mayo 2014
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17:41

Hace pocos días hemos conocido la “triste” noticia de un famoso, uno más, que tiene cáncer. En esta ocasión ha sido la actriz vallisoletana Concha Velasco, conocida por sus numerosas películas, desde hace más de cincuenta años. La han encontrado un “linfoma”, nombre técnico, y quizás también término que oculta esa terrible palabra, que sigue golpeando nuestra sensibilidad y recordándonos la fragilidad de esta vida.

Hace pocas semanas la “triste” noticia vino de otro famoso, esta vez del mundo de la política (más por tradición familiar que por acción en primera línea): Adolfo Suárez Illana, hijo del ex presidente Adolfo Suárez, uno de los artífices de la transición democrática en España. Y entre uno y otro, muchos anuncios de esta “triste” noticia de otros tantos Don Nadie y Doña Nadie, esas personas anónimas (protagonistas en su familia y entre sus amigos); casos mucho menos conocidos pero igualmente dolorosos.




¿Realmente es una “triste” noticia? ¿Cómo reaccionamos?




Concha Velasco, con su sencillez y espontaneidad, cuenta cómo al recibir la noticia "empecé a llorar y tuve un ataque de pánico". Una reacción muy habitual, con mayor o menor expresión sensible, según la individualidad de cada quien. Y es que el dolor siempre duele, afirmación de Perugrullo, pero a veces olvidada por un espiritualismo mal entendido.




Tras esta primera reacción, casi como acto reflejo, surge la respuesta más pensada y humana. Respuesta hacia arriba, o respuesta hacia abajo, según las personas, la voluntad, la gracia y el apoyo que les rodea.




Un periodista calificaba la actitud de Concha Velasco como “optimismo y valentía”. No me gusta mucho la palabra optimismo; está bien, pero… El optimismo puede quedarse en un frío lema de un partido político (yes, we can), somos fenomenales, venceremos, podemos triunfar. La grandeza y belleza de un gran castillo, quizás hecho de arena o de cartas. Y ante una pequeña ventisca, todo termina en el caos, la destrucción y un rotundo fracaso.




Declara la actriz: “Voy a luchar con todas mis fuerzas. Voy a plantarle cara a la enfermedad", sí, pero sabiendo que “todos, a fin de cuentas, nos vamos a morir, y yo tengo 74 años”. No es un optimismo vacío, sino una confianza, apoyado en alguien, y buena dosis de realismo. Con esta base se construye un “buen ánimo” cimentado, luchador, pero no como el soldado que combate a la desesperada y se mete dando gritos en el campamento enemigo.




Hay un denominador común en muchos de esos enfermos que caminan hacia arriba: ven a Alguien allá arriba, Alguien que a la vez les toca, que ha llorado ante el sufrimiento, ante la muerte de un amigo. Concha Velasco recuerda como "hay quien te dice que Dios no existe, pero yo quiero que exista. Y quiero rezar y sé que eso me va a ayudar mucho". O Adolfo Suárez, al dar la noticia, y después de haberla asimilado, confirma: "Estoy entero, estoy bien, estoy fuerte, confiado y en manos de Dios y de los médicos". El enfermo necesita un ser más allá de él mismo, en quien apoyarse, confiarse y compartir sus dolores.




He hablado de personajes conocidos, de las reacciones conocidas ante el sufrimiento; pero se quedan muchos ejemplos en el tintero, muchos testimonios confortantes que sólo conoce la mujer, o el marido, o alguno de los hijos. Casos de personas que, con una alegría más a flor de piel o sólo con la sufrida sonrisa en el corazón, quieren seguir caminando hacia arriba en esta vida. ¿Dolor? ¿Sufrimiento? Por supuesto. Pero también esperanza, alegría, o sufrir en silencio las adversidades que se nos presentan.




Cuando explicaba su actitud, Adolfo Suárez decía una frase que nos puede parecer irreal, poco comprensible: “Hay que aceptarlo con alegría porque somos unos privilegiados”. ¿Le habría llegado el dolor a tal grado de confundir su razón? Creo que no. Ante un sufrimiento, grande o pequeño, podemos centrar nuestra atención en el mal que está delante, o en la grandeza del bien que nos rodea y donde ha aparecido este pequeño mal.




¿Dónde centramos la atención? Este hombre, también gracias a la fe, ha descubierto los maravillosos privilegios de vivir recibiendo y dando amor. En una vida no exenta de dolor (grandes enfermedades han rodeado a su familia: cánceres, alzheimer de su padre, etc), prefiere dar gracias por lo positivo en vez de llorar por lo negativo







17:40

No lo podemos negar: los profundos y rápidos cambios éticos que ha sufrido el mundo en los últimos años y los que sufrirá a causa de la fuerte presión que se ejerce sobre la cultura, los medios de comunicación y la política, que intenta demagógicamente defender los derechos de todos los ciudadanos, nos exige a los cristianos nuevos retos de evangelización.

Lo que en un tiempo se creyó que podía dar resultado como anatematizar, condenar, excomulgar, hoy no resulta ser más que un motivo de burla para quienes nos ven como un pequeño reducto oscurantista que debe ser expulsado de la historia de la sociedad lo más pronto posible, para dar paso a un mundo de libertad absoluta en el que impere una ética relativista. Hoy somos vistos como los principales obstáculos para el “progreso” de la humanidad y para el reconocimiento total de minorías que en los últimos tiempos se han hecho sentir de una manera poderosa y han logrado a través del poder político no solo hacerse a un espacio en el protagonismo de la historia sino también están logrando que se revalúen conceptos que antes los teníamos aparentemente claros como lo son los de familia, identidad sexual, etc., y que hoy causan mucha confusión en quienes los manejan.




Temas como la eutanasia, la ideología de género, la adopción por parte de parejas del mismo sexo, exigen de nosotros los cristianos, un nuevo reto para tener la forma adecuada de poder lograr un diálogo abierto y respetuoso con quienes defienden todos estos temas sin que se sientan afrentados e irrespetados, pero que podamos llevarlos a un replanteamiento que les permita redescubrirse a sí mismos como personas creadas por Dios.




Está visto que cuando la noción de un Trascendente desaparece de nuestro intelecto entonces intentamos responder a la pregunta de ¿quién es el hombre? de una manera absurda, lo que hace que tengamos un concepto de nosotros mismos tan errado como errada es la ética que se deriva de ello. No estamos ante enemigos de la Iglesia, creo que estamos ante quien desvirtúa la verdad y cuando ella cae bajo el subjetivismo entonces cada quien puede pensar de sí mismo de la manera que quiera y tener conductas acorde a ese pensar.




No podemos seguir viendo a los abortistas o a los promotores de ciertas ideologías como enemigos a quienes hay que acabar, creo más bien que estamos ante un nuevo escenario mundial en el que como creyentes debemos permanecer con nuestras lámparas en alto para lograr re-direccionar al hombre contemporáneo a una nueva experiencia de Dios.




Estoy absolutamente convencido que necesitamos el arrojo de evangelizar movimientos que toman cada vez más fuerza, que han salido del “armario” (como se dice vulgarmente) para posarse en la vitrina y venderse a sí mismos como una alternativa de vida. Ni pueden vernos como sus verdugos ni podemos mirarlos como nuestros adversarios. Son hijos de Dios y, como tal, necesitan quien les anuncie la belleza del evangelio. Todo apunta a que el protagonismo de estos grupos será cada vez más fuerte ya que incursionan abiertamente en la política, el arte, los medios de comunicación, la economía y ya no son simples espectadores que se dejan juzgar sino que consideran que tienen algo que decir al mundo.




La gran ola que se ha levantado como un tsunami y que apunta a producir un nuevo diluvio se ha visto tocando todos los estamentos. Ahora el mundo no quiere hablar de dos sexos sino de una gran variedad de ellos que pueden llegar a 50, desde que se considera que el lenguaje debe cambiarse y que hoy no se debe hablar de varón y hembra sino de género masculino y femenino que no sería otra cosa, según ellos, que el puro aprendizaje de conductas impuestas por la sociedad pero que no harían parte de nuestra condición sexuada y diferenciada entre hombre y mujer.




A esto es lo que nos enfrentamos y no podemos tener miedo, necesitamos una respuesta pastoral a cada uno de estos grupos pues, de cara a la evangelización, estamos invitados a anunciar la Palabra de Dios a todos. ¿Cuál sería la conducta de Jesús ante cada una de estas personas? ¿Repudio y condenación? Creo que no. Creo firmemente que les ayudaría a descubrirse a sí mismos desde su condición creatural dentro del plan de Dios. Se pondría delante de cada uno como en un espejo para que desde él mismo puedan verse tal cual son.




No es condenando como lograremos evangelizar; el mundo no admite este lenguaje Es haciendo visible la redención, llevando una palabra de aliento y de buena nueva a todos, incluidos los que no creen y piensan como nosotros. Evangelizar es mostrar el rostro amoroso del Señor, es ayudar a todos a que desciendan de su propio árbol, como Zaqueo, levantar como hizo con la adúltera, limpiar como logró con los leprosos, pero sobre todo devolver la vista para que el hombre pueda verse con los ojos de Dios.




Reconozcámoslo, ya no evangelizamos sólo a quienes se sienten varón o hembra sino a todos aquellos que se encuentran entre todos esos “géneros” intermedios que necesitan también sentirse hijos de Dios.




No es devaluar la fuerza del evangelio, no es desvirtuar la palabra de Dios, no es borrar una coma o tilde de la ley de Cristo, es simplemente acercar a quienes nos han visto como sus enemigos naturales. Por eso, tal vez la primera evangelización la necesitamos en nuestra propia cabeza.




Juan Ávila Estrada







17:09



La nueva evangelización, que es una gran necesidad, pide odres nuevos para el vino nuevo. Esto no quiere significar anular lo que existe y edificar desde cero, sino una adecuación de muchas pastorales y acciones parroquiales que respondan de verdad a un impulso evangelizador y rechacen claramente cualquier lenguaje o actitud secularizadora que se haya infiltrado.







La nueva evangelización es una inmensa y urgente llamada a la conversión anunciando que Jesucristo es el Señor y Salvador que murió en la cruz y resucitó dándonos vida. La nueva evangelización despierta y provoca, impacta y fascina, porque muestra, simplemente, a Jesucristo.




Entonces se inicia un acompañamiento y una iniciación a la fe mediante la catequesis y la formación, para que la doctrina evangélica tome forma en la existencia de cada uno, con una incidencia personal auténtica.






"Creer en Jesús, en último término, significa creer en Dios, amarle y servirle, como el propio Jesucristo, y esperar la vida eterna como vida verdadera y definitiva, deseándola positivamente, poniendo en ella nuestro corazón y comenzando ya desde ahora a practicarla en la adoración y el ejercicio de la caridad. Éste es el contenido de los últimos capítulos de Juan y de las enseñanzas de san Pablo. Este vivir la vida terrena desde la verdad de la vida eterna, poseída ya por la fe, la esperanza y el amor, es el carácter esencial del cristiano, ésta es la verdadera novedad del cristianismo, la diferencia fundamental entre cristianos y no cristianos, el origen de la fuerza renovadora del cristianismo y el origen de todas las demás diferencias" (SEBASTIÁN, F., Evangelizar, Encuentro, Madrid 2010, pp. 68-69).






Todo cuanto se haga en una parroquia debe tender a este fin. La pastoral es la forma de la Iglesia, sus acciones, para ofrecer este centro del cristianismo, mostrar su vida, y acompañar en el crecimiento de la vida cristiana.




¿Realmente en nuestras parroquias y comunidades hay un compromiso y una conciencia claramente evangelizadora? ¿O una rutina pastoral, repitiendo lo mismo sin fuego ni pasión, asegurando sólo unos mínimos?






"La presentación del Evangelio de Jesús tiene que producir en los oyentes una verdadera crisis de conversión. Crisis que es juicio sobre la vida anterior, la vida sometida a las tinieblas de este mundo, esa vida normal que malgastamos dejándonos absorber y dominar por las cosas y los afanes de este mundo en vez de vivir para Dios y para sus obras. Y con la crisis el cambio de vida, el abandono de la vida dominada por los intereses y los usos de este mundo y la programación de una vida nueva, centrada en el amor de Dios y en el cumplimiento de su voluntad con amor y confianza" (Ibíd., p. 69).






La pastoral, como tal, provoca una crisis de crecimiento, un discernimiento y juicio sobre la propia vida. Posee fuerza porque muestra a Jesucristo confrontado con la propia existencia. Por ello no ahorra esfuerzos, y ofrece recursos formativos suficientes para cualquier grupo o asociación; implanta catequesis de distintos niveles, comenzando por los adultos, con itinerarios formativos, además de retiros, escuela de catequistas, homilía diaria bien preparada, etc.






"Si somos sinceros tendremos que reconocer que son pocas las actividades pastorales que buscan realmente esta conversión de los oyentes.




La catequesis, la preparación para los sacramentos del bautismo, de la confirmación y del matrimonio, y muy especialmente el proceso entero de la Iniciación Cristiana, tendrían que estar centradas muy claramente en este objetivo como algo esencial, y deberían desarrollarse de tal manera que pudieran alcanzarlo con cierta normalidad.




¿Dónde, si no, podremos preparar poco a poco, y con la ayuda del Señor, una comunidad de cristianos convencidos y convertidos?




Con frecuencia nos conformamos, y nos engañamos a nosotros mismos, proponiéndonos objetivos más inmediatos, más superficiales, menos exigentes; "catequesis de primera comunión", "catequesis de confirmación", "cursillo prematrimonial". Nos olvidamos de que la vida cristiana comienza con la conversión personal, o bien damos por supuesto que esta conversión quedó hecha anteriormente. Una Iglesia de cristianos no convertidos es una Iglesia hueca, una Iglesia fictica, una apariencia de Iglesia" (Ibíd., p. 69).






Es una materia muy amplia, y pide una reflexión seria de todos, y una toma de conciencia también, porque gastamos energías pastorales en un pan que no sacia en vez del pan vivo del Evangelio para todos, de la evangelización.








Es verdad que primero hemos de ser evangelizados. Pero si esperamos una evangelización plena en nosotros... jamás saldremos a anunciar nada a los demás, porque hasta la vida eterna no habrá acabado Dios su obra en nosotros.

Las dos tareas -evangelizarse y evangelizar- van muy simultáneas.











16:28

La monja española Madre Esperanza, fundadora de las congregaciones de las Esclavas e Hijos del Amor Misericordioso, fue beatificada hoy ante casi 14.000 fieles católicos en una misa presidida por el cardenal italiano Angelo Amato, en Perugia (centro de Italia).

La ceremonia, de dos horas y media de duración, tuvo lugar en el santuario del Amor Misericordioso de Collevalenza, en la ciudad italiana de Todi (Perugia), informaron los organizadores. Al acto asistieron también el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, y los arzobispos de Pamplona y de Oviedo, Francisco Pérez y Jesús Sanz Montes, respectivamente, según confirmó a Efe una fuente de la organización.




Amato, que estuvo acompañado por los cardenales Gualtiero Antonelli, Giuseppe Betori y Elio Sgreccia y por el obispo de la diócesis de Orvieto-Todi, Benedetto Tuzia, destacó que "el Señor no deja nunca de sorprendernos con sus santos", y que Madre Esperanza fue "una infatigable trabajadora del bien, una gran mujer de esperanza y en quien la esperanza era debida a la certeza de ser escuchada y atendida por Dios".




Dedicación a Dios



Madre Esperanza de Jesús (en el siglo, María Josefa Alhama Valera) nació el 30 de septiembre de 1893 en Santomera (Murcia) en el seno de una familia humilde y fue la primera de nueve hermanos. A sus 12 años, recibió de Santa Teresa del Niño Jesús el cometido de transmitir la devoción del amor misericordioso de Dios al mundo, según informa el portal religioso Collevalenza.it. A los 21 años decidió entregar su vida al servicio de la Iglesia y, desde el año 1924, colaboró con el Padre Arintero, sacerdote dominico de Salamanca, y escribió en la revista mensual La vida sobrenatural.







No fue hasta el 24 de diciembre de 1930, la Noche de Navidad, cuando fundó la Congregación de Esclavas del Amor Misericordioso, en un piso alquilado de Madrid. En 1936 se trasladó a Roma, donde ayudó y asistió a los heridos de la Segunda Guerra Mundial. Fue en la Ciudad Eterna donde fundó la Congregación de los Hijos del Amor Misericordioso el 15 de agosto de 1951. Con objeto de difundir el concepto de la gran amabilidad de Dios y de su ilimitado amor hacia los hombres, construyó en Collevalenza el Santuario del Amor Misericordioso, donde decidió dedicar su vida “íntegramente” a los más necesitados, y donde atendía a peregrinos.




Murió en Collevalenza el 8 de febrero de 1983, a los 89 años. El proceso de canonización de la madre Esperanza comenzó el 8 de febrero de 1988, y el 23 de abril de 2002, Juan Pablo II le otorgó el título de "venerable", después de reconocer sus "virtudes heroicas", primer paso hacia la santidad. El 5 de julio de 2013 el papa Francisco aprobó el decreto para su beatificación, después de que la Iglesia le reconociera la curación milagrosa de un niño enfermo.




Momento de la proclamación como beata de la Madre Esperanza







11:29

El Papa Francisco apela a los comunicadores a no ser ajenos de los problemas del mundo, por lo que considera que también deben “expresar ternura”, comparando la misión de los medios con la del protagonista de la parábola del buen samaritano que ayuda a un hombre apaleado por bandidos al borde del camino.

“El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: solo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo puede representar un punto de referencia. El compromiso personal es la raíz misma de la fiabilidad de un comunicador”, afirma el Papa.




En su mensaje La comunicación al servicio de una auténtica cultura del encuentro para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que la Iglesia católica celebra este domingo, recogido por Servimedia, el Papa advierte de la doble cara de la red de redes. “Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos”, pero además de ayudar a crecer al ser humano, la comunicación también puede “desorientar”.




El deseo de conexión digital puede terminar por aislarnos de nuestro prójimo, de las personas que tenemos al lado. Sin olvidar que quienes no acceden a estos medios de comunicación social –por tantos motivos–, corren el riesgo de quedar excluidos”, agrega.




Además, Francisco alerta de que los mensajes con malos fines pueden agredir a los hombres: “Cuando la comunicación tiene como objetivo preponderante inducir al consumo o a la manipulación de las personas, nos encontramos ante una agresión violenta como la que sufrió el hombre apaleado por los bandidos y abandonado al borde del camino, como leemos en la parábola”.




Por todo ello, el Papa defiende que “no basta pasar por las ‘calles’ digitales, es decir, simplemente estar conectados”, sino que “es necesario que la conexión vaya acompañada de un verdadero encuentro”.




“Lo repito a menudo: entre una Iglesia accidentada por salir a la calle y una Iglesia enferma de autoreferencialidad, prefiero sin duda la primera. Y las calles del mundo son el lugar donde la gente vive, donde es accesible efectiva y afectivamente. Entre estas calles también se encuentran las digitales”, concluye.







08:11

A Javier López le conocen bien los lectores de ReL. Desde que se incorporó al periódico hace menos de un año ha poblado su blog de artículos breves y contundentes sobre la actualidad cotidiana (política, social, cultural) enfocados siempre con la lupa del optimismo y un humor que oscila entre la ironía y la sorna y, cuando procede, unas gotas de acidez. Y, sobre todo, con absoluto descaro frente al agresivo laicismo ambiente.

Tras publicar en septiembre Soy católico, ¿pasa algo? , regresa a las librerías con una recopilación de sus colaboraciones en Religión en Libertad: Soy católico, ¿algún problema? (Enfoques Educativos, 2014).




-¿Qué busca en la realidad cuando se sientaa a escribir sobre ella como católico?



-Lo que diferencia al hombre del guepardo es su modo de mirar a la gacela. El católico contempla la realidad con los ojos de la fe mientras el laicista observa al mundo sin que le brille la mirada. El católico no pierde nunca de vista a Dios. Cuando escribo, soy católico. Y también cuando tomo postura en política o analizo una obra de arte. Santa Teresa describió bien el modo en que se ramifica cuando lo ubicó también entre los pucheros.







-Y como católico ¿qué le gusta más y qué soporta menos de la sociedad en que vivimos?



-Me gusta el modo en que utiliza la ciencia para que repercuta en el bienestar. Hablo, sobre todo, de los avances médicos que obligan a la muerte a guardar lista de espera. Y me molesta que la sociedad sólo mire al cielo para saber si va a hacer un buen día. La falta de sentido de trascendencia limita las posibilidades de felicidad del hombre. El carpe diem, sin Dios como referente, es como una despedida de soltero que no acaba en boda.




-¿Qué grandes escritores le inspiran?



-Quevedo, por encima de todos. Es el escritor total. Si El Quijote es el partido del siglo, El buscón es el gol de oro. Para mí, al menos, nunca ha sido utilizado el español con tanta maestría. Dentro de la literatura religiosa me gusta Santa Teresa, porque es sencilla, y San Juan de la Cruz, porque su complejidad es fácil de comprender cuando se siente a Dios. También me quedo con Chesterton y su prodigiosa biografía, donde convierte la paradoja en una línea recta.




-¿Y entre los actuales?



-De los escritores actuales me quedo con Javier Cercas. No comparto muchas cosas con él, pero me niego a leer desde el apriorismo.




-Ha elegido el humor como forma de análisis: ¿es su carácter, una decisión de estilo o intenta paliar la crudeza de lo analizado?



-Un poco por las tres cosas. Siempre he tenido buena relación con la sonrisa y estilísticamente me muevo con más soltura en el ámbito del humor que en otros géneros.



Por otra parte, la ironía te permite observar lo que acontece sin que te hierva la sangre. Es un tranquilizante natural.




-Tiene usted un punto transgresor...



-No creo, pero me gusta situarme al límite del fuera de juego. Más que nada porque quien escoge un camino trillado nunca será capaz de hacer el autopase de Redondo. ¿Qué hay de malo en escribir que el Cáliz es la copa de espera de los invitados al banquete celestial?




-¿Le gusta cómo enfoca Francisco la vida de la Iglesia, su presente y su futuro?



-Si Francisco fuera la Libertad guiando al pueblo, el guardia jurado de la Bastilla estaría asustado. No hay nada que temer dentro de la Iglesia. Este Papa no es un revolucionario. Francisco siega lo que sembraron Benedicto XVI, Juan Pablo II, Pablo VI, Juan XXIII… Si se le entiende todo no es porque haya adaptado el lenguaje de la Iglesia al lenguaje de la calle, sino precisamente porque se mantiene fiel al Evangelio. La Iglesia está en buenas manos.




-¿Cómo enfocaría la Nueva Evangelización a la que llaman los últimos Papas?



-Jesús nos propone un camino de alegría. Estar contento es una seña de identidad católica, pero hay muchos fieles que parece que viven dentro de un estribillo de Chavela Vargas. La imagen del creyente triste no ayuda nada porque el laicismo relaciona esa tristeza con la abstinencia de los placeres mundanos. Creo que la Nueva Evangelización debe de aclarar, a los católicos y a los que no lo son, que el yugo llevadero y la carga ligera son buenos para la columna.




-¿Qué se pierden los que viven alejados de Dios, de Cristo, de la Iglesia?



-Se pierden mucho más que el minuto 116 de Iniesta en el campo.







06:38

Puede parecer un espejismo, y tantas personas viven como rehenes de sí mismas pensando que cuanto menos compartamos y arriesguemos ofreciendo a los demás, más podremos tener y conservar en nuestras propias arcas. Y sin embargo, Jesús nos dio una vez más esa chocante lección que encierra la verdadera sabiduría que hace que sea digna y creíble la humanidad: sólo quien da, tiene, y al que no da se le quitará hasta lo que parecía tener. Lo dijo con esa verdad meridiana: dad y se os dará (Lc 6,38).

Para que podamos tener algo, hemos de dar lo que tenemos. Y esto los cristianos lo llamamos compartir. No se trata de tirar por la borda las cosas sino de dar poniendo en común lo que a su vez nosotros también hemos recibido. Y lo que experimentamos con gozo y con asombro es que cuando hacemos así crece nuestra alegría y aumenta nuestra misericordia. Todo un camino para comprobar nuestra temperatura cristiana, la calidad de nuestro compromiso en la caridad que nace del evangelio.




La Iglesia quiere hacer este camino, aunque se quede tantas veces sola y no logre convencer a tantas personas y a no pocos sistemas, de que el egoísmo insolidario mina la alegría y la esperanza, destruye la humanidad. Mientras que el compartir que nace de la misericordia nos humaniza, porque nos aproxima a la belleza y la bondad de ese Dios que tiene entrañas misericordiosas.




El Papa Francisco tuvo la audacia de hacer una crítica de esta trampa del egoísmo insolidario con palabras enormemente valientes: «Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias, un mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor» (Evangelii Gaudium 59).




Por eso, queremos volver a descubrir que nuestra pertenencia a la Iglesia no nos hace socios de un club selecto con acceso restringido, sino que nos pone a la intemperie como testigos incómodos que recuerdan a una humanidad olvidadiza las consecuencias de su insolidaridad, las secuelas que siempre tiene el egoísmo, las derivaciones de la falta de ternura y misericordia, o el falso enfrentamiento de éstas y la verdad. La Iglesia es una comunidad que crece, como dice el lema de la jornada de la Iglesia diocesana, cuando comparte con misericordia. Es la experiencia cotidiana que tenemos en estos momentos de dura batalla contra tantas penurias que la malhadada crisis nos impone a personas y familias. Ahí está la Iglesia en lo concreto de cada rincón diocesano, para salir al encuentro de nuestros hermanos más vapuleados. Por eso pedimos ayuda para la Iglesia diocesana, una ayuda que nos permita seguir ayudando a tantos y por tantos.







06:38

Según ha informado el congreso de la Catholic Medical Association (CMA), los médicos católicos que siguen las enseñanzas de la Iglesia sobre moral sexual no pueden trabajar como ginecólogos en Reino Unido.

Charlie O’Donnell, médico especialista en urgencias y medicina intensiva, dijo que el mejor consejo que podía dar a un católico “ortodoxo” que desee especializarse en obstetricia y ginecología era “emigrar”.




El Dr. O’Donnell dijo en el congreso que se celebró el 17 de mayo en Ealing Abbey, al oeste de Londres, que un católico que se esté formando en obstetricia y ginecología pronto se podría encontrar siendo objetor de conciencia ante tareas como prescribir anticonceptivos artificiales, dar tratamientos fertilidad a parejas no casadas o Viagra a parejas de homosexuales.




Dijo que los especialistas que supervisan no tienen el respaldo necesario para permitir que los médicos en formación puedan optar por la objeción si tienen dificultades morales en este trabajo. Sin embargo, la objeción de conciencia al aborto está permitida por una cláusula específica de la Ley del Aborto de 1967.




“Si se quiere ser profundamente católico en lo que concierne a la moral sexual no es posible formarse como especialista en obstetricia y ginecologia. Pero esto no es debido a una discriminación contra los católicos. Hay un conflicto cultural total sobre lo que es el buen sexo, una dicotomía de creencia entre lo que nosotros, como cristianos, creemos que es bueno globalmente para el individuo y lo que cree la sociedad secular”, dijo el Dr. O’Donnell.




Unos días antes, el presidente de la CMA, el Dr. Robert Hardie, pidió aclaraciones sobre unas denuncias según las cuales a unos médicos y enfermeras objetores de conciencia se les había vetado la obtención de un diploma de la Facultad de Salud Reproductiva y Sexual. El personal médico normalmente necesita este diploma para trabajar en el cuidado sanitario reproductivo y sexual.




Jim McManus, vice-director del Healthcare Reference Group de la Conferencia Episcopal de Inglaterra y Gales, dijo que cualquier acción que resultara en la exclusión de los católicos de la práctica de la ginecología sería ilegal.



“Seria una clara violación de la Ley de Igualdad [2010] que los católicos fueran excluidos de poder practicarla” dijo. “El consejo que me dio un experimentado abogado es que sería ilegal y que cualquier empleador que intente ponerla en marcha estará abierto a desafíos legales”.




Publicado por Elena Curti en The Tablet .



Traducción de Helena Faccia Serrano.







05:54

Corría el año 1772 y en la Iglesia de San Pedro Apóstol en Patierno, un municipio en provincia de Nápoles, hubo un robo. Los ladrones se llevaron, entre varias cosas de la iglesia, una píxide que contenía varias hostias consagradas. Las investigaciones realizadas por el párroco y los parroquianos no llevaron a nada.

Aproximadamente un mes después, el 18 de febrero, el joven de dieciocho años Giuseppe Orefice, pasó de madrugada, cuando aún era oscuro, cerca del campo del Duque de Grottelle y un brillo extraño atrajo su atención.




De vuelta en su casa contó el extraño fenómeno a su padre quien, un poco incrédulo, no dio a este hecho ninguna importancia. El día siguiente Giuseppe, esta vez acompañado por su padre y su hermano pequeño, pasó de nuevo junto al campo del Duque. Esta vez los tres vieron brillar en el campo estrellas misteriosas, como si un trozo de cielo hubiera descendido hasta la tierra. Entonces Giuseppe fue corriendo a llamar al párroco el cual, una vez en el lugar indicado en compañía de un hermano sacerdote, encontró bajo la tierra húmeda un buen número de hostias enteras y perfectamente conservadas. Otros sacerdotes ayudaron a buscar en el campo y se encontraron más hostias robadas.




Con una solemne procesión las hostias fueron colocadas en la Iglesia de San Pedro Apóstol, donde aún hoy son conservadas y veneradas.




La noticia del prodigio se difundió rápidamente y atrajo la atención del obispo de entonces, el gran San Alfonso María de Ligorio, quien certificó, después de una rigurosa investigación, que el milagro era verdadero.




El milagro parece proponer de nuevo los acontecimientos de la mañana de la resurrección. Giuseppe sale temprano por la mañana, cuando aún estaba oscuro, como la Magdalena, y ve la luz de Cristo sin reconocerla. Necesita que lleguen otros miembros de la familia y también unos sacerdotes para entender plenamente el misterio del que ha sido objeto. De este modo, los protagonistas del milagro de Patierno son dos referencias de la sociedad humana y cristiana: la familia y el sacerdocio. Es una familia la que “avista” a Jesús; pero más bien podríamos decir con justicia, considerada la precedente e infructuosa búsqueda del párroco, que es Jesús quien se manifiesta a una familia. Pero son los sacerdotes lo que a continuación lo reconocen y lo encuentran.




Además, las hostias enterradas en un campo, debajo de hierba y estiércol, nos recuerdan la voluntad de ultrajar la fe, la Iglesia y su mismo origen, la Eucaristía. Sin embargo, también aquí tenemos la demostración de que la verdad que Cristo ha sembrado en la tierra de nuestra humanidad no puede permanecer oculta. Del mismo modo que estas hostias estaban hechas para la luz y para la gracia y, por consiguiente, contra ellas nada pudieron ni la humedad ni el barro, así el hombre está hecho para la vida y para la eternidad y, por lo tanto, nada pueden las muchas teorías de nuestra cultura de muerte.




Frente a milagros como éste, que contradicen las reglas de la física, nos planteamos lo que un día Jesús preguntó respecto al paralítico: ¿es más fácil decir a estas hostias volved a salid incorruptas del barro en el que habéis estado enterradas o es más fácil decir al hombre: tú no morirás?




Porque sabemos que nuestro destino es la eternidad, Cristo ha diseminado la historia de la iglesia de signos inequívocos de la resurrección.




Nuestro tiempo tiene dificultad en reconocerlos y ya nadie habla de ellos, más bien al contrario: el relicario de las hostias de Patierno, que consiguió pasar indemne por la Revolución Francesa y el Risorgimento (Resurgimiento, proceso histórico que llevó a la unificación de Italia, ndt) y los consiguientes movimientos anti-católicos, no consiguió salvarse del rencor del secularismo actual con su voluntad de borrar cualquier huella del misterio.




En 1978, el relicario con las prodigiosas hostias fue robado y ya no se ha vuelto a encontrar. Un hecho grave, casi premonitorio de la destrucción en acto y que perdura aún hoy. Precisamente porque ha existido, y existe aún, el propósito de borrar dicha memoria, es necesario recordarla. Efectivamente, es necesario seguir creyendo que los prodigios realizados por el Señor en el pasado pueden repetirse también hoy, para llevar al hombre a esa gracia que hace evidente y cierta su gran dignidad de criatura.




Artículo publicado en La Nuova Bussola Quotidiana .



Traducción de Helena Faccia Serrano.







02:39

El Santo Padre ha enviado un mensaje que ha sido leído este viernes a los participantes del encuentro de coordinación entre los organismo caritativos católicos que trabajan en el contexto de la crisis siria, promovido por el Pontificio Consejo Cor Unum.

Francisco les ha agradecido la ayuda cotidiana que dan a las poblaciones afectadas por este terrible conflicto. El Papa ha recordado que hace un año se reunieron para afirmar el compromiso de la Iglesia en esta crisis y para lanzar juntos un llamamiento por la paz en Siria. Y ahora se encuentran de nuevo para trazar un balance del trabajo desarrollado hasta el momento y para renovar la voluntad de proseguir sobre este camino, con una colaboración aún más estrecha.




La indiferencia "duele"



"Tenemos que constatar -indicó el Santo Padre- con gran pesar que la crisis siria no ha sido resuelta, sino que continúa, y existe el riesgo de acostumbrarse a ella. De olvidarnos de las víctimas diarias, de los sufrimientos indecibles, de los miles de refugiados, entre ellos ancianos y niños, que sufren y a veces mueren por el hambre y la enfermedad causada por la guerra".




"¡Esta indiferencia duele! Otra vez tenemos que repetir el nombre de la enfermedad que nos hace tanto mal en el mundo de hoy: la globalización de la indiferencia" dijo.




"La acción de la paz y el trabajo de asistencia humanitaria que las organizaciones caritativas católicas desempeñan en ese contexto son una fiel expresión del amor de Dios por sus hijos que están bajo la opresión y la angustia. Dios escucha su clamor, conoce sus sufrimientos y quiere liberarlos, y a Él, le prestan sus manos y sus habilidades".




Y les recomendó: "Es importante que trabajen en comunión con los pastores y las comunidades locales, y esta reunión es una buena oportunidad para identificar las formas apropiadas de cooperación estable, en el diálogo entre los diferentes actores, con el objetivo de conseguir una mejor organización de sus esfuerzos para apoyar a las Iglesias locales y de todas las víctimas de la guerra, independientemente de las diferencias étnicas, religiosas o sociales".






"Hoy estamos aquí para hacer nuevamente un llamado a la conciencia de los protagonistas del conflicto, de las instituciones mundiales y de la opinión pública. Todos somos conscientes de que el futuro de la humanidad se construye con la paz y no con la guerra: la guerra destruye, mata, empobrece pueblos y países".




Ante el éxodo de cristianos



"A todas las partes le pido que mirando al bien común, permitan inmediatamente el trabajo de asistencia humanitaria y que cuanto antes hagan callar las armas y se empeñen a negociar, poniendo en primer lugar el bien de Siria y de todos sus habitantes, también de aquellos que lamentablemente tuvieron que refugiarse en otros lugares y que tienen el derecho de volver lo antes posible a su patria".




Y concluyó sus palabras recordando "en particular a las queridas comunidades cristianas, rostro de una Iglesia que sufre y espera. Su sobrevivencia en todo el Medio Oriente es motivo de una profunda preocupación para la Iglesia universal: el cristianismo tiene que poder seguir viviendo donde están sus orígenes".




"Queridos hermanos y hermanas, vuestra acción caritativa y asistencial es un signo importante de la cercanía de toda la Iglesia y de la Santa Sede en particular, al pueblo sirio y a otros pueblos de Medio Oriente. Les renuevo mi gratitud por todo lo que han hecho e invoco para ustedes y vuestro trabajo la bendición del Señor. La Virgen les proteja. Yo rezo por ustedes y ustedes recen por mi".







07:17

“Su tristeza se cambiará en alegría”. Esta promesa de Jesús a sus discípulos fue el centro de la homilía del Papa Francisco de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta este viernes de final de mayo.

La alegría de los cristianos, dijo el Papa, es “alegría en esperanza”.




San Pablo era muy valiente, porque tenía la fuerza del Señor, señaló el Papa comentando las lecturas.




Ciertamente, observó, algunas veces también el Apóstol de las Gentes tenía miedo.




Nos sucede a todos nosotros en la vida – añadió – que tengamos un poco de miedo”.




Y nos preguntamos – dijo el Papa – si “no sería mejor bajar un poco el nivel y no ser tan cristianos y buscar un compromiso con el mundo”.




Pero Pablo – prosiguió – sabía que cuanto “él hacía no les gustaba a los judíos ni a los paganos”, pero no se detiene y por eso debe soportar problemas y persecuciones.




Y esto – agregó Francisco – “nos hace pensar en nuestros miedos, en nuestros temores”.




A la vez que recordó que también Jesús en el Getsemaní tuvo miedo y angustia. Mientras en su despedida dice claramente a sus discípulos que el “mundo se alegrará” por sus sufrimientos, como sucederá con los primeros mártires en el Coliseo:




“Y nosotros debemos decirnos la verdad: no toda la vida cristiana es una fiesta. ¡No toda! Se llora, tantas veces se llora. Cuando estás enfermo; cuando tienes un problema en tu familia con un hijo, con una hija, la esposa, el marido; cuando ves que el sueldo no alcanza hasta fin de mes y tienes un hijo enfermo; cuando ves que no puedes pagar la cuota del crédito inmobiliario de la casa y se deben ir… Tantos problemas, tantos que nosotros tenemos. Pero Jesús nos dice: ‘¡No tengas miedo!’. ‘Sí, estarán tristes, llorarán y también la gente se alegrará, la gente que está contra ti’”.




“También hay otra tristeza – prosiguió el Papa –: la tristeza que nos llega a todos nosotros cuando vamos por un camino que no es bueno”.




Cuando, “por decirlo sencillamente”, “vamos a comprar la alegría, la alegría, esa del mundo, esa del pecado, al final hay un vacío dentro de nosotros, hay tristeza”. Y ésta – reafirmó – “es la tristeza de la mala alegría”.




La alegría cristiana, en cambio, “es alegría en esperanza, que llega”:




“Pero en el momento de la prueba nosotros no la vemos. Es una alegría que es purificada por las pruebas y también por las pruebas de todos los días: ‘Su tristeza se cambiará en alegría’. Pero cuando vas a lo de un enfermo o a lo de una enferma que sufre tanto es difícil decir: ‘¡Ánimo! ¡Coraje! ¡Mañana tendrás alegría!’. ¡No, no se puede decir! Debemos hacerla sentir como la hizo sentir Jesús. También nosotros, cuando estamos precisamente en la oscuridad, que no vemos nada: ‘Yo sé, Señor, que esta tristeza se cambiará en alegría. ¡No sé cómo, pero lo sé!’. Un acto de fe en el Señor. ¡Un acto de fe!”




Para comprender la tristeza que se transforma en alegría – dijo más adelante el Papa – Jesús toma el ejemplo de la mujer que da a luz: “Es verdad, en el parto la mujer sufre tanto, pero después, cuando el niño está con ella, se olvida”. Lo que queda, por tanto, es “la alegría de Jesús, una alegría purificada”. Esa es “la alegría que queda”. Una alegría – reconoció Francisco – “escondida en algunos momentos de la vida, que no se siente en los momentos feos, pero que viene después: una alegría en la esperanza”. Éste, por tanto, “es el mensaje de la Iglesia de hoy: ¡no tener miedo!”:




“Ser valeroso en el sufrimiento y pensar que después viene el Señor, después viene la alegría, después de la oscuridad sale el sol. Que el Señor nos de a todos nosotros esta alegría en la esperanza. Y el signo de que nosotros tenemos esta alegría en esperanza es la paz. Cuántos enfermos, que están en el final de la vida, con los dolores, tienen esa paz en el alma… Ésta es la semilla de la alegría, ésta es la alegría en la esperanza, la paz. ‘¿Tú tienes paz en el alma en el momento de la oscuridad, en el momento de las dificultades, en el momento de las persecuciones, cuando todos se alegran por tu mal? ¿Tienes paz? Si tienes paz, tú tienes la semilla de aquella alegría que vendrá después’. Que el Señor nos haga comprender estas cosas”.







07:17

Es tradición desde hace 45 años realizar una procesión por el Casco Antiguo de Barcelona con una imagen de la Virgen en el último sábado del mes de mayo, el mes de María.

La procesión saldrá el sábado 31 de mayo a las 10 de la noche de la catedral y acaba a la una de la madrugada en la Basílica de la Merced, patrona de la Ciudad Condal. Es una "Solemne Procesión y Vigilia Mariana".




"Mucha gente conoce la procesión de años anteriores, pero también hay gente que me dice ´vaya, lleváis 45 años saliendo en procesión y yo no me había enterado´, así que siempre es bueno difundirlo con carteles, entre los conocidos...", comenta el padre Antonio Turú, de la Unión Seglar de San Antonio Mª Claret, organizadora del acto.




"La gente desea hacer actos en honor a la Virgen, al Corazón de Jesús... pero la verdad es que se convocan pocos. A esta procesión acuden muchas familias numerosas, personas maduras, y muchos jóvenes, quizá la mitad de asistentes", añade el padre Turú. Quizá por las horas tardías acude menos gente mayor. La mayoría de los jóvenes participantes están ligados al movimiento de Jóvenes de San José (Jovenesdesanjose.org).




La imagen que se lleva en procesión es la de la Virgen de Fátima, una imagen peregrina bendecida por el obispo de Fátima que la Unión Seglar guarda en su colegio de Sentmenat.




"En Barcelona muchas parroquias tienen imágenes de la Virgen de Lourdes y de la Fátima, hay devoción por ambas", comenta. "El mensaje de Fátima es de oración y penitencia, dos cosas que siempre van bien pero quizá más en nuestros días de crisis económica y de crisis espiritual. Probablemente, la crisis espiritual es peor que la económica, y la crisis económica nace de la espiritual", añade el sacerdote.







06:39

El Vaticano difundió el más reciente Anuario Estadístico de la Iglesia Católica que compila datos sobre la cantidad de fieles y su distribución en el mundo hasta 2012. De ahí se obtienen al menos 13 datos interesantes.

1.- El número de católicos en el mundo es de 1.229 millones.




2.- El 49% se encuentran en el continente americano.




3.- Los católicos ascienden a un 17,5% de la población mundial.




4.- Entre 2005 y el 2012 los fieles bautizados pasaron de 1.115 a 1.229 millones, un aumento del 10,2 por ciento.




5.- La Iglesia actualmente está dividida en 2.981 circunscripciones eclesiásticas (la mayoría son diócesis).




6.- África y Asia son las regiones con más crecimiento absoluto de fieles.




7.- En territorio africano los católicos son 199 millones, con una tasa de crecimiento equivalente al 29% entre 2005 y 2012




8.- La tasa de crecimiento de católicos en el continente asiático fue del 11% en esos mismos años




9.- Europa evidenció números negativos, pues los feligreses europeos representan apenas el 23.3% de la comunidad católica mundial, lo que significa una caída de casi 2% respecto a 2005.




10.- Oceanía, por su parte, tiene sólo el 0.8% de los fieles católicos del mundo.




12.- En el periodo 2005-2012 el número de obispos a nivel global pasó de 4.841 a 5.133.




13.- En 2012 los sacerdotes eran 414.313 de los cuales 279.561 pertenecen al clero de las diócesis y 134.752 a las órdenes religiosas.







04:18

Al Papa Francisco, en el avión de vuelta de Tierra Santa, le plantearon la pregunta si "la Iglesia católica podrá aprender algo de las Iglesias ortodoxas" en lo que concierne a los sacerdotes casados y a la aceptación de un segundo matrimonio para los divorciados.

Sobre ambos puntos el Papa ha respondido de manera evasiva. Sin embargo, todos recuerdan lo que dijo sobre un segundo matrimonio en una entrevista precedente en un avión, en el viaje de vuelta de Río de Janeiro:




"Un paréntesis: los ortodoxos siguen lo que ellos llaman la teología de la economía y dan una segunda posibilidad [de matrimonio], lo permiten. Creo que este problema – cierro el paréntesis – debe estudiarse en el marco de la pastoral matrimonial".




A esta praxis de las Iglesias de oriente ha hecho referencia también el cardenal Walter Kasper en su relación introductoria al consistorio del pasado febrero, centrando el debate sobre la cuestión de la comunión a los divorciados vueltos a casar en vista del sínodo de la familia.




La idea que existe actualmente es que en las Iglesias ortodoxas se celebran sacramentalmente el segundo y el tercer matrimonio y se da la comunión a los divorciados vueltos a casar.




Pero en realidad las cosas no son así. Entre la celebración de la primera y de la segunda boda, la ortodoxia ha marcado siempre una diferencia no sólo ceremonial, sino también de sustancia, como demuestra la entonación fuertemente penitencial de las oraciones para las segundas nupcias.




A este respecto basta ver el reconocimiento histórico que Basilio Petrà – sacerdote católico de rito latino, pero de origen griego y estudioso de la materia, profesor en el Pontificio Instituto Oriental – ha publicado hace dos meses:




B. Petrà, "Divorzio e seconde nozze nella tradizione greca. Un´altra via", Cittadella Editrice, Assisi, 2014, pp. 212, euro 15,90.




La que sigue es una declaración de lo que son, en realidad, las segundas nupcias en la teología y en la praxis de las Iglesias ortodoxas.




El autor, Nicola Bux, experto en liturgia y docente en la facultad de teología de Bari, es consejero de las congregaciones para la doctrina de la fe y para la causa de los santos y ha participado en el sínodo de 2005 sobre la eucaristía, del que se incluye aquí un interesante episodio.



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IGLESIA ORTODOXA Y SEGUNDAS NUPCIAS



de Nicola Bux




Recientemente, el cardenal Walter Kasper se ha referido a la praxis ortodoxa de las segundas nupcias para apoyar que también los católicos que estén divorciados y vueltos a casar sean admitidos a la comunión.




Sin embargo, tal vez no ha dado importancia al hecho de que los ortodoxos no hacen la comunión en el rito de las segundas nupcias, pues en el rito bizantino del matrimonio no está prevista la comunión, sólo el intercambio de la copa común de vino, que no es el vino consagrado.




Por otra parte, entre los católicos se suele decir que los ortodoxos permiten las segundas nupcias, tolerando, por consiguiente, el divorcio del primer cónyuge.




En verdad no es del todo así, porque no se trata de la institución jurídica moderna. La Iglesia ortodoxa está dispuesta a tolerar las segundas nupcias de personas cuyo vínculo matrimonial haya sido disuelto por ella, no por el Estado, en base al poder dado por Jesús a la Iglesia de “disolver y unir” y concediendo una segunda oportunidad en algunos casos especiales (en concreto, en los casos de adulterio continuado, pero por extensión también en ciertos casos en los que el vínculo matrimonial se ha convertido en una ficción). También se prevé, aunque no se alienta, la posibilidad de un tercer matrimonio. Además, la posibilidad de acceder a las segundas nupcias, en los casos de disolución del matrimonio, es concedida sólo al cónyuge inocente.




Las segundas y terceras nupcias, a diferencia del primer matrimonio, se celebran entre los ortodoxos con un rito especial, definido de “tipo penitencial”. Al faltar antiguamente en el rito de las segundas nupcias el momento de la coronación de los esposos, considerado por la teología ortodoxa el momento esencial del matrimonio, las segundas nupcias no son un sacramento verdadero; son, utilizando la terminología latina, un "sacramental", que permite a los nuevos esposos considerar la propia unión como plenamente aceptada por la comunidad eclesial. El rito de las segundas nupcias se aplica también en el caso de esposos que han enviudado.




La no sacramentalidad de las segundas nupcias está confirmada por la desaparición de la comunión eucarística de los ritos matrimoniales bizantinos, que es sustituida por la copa entendida como símbolo de la vida común. Este parece ser un intento de "desacramentalizar" el matrimonio, debido tal vez al embarazo creciente que causaban las segundas y terceras nupcias, a causa de la abolición del principio de la indisolubilidad del vínculo, directamente proporcional al sacramento de la unidad: la eucaristía.




A este respecto, el teólogo ortodoxo Alexander Schmemann ha escrito que precisamente la copa, elevada como símbolo de la vida común, “muestra la ‘desacramentalización’ del matrimonio, reducido a una felicidad natural. En el pasado, ésta era alcanzada con la comunión, la coparticipación en la eucaristía, signo último del cumplimiento del matrimonio en Cristo. Cristo debe ser la verdadera esencia de la vida juntos”. ¿Cómo permanecería en pie esta “esencia”?




Por lo tanto, se trata de un “qui pro quo” imputable en ámbito católico a la escasa o nula consideración por la doctrina, por lo que se ha afirmado la opinión, incluso la herejía, de que la misa sin comunión no es válida. Toda la preocupación sobre la comunión a los divorciados vueltos a casar, que tiene poco que ver con la visión y la praxis oriental, es una consecuencia de ello.




Hace unos diez años, mientras colaboraba en la preparación del sínodo sobre la eucaristía, en el que participé como experto en 2005, dicha “opinión” fue avanzada por el cardenal Cláudio Hummes, miembro del consejo de la secretaría del sínodo. Invitado por el cardenal Jan Peter Schotte, que entonces era el secretario general, tuve que recordar a Hummes que los catecúmenos y los penitentes, entre los cuales estaban los dígamos, en los distintos grados penitenciales, participaban en la celebración de la misa o en partes de ella, sin acercarse a la comunión.




La "opinión" errónea está difundida hoy entre clérigos y fieles, por lo que, como observó Joseph Ratzinger: “hay que ser, de nuevo, más claramente conscientes del hecho de que la celebración eucarística no está carente de valor para quien no comulga. [...] Al no ser la eucaristía un banquete ritual, sino la oración comunitaria de la Iglesia, en el que el Señor reza con nosotros y en nosotros se participa, ella sigue siendo valiosa y grande, un verdadero don, aunque no podamos comulgar. Si adquiriéramos otra vez un conocimiento mejor de este hecho y volviéramos a ver la propia eucaristía de una manera más correcta, varios problemas pastorales, como por ejemplo el de la posición de los divorciados vueltos a casar, perdería automáticamente mucho de su oprimente peso”.




Lo que se ha descrito es un efecto de la divergencia, y también de la oposición, entre dogma y liturgia. El apóstol Pablo pidió a quienes tenían la intención de comulgar que se examinaran a sí mismos, para no comer y beber la propia condena (1 Corintios 11, 29). Esto significa: “Quién quiera el cristianismo sólo como jubiloso anuncio, en el que no debe estar presente la amenaza del juicio, lo falsifica”.




Nos preguntamos cómo hemos llegado a este punto. Distintos autores, en la segunda mitad del siglo pasado, mantuvieron la teoría – recuerda Ratzinger – según la cual “la eucaristía derivaba, más o menos exclusivamente, de las comidas que Jesús consumía con los pecadores. […] Pero de ello deriva después una idea de la eucaristía que no tiene nada en común con la costumbre de la Iglesia primitiva”. Aunque Pablo proteja a la comunión del abuso con el anatema (1 Corintios 16, 22), susodicha teoría propone “como esencia de la eucaristía que ésta sea ofrecida a todos sin distinción alguna y sin condición preliminar, […] también a los pecadores, es más, también a los no creyentes”.




No, sigue escribiendo Ratzinger: desde los orígenes la eucaristía fue entendida como una comida con los reconciliados, no con los pecadores: “Existían también para la eucaristía, desde el principio, condiciones de acceso bien definidas [...] y de este modo ha construido la Iglesia”.




La eucaristía, por lo tanto, permanece como “el banquete de los reconciliados”, algo que es recordado en la liturgia bizantina, en el momento de la comunión, con la invitación "Sancta sanctis", las cosas santas a los santos.



A pesar de todo la teoría de la invalidez de la misa sin la comunión sigue influenciando la liturgia hodierna.



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Este texto de Nicola Bux ha sido extraído de la conclusión por él escrita para la última obra de Antonio Livi, teólogo y filósofo de la Pontificia Universidad Lateranense, de inminente publicación, dedicada a los escritos y discursos del cardenal Giuseppe Siri (1906-1989):




A. Livi, "Dogma e liturgia. Istruzioni dottrinali e norme pastorali sul culto eucaristico e sulla riforma liturgica promossa dal Vaticano II", Casa Editrice Leonardo da Vinci, Roma, 2014.



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Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España.







01:23

Nace la página web joveneshoy.org . «Buscamos difundir una idea positiva del amor humano, la afectividad y la sexualidad, especialmente pensando en ti. Combinamos conocimientos científicos de la Medicina y la Biología, la Psicología y la Pedagogía presentándolos de una manera sencilla y didáctica a fin de que te puedan ser de máxima utilidad»

La relación sexual, ¿me puede acabar atando a una persona?




¿Son eficaces los preservativos para prevenir el sida?




¿Es posible el embarazo en la primera relación sexual?




¿Qué diferencias hay entre el enamoramiento y el amor?




Se estrena la página web: joveneshoy.org para responder a estas y otras muchas preguntas que les pueden surgir a los jóvenes.




Aborto, abstinencia, educación, enamoramiento, embarazo, anatomía, noviazgo, amor, embrión, fecundidad, familia, mujer… en esta web se habla de todo y se habla de todo con criterio porque detrás están un grupo de expertos en la materia.




«Somos un grupo de profesionales de diferentes países, expertos en Medicina, Biología, Pedagogía y Psicología, que queremos fomentar la educación de la afectividad y sexualidad de los jóvenes con el fin de colaborar en su búsqueda de la salud, el bienestar y la felicidad», explican.




Todos los profesionales que colaboran con la página combinan sus conocimientos, cada uno de una disciplina distinta, «presentándolos de manera sencilla y didáctica a fin de que te puedan ser de máxima utilidad». Siempre difundiendo «una idea positiva del amor humano, la afectividad y la sexualidad».




La página web nace con vocación de servicio, de prestar ayuda al que lo necesite, ayudando a resolver un problema, ayudando a compartir las experiencias o ayudando a ayudar a un amigo.




Y no solo se realiza esta labor con un formato de preguntas-respuestas, que también, además joveneshoy.org ofrece una gran variedad de recursos, disponibles en diferentes formatos, para que quien lo desee pueda aprender más sobre algún tema concreto.




Joveneshoy.org hace bien y lo hace bien. La estética de la página está cuidada. La web está conectada con las principales redes sociales. Todos los temas y los artículos se pueden compartir fácilmente, así como imprimirlos desde la propia página.







18:12

Un viaje de palabras sencillas y fulgurantes como rayos, de gestos inesperados, de confianza audaz en Dios, a quien pertenece la última palabra en la historia. El centro de gravedad de esta constelación de gestos y palabras sólo podía ser la Basílica del Santo Sepulcro, porque como dijo Francisco ante el Patriarca Bartolomé y los jefes de las Iglesias de Tierra Santa, sólo podemos “vivir nuestra vida, los afanes de la Iglesia y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua”. Y del mismo modo que lo imposible arrambló con todos los cálculos al verse removida la pesada piedra de aquel sepulcro, el Señor puede remover todos los obstáculos que ahora nos parecen insuperables.

Los sucesores de Pedro y de Andrés se habían encontrado a las puertas de la Basílica y habían intercambiado un primer abrazo y el beso de la paz entre hermanos. Posteriormente se postraron para besar al unísono la piedra que según la tradición cubrió la tumba en que Jesús fue depositado tras su muerte. “La historia no se puede programar, dijo Bartolomé I en su saludo, pero la última palabra en la historia no le pertenece al hombre sino a Dios”. Afortunadamente. “Hoy nos hemos intercambiado un abrazo de amor para continuar el camino hacia la plena comunión en el amor y en la verdad”, prosiguió el Patriarca de Constantinopla. “El camino puede ser largo y fatigoso… sin embargo es la única vía que nos lleva a cumplir la voluntad del Señor: que todos sean uno”.




Francisco pidió acoger la gracia especial de ese momento, redescubrir la grandeza de nuestra vocación cristiana: somos hombres y mujeres de resurrección, no de muerte. “Aprendamos, en este lugar, a vivir nuestra vida, los afanes de la Iglesia y del mundo entero a la luz de la mañana de Pascua. El Buen Pastor, cargando sobre sus hombros todas las heridas, sufrimientos, dolores, se ofreció a sí mismo y con su sacrificio nos ha abierto las puertas a la vida eterna. A través de sus llagas abiertas se derrama en el mundo el torrente de su misericordia… No privemos al mundo del gozoso anuncio de la Resurrección. Y no hagamos oídos sordos al fuerte llamamiento a la unidad que resuena precisamente en este lugar”.




El Papa no ha ocultado que todavía queda mucho camino por delante para alcanzar la plenitud de comunión que pueda expresarse compartiendo la misma Mesa eucarística, y ha reiterado la voluntad planteada por Juan Pablo II, y subrayada por Benedicto XVI, de “mantener un diálogo con todos los hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio del obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una situación nueva y pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de comunión reconocido por todos”. Y recordando a las probadas comunidades cristianas del Medio Oriente, se ha referido al “ecumenismo de la sangre”, que posee una particular eficacia para toda la Iglesia. “Aquellos que persiguen a los cristianos por odio a la fe, no les preguntan si son ortodoxos o si son católicos: son cristianos… la sangre cristiana es la misma”, ha recordado Francisco.




Sólo la fe en Cristo Resucitado, Señor de la historia, puede explicar el arrojo mostrado por el papa Francisco ante sus interlocutores musulmanes y judíos, así como su vibrante apuesta por la paz en una región que ve caer uno tras otro los mejores intentos para alcanzar un acuerdo que inicie la reconciliación y disuelva el odio y el resentimiento mutuo. Por lo pronto ha conseguido el plácet de Abu Mazen y Simón Peres a una jornada de oración común para la que el obispo de Roma ha ofrecido su casa, en el Vaticano. No hace falta decir que Francisco no tiene una hoja de ruta alternativa para la paz entre israelíes y palestinos, sino que propone un encuentro basado en la exigencia del corazón de todo hombre y en la certeza de un Dios que escucha y responde a quien le pide con humildad y rectitud.




Ante el gran Muftí de Jerusalén y los miembros del Consejo Supremo Musulmán, Francisco se ha presentado como un peregrino en la senda de Abraham. “Ante el misterio de Dios todos somos pobres, sentimos que tenemos que estar siempre dispuestos a salir de nosotros mismos, dóciles a la llamada que Dios nos hace, abiertos al futuro que Él quiere construir para nosotros”, les ha dicho fraternalmente. De ahí la invitación a respetarnos y amarnos los unos a los otros, a comprender el dolor del otro, y el llamamiento final para que “nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia”.




Después, en el Memorial de Yad Vashem, el Papa ha desgranado una oración conmovedora que recordaba necesariamente al discurso del Papa Benedicto en Auswitch cuando habló del aparente silencio de Dios : “…Acuérdate de nosotros en tu misericordia, danos la gracia de avergonzarnos de lo que, como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría, de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro, que tú vivificaste con tu aliento de vida… ¡Nunca más, Señor, nunca más! Aquí estoy, Señor, con la vergüenza de lo que el hombre, creado a tu imagen y semejanza, ha sido capaz de hacer. Acuérdate de nosotros en tu misericordia…”. Una oración acompañada por un gesto histórico, el de un Papa que se inclina ante un anciano superviviente de la Shoah para besarle las manos.




Nuestra última mirada en este apretado recorrido es para la celebración eucarística en el Cenáculo. El Papa, visible y compresiblemente cansado, ha reservado para este momento final algunos de sus temas más queridos. “¡Cuánta caridad ha salido de aquí, como un río de su fuente… todos los santos han bebido de aquí, del Corazón de Cristo, de la Eucaristía, de su Espíritu Santo!”. Francisco nos recuerda que allí, en el Cenáculo, ha nacido una nueva familia, y casi lo deletrea: “la-Santa-Madre-Iglesia-Jerárquica”. Una Iglesia-en-salida desde sus inicios, porque desde aquí se desparramó por el mundo para anunciar la Salvación de Cristo, pero una Iglesia que vive siempre de la memoria del acontecimiento de Cristo, sin dejar atrás ni una coma de cuanto le ha confiado su Señor.




“Cualquier esfuerzo de la humanidad contemporánea de modelar su futuro de espaldas a Dios es una vana presunción”, había dicho el Patriarca Bartolomé. “A esta gran familia (la Iglesia) están invitados y llamados todos los hijos de Dios de cualquier pueblo y lengua, todos hermanos e hijos de un único Padre que está en los cielos”, respondió Francisco en su última intervención antes de regresar a Roma.




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18:12

En medio de un cierto desconcierto, sin duda empero muy clarificador, del resultado de las elecciones europeas, particularmente por lo que se refiere a España, llega a mis manos el Informe de Evolución de la Familia en España 2014, elaborado por el Instituto de Política Familiar.

Resulta sencillamente sobrecogedor y altamente preocupante –también motivador– por los datos reales que nos ofrece. Entre otros datos nos encontramos con el bajísimo índice de natalidad, (1’32): el penúltimo puesto de la UE. Esto entraña un invierno demográfico de consecuencias incalculables: la crisis demográfica no anda lejos de la crisis humana y económica y apuntan a raíces muy cercanas y profundas. Otra gran cuestión es el gravísimo problema de los abortos. España figura como el tercer país de Europa con mayor número de abortos: 112.390 abortos anuales, es decir, un aborto cada 4.7 minutos, terrible cifra ésta que junto a los más de un millón ochocientos mil abortos desde su legalización en 1985 nos hace comprobar la destrucción de vidas tan masiva de seres humanos en la que nos hallamos insertos, la violación masiva, escalofriante, del derecho fundamental a la vida, base de todos los derechos, y la caída hasta límites insospechados del valor que se otorga a la dignidad de la persona humana, base de todo comportamiento humano y social, sin la que no es posible superar la crisis social, moral, cultural y económica tan grave que padecemos.




Otro dato que produce conmoción es el altísimo número de rupturas matrimoniales que se producen al año, 110.764: 104.262 divorcios, 6.369 separaciones y 133 nulidades o, mejor, declaraciones de nulidad. Se rompe un matrimonio cada 4.7 minutos en España. Se han superado ya dos millones setecientos mil rupturas acumuladas desde 1981, lo que ha afectado a más de dos millones de hijos, las principales víctimas y más afectados por este drama. Podemos añadir que la ley del «divorcio exprés» ha hecho explosionar el número de divorcios y ha disparado la población de divorciados/ separados, que ya supera las 2.400.000. Junto al dato anterior, nos encontramos con otro dato que hace pensar en el debilitamiento y quiebra de la institución familiar; me refiero al desplome en el número de matrimonios (se contraen 51.997 matrimonios menos que en 1990) a pesar del aumento poblacional; al tiempo crece de manera muy llamativa el de las «uniones o parejas de hecho», sin ningún vínculo, con el clarísimo riesgo que esto supone para el futuro de la familia y su verdad, asentada sobre el matrimonio, base de la sociedad (ya hay 1.5 millones de «parejas de hecho»).




Otro aspecto, sin duda importante y significativo, al que se refiere el Informe es el la conciliación de la vida laborar y familiar. En este punto se señala que «sigue siendo una asignatura pendiente. No hay prácticamente flexibilidad laboral, cada vez menos gente se puede benefi ciar de los permisos de maternidad ni de pedir excedencias, y cada vez menos gente se puede dedicar al cuidado de sus familiares».




Como no podía ser menos, el Informe también tiene en cuenta el impacto de la crisis económica sobre la familia, al que califica de «demoledor», cuando resulta comprobadamente que está siendo la familia la verdadera y más efi caz ayuda en paliar la crisis económica que padecemos desde hace años. En concreto, el paro es un drama que afecta fuertemente a la familia, ya que 2 de cada 3 parados son cónyuges y/o personas de referencia en el hogar y ha pasado de afectar a 1.1 millones en 2007 a más de 3.7 millones.




También se puede apreciar cómo ha caído la renta media de los hogares, afectando sobre todo a las familias con hijos y, en especial, a las familias con 3 o más hijos, que son las más afectadas y perjudicadas. Los salarios, además, en España están perdiendo poder adquisitivo desde 2009. El consumo en los hogares ha descendido tanto en el gasto medio por hogar, como en el número de hipotecas, que se ha desplomado. Por último, el Informe constata que el abandono



o insufi ciente atención de la familia española por parte de la Administración, que hace que España ocupe la última posición de Europa en cuanto a ayudas y protección a las familias, como se puede apreciar en la insuficiencia de Organismos de Familia, en los Planes y Leyes de familia tendentes a la protección de las familias, en la mismas dotaciones presupuestarias y en cuanto se refiere a las ayudas a la familia, que, en España, a todas luces, son reducidas e insufi cientes. Un panorama desolador y crítico para la familia, y para España, con el que nos encontramos ante este Informe, tan real y objetivo como provocador, que entre sus conclusiones señala que «la familia en España es en la actualidad una familia sin niños, con hogares solitarios, con cada vez menos matrimonios y cada vez más rotos, con familias cada vez más insatisfechas por la falta de conciliación de su vida laborar y familiar».




Un panorama que debería hacernos pensar mucho a todos, especialmente a los responsables de la «cosa pública», y aprestamos a encontrar con urgencia y rapidez respuestas que lo sanen en sus raíces. Se ha jugado, como he dicho aquí mismo en otra ocasión, durante bastantes años con fuego a propósito de la familia, –con la verdad y fundamentalidad de la familia– y nos estamos quemando y destruyendo. ¡Es hora de cambiar!, de posibilitar cambios profundos en todo cuanto se refi ere al matrimonio y la familia. Todos debemos colaborar. Sin duda, la Iglesia tiene una especial responsabilidad, y puede ofrecer –ofrece incansablemente, si se le escucha– una aportación muy valiosa y decisiva. Es tarea de todos. Lo que no se puede es cruzarnos de brazos ante situación tan dramática, mirar a otro lado, por ejemplo a la sola economía –que por lo demás no transforma la situación por la que atraviesa la familia; al contrario, la sola mirada económica la está agravando y la agravará todavía más en un futuro no lejano–; no se pueden poner parches, parchear el asunto. ¿Cuándo vamos a emprender decididamente, sin miedos ni complejos, ni cálculos interesados, las tareas pendientes y cumplir con las necesidades que las gentes esperan y necesitan con la máxima urgencia? ¿Cuándo vamos a buscar y elaborar juntos el futuro que España necesita?




© La Razón







04:30

En el artículo anterior nos centrábamos en el aire pelagiano que va habiendo en nuestra época.

Apuntábamos algunos hechos y actitudes que no ponen en el centro de nuestra acción catequética y social la base misma de la Iglesia y que, de alguna manera, se centran en el hombre en vez de centrarse en Jesús. Y, claro, si es Jesús el único Salvador, nadie podrá salvar mas que Él; y muchos podemos tener la impresión de que somos nosotros quienes salvamos. Y como nadie somos salvadores de nadie, por mucho que actuemos, si no le dejamos actuar al Señor, no damos ningún fruto.




Cuando los ancianos de hoy éramos niños, veíamos una manera de actuar apostólicamente que no es la actual: había gran asistencia a la misa diaria, la comunión y la confesión frecuentes, lo mismo que la oración en la iglesia y la visita al santísimo eran algo corriente tanto en jóvenes como en adultos; y se nos insistía en que sin eso fracasaba toda actividad apostólica. En esto se nos insistía también en el seminario.




Hoy, por el contrario, hay más bien una preocupación de planificar, de organizar, de actuar… no se insiste tanto en la oración, en la cercanía al Señor, en la frecuencia de los sacramentos de la penitencia y de la eucaristía y se hacen reuniones y reuniones sin apenas estar unos momentos ante el Señor, entre otras razones, porque las iglesias están cerradas todo el día. Y vemos grupos apostólicos que desaparecen a medida que pasa el tiempo. ¿Por qué? ¿No estaremos humanizando lo divino en vez de estar divinizando lo humano? ¿No estaremos intentando hacer por nosotros mismos lo que solamente Dios puede hacer? ¿No es lógico que vaya cundiendo una especie de desánimo al no ver fruto después de tanto tiempo de trabajo apostólico?




No quiero ser negativo, porque también veo grupos que son constantes en sus tareas apostólicas, y si reflexionamos sobre el por qué estos grupos tienen continuidad, vemos que actúan sobre unas bases firmes, es decir porque hay un recurso constante a Dios y una valoración de los medios sobrenaturales en los que se le da a Dios la primacía de nuestra actividad apostólica.




Dentro de este análisis, mi reflexión quiere centrarse en los santos. Eran conscientes de que sólo Dios puede hacer las obras propias de Dios; nunca se les ocurría ponerse en lugar de Dios. Y no es que, conscientemente, queramos hacer nosotros lo que realmente es propio de Dios, sino que de manera inconsciente nos vamos deslizando por ahí. ¿No es cierto que a veces, al decir: yo he hecho, yo he conseguido, nosotros hemos logrado… estamos como poniéndonos en el lugar propio de Dios? Porque es Dios quien hace, es Dios quien consigue, es Dios quien logra, bien sea por medio de nosotros, bien actuando directamente. Nosotros somos sólo instrumentos en manos de Dios, y lo único que hicieron los santos y lo único que nosotros, por muy santos que seamos debemos hacer, es preparar la actuación de Dios, sin complicarnos la vida haciendo cosas y cosas y cosas, pero sin la convicción de que es el Señor quien va realizando lo que quiere y es el único que lo puede realizar. ¿No es algo de esto lo que está sucediendo hoy?




CAUSAS Y EFECTOS



Por eso debemos preguntarnos: ¿estamos fundamentando nuestra vida personal y apostólica en la misericordia del Señor, en la fuerza la Eucaristía, manantial de la gracia, en la escucha de su Palabra y en la oración de petición confiada? Me da la impresión de que esta dimensión básica y fundamental, está devaluada y muy silenciada en la predicación y en la catequesis, a pesar de ser la única manera de darle el protagonismo al Señor.




Los cristianos que creen que su salvación es ante todo gracia de Cristo, jamás se apartan de los manantiales de la gracia, mientras que la inmensa mayoría de los católicos que se alejan de estas fuentes tienen un cierto aire pelagiano y esperan salvarse por sus propias fuerzas, o un aire de apóstatas, que ni creen en la necesidad de salvarse ni creen en la vida eterna, ni en nada.




Y es que ya dijo Jesús: "Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada" (Jn. 15, 5). Y también San Pablo pudo decir "Todo lo puedo en Aquel que me conforta" (Flp. 4, 13). Sólo conjugando estas dos frases en nuestro actuar, tendremos la paz y la alegría de estar trabajando bien por el Señor.




Devaluación de la gracia



Decía hace tiempo el entonces cardenal Ratzinger, que el error de Pelagio tiene muchos más seguidores en la Iglesia de hoy de lo que parecería a primera vista. Fijémonos en cómo ora la Iglesia: «Danos luz para conocer tu voluntad y la fuerza necesaria para cumplirla» (Or. dom. I, T.O.). «Que tu gracia, Señor, inspire, sostenga y acompañe todas nuestras obras» (Ltg. Horas, laudes I sem.).




Sobrevaloración de los medios



Recordemos que David dejó a un lado la coraza y las fuertes armas que Saúl le ofrecía, y se fue contra Goliat con una honda y unas piedras, y le venció (1Sam 17). Y es que Dios normalmente elige a los pobres y con medios pobres confunde la soberbia del mundo para que a Él solo se le atribuya la gloria de las grandes obras de salvación. Escuchemos finalmente unas palabras de San Pablo: "Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte. Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es. Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios… El que se gloríe, gloríese en el Señor " (1Cor. 1, 27-31).




Continuará...




José Gea







03:23

El estado de Nuevo León en México (con 4,6 millones de habitantes, de los que 4,1 viven en la zona metropolitana de Monterrey) este miércoles 28 de mayo en el estado número 18, de los 32 existentes, que han blindado el derecho a la vida contra el aborto a través de una modificación de la Constitución estatal en la que se garantiza este derecho fundamental desde la fecundación hasta la muerte natural.

De este modo, el artículo 1 de la Constitución de Nuevo León queda redactado de la siguiente manera: “El Estado reconoce, protege y tutela, el derecho a la vida que todo ser humano tiene. Desde el momento de la fecundación entra bajo la protección de la Ley y se le reputa como nacido para todos los efectos legales correspondientes, hasta su muerte natural, sin perjuicio de las excluyentes de responsabilidad previstas en el Código Penal para el Estado de Nuevo León”.




"¡Nuevo León Ama la Vida… Nuevo León Ama la Vida!", fue la arenga con la cual llamaron diversas organizaciones de la sociedad civil a los diputados para que aprobaran esta reforma legislativa.




Al final de la tarde, el dictamen aprobado la semana pasada en las comisiones del Congreso fue votado en el pleno recibiendo 33 votos a favor de los representantes del PRI, PAN y PRD; 6 en contra del PRD, PT y PANAL y 3 abstenciones.




El promotor de esta iniciativa, el diputado Francisco Treviño, afirmó sobre esta modificación constitucional que “se consolidan derechos humanos, se promueven la protección de la salud de las mujer, especialmente las embarazadas, y se garantiza la vida de sus hijos que están por nacer, al incorporar de manera explícita en el texto constitucional el derecho que tienen todos a que se les respete y garantice la vida desde que ésta comienza en la fecundación y hasta que la persona muera por causas naturales”.




El movimiento social #YoSoyVoz estuvo durante diez horas en una concentración a favor de la vida en las afueras de la Cámara de Diputados, en la zona de la Macroplaza de la ciudad de Monterrey. Portaban pancartas y lanzaban consignas a favor de la vida, de los derechos de las mujeres y de la aprobación de la reforma constitucional.




México DF, el agujero abortista del país



En México el aborto es legal sólo en la zona de México DF desde 2007. En estos 7 años se han realizado allí 114.000 abortos legales, según señalaba recientemente el presidente de Fundación Provida en Durango, Jorge Serrano Limón. Varias fuentes han recordado que estas cifras se parecen a las de los homicidios dolosos (casi 123.000 en 7 años).




Jorge Serrano afirmaba que el 60% de los abortos en México DF corresponde a mujeres del distrito federal, pero el otro 40% llega del resto del país, donde el aborto es contrario a las constituciones estatales o a las leyes locales.




En Durango, por ejemplo, existe una organización que se hace llamar "María" y capta "clientas" para llevarlas a abortar al DF: 1.000 kilómetros, entre 10 y 13 horas de viaje.




Serrano señalaba también que mientras que en México DF se producían más de 7.000 abortos al año, sólo se daban 40 casos anuales de mujeres que daban a luz al niño y lo dan en adopción. Nadie facilita la opción de la adopción y en cambio toda una industria fomenta el aborto.







02:48

Los miembros de la presidencia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), han concluido su tradicional visita anual a la Santa Sede para encontrar al papa Francisco y tratar asuntos relacionados con la vida y misión de la Iglesia en América Latina. Este martes ofrecieron una conferencia de prensa en la sede de la Pontificia Comisión de América Latina, en la que trataron una serie de temas.

ZENIT les preguntó sobre la teología de la liberación, que piensan hoy los sacerdotes y seminarista visto que sus exponentes son ya ancianos.




El presidente del Celam, Mons. Carlos Aguiar Retes indicó: “Efectivamente las figuras relevantes de la teología de la liberación son personas ancianas, y como tal, como la expresión de lo que fue, está muy anciana, si no es que ya está muerta”.




Añadió que “hoy en día no está más el tema de la teología de la liberación, que había sido planteado con una base sociológica que no cuadraba con la base teológica”. Y precisó que “allí fue el punto de quiebre”.




Entretanto, reconoció, “hubo esfuerzos por parte de teólogos de la liberación que trataron de hacer que de alguna manera pudiera iluminar la teología. Esos fueron los años 70, 80, quizás a principios de los 90”.




“Hoy tenemos gracias a Dios -continuó el obispo mexicano- una reflexión teológica mucho más sapiencial que no deja de lado la necesaria liberación del hombre integral. Es decir, ya no es por la lucha de clases, con la confrontación ricos - pobres, porque como sabemos para la iglesia ese no es el camino para una liberación social”.




Y citando al obispo auxiliar de Valparaiso, Mons. Santiago Silva, presente también en la conferencia, dijo: “Es mostrar el rostro misericordioso de Dios Padre, la ternura de Dios entre nosotros, que haga crecer la condición humana, la humanidad de la persona; que haga crecer la familia como el seno en donde se educa y crecer a la persona; y tener mucho cuidado para poder preparar generaciones, que en el futuro puedan tener esta conciencia, siendo líderes en todos los campos, social, económico y político”.




El presidente del Celam para el periodo 2011-2015, precisó que se trata de “una tarea a mediano plazo que hoy el papa Francisco en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium la ha descrito perfectamente”. O sea: “Es una actitud crítica, de discernimiento y de acción pastoral, de la dimensión social de la fe.




La fe tiene como consecuencia, si es una fe realmente auténtica -concluyó el presidente del Celam- un desarrollo positivo en la humanidad, entre unos y otros”.







06:02

Meriam Ibrahim, la sudanesa cristiana de 27 años condenada a la horca por no abjurar de su fe cristiana, ha dado a luz en la cárcel.

«Es una niña», han declarado sus abogados al Telegraph.




«Esta es una buena noticia dentro de la prueba terrible de Meriam. Está programado visitarla con su marido Daniel en el día de hoy. Pienso que a la niña la llamarán Maya», ha añadido el abogado, Mohaned Mustafa Elnour, entrevistado por el Daily Mail.




La mujer está detenida con los pies atados desde febrero junto a su hijo Martin de 20 meses, pero la pena de muerte aún no ha sido ejecutada porque según la ley coránica el niño que llevaba en su seno debía ser preservado.




Meriam deberá pagar con su vida la “traición” al islam dos años después del parto para permitir que amamante a su hija.




El jueves pasado los abogados defensores de la mujer recurrieron ante el Tribunal de Apelación de Bahri y Sharq Al Nil y si el intento fracasa los abogados, que arriesgan su vida, ya han pensado en nuevas vías, entre las que se encuentra la presentación del caso al Tribunal Supremo de Sudán y al Tribunal Constitucional.




El gobierno sudanés ha sido condenado por los medios de comunicación internacionales, pero el caso concierne directamente también a Washington, dado que Meriam está casada con Daniel Wani, ciudadano estadounidense.




Chris Smith, presidente de la comisión del Congreso americano que supervisa las relaciones con África, la semana pasada exhortó a «los Estados Unidos y a toda la comunidad internacional» a exigir que «Sudán anule inmediatamente la sentencia».




Smith ha añadido que «la voluntad firme de la señora Ibrahim de afirmar su libertad religiosa es signo de una gran fuerza y de un coraje que no son comunes».







04:17



La histórica visita del Papa Francisco a Tierra Santa, siguiendo los pasos de la realizada en 1964, hace ahora exactamente medio siglo, ha vuelto a concentrar todas las miradas en ese pequeño porción de tierra en el que todo adquiere una dimensión muy por encima de su importancia aparente. Los medios de comunicación se han centrado en la propuesta de paz del papa dirigida a judíos y árabes, a cuyos líderes ha invitado al Vaticano.




Sin negar importancia al gesto, creo que es de justicia que dirijamos nuestra vista por un momento a los cristianos que viven en Tierra Santa, comunidades que son testimonios del nacimiento de la Iglesia y de su primer impulso evangelizador.




Una reciente nota del Pew Research Center nos recuerda la trágica realidad de estos cristianos, mucho menos mediáticos que sus vecinos judíos o musulmanes.




Si tomamos como base el año 1900, en pleno periodo de “aliyás” sionistas y dominio otomano, los cristianos en Oriente Medio eran 1,6 millones. Algo más de un siglo después, en nuestros días, son 7,5 millones (en concreto, en Israel, la tónica es similar, pasando de 34.000 en 1949 a 158.000 en 2012). Los cristianos en la región se han más que cuadriplicado, pero la población general ha pasado de 14,2 millones a 141,4, multiplicándose casi por diez. Esto significa que los cristianos, que hace un siglo eran el 11% de la población, ahora son el 5%.




La causa hay que buscarla en las guerras, discriminaciones y persecuciones que sufren los cristianos, de forma muy notoria en los países en los que los islamistas son más influyentes, y que provocan la emigración de quienes pueden permitírselo, especialmente jóvenes, mientras las comunidades cristianas envejecen en un ambiente hostil. Este fenómeno se ha hecho más intenso desde 2007 y esta región se ha convertida en la más peligrosa para los cristianos en el mundo. La actual guerra en Siria está siendo devastadora. Tampoco, en honor de la verdad, podemos olvidar las bajas tasas de natalidad de los cristianos en comparación con sus vecinos musulmanes.




Confiemos en que la visita del Papa sirva también para visibilizar los padecimientos a que se ven sometidos los cristianos en Oriente Medio y signifique un cambio en el proceder de los distintos gobernantes.







17:44

Las imágenes del papa Francisco frente al muro occidental del templo de Jerusalén, así como las del día anterior en una parada silenciosa frente al muro divisorio de Belén, han polarizado la atención de los medios de comunicación de todo el mundo.

Pero es otro el muro que ha originado el viaje del papa Jorge Mario Bergoglio a Tierra Santa.




Es el muro que divide a los cristianos entre sí.




Exactamente hace cincuenta años, el 5 de enero de 1964, el abrazo en Jerusalén entre Pablo VI y Atenágoras, el patriarca de Constantinopla, signó el inicio de un camino de reconciliación entre la Iglesia de Roma y las Iglesias ortodoxas de Oriente.




Así como la propuesta fue hecha por Atenágoras al Papa, también esta vez ha sido su sucesor, Bartolomé, quien propuso a Francisco la renovación de ese encuentro en Jerusalén.




El Papa acogió de inmediato la propuesta. Y por primera vez en la historia un viaje papal ha sido programado de común acuerdo con el patriarcado de Constantinopla, por la parte que se refería a las dos Iglesias.




Con dos importantes novedades respecto al encuentro de cincuenta años atrás entre Pablo VI y Atenágoras:




- la participación en el evento de representantes de otras Iglesias y denominaciones cristianas, no sólo orientales sino también otras pertenecientes a la cepa de la reforma protestante,




- y el lugar del encuentro, la Basílica jerosolimitana del Santo Sepulcro, con la roca de la cruz y la piedra removida en el momento de la resurrección, fundamento de la fe de todos los cristianos.




Ambas novedades signan el progreso que se ha efectivizado en medio siglo en el camino ecuménico entre las Iglesias cristianas.




Pero tanto una como otra testimonian también cuán arduo y signado de obstáculos es todavía ese camino.




La Basílica del Santo Sepulcro es el símbolo viviente de la medida en que las divisiones históricas entre las Iglesias tornan complicada y con rasgos conflictivos su cohabitación. Sobre la base de un "statu quo" que se remonta a 1753 y al dominio otomano, la titularidad de la Basílica está asignada al Patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, a los franciscanos de la Custodia de Tierra Santa y al Patriarcado armenio apostólico. Pero el uso de la Basílica está permitido también a los cristianos coptos, siríacos y etíopes. Para todos con una meticulosa repartición de los tiempos y de los lugares, cuya falta de respeto no raras veces desencadena enfrentamientos también físicos entre unos y otros, en el interior mismo del espacio sagrado, con la policía israelí que acude a reprimir los tumultos.




El hecho mismo que el papa de Roma y el patriarca de Constantinopla han sido recibidos pacíficamente en la Basílica y han celebrado una liturgia, derogando las leyes del "statu quo", es seguramente un signo importante.




Pero al mismo tiempo, quien en la tarde del domingo 25 de mayo recibió en la Basílica del Santo Sepulcro a los dos ilustres huéspedes venidos de Roma y de Constantinopla, el patriarca greco-ortodoxo de Jerusalén, Teófilo III, es testigo viviente de las divisiones que separan no sólo a la Iglesia latina de la ortodoxia, sino también a las Iglesias de Oriente entre sí.




El patriarcado greco-ortodoxo de Jerusalén, de rito bizantino, cuyos orígenes se remiten a los tiempos apostólicos, es la comunidad cristiana más presente en Tierra Santa.




Pero el pasado 29 de abril el patriarca de esta Iglesia, Teófilo III, ha sido exiliado litúrgicamente por otro histórico patriarca de la Iglesia greco-ortodoxa, el de Antioquía y de todo Oriente, Juan X.




Desde entonces, al celebrar la divina liturgia, Juan no pronuncia más el nombre de Teófilo entre los de las Iglesias ortodoxas en comunión entre ellas.




Lo que motivó esta ruptura, declarada unilateralmente por el sínodo de la Iglesia greco-ortodoxa de Antioquía, ha sido la creación, hace un año, por parte de Teófilo, de una nueva diócesis en Qatar, en un territorio que el patriarcado de Antioquía considera propio.




Pero las consecuencias han ido rápidamente más allá de este enfrentamiento entre los dos patriarcados. Han embestido todo el campo de la ortodoxia.




El 19 de marzo el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo, convocó en Estambul a los jefes de todas las Iglesias ortodoxas, para anunciarles con el consenso de todos la convocatoria para el 2016 a ese concilio pan-ortodoxo que era esperado desde hace décadas, pero que jamás se había alcanzado a concordar.




En el calendario litúrgico bizantino el 9 de marzo era también el domingo llamado “de la ortodoxia”. Tanto Juan X como Teófilo III estuvieron presentes en Estambul, pero el primero no suscribió la declaración que fijó en el 2016 la convocatoria del Concilio pan-ortodoxo, ni tampoco participó en la divina liturgia.




Otra señal de división ha sido la ausencia, en el encuentro de Jerusalén entre Francisco y Bartolomé, de representantes de primer nivel de la Iglesia ortodoxa rusa, de lejos la más grande en el campo de la ortodoxia.




En su discurso en la Basílica del Santo Sepulcro, el papa Bergoglio ha renovado "la voluntad de mantener un diálogo con todos los hermanos en Cristo para encontrar una forma de ejercicio del ministerio propio del Obispo de Roma que, en conformidad con su misión, se abra a una situación nueva y pueda ser, en el contexto actual, un servicio de amor y de comunión reconocido por todos".




El próximo setiembre, en Novi Sad (Serbia), ya está programado un nuevo encuentro del equipo conjunto de obispos y teólogos denominado "Comisión Mixta Internacional para el Diálogo teológico entre la Iglesia Católica romana y la Iglesia ortodoxa", que debería proseguir el estudio de la cuestión del primado papal siguiendo las huellas del documento aprobado en Rávena en el 2007 por todos los componentes de la Comisión.




Pero en Rávena la Iglesia rusa estuvo ausente y en los años posteriores ha marcado siempre su desacuerdo respecto a ese documento.




No sólo eso. En el invierno pasado, el patriarcado de Moscú rechazó ásperamente en un documento aprobado por su sínodo cualquier tipo de "primado" – tanto del jefe de la Iglesia de Roma como el del patriarca ecuménico de Constantinopla entre las Iglesias ortodoxas – que no sea puramente honorífico y entre pares.




El Patriarcado de Constantinopla ha replicado este documento en forma no menos decidida.




Pero hay más. Existe el temor que los progresos alcanzados hasta aquí en el diálogo ecuménico entre Roma y las Iglesias de Oriente pertenecen a estrechas vanguardias iluminadas y están lejos de ser aceptados por el conjunto de la jerarquía y de los fieles ortodoxos.




Indicio de ello es una kilométrica carta abierta, en italiano y en inglés, enviada el pasado 10 de abril al Papa – o más exactamente "Al Ilustrísimo Sr. Francisco, Jefe del Estado del Vaticano" – por dos obispos metropolitanos de la Iglesia ortodoxa de Grecia: Serafín, del Pireo, y Andrés, de Konitsa.




La carta es una interminable y descarada secuela de acusaciones, culminando en las de herejía e idolatría, en apoyo de la tesis que “entre ortodoxia y papado no puede haber ningún compromiso”.




Los dos autores son los exponentes más a la vista del ala tradicionalista de la Iglesia ortodoxa griega. Pero según el profesor Enrico Morini, "reflejan las posturas de buena parte de la jerarquía ortodoxa en Grecia, pero también en Rusia y en Rumania, y en una medida todavía mayor, de los fieles ortodoxos más conscientes y fervientes".




Morini es docente de Historia e Instituciones de la Iglesia ortodoxa, en la universidad estatal de Boloña y en la Facultad Teológica de Emilia Romaña, y presidente de la Comisión para el ecumenismo, de la arquidiócesis boloñesa.







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