''Nosotros, los Cardenales, Patriarcas y Obispos, en representación de la Iglesia Católica de los cinco continentes, nos hemos reunido a instancias del Secretario de Estado de la Santa Sede para expresar, en nuestro nombre y en nombre de las personas por las que nos preocupamos, nuestra más sincera esperanza de que se alcance un acuerdo sobre el clima justo y legalmente vinculante en el marco de las negociaciones de la COP 21 en París. A continuación detallamos nuestra propuesta de diez puntos, redactada a partir de la experiencia concreta de personas de todos los continentes, y basada en la íntima relación entre cambio climático y la injusticia y exclusión sociales de los más pobres y vulnerables de nuestros ciudadanos.

Cambio climático: retos y oportunidades

En su carta encíclica, Laudato Si’, dirigida 'a cada persona que habita este planeta', el Papa Francisco afirma que 'el cambio climático representa uno de los principales desafíos actuales para la humanidad’. El clima es un bien común, compartido, de todos y para todos. El medio ambiente es un bien colectivo, patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos .

Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos. Para los creyentes, esto se convierte en una cuestión de fidelidad al Creador, porque Dios creó el mundo para todos. Por consiguiente, todo planteo ecológico debe incorporar una perspectiva social que tenga en cuenta los derechos fundamentales de los más postergados .

Las consecuencias globales que se derivan de la dramática aceleración del cambio climático nos obligan a redefinir nuestros conceptos de crecimiento y progreso. Se trata realmente de una cuestión de estilo de vida. Resulta imperativo que encontremos una solución que sea consensuada, teniendo en cuenta la envergadura y la naturaleza global del impacto del clima. Necesitamos una solidaridad universal nueva, una solidaridad que sea ''intergeneracional'' y ''intrageneracional''.

El Papa define el mundo como “nuestra casa común'' y, en el ejercicio de su custodia, no debemos olvidar que la degradación humana y social son consecuencias de un medio ambiente deteriorado. Por ende, hacemos un llamamiento para que se adopte un enfoque ecológico integral, para que la justicia social se sitúe en el centro de las preocupaciones, 'para escuchar tanto el clamor de la tierra como el clamor de los pobres' .

El desarrollo sostenible debe incluir a los pobres

La Iglesia, al tiempo que lamenta el dramático impacto del rápido cambio climático en los niveles del mar, los fenómenos meteorológicos extremos, el deterioro de los ecosistemas y la pérdida de biodiversidad, también es testigo de cómo el cambio climático está afectando, mayoritariamente de forma negativa, a las comunidades y a los pueblos vulnerables. El Papa Francisco llama nuestra atención sobre el impacto irreparable del cambio climático desenfrenado en muchos países en desarrollo de todo el mundo. Además, el Papa declaró ante la Asamblea General de Naciones Unidas el que el abuso y la destrucción del medio ambiente son acompañadas de un proceso incesante de exclusión.

Líderes valientes dispuestos a adoptar acuerdos aplicables

La construcción y el mantenimiento de una casa común sostenible requieren un liderazgo político valiente e imaginativo. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas.

Estudios científicos fiables sugieren que la aceleración del cambio climático es el resultado de la actividad humana desenfrenada, obsesionada por un determinado modelo de progreso y desarrollo. Nuestra excesiva dependencia de los combustibles fósiles es la principal responsable. El Papa y los Obispos Católicos de los cinco continentes, sensibles a los daños causados, instan a una reducción drástica de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases tóxicos.

Nos unimos al Santo Padre en su exhortación para que se consigan avances importantes en París, con vistas a alcanzar un acuerdo global y transformador que cuente con el apoyo de todos, y que esté basado en los principios de solidaridad, justicia y participación.Este acuerdo debe poner el bien común por encima de los intereses nacionales. Es esencial también que las negociaciones desemboquen en un acuerdo aplicable que proteja nuestro hogar común y todos sus habitantes.

Nosotros, Cardenales, Patriarcas y Obispos, emitimos un llamamiento general y presentamos diez propuestas políticas específicas. Instamos a la COP 21 a que alcance un acuerdo internacional que limite el aumento de la temperatura global a los parámetros actualmente sugeridos por la comunidad científica mundial para evitar impactos climáticos catastróficos, especialmente en las comunidades más pobres y vulnerables. Reconocemos que existe una responsabilidad común, y al mismo tiempo diferenciada, de todas las naciones. No todos los países han llegado al mismo nivel en el espectro del desarrollo, de ahí que la necesidad de trabajar juntos en un esfuerzo común resulte imprescindible.

Nuestras diez propuestas:

1.Tener en cuenta no solo los aspectos técnicos del cambio climático sino también, y sobre todo, los aspectos éticos y morales de conformidad con el artículo 3 de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

2.Aceptar que el clima y la atmósfera son bienes globales comunes de todos y para todos.

3.Adoptar un acuerdo mundial justo, motor de un cambio transformacional y legalmente vinculante fundamentado en nuestra visión del mundo que reconoce la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza y de garantizar el ejercicio de los derechos humanos de todos, incluyendo los de los Pueblos Indígenas, las mujeres, los jóvenes y los trabajadores.

4.Limitar el aumento de la temperatura global y establecer un objetivo para alcanzar una completa descarbonización para mediados de siglo, con el fin de proteger a las comunidades más afectadas por los efectos del cambio climático, especialmente las que viven en las islas del Pacífico y las regiones costeras.Garantizar que el límite máximo de aumento de la temperatura aparecerá reflejado en un acuerdo global legalmente vinculante, con acciones y compromisos de mitigación ambiciosos por parte de todos los países en función de sus responsabilidades comunes pero diferenciadas y sus respectivas capacidades (CBDRRC en inglés), según los principios de equidad, las responsabilidades históricas, y el derecho al desarrollo sostenible. Garantizar la coherencia entre las trayectorias de emisiones y objetivo de descarbonización; así como la imposición de revisiones periódicas de las ambiciones y de los compromisos adoptados. Para ser exitosas, estas revisiones periódicas deben basarse en datos científicos y el respeto del principio de equidad, y deben ser obligatorias.

5.Explorar nuevos modelos de desarrollo y estilos de vida que sean compatibles con el clima, combatan la desigualdad y saquen a los pobres de la miseria. En este sentido, resulta esencial poner fin a la era de los combustibles fósiles, eliminar de forma gradual las emisiones de combustibles fósiles y proporcionar un acceso a la energía renovable que sea asequible, fiable y seguro para todos

6.Garantizar el acceso de todos al agua y a la tierra para la consolidación de sistemas alimentarios resilientes y sostenibles que prioricen las soluciones impulsadas por las personas y no por los beneficios.

7.Garantizar la inclusión y la participación de los más pobres, de los más vulnerables y de aquellos sobre los que repercuten mayoritariamente las decisiones tomadas a todos los niveles.

8.Garantizar que el acuerdo adoptado en 2015 lleve consigo un proceso de adaptación que responda de forma adecuada a las necesidades inmediatas de las comunidades más afectadas y refuerce las soluciones locales.

9.Reconocer que las necesidades de adaptación están supeditadas al éxito de las medidas de mitigación adoptadas. Los responsables del cambio climático tienen la obligación de ayudar a los más vulnerables en la adaptación y la gestión de las pérdidas y daños; y de compartir la tecnología y los conocimientos necesarios.

10.Establecer hojas de ruta claras sobre cómo los países deberán cumplir sus compromisos financieros adicionales, coherentes y previsibles, de forma que se garantice una financiación equilibrada de las acciones de mitigación y de las necesidades de adaptación.

Todo esto debería llamar a una seria consciencia y educación ecológica''.

El llamamiento concluye con una Oración por la Tierra:

''Dios de amor, enséñanos a cuidar para este mundo nuestra casa común. Inspira a los jefes de gobierno mientras se reúnen en París a escuchar y atender el llamado de la tierra y de los pobres; a que se unan de corazón y de espíritu para responder con valentía, buscar el bien común y la protección de este hermoso jardín terrenal que has creado para nosotros, para nuestros hermanos y hermanas, y las generaciones futuras. Amén''

Firman la declaración los cardenales Oswald Gracias, arzobispo de Bombay, India Presidente de FABC (Asia), Peter Erdo, arzobispo de Esztergom – Budapest Presidente de CCEE (Europa) Reinhard Marx, arzobispo de Múnich, Alemania, Presidente de COMECE (Europa), Rubén Salazar Gómez,arzobispo de Bogotá, Presidente de CELAM (América Latina), y Su Beatitud Béchara Boutros Rai, patriarca de de Antioquía (Maronitas) Presidente de CCPO (Consejo de los Patriarcas Católicos de Oriente); los arzobispos Gabriel Mbilingi, de Lubango, Angola, Presidente de SECAM (África), Joseph Kurtz, de Louisville, Presidente de USCCB (Estados Unidos), John Ribat, de Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, Presidente de FCBCO (Oceanía) y el obispo David Douglas Crosbi OMI, de Hamilton, Canada Presidente de CCCB.

El documento está redactado en colaboración con las redes católicas CIDSE y Caritas Internationalis y con el auspicio del Consejo Pontificio de Justicia y Paz.

05:49

(RV).-  A mediodía del domingo 25 de octubre el Papa Francisco presidió el rezo de la oración mariana con los miles de fieles que se congregaron en la Plaza de San Pedro para orar con él. Refiriéndose al apenas concluido Sínodo, el Santo Padre agradeció nuevamente a Dios “por estas tres semanas de intenso trabajo, animado por la oración y por un espíritu de verdadera comunión”. Precisamente el Obispo de Roma recordó el significado de palabra “sínodo”: “caminar juntos”.

“Aquella que hemos vivido -constató-  ha sido la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del Pueblo santo de Dios esparcido en todo el mundo”. El Obispo de Roma observó que la experiencia sinodal vivida se refleja en la Palabra de Dios que es el primero “en querer caminar junto a nosotros, en querer hacer ‘sínodo’ con nosotros”.

Recordando especialmente a las familias sufrientes, “desarraigadas de sus tierras”, el Papa dijo que han estado presentes en el Sínodo a través de la voz de algunos de sus Pastores presentes en la Asamblea.  “Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad”.

(RC - RV).

Palabras del Santo Padre antes del rezo del Ángelus

¡Queridos hermanos y hermanas , buenos días!

Esta mañana, con la Santa Misa celebrada en la Basílica de San Pedro, concluyó la Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos sobre la familia. Invito a todos a dar gracias a Dios por estas tres semanas de intenso trabajo, animado por la oración y por un espíritu de verdadera comunión. Ha sido arduo, pero ha sido un verdadero don de Dios, que seguramente traerá muchos frutos.

La palabra “sínodo” significa “caminar juntos”. Y aquella que hemos vivido ha sido la experiencia de la Iglesia en camino, en camino especialmente con las familias del Pueblo santo de Dios esparcido en todo el mundo. Por esto me ha impresionado la Palabra de Dios que hoy nos sale al encuentro en la profecía de Jeremías: «Yo los hago venir del país del Norte y los reúno desde los extremos de la tierra; hay entre ellos ciegos y lisiados, mujeres embarazadas y parturientas: ¡es una gran asamblea la que vuelve aquí!». Y el profeta agrega: «Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo; los conduciré a los torrentes de agua por un camino llano, donde ellos no tropezarán. Porque yo soy un padre para Israel» (31,8-9).

Esta Palabra de Dios nos dice que el primero en querer caminar junto a nosotros, a querer hacer “sínodo” con nosotros, es precisamente Él, nuestro Padre. Su “sueño”, desde siempre y por siempre, es el de formar un pueblo, de reunirlo, de guiarlo hacia la tierra de la libertad y de la paz. Y este pueblo está hecho de familias: están «la mujer embarazada y la parturienta»; es un pueblo que mientras camina lleva adelante la vida, con la bendición de Dios.

Es un pueblo que no excluye a los pobres y a los desfavorecidos, es más, los incluye: «entre ellos están el ciego y el lisiado» - dice el Señor. Es una familia de familias, en la que quien enfrenta fatigas no se encuentra marginado, dejado atrás, sino que logra seguir el paso de los otros, porque este pueblo camina al paso de los últimos; como se hace en las familias, y como nos enseña el Señor, que se ha hecho pobre con los pobres, pequeño con los pequeños, último con los últimos. No lo ha hecho para excluir a los ricos, a los grandes y a los que están primero, sino porque ésta es la única forma para salvar también a ellos, para salvar a todos.

Les confieso que esta profecía del pueblo en camino la he comparado también con las imágenes de los prófugos en marcha por las calles de Europa, una realidad dramática de nuestros tiempos. Dios también les dice a ellos: «Habían partido llorando, pero yo los traigo llenos de consuelo». También estas familias tan sufrientes, desarraigadas de sus tierras, han estado presentes con nosotros en el Sínodo, en nuestra oración y en nuestros trabajos, a través de la voz de algunos de sus Pastores presentes en la Asamblea. Estas personas en busca de dignidad, estas familias en busca de paz siguen permaneciendo con nosotros, la Iglesia no las abandona, porque forman parte del pueblo que Dios quiere liberar de la esclavitud y guiar hacia la libertad.

Por lo tanto, en esta Palabra de Dios, se refleja la experiencia sinodal que hemos vivido. Que el Señor, por intercesión de la Virgen María, nos ayude también a realizar las indicaciones surgidas en forma de fraterna comunión.

(Traducción del italiano: Raúl Cabrera, Radio Vaticano)

Después de rezar el Ángelus el Papa Bergoglio saludó a los queridos hermanos y hermanas romanos y peregrinos de diversos países que se habían dado cita en la Plaza de San Pedro.

El Santo Padre saludó de modo especial a la Hermandad del Señor de los Milagros de Roma, que con tanta devoción llevaron en procesión la imagen venerada en Lima, Perú, sin olvidar a los demás emigrantes peruanos a quienes les agradeció su testimonio.

Además el Obispo de Roma saludó a los peregrinos músicos de la “Musikverein Manhartsberg”, procedentes de la diócesis austríaca de Viena y a la Orquesta de Landwehr, Friburgo, Suiza, que el día anterior ofrecieron un concierto de beneficencia.

Por último el Pontífice saludó a la Asociación de los voluntarios hospitalarios de “San Juan” de Lagonegro, y al grupo procedente de la Diócesis italiana de Oppido Mamertina-Palmi.

Francisco concluyó deseando a todos feliz domingo y pidiendo, como suele hacer, que no se olviden de rezar por él, sumando a su deseo de “¡buen almuerzo y hasta la vista!”. 

(MFB - RV).

(from Vatican Radio)

04:12

Alegrarnos por la gracia de una cosecha que va más allá de nuestras fuerzas y capacidades

(RV).-  La mañana del 25 de octubre, XXX domingo del tiempo ordinario, el Santo Padre Francisco celebró la Santa Misa por la conclusión de la XIV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos. El Obispo de Roma empezó su homilía notando que las tres lecturas del día nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús. “Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos ir a llamar a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego usando dos expresiones, que solamente Jesús utiliza en el resto del Evangelio. En primer lugar le dicen: ‘¡Animo!’, con una palabra que literalmente significa ‘¡ten confianza!’. En efecto, solamente el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para enfrentar las situaciones más graves. La segunda expresión es ‘¡Levántate!’, como Jesús había dicho a tantos enfermos, tomándoles de la mano y sanándolos”.

“Los suyos no hacen otra cosa que repetir las palabras alentadoras y liberadoras de Jesús, conduciéndolo directamente hacia Él.  A esto son llamados los discípulos de Jesús, también hoy, especialmente hoy: a poner  al hombre en contacto con la Misericordia que salva”.

Al exclamar que “hoy es tiempo de misericordia” el Papa agradeció a los sinodales por el “camino compartido con la mirada dirigida en el Señor y en los hermanos, en la búsqueda de los senderos que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia”. “Sigamos el camino que el Señor desea”, invitó a todos Francisco. 

(RC-RV)

Texto de la homilía del Santo Padre Francisco de la Santa Misa conclusiva del Sínodo de los Obispos

Las tres lecturas de este domingo nos presentan la compasión de Dios, su paternidad, que se revela definitivamente en Jesús.

El profeta Jeremías, en pleno desastre nacional, mientras el pueblo estaba deportado por los enemigos, anuncia que «el Señor ha salvado a su pueblo, ha salvado al resto de Israel» (31, 7). Y ¿por qué lo hizo? Porque él es Padre (cf. v. 9); y como el Padre cuida de sus hijos, los acompaña en el camino, sostiene a los «ciegos y cojos, lo mismo preñadas que paridas» (31, 8). Su paternidad les abre una vía accesible, una forma de consolación después de tantas lágrimas y tantas amarguras. Si el pueblo permanece fiel, si persevera en buscar a Dios incluso en una tierra extranjera, Dios cambiará su cautiverio en libertad, su soledad en comunión: lo que hoy siembra el pueblo con lágrimas, mañana lo cosechará con la alegría (cf. Sal 125,6).

Con el Salmo, también nosotros hemos expresado la alegría, que es fruto de la salvación del Señor: «La boca se nos llenaba de risas, la lengua de cantares» (v. 2). El creyente es una persona que ha experimentado la acción salvífica de Dios en la propia vida. Y nosotros, los pastores, hemos experimentado lo que significa sembrar con fatiga, a veces llorando, alegrarnos por la gracia de una cosecha que siempre va más allá de nuestras fuerzas y de nuestras capacidades.

El pasaje de la Carta a los Hebreos nos ha presentado la compasión de Jesús. También él «está envuelto en debilidades» (5, 2), para sentir compasión por quienes yacen en la ignorancia y en el error. Jesús es el Sumo Sacerdote grande, santo, inocente, pero al mismo tiempo es el Sumo Sacerdote que ha compartido nuestras debilidades y ha sido puesto a prueba en todo como nosotros, menos en el pecado (cf. 4, 15). Por eso es el mediador de la nueva y definitiva alianza que nos da la salvación.

El Evangelio de hoy se conecta directamente con la primera Lectura: así como el pueblo de Israel fue liberado gracias a la paternidad de Dios, también Bartimeo fue liberado gracias a la compasión de Jesús que acababa de salir de Jericó. A pesar de que apenas había emprendido el camino más importante, el que va hacia Jerusalén, se detiene para responder al grito de Bartimeo. Se deja interpelar por su petición, se deja implicar en su situación. No se contenta con darle limosna, sino que quiere encontrarlo personalmente. No le da indicaciones ni respuestas, pero hace una pregunta: «¿Qué quieres que haga por ti»? (Mc 10, 51). Podría parecer una petición inútil: ¿Qué puede desear un ciego si no es la vista? Sin embargo, con esta pregunta, hecha «de tú a tú», directa pero respetuosa, Jesús muestra que desea escuchar nuestras necesidades. Quiere un coloquio con cada uno de nosotros sobre la vida, las situaciones reales, que no excluya nada ante Dios. Después de la curación, el Señor dice a aquel hombre: «Tu fe te ha salvado» (v. 52). Es hermoso ver cómo Cristo admira la fe de Bartimeo, confiando en él. Él cree en nosotros, más de lo que creemos en nosotros mismos.

Hay un detalle interesante. Jesús pide a sus discípulos que vayan y llamen a Bartimeo. Ellos se dirigen al ciego con dos expresiones, que sólo Jesús utiliza en el resto del Evangelio. Primero le dicen: «¡Ánimo!», una palabra que literalmente significa «ten confianza, anímate». En efecto, sólo el encuentro con Jesús da al hombre la fuerza para afrontar las situaciones más graves. La segunda expresión es «¡levántate!», como Jesús había dicho a tantos enfermos, llevándolos de la mano y curándolos. Los suyos no hacen más que repetir las palabras de aliento y liberación de Jesús, guiando hacia él directamente, sin sermones. Los discípulos de Jesús están llamados a esto, también hoy, especialmente hoy: a poner al hombre en contacto con la misericordia compasiva que salva. Cuando el grito de la humanidad, como el de Bartimeo, se repite aún más fuerte, no hay otra respuesta que hacer nuestras las palabras de Jesús y sobre todo imitar su corazón. Las situaciones de miseria y de conflicto son para Dios ocasiones de misericordia. Hoy es tiempo de misericordia.

Pero hay algunas tentaciones para los que siguen a Jesús. El Evangelio destaca al menos dos. Ninguno de los discípulos se para, como hace Jesús. Siguen caminando, van adelante como si nada hubiera sucedido. Si Bartimeo era ciego, ellos son sordos: aquel problema no es problema suyo. Este puede ser nuestro riesgo: ante continuos apuros, es mejor seguir adelante, sin preocuparse. De esta manera, estamos con Jesús como aquellos discípulos, pero no pensamos como Jesús. Se está en su grupo, pero se pierde la apertura del corazón, se pierde la maravilla, la gratitud y el entusiasmo, y se corre el peligro de convertirse en «habituales de la gracia». Podemos hablar de él y trabajar para él, pero vivir lejos de su corazón, que está orientado a quien está herido. Esta es la tentación: una «espiritualidad del espejismo»: podemos caminar a través de los desiertos de la humanidad sin ver lo que realmente es, sino lo que a nosotros nos gustaría ver; somos capaces de construir visiones del mundo, pero no aceptamos lo que el Señor pone delante de nuestros ojos. Una fe que no sabe radicarse en la vida de la gente permanece árida y, en lugar oasis, crea otros desiertos.

Hay una segunda tentación, la de caer en una «fe de mapa». Podemos caminar con el pueblo de Dios, pero tenemos nuestra hoja de ruta, donde entra todo: sabemos dónde ir y cuánto tiempo se tarda; todos deben respetar nuestro ritmo y cualquier inconveniente nos molesta. Corremos el riesgo de hacernos como aquellos «muchos» del Evangelio, que pierden la paciencia y reprochan a Bartimeo. Poco antes habían reprendido a los niños (cf. 10, 13), ahora al mendigo ciego: quien molesta o no tiene categoría, ha de ser excluido. Jesús, por el contrario, quiere incluir, especialmente a quien está relegado al margen y le grita. Ellos, como Bartimeo, tienen fe, porque saberse necesitados de salvación es el mejor modo para encontrar a Cristo.

Y, al final, Bartimeo se puso a seguir a Jesús en el camino (cf. v. 52). No sólo recupera la vista, sino que se une a la comunidad de los que caminan con Jesús. Queridos hermanos sinodales, hemos caminado juntos. Les doy las gracias por el camino que hemos compartido con la mirada puesta en el Señor y en los hermanos, en busca de las sendas que el Evangelio indica a nuestro tiempo para anunciar el misterio de amor de la familia. Sigamos por el camino que el Señor desea. Pidámosle a él una mirada sana y salvada, que sabe difundir luz porque recuerda el esplendor que la ha iluminado. Sin dejarnos ofuscar nunca por el pesimismo y por el pecado, busquemos y veamos la gloria de Dios que resplandece en el hombre viviente.

(from Vatican Radio)

13:22

Con la aprobación del documento final concluyó el Sínodo de los obispos sobre la vocación y misión de la Familia, en el Vaticano a las 18,46 de la tarde del 24 de octubre de 2015.

Fue aprobado el documento final. Todos los 94 parágrafos han superado los 2/3 de votos. Estas proposiciones servirán al Papa para escribir la Exhortación post sinodal sobre la Vocación y Misión de la Familia en la Iglesia y el mundo contemporáneo. El mismo Documento final elaborado y votado por los obispos será publicado, dentro de poco, con las respectivas votaciones de cada uno de los 94 parágrafos.

Al cierre de los trabajos Francisco habló a toda la asamblea de 270 personas, agradeciendo al Señor y a todos. Subrayando la acción del Señor, explicó que el haber puesto las dificultades de las familias delante del Señor es lo más importante. Su discurso fue muy aplaudido.

Texto completo del discurso de Papa Francisco en lengua española, traducido del italiano

Queridas Beatitudes, eminencias, excelencias, 
Queridos hermanos y hermanas:

Quisiera ante todo agradecer al Señor que ha guiado nuestro camino sinodal en estos años con el Espíritu Santo, que nunca deja a la Iglesia sin su apoyo.

Agradezco de corazón al Cardenal Lorenzo Baldisseri, Secretario General del Sínodo, a Monseñor Fabio Fabene, Subsecretario, y también al Relator, el Cardenal Peter Erdő, y al Secretario especial, Monseñor Bruno Forte, a los Presidentes delegados, a los escritores, consultores, traductores y a todos los que han trabajado incansablemente y con total dedicación a la Iglesia: gracias de corazón.

Agradezco a todos ustedes, queridos Padres Sinodales, delegados fraternos, auditores y auditoras, asesores, párrocos y familias por su participación activa y fructuosa.

Doy las gracias igualmente a los que han trabajado de manera anónima y en silencio, contribuyendo generosamente a los trabajos de este Sínodo.

Les aseguro mi plegaria para que el Señor los recompense con la abundancia de sus dones de gracia.

Mientras seguía los trabajos del Sínodo, me he preguntado: ¿Qué significará para la Iglesia concluir este Sínodo dedicado a la familia?

Ciertamente no significa haber concluido con todos los temas inherentes a la familia, sino que ha tratado de iluminarlos con la luz del Evangelio, de la Tradición y de la historia milenaria de la Iglesia, infundiendo en ellos el gozo de la esperanza sin caer en la cómoda repetición de lo que es indiscutible o ya se ha dicho.

Seguramente no significa que se hayan encontrado soluciones exhaustivas a todas las dificultades y dudas que desafían y amenazan a la familia, sino que se han puesto dichas dificultades y dudas a la luz de la fe, se han examinado atentamente, se han afrontado sin miedo y sin esconder la cabeza bajo tierra.

Significa haber instado a todos a comprender la importancia de la institución de la familia y del matrimonio entre un hombre y una mujer, fundado sobre la unidad y la indisolubilidad, y apreciarla como la base fundamental de la sociedad y de la vida humana.

Significa haber escuchado y hecho escuchar las voces de las familias y de los pastores de la Iglesia que han venido a Roma de todas partes del mundo trayendo sobre sus hombros las cargas y las esperanzas, la riqueza y los desafíos de las familias.

Significa haber dado prueba de la vivacidad de la Iglesia católica, que no tiene miedo de sacudir las conciencias anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente y con franqueza sobre la familia.

Significa haber tratado de ver y leer la realidad o, mejor dicho, las realidades de hoy con los ojos de Dios, para encender e iluminar con la llama de la fe los corazones de los hombres, en un momento histórico de desaliento y de crisis social, económica, moral y de predominio de la negatividad.

Significa haber dado testimonio a todos de que el Evangelio sigue siendo para la Iglesia una fuente viva de eterna novedad, contra quien quiere «adoctrinarlo» en piedras muertas para lanzarlas contra los demás.

Significa haber puesto al descubierto a los corazones cerrados, que a menudo se esconden incluso dentro de las enseñanzas de la Iglesia o detrás de las buenas intenciones para sentarse en la cátedra de Moisés y juzgar, a veces con superioridad y superficialidad, los casos difíciles y las familias heridas.

Significa haber afirmado que la Iglesia es Iglesia de los pobres de espíritu y de los pecadores en busca de perdón, y no sólo de los justos y de los santos, o mejor dicho, de los justos y de los santos cuando se sienten pobres y pecadores.

Significa haber intentado abrir los horizontes para superar toda hermenéutica conspiradora o un cierre de perspectivas para defender y difundir la libertad de los hijos de Dios, para transmitir la belleza de la novedad cristiana, a veces cubierta por la herrumbre de un lenguaje arcaico o simplemente incomprensible.

En el curso de este Sínodo, las distintas opiniones que se han expresado libremente –y por desgracia a veces con métodos no del todo benévolos– han enriquecido y animado sin duda el diálogo, ofreciendo una imagen viva de una Iglesia que no utiliza «módulos impresos», sino que toma de la fuente inagotable de su fe agua viva para refrescar los corazones resecos.1

Y –más allá de las cuestiones dogmáticas claramente definidas por el Magisterio de la Iglesia– hemos visto también que lo que parece normal para un obispo de un continente, puede resultar extraño, casi como un escándalo, para el obispo de otro continente; lo que se considera violación de un derecho en una sociedad, puede ser un precepto obvio e intangible en otra; lo que para algunos es libertad de conciencia, para otros puede parecer simplemente confusión. En realidad, las culturas son muy diferentes entre sí y todo principio general necesita ser inculturado si quiere ser observado y aplicado.2 El Sínodo de 1985, que celebraba el vigésimo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II, habló de la inculturación como «una íntima transformación de los auténticos valores culturales por su integración en el cristianismo y la radicación del cristianismo en todas las culturas humanas».3

La inculturación no debilita los valores verdaderos, sino que muestra su verdadera fuerza y su autenticidad, porque se adaptan sin mutarse, es más, trasforman pacíficamente y gradualmente las diversas culturas.4

Hemos visto, también a través de la riqueza de nuestra diversidad, que el desafío que tenemos ante nosotros es siempre el mismo: anunciar el Evangelio al hombre de hoy, defendiendo a la familia de todos los ataques ideológicos e individualistas.

Y, sin caer nunca en el peligro del relativismo o de demonizar a los otros, hemos tratado de abrazar plena y valientemente la bondad y la misericordia de Dios, que sobrepasa nuestros cálculos humanos y que no quiere más que «todos los hombres se salven» (1 Tm 2,4), para introducir y vivir este Sínodo en el contexto del Año Extraordinario de la Misericordia que la Iglesia está llamada a vivir.

Queridos Hermanos:

La experiencia del Sínodo también nos ha hecho comprender mejor que los verdaderos defensores de la doctrina no son los que defienden la letra sino el espíritu; no las ideas, sino el hombre; no las fórmulas sino la gratuidad del amor de Dios y de su perdón. Esto no significa en modo alguno disminuir la importancia de las fórmulas, de las leyes y de los mandamientos divinos, sino exaltar la grandeza del verdadero Dios que no nos trata según nuestros méritos, ni tampoco conforme a nuestras obras, sino únicamente según la generosidad sin límites de su misericordia (cf. Rm 3,21-30; Sal 129; Lc 11,37-54). Significa superar las tentaciones constantes del hermano mayor (cf. Lc 15,25-32) y de los obreros celosos (cf. Mt 20,1-16). Más aún, significa valorar más las leyes y los mandamientos, creados para el hombre y no al contrario (cf. Mc 2,27).

En este sentido, el arrepentimiento debido, las obras y los esfuerzos humanos adquieren un sentido más profundo, no como precio de la invendible salvación, realizada por Cristo en la cruz gratuitamente, sino como respuesta a Aquel que nos amó primero y nos salvó con el precio de su sangre inocente, cuando aún estábamos sin fuerzas (cf. Rm 5,6).

El primer deber de la Iglesia no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios, de llamar a la conversión y de conducir a todos los hombres a la salvación del Señor (cf. Jn 12,44-50).

El beato Pablo VI decía con espléndidas palabras: «Podemos pensar que nuestro pecado o alejamiento de Dios enciende en él una llama de amor más intenso, un deseo de devolvernos y reinsertarnos en su plan de salvación [...]. En Cristo, Dios se revela infinitamente bueno [...]. Dios es bueno. Y no sólo en sí mismo; Dios es –digámoslo llorando- bueno con nosotros. Él nos ama, busca, piensa, conoce, inspira y espera. Él será feliz –si puede decirse así–el día en que nosotros queramos regresar y decir: “Señor, en tu bondad, perdóname. He aquí, pues, que nuestro arrepentimiento se convierte en la alegría de Dios».5

También san Juan Pablo II dijo que «la Iglesia vive una vida auténtica, cuando profesa y proclama la misericordia [...] y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la misericordia del Salvador, de las que es depositaria y dispensadora».6

Y el Papa Benedicto XVI decía: «La misericordia es el núcleo central del mensaje evangélico, es el nombre mismo de Dios [...] Todo lo que la Iglesia dice y realiza, manifiesta la misericordia que Dios tiene para con el hombre. Cuando la Iglesia debe recordar una verdad olvidada, o un bien traicionado, lo hace siempre impulsada por el amor misericordioso, para que los hombres tengan vida y la tengan en abundancia (cf. Jn 10,10)».7

En este sentido, y mediante este tiempo de gracia que la Iglesia ha vivido, hablado y discutido sobre la familia, nos sentimos enriquecidos mutuamente; y muchos de nosotros hemos experimentado la acción del Espíritu Santo, que es el verdadero protagonista y artífice del Sínodo. Para todos nosotros, la palabra «familia» no suena lo mismo que antes, hasta el punto que en ella encontramos la síntesis de su vocación y el significado de todo el camino sinodal.8

Para la Iglesia, en realidad, concluir el Sínodo significa volver verdaderamente a «caminar juntos» para llevar a todas las partes del mundo, a cada Diócesis, a cada comunidad y a cada situación la luz del Evangelio, el abrazo de la Iglesia y el amparo de la misericordia de Dios.

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1Cf. Carta al Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Argentina en el centenario de la Facultad de Teología (3 marzo 2015): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 13 marzo 2015, p. 13..

2 Cf. Pontificia Comisión Bíblica, Fe y cultura a la luz de la biblia. Actas de la Sesión plenaria 1979 de la Pontificia Comisión Bíb lica; CONC. ECUM. VAT. II, Cost. Past. Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual, 44.

3 Relación final (7 diciembre 1985): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 22 diciembre 1985, p. 14.

4 «En virtud de su misión pastoral, la Iglesia debe mantenerse siempre atenta a los cambios históricos y a la evolución de la mentalidad. Claro, no para someterse a ellos, sino para superar los obstáculos que se pueden oponer a la acogida de sus consejos y sus directrices»: Entrevista al Card. Georges Cottier, Civiltà Cattolica, 8 agosto 2015, p. 272.

5 Homilía (23 junio 1968): Insegnamenti, VI (1968), 1176-1178.

6 Cart. Enc. Dives in misericordia (30 noviembre 1980), 13. Dijo también: «En el misterio Pascual [...] Dios se muestra como es: un Padre de infinita ternura, que no se rinde frente a la ingratitud de sus hijos, y que siempre está dispuesto a perdonar»,Regina coeli (23 abril 1995): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 28 abril 1995, p. 1; y describe la resistencia a la misericordia diciendo: «La mentalidad contemporánea, quizás en mayor medida que la del hombre del pasado, parece oponerse al Dios de la misericordia y tiende además a orillar de la vida y arrancar del corazón humano la idea misma de la misericordia. La palabra y el concepto de misericordia parecen producir una cierta desazón en el hombre», Cart. Enc. Dives in misericordia (30 noviembre 1980), 2.

7 Regina coeli (30 marzo 2008): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 4 abril 2008, p. 1. Y hablando del poder de la misericordia afirma: «Es la misericordia la que pone un límite al mal. En ella se expresa la naturaleza del todo peculiar de Dios: su santidad, el poder de la verdad y del amor», Homilía durante la santa misa en el Domingo de la divina Misericordia (15 abril 2007): L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 20 abril 2007, p. 3.

8 Un análisis acróstico de la palabra «familia» [en italiano f-a-m-i-g-l-i-a] nos ayuda a resumir la misión de la Iglesia en la tarea de:

Formar a las nuevas generaciones para que vivan seriamente el amor, no con la pretensión individualista basada sólo en el placer y en el «usar y tirar», sino para que crean nuevamente en el amor auténtico, fértil y perpetuo, como la única manera de salir de sí mismos; para abrirse al otro, para ahuyentar la soledad, para vivir la voluntad de Dios; para realizarse plenamente, para comprender que el matrimonio es el «espacio en el cual se manifiestan el amor divino; para defender la sacralidad de la vida, de toda vida; para defender la unidad y la indisolubilidad del vínculo conyugal como signo de la gracia de Dios y de la capacidad del hombre de amar en serio» (Homilía en la Santa Misa de apertura de la XIV Asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos, XXVII Domingo del Tiempo Ordinario, 4 octubre 2015: L’Osservatore Romano, ed. semanal en lengua española, 9 octubre 2015, p. 4; y para valorar los cursos prematrimoniales como oportunidad para profundizar el sentido cristiano del sacramento del matrimonio.

Andar hacia los demás, porque una Iglesia cerrada en sí misma es una Iglesia muerta. Una Iglesia que no sale de su propio recinto para buscar, para acoger y guiar a todos hacía Cristo es una Iglesia que traiciona su misión y su vocación.

Manifestar y difundir la misericordia de Dios a las familias necesitadas, a las personas abandonadas; a los ancianos olvidados; a los hijos heridos por la separación de sus padres, a las familias pobres que luchan por sobrevivir, a los pecadores que llaman a nuestra puerta y a los alejados, a los diversamente capacitados, a todos los que se sienten lacerados en el alma y en el cuerpo, a las parejas desgarradas por el dolor, la enfermedad, la muerte o la persecución.

Iluminar las conciencias, a menudo asediadas por dinámicas nocivas y sutiles, que pretenden incluso ocupar el lugar de Dios creador. Estas dinámicas deben de ser desenmascaradas y combatidas en el pleno respeto de la dignidad de toda persona humana.

Ganar y reconstruir con humildad la confianza en la Iglesia, seriamente disminuida a causa de las conductas y los pecados de sus propios hijos. Por desgracia, el antitestimonio y los escándalos en la Iglesia cometidos por algunos clérigos han afectado a su credibilidad y han oscurecido el fulgor de su mensaje de salvación.

Laborar para apoyar y animar a las familias sanas, las familias fieles, las familias numerosas que, no obstante las dificultades de cada día, dan cotidianamente un gran testimonio de fidelidad a los mandamientos del Señor y a las enseñanzas de la Iglesia.

Idear una pastoral familiar renovada que se base en el Evangelio y respete las diferencias culturales. Una pastoral capaz de transmitir la Buena Noticia con un lenguaje atractivo y alegre, y que quite el miedo del corazón de los jóvenes para que asuman compromisos definitivos. Una pastoral que preste particular atención a los hijos, que son las verdaderas víctimas de las laceraciones familiares. Una pastoral innovadora que consiga una preparación adecuada para el sacramento del matrimonio y abandone la práctica actual que a menudo se preocupa más por las apariencias y las formalidades que por educar a un compromiso que dure toda la vida.

Amar incondicionalmente a todas las familias y, en particular, a las pasan dificultades. Ninguna familia debe sentirse sola o excluida del amor o del amparo de la Iglesia. El verdadero escándalo es el miedo a amar y manifestar concretamente este amor.

 

 

(from Vatican Radio)

Diocesis de Celaya

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