octubre 2013
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19:14

Siguiendo el deseo del Papa Francisco de una Iglesia abierta a los demás, los Misioneros Redentoristas




para los peregrinos que realizan el Camino de Santiago.




Entre julio y agosto de este año, más de 1.800 personas han pasado por la "Casa San Alfonso". Una comunidad internacional formada por sacerdotes, religiosos y laicos procedentes de Irlanda, Polonia, Alemania y España ha permitido la acogida de estos peregrinos.








Evangelio a pie de calle




Con este proyecto, integrado en la red "Acogida cristiana en el Camino", esta congregación, fundada por San Alfonso María de Liguori el 9 de noviembre de 1732, conmemora sus 150 años de presencia en España. Su objetivo es llevar a pie de calle el Evangelio tal como marca el carisma alfonsiano del anuncio de la Redención a los más necesitados, materializado con el servicio y atención a los peregrinos.

"Los frutos de estos dos meses de servicio a más de 1.800 peregrinos de diferentes partes del mundo que se encontraron con una Iglesia viva, acogedora, sanadora son un impulso para continuar en sucesivas ediciones. Un proyecto que, atendiendo a la Nueva Evangelización, se ha convertido en una gozosa realidad", explica Enrique Casanueva Pérez-Llantada, laico redentorista.




Una oferta espiritual



A su paso por esta casa, que solo permanece abierta durante los meses de verano, los caminantes participan en la celebración de la Eucaristía, el sacramento de la Confesión, la oración meditada, además de recibir acompañamiento y una bendición especial en la Iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.




"Los peregrinos dan las gracias por este servicio, y son muchos los que expresan su deseo de que en más lugares hubiera una oferta espiritual de este tipo. Algunos, después de la oración, han sentido la necesidad de confesarse o hablar con un sacerdote, otros han salido llorando emocionados o sintiendo que sus fuerzas se renovaban", comenta, por su parte, el misionero redentorista Laureano del Otero y miembro del equipo.




Acogida Cristiana en el Camino



La Acogida Cristiana en el Camino (ACC) es una red creada por un significativo número de diócesis y albergues de la Iglesia para mejorar el acompañamiento a los peregrinos que buscan atención religiosa y espiritual mientras realizan el Camino de Santiago.







19:14

Manuel de Solórzano y Escobar, jesuita nacido en Fregenal de la Sierra en 1649, participó en la evangelización de las Islas Marianas, en el Pacífico, y murió en las revoluciones de los nativos.

Tras ser degollado en la isla de Guam, su cabeza fue enviada a España y guardada como reliquia en Fregenal de la Sierra hasta finales del siglo XIX, para pasar después a Segura de León y otras poblaciones bajoextremeñas. Se dio por perdida en un momento dado hasta que, recientemente, se reencontraba, en Segura de León.




Ello ha motivado una comunicación sobre la colonización y evangelización de las Marianas, así como sobre los avatares de la reliquia y su urna a cargo de los estudiosos de origen segureño, Andrés Oyola Fabián y Manuel López Casquete. El trabajo de ambos se sustancia en una interesantísima ponencia, que muestra la dimensión histórica de este Jesuita, presente en la Galería de Hombres Ilustres de Fregenal.




Las reliquias del padre Solórzano



«El reencuentro de las reliquias del Padre Solórzano, supone un hallazgo de interés histórico, religioso, arqueológico e incluso anatómico forense, habiendo despertando una atención muy especial entre los jesuitas de la antigua provincia Bética y en los de la isla de Guam», tal y como expresan los autores de este trabajo.



Comienza el estudio con claras referencias al descubrimiento de las Marianas, hasta la llegada a Filipinas de los primeros Jesuitas en 1581.




Un siglo más tarde, en 1680, llega a la isla de Guam el Padre Solórzano.




Primogénito de familia noble



Manuel de Solórzano y Escobar, según relatan Andrés Oyola y Manuel López, era el primogénito de una familia de la nobleza frexnense y tuvo que vencer la oposición familiar para ingresar en la Compañía de Jesús.




Tras su llegada a la isla de Guam estudió la lengua de aquellas tierras y bautizó a más de trece mil nativos.



La Compañía de Jesús lo nombró provincial de las Marianas.




Le mataron cuando decía misa



El 23 de julio de 1684, tras la derrota de la guarnición española en un ataque a la misión de Agaña, encuentran al Padre Solórzano, diciendo misa y tras asestarle varios golpes terminan cortándole la cabeza.




Tras su muerte, los jesuitas recogen la cabeza, considerándola desde ese momento reliquia del martirio del jesuita frexnense pasando desde la isla de Guam por Madrid, Fregenal de la Sierra, Villafranca, Badajoz y Segura de León, donde actualmente se encuentra guardada.







19:14

Hablar del amor es muy fácil, todos suponen conocerlo, algunos creen que le es esquivo y muchos juzgan darlo del modo más perfecto. Pero el frecuente sufrimiento que en la mayoría suele acarrear les tiene que llevar a la ineludible reflexión si en verdad lo que han creído que es el amor, lo es en verdad.

¿Cuáles son las “fuentes” donde se bebe y se “aprende” lo que significa amar? Generalmente de la poesía, de las composiciones musicales y de las propias hormonas que bullen durante la adolescencia y que intentan incinerar el cuerpo con el impulso sexual, arrastrando la vida en una peligrosa espiral que, mientras más se quiere salir de ella, más arrastra hacia el fondo del abismo de la vaciedad.




Infortunadamente la experiencia del amor se está dejando al libre desarrollo de los impulsos naturales, a las nefastas experiencias de poetas frustrados y de compositores llenos de despecho que han hecho de esta fuerza motora un motivo para despreciar la validez de la oblación. Se cree que, como algunos instintos naturales, al amor hay que dejarlo para que la naturaleza se encargue de educarlo, cosa que no hará y que nos terminará llevando de modo irremediable a vivir toda la vida tratando de arañar en la pasión, el sexo, la afectividad, algunas hilazas de su virtud y con ellas tratar de remendar un poco la vida. Es ahí donde inquirimos que una falsa noción de amor suele cobrar el precio de lo que da; es ahí donde tanteamos que la superficialidad de un placer que llena por segundos y vacía cada vez más el alma sedienta, suele ser la respuesta inmediata a quienes solo saben de goces transitorios. Es que no está hecho el amor para quienes viven en la periferia de la piel, para quienes nunca han viajado más allá de su propio hedonismo ni para quienes han creído ser el ombligo del planeta. El amor es una experiencia para quien sale de la orilla de la existencia, para quien conoce que la cama no aprisiona ni acaba semejante vivencia que da trascendencia y plenitud a la existencia; el amor está hecho para quienes saben mirar más allá de lo que quieren para sí mismos y saben lo que quieren para los otros. El amor es un arte y, como tal, necesita educación, aprendizaje, paciencia, posibilidades de errar y acertar, pero sobre todo, necesita de un maestro. Este maestro, claro está, no puede ser cualquier persona, tiene que ser Aquel que se lo inventó, Aquel que se llama a sí mismo “el amor” y este no puede ser otro que Dios.




Para amar hay que conocer el Amor (Dios es el Amor), cualquier cosa que se salga de ahí correrá siempre el riesgo de ser únicamente una caricatura desdibujada de él y por lo tanto sólo producirá más y más vacío interior. Todo aquello que no es amor, mientras más se tiene, más vacíos deja; en cambio, cuando el amor se vive a plenitud, produce una extraordinaria fuerza implosiva que hace que la vida estalle, no en luces multicolores, sino en una permanente donación de sí mismo para los demás.




Para amar sólo existe una forma: la forma del Creador. No existen maneras de amar, ni aquello que de buena fe llamamos “mi manera” de amar que no es otra cosa que un estilo disfrazado de amor o una excusa llana para hacerlo de la manera más equivocada sin que tenga que comprometer la vida. En el amor no hay retractación, no hay tasa, ni tamaños. No hay retractación porque cuando se ama, se ama para siempre (aún contra lo que la evidencia muestra); no hay tasa porque el amor no se entrega por cuotas o a pedazos (estaríamos entregando algo desmembrado), ni hay tamaños porque no existe en el amor un “mucho” ni un “poco”. Lo que hay en el amor es un perfeccionamiento, una cualificación de la experiencia en la que diariamente podemos madurar y crecer en la forma como se da hasta llevarlo a ser un amor que “entregue la vida”.




Por todo esto es que no creo en el amor de quienes solo saben mirar las formas curvilíneas de su novia, de quienes exhiben la belleza de su pareja como un trofeo conquistado, de quienes creen que es mejor bella que bondadosa, de quienes solo saben programar sexo cuando se sienten peligrosamente desocupados, de quienes aman a primera vista sólo porque las hormonas les indica que cuando hay química lo demás no importa, de aquellos para quienes su relación es producto de estar enamorados de su propio enamoramiento, de quienes se enceguecen obstinadamente ante un corazón que les dice que “Si” cuando el cerebro les manda una señal diciendo que “no”, de quienes consideran equivocadamente que en la guerra y en el amor todo se vale y por eso son capaces de pisotear a quien sea con tal de conseguir lo que desean, de quienes no les importa destruir una relación para quedarse con quien estiman que es la causa de su egoísta felicidad, de quienes suponen que placer es sinónimo de amor y que cuando la cruz aparece lo mejor es deshacerse de ella.




En fin, no creo en aquellos amores de quienes piensan que a cualquier impulso de las entrañas se le puede llamar amor.







13:29

El Papa Francisco recibió este jueves, 31 de octubre, al cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y ha autorizado al dicasterio promulgar los decretos sobre el reconocimiento del martirio de un obispo y las virtudes heroicas de tres religiosas.

Un obispo en las cárceles rumanas



Se trata del obispo de Iasi, Rumania, Antonio Durcovici, asesinado por odio a la fe en 1951 durante el régimen comunista rumano.




El obispo ya había pasado dos años en un campo de concentración en Moldavia, durante la Primera Guerra Mundial, por ser originario de Austria.




Durante los años de dura persecución contra los cristianos en Rumania, haciendo caso omiso de los peligros y amenazas del régimen, Durcovici comenzó a visitar las parroquias de su diócesis anunciando a todos el Evangelio del amor y de la libertad en Cristo.




Arrestado en 1949, fue encerrado en la prisión de Sighet, la más dura y severa del país, donde murió en 1951 a los 63 años. De sus sufrimientos en la cárcel, no queda rastro alguno: el régimen borró todo recuerdo de la memoria, como así ocurrió también para muchos otros mártires de la Iglesia del silencio.




Tres religiosas fundadoras



La Iglesia tiene, también, tres nuevas Venerables Siervas de Dios a las que les han sido reconocidas las virtudes heroicas.




La primera es Onoria Nagle, conocida con el sobrenombre de "Nano", religiosa irlandesa nacida en 1700, fundadora de la Congregación de las Hermanas de la Presentación de la Santísima Virgen María, comprometida en el cuidado y la educación de los pobres y los jóvenes.




Luego está, Celestina Bottego, fundadora de la Sociedad Misionera de María. Nació en Glendale (Ohio, EE.UU.) en 1895 y murió en San Lazzaro de Parma en 1980. No quiso fundar ninguna congregación porque se creía "más llevada a estropear que a crear las obras de Dios " y ella en cambio quería solo hacer "los intereses de Jesús". Pero Dios dispuso de otra manera: dedicó toda su vida a estar en medio de los últimos, los ex encarcelados, nómadas y desposeídos.




Y finalmente, también se convirtió en Venerable, Olga de la Madre de Dios, hermana de la Congregación de las Hijas de la Iglesia, nacida en la provincia italiana de Vicenza, en 1910. Murió en Venecia en 1943. Vivió en particular, el ideal místico contemplativo de la adoración eucarística y del servicio apostólico en la parroquia. Se dice de ella que no hizo nada extraordinario, pero que vivió a diario con profunda fe y amor genuino.







04:17



En séptimo de EGB, tras una provechosa lección de naturales, esbocé en un papel una vacuna contra el cáncer que mis amigos del colegio aceptaron como correcta, aunque me temo que el editor de la revista Nature habría puesto serias objeciones a su publicación. Es posible, sin embargo, que Molière me hubiera animado a estudiar medicina. Más que nada para poder reírse con fundamento de los galenos. En mi descargo debo decir que en aquella época yo era un adolescente del montón que quería salir del montón como fuera porque preveía que si no patentaba algo rápido mi futuro, para seguir la tradición de una familia de albañiles, estaba escrito en el yeso.



No patenté nada, por supuesto, entre otras cosas porque era una nulidad en ciencias, así que para salir del montón recurrí a la teología, especialidad que creía dominar porque como buen chico de izquierdas tenía una predisposición natural a comerme cruda a la Iglesia con frases hechas, que es a lo más que llega un cerebro inmaduro. El catálogo de la obviedad lo utilicé en las constantes discusiones que, ya en BUP, mantenía con don Eduardo Moya, mi profesor de Religión, sacerdote jocoso que replicaba a mis previsibles golpes de revés con la suavidad con que Nadal devolvería la pelota a un párvulo.



Don Eduardo, que entonces y después me ayudó mucho, en todos los sentidos, acaba de morir sin que yo lo supiera. Y no porque la muerte le haya llegado de improviso, sino porque tengo la mala costumbre de no seguir el día a día de quienes más han hecho por mí. De modo que le pido disculpas por el olvido parcial y, de paso, le doy la enhorabuena por su nuevo destino. Al fin y al cabo, hablar con Dios cara a cara es lo más: “Dime Eduardo, hijo ¿Cómo te tratan aquí?”.






01:14

El diario de la Santa Sede, L´Osservatore Romano, ha roto el tabú y ha publicado un revelador artículo donde se exponen las duras cifras de la crisis vocacional en la vida religiosa en la Iglesia. El artículo está firmado por alguien que sabe de lo que habla: José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el dicasterio vaticano que se ocupa de todos los religiosos en el mundo.

Cifras



En el quinquenio 2008-2012 el dicasterio para los religiosos ha concedido 11.805 dispensas de votos: indultos para dejar las órdenes religiosas, decretos de dimisiones, secularizaciones ad experimentum y secularizaciones para incardinarse en diócesis. En promedio, una media de 2.361 dispensas al año.




En el mismo periodo la Congregación para el Clero, el organismo del Vaticano que se ocupa de todos los sacerdotes del mundo, concedió 1.188 dispensas de las obligaciones sacerdotales y 130 dispensas del diaconado. Todos proceden de la vida religiosa por lo que la media anual tratada por la Congregación para el Clero es de 367,6.




La suma de ambos datos da un total de 13.123 religiosos menos en el quinquenio 2008-2012 (una media anual de 2624,6). Proporcionalmente se estaría hablado de que por cada 1000 religiosos, 2.54 dejan la vida religiosa. Si a todos estos casos se suman los que trata directamente la Congregación para la Doctrina de la Fe, el artículo de L´Osservatore Romano presenta un dato seguro: en cada año del quinquenio estudiado 3.000 religiosos han dejado la vida consagrada.




Causas



Pero el artículo de Mons. Carballo, antiguo maestro general de los franciscanos, no se detiene en la fría exposición numérica. Hace un estudio de la fenomenología de causas que motivan las deserciones y también ofrece las posibles soluciones.




Las causas aducidas en el artículo son tres: ausencia de vida espiritual, pérdida del sentido de pertenencia a la comunidad, al instituto y, en algunos casos, a la Iglesia y problemas de orden afectivo.




Sobre el primero se dice que la carencia de oración personal, oración comunitaria y vida sacramental –en aras de un hacer más apostolado– desemboca en una profunda crisis de fe. Esto hace que los votos no tengan sentido y –como dice el autor del artículo– en general antes del abandono hay continuas y graves faltas contra ellos.




Sobre la pérdida del sentido de pertenencia a la comunidad, al instituto y a la Iglesia se refiere que éstas se manifiestan en las criticas sistemáticas a los miembros de la propia comunidad, particularmente a la autoridad, en la escasa participación en los momentos de vida comunitaria o en sus iniciativas, a causa de una falta de equilibrio entre las exigencias de la vida común y las exigencias del individuo y el apostolado que desarrolla. En este campo, los problemas más comunes son las relaciones interpersonales, las incomprensiones, la falta de diálogo o de auténtica comunicación, la incapacidad psíquica de vivir la vida fraterna en común y la incapacidad de resolver los conflictos. Acerca de la relación con la Iglesia, el alejarse de ella queda reflejado en el no compartir más sus enseñanzas. Concretamente se alude a dos temas concretos: el sacerdocio de las mujeres y la moral sexual. Finalmente se dice que la falta de sentido y pertenencia lleva a abandonar físicamente la comunidad sin ningún permiso.




En el campo de los problemas de orden afectivo se menciona una problemática más bien amplia y que va desde el enamoramiento hasta el romper el voto de castidad. A todo esto se suman elementos socio-culturales que padece toda la sociedad: la falta de un norte que guíe la vida, un marcado individualismo, la mentalidad de mercado, la imposibilidad de hacer opciones definitivas y contraer compromisos a largo plazo.




Soluciones



Finalmente, Mons. Carballo presenta algunas línea de acción: 1) Que la vida consagrada y religiosa ponga en el centro una renovada experiencia del Dios uno y trino y considere esta experiencia como su estructura fundamental; 2) que haya una decisión clara de anteponer la calidad evangélica de vida al número de miembros o al mantenimiento de las obras; 3) que en la cura pastoral de las vocaciones se presente la vida consagrada y religiosa en toda su radicalidad evangélica y se haga un discernimiento en consonancia con dichas exigencias; 4) que durante la formación inicial se asegure un acompañamiento personalizado y no se hagan “descuentos” en las exigencias de una vida consagrada que sea evangélicamente significativa; 5) que entre la pastoral vocacional, formación inicial y permanente, haya continuidad y coherencia; y 6) que durante los primeros años de profesión solemne se asegure un adecuado acompañamiento personalizado.







18:46





















No hay mejor piropo para un escritor profesional como yo que ser la “pluma del Espíritu Santo”. De ese modo me “bautizó” un sacerdote, tras leer sucesivamente los libros “Padre Pío” y “Así vence al demonio”.

Pese a ser autor de una treintena de títulos sobre la Guerra Civil española, los Borbones o temas de actualidad, y haber ejercido el periodismo durante más de veinte años en las redacciones de El Mundo, Expansión o Capital, no existe privilegio ni satisfacción mayor que convertirse en instrumento, aunque miserable, de Nuestro Señor Jesucristo poniendo a pleno rendimiento el don de la escritura que Él me ha dado.




Escribir las dos obras que acabo de citar, además de Las apariciones de El Escorial, e impartir charlas y conferencias en multitud de parroquias me ha servido para intentar ser mejor persona y, sobre todo, para ayudar a los demás a descubrir o redescubrir al Señor. Son incontables los testimonios de conversiones y/o curaciones que, por intercesión de san Pío de Pietrelcina, sigo recibiendo en el correo electrónico de mi página www.josemariazavala.com de personas de todos los rincones de España y de otros muchos del extranjero.




En mi vida hay un antes y un después de la irrupción en ella del Padre Pío. Desde entonces, frecuento los Sacramentos, en especial la Eucaristía y la Penitencia, y rezo cada día el Santo Rosario. La devoción al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María son fuentes seguras para caminar por esta sociedad que reniega de Jesucristo.




Dios quiera llenar ahora con letra clara los mensajes de este humilde blog.




Facebook: https://www.facebook.com/josemariazavalaoficial







José María Zavala, zavala.blog@gmail.com, es autor, editor y responsable del Blog Oro Fino, alojado en el espacio web de www.religionenlibertad.com








12:15

De "bruja o vampiresa sexy", de "camarera sexy", de "colegiala sexy", de diablesa (por supuesto, "sexy")...

Los disfraces más vendidos para mujeres en España cuando se acerca la fiesta de Halloween son, tradicionalmente, los que ofrecen cierta insinuación sexual, incorporan alguna pieza clásica de lencería, como el corsé, acentúan la silueta femenina o realzan el escote.




El Instituto de la Mujer ha recibido quejas al respecto, las asociaciones de mujeres hablan de "micromachismo" y las vendedoras ven más una cuestión de gustos.




La estética sexy esclaviza a la mujer



"¿Hasta que punto es voluntaria la elección del disfraz sexy o lo llevamos por una imposición social que nos impone la estética que nos esclaviza?".




Lo plantea la presidenta de la Federación de Asociaciones de Mujeres Progresistas (FMP), Yolanda Besteiro, para quien esta costumbre es un claro ejemplo de "micromachismo", una conducta basada en la desigualdad que, por sutil, pasa desapercibida incluso a ojos de las perjudicadas.




Besteiro centra el debate en esta cuestión: "el problema es que ellas no son conscientes de que con ese tipo de disfraces se está utilizando su cuerpo para hacer más atractiva la fiesta".




"No somos conscientes de lo que está sucediendo, de que la imposición social, cultural y estética del mundo en el que estamos inmersas se nos viene encima al tomar este tipo de decisiones", ha añadido en declaraciones a Europa Press.




Disfraces "sexy", no para jugar a dar miedo



En las tiendas Maty, Barullo y Partyland, tres establecimientos de referencia en materia de disfraces en Madrid que, además, están en manos de mujeres, no lo tienen tan claro.




Reconocen que se venden "muchísimo más" los disfraces insinuantes que aquellos que se limitan a cumplir la función de "dar miedo" en la noche de Halloween, pero interpretan la tendencia en términos de una coquetería y un gusto por la estética que se presupone al público femenino.







Las mujeres quieren verse guapas



"No creo que sea porque se nos imponga nada, cada una elegimos lo que queremos", dice la propia Maty, dueña del establecimiento que lleva su nombre y en el que se ofrecen "todo tipo de trajes", aunque "los ´sexys´ se venden mucho mejor".




En su opinión, sus clientas se inclinan más por este tipo de avío porque "piden que el disfraz les siente bien".




"Nosotras pedimos estar guapas vayamos a donde vayamos y queremos un esqueleto ceñido, provocativo, y que el maquillaje favorezca aunque sea de calavera", argumenta.




Carolina Céspedes, propietaria de Barullo, tampoco cree que exista un trasfondo discriminatorio "porque al final es la mujer la que decide". "Tienen una gama muy amplia de disfraces que no son cortitos ni nada y sin embargo, eligen los otros", apunta.




Este año está teniendo especial éxito en su establecimiento el disfraz de "novia cadáver" que "no es de los más provocativos", junto a "las brujas sexys y las vampiresas", que "siempre se venden mucho".




Comparando disfraces de hombre y mujer



Sin embargo, el Observatorio de la Imagen de las Mujeres ha recibido quejas relacionadas con catálogos de disfraces, conforme explica a Europa Press la directora General del Instituto de la Mujer, Carmen Plaza.




En este sentido, Plaza llama la atención sobre el "predominio de disfraces que se dirigen a presentar a las mujeres de una forma más sexy, incluso aunque sean disfraces de figuras profesionales, como por ejemplo enfermeras o doctoras".




"Comparados con los mismos para hombres, se produce un tratamiento muy distinto que redunda en la corriente general que se da en nuestra sociedad de representar a las mujeres destacando principalmente el aspecto físico", ha explicado.




Una cultura de hipersexualización



Marisa Soleto, de Fundación Mujeres va un poco más allá. Afirma que "las mujeres eligen libremente aquello que creen que las pone en valor, que las va a hacer sentir aceptadas". El problema, según plantea, es que esta opción se adopta en una cultura de "hipersexualización" de la imagen femenina, que quizá no ha sido capaz de realzar aspectos de la mujer que no tengan que ver con su lado físico y sexual.




No es, por tanto, que se esté limitando su libertad, sino sus opciones.




Laura Lozano, propietaria de Partyland, no comparte este argumento. "Hemos escuchado muchísimas veces por parte de las clientas decir ´me voy a disfrazar pero no voy a ir fea, sino guapa´. Es una mentalidad que ya está de alguna forma arraigada en la mujer española. La verdad es que puede sonar sexista, pero es lo que la sociedad de algún modo pide (...) Es parte de la sociedad en la que vivimos", ha declarado.




Las niñas quieren ir "de lo que haya en la TV"



En cuanto a los disfraces infantiles, la directora del Instituto de la Mujer ve "una prolongación de la representación que los cuentos clásicos hacen de ambos sexos", con sus héroes y sus princesas, "reproduciendo los roles más pasivos, tiernos o de cuidados para las niñas y los de acción y aventuras para las niños".




Sobre este asunto, Céspedes, cuyos dos establecimientos en Madrid facturan en torno a 90.000 euros cada mes de octubre, descarta una sexualización y apunta a una moda.




"Las niñas no tienen ese interés por estar guapas, sólo quieren lo que esté en ese momento en televisión. Este año quieren las Monster High y los niños lo que quieren es un disfraz que de miedo", sostiene.







12:15



El País reprocha a los dirigentes políticos más conspicuos de la izquierda sudamericana, los presidentes de Nicaragua, Venezuela y Ecuador, su catolicismo militante porque no cuadra con lo que aquí se espera de los herederos del Che, esto es, mandatarios en guerra permanente contra el soldadito boliviano y contra Dios nuestro Señor. Está claro que el periódico no entiende que desde una perspectiva cristiana el progresismo no es un signo de modernidad, sino un compromiso moral con los débiles que hunde sus raíces en el derecho natural, o sea, en el origen de los tiempos, y que se proyecta hacia el futuro al modo en que la siembra se proyecta hacia la siega.



La diferencia entre ambos modelos de progresismo queda patente en la forma en la que afrontan la cuestión del legrado. Hay pocas cosas más progresistas que una madre, cuna de los descamisados, pero en España el progresismo cursa como un modelo de conducta que prioriza favorecer el aborto a ceder el asiento a las embarazadas, mientras que en Latinoamérica la progresía sabe que gracias a la vida, es decir, gracias a Dios, uno nace o se hace de izquierdas.






04:02

Entrando en las semanas finales de este Año de la fe, la Iglesia mira con especial solicitud a las familias. El domingo pasado, en Roma, junto al sepulcro de Pedro, junto a su sucesor el Papa, se concentraron miles y miles de familias venidas de todo el mundo para confirmar y proclamar el valor inigualable e imprescindible de la institución e invocar sobre todas las familias la bendición de Dios. Vivimos tiempos no fáciles para la familia. El futuro del hombre y de la sociedad se juega en ella. Hoy, se puede considerar la estabilidad del matrimonio y la familia, y su apoyo y reconocimiento público, como el primer problema social. Cuando se deteriora, debilita o destruye la familia, se pervierten las relaciones humanas más sagradas, se llena la historia personal de muchos hombres y mujeres de sufrimiento y de desesperanza, y se proyecta una amarga sombra de soledad y desamor sobre la historia colectiva. Conforme al plan de Dios, conforme a la gramática inscrita en la naturaleza humana y conforme a la verdad del hombre, la familia ha de ser nuestra primera prioridad en este milenio. En la existencia del hombre, en sus gozos y sufrimientos, lo más determinante es la familia. En la familia cada uno es reconocido, respetado y valorado en sí mismo. En la familia es donde el hombre crece, y donde todos aprendemos a mirar y a comprender el misterio de la vida y a ser personas, es decir, a relacionarnos con Dios y con los demás de un modo justo. La familia existe para que cada persona pueda ser amada por sí misma y aprenda a darse y a amar. Por eso la familia, y más exactamente el matrimonio, es indispensable para que la persona pueda reconocer la verdad de su ser hombre.

La familia es un fundamento insustituible para la persona como ciudadano y como cristiano. Donde acaba la familia, empiezan fácilmente la intemperie, la marginación y el dolor más sensible. Por todo ello creo que lo más necesario, atendiendo a las necesidades más urgentes y apremiantes del momento actual, es trabajar en favor del matrimonio y de la familia, y dedicar a esa tarea nuestros mejores esfuerzos y mayores energías, así como la sabiduría y cuantos medios el Señor nos conceda. El matrimonio y la familia son la entraña misma de la vida de la Iglesia y de su misión, el modo concreto en que la Iglesia prolonga la encarnación de Cristo, y se hace, como Cristo, amiga de los hombres y luz en su camino.




El camino de la Iglesia es la familia, que es lo mismo que decir que el camino de la Iglesia es el hombre, o que es el mismo Cristo. Así de claro y elemental. El hombre está hoy en un particular peligro, no sólo por la amenaza de cualquier guerra que se sabe cómo comienza pero no cómo acaba, o de una violencia establecida cada día con una fuerza mayor e inusitada, o de una deshumanización patente en el poco aprecio o ataque a la vida o en la conculcación tan repetida de la dignidad inviolable de todo ser humano, sino, y sobre todo, en la desfi guración o ataques directos o solapados contra el matrimonio de un hombre y una mujer y, en consecuencia, contra la familia, que afectan a la dignidad constitutiva del ser humano y comprometen las posibilidades sociales del desarrollo pleno e íntegramente humano de su personalidad, de su destino y salvación. Hasta incluso –¿por qué no decirlo?–, y de manera especialmente destacada, la economía. Se hace imprescindible recordar, afirmar y defender la importancia de la familia como corazón y célula de la sociedad, como realidad básica para el desarrollo de la personalidad humana, como cimiento fi rme para la convivencia, el desarrollo y la paz. Pero también se hace imprescindible rezar por ella: es lo que haremos el domingo junto con el Santo Padre; pero debemos hacerlo siempre, todos los días: rezar mucho e insistentemente por las familias; rezar mucho en el seno mismo de las familias; la oración es imprescindible para el futuro de las familias, por ende, para el futuro del hombre y de la humanidad. Si las familias se edifican sobre la oración, serán edificadas sobre roca firme, porque se edificarán sobre el amor, el Señor estará en medio de ellas, que es Amor. Y, así, ni «vientos, ni tempestades, ni olas adversas», ni contrariedades del tipo que sean y por fuertes que se muestren la harán caer, y el hombre, la humanidad, se alzará y seguirá su camino por caminos de futuro y esperanza.




Defendamos la familia, la verdad de la familia, apoyemos a las familias, trabajemos por ellas: esto es lo más moderno y lo más avanzado, porqué ahí está el futuro. No tengamos miedo de ayudar y proteger, con todos los medios a nuestro alcance, no escatimemos esfuerzos en la defensa y la promoción de la familia: si no lo hacemos traicionaremos a la familia, iremos contra el hombre, impediremos el progreso de la sociedad, no estaremos trabajando por la paz. No cabe enredarse en posturas ideológicas, ni dejarse condicionar por posiciones que so capa de progreso y modernidad están difi cultando potenciar la familia, que es lo más urgente y el tema social de mayor envergadura. Todos tenemos una responsabilidad muy grande: la Iglesia, las familias, la sociedad, la escuela, los medios de comunicación, los grupos políticos, el Gobierno y los legisladores: todos tenemos ante nosotros una urgencia que no se puede aplazar y menos abandonar. Se nos pedirán cuentas, no sólo por las generaciones que nos sigan, y se nos declarará culpables ante la historia; pero, sobre todo, nos pedirá cuentas Dios mismo, porque no habremos hecho todo lo que debemos hacer por nuestro hermano, por el hombre. Pero también los creyentes tenemos un deber añadido: orar por las familias, orar en las familias y enseñar a orar en el seno familiar. Todo será nuevo y distinto si así lo hacemos.




© La Razón







11:21

La esperanza no es optimismo, sino “una ardiente expectativa” hacia la revelación del Hijo de Dios.

Lo dijo el Papa Francisco en la Misa del martes 29 de octubre en la Casa de Santa Marta. El Santo Padre recalcó que los cristianos deben cuidarse de clericalismos y de actitudes cómodas, ya que la esperanza cristiana es dinámica y da la vida.




¿Qué cosa es la esperanza para un cristiano? El Obispo de Roma se inspiró en las palabras de San Pablo, en la Primera Lectura, para resaltar la dimensión única de la esperanza cristiana. No se trata de optimismo, advirtió el Pontífice, sino de “una ardiente expectativa” dirigida hacia la revelación del Hijo de Dios.




La creación, continuó diciendo el Papa, fue “sujetada a la caducidad” y el cristiano vive la tensión entre la esperanza y la esclavitud.




“La esperanza -agregó Francisco haciéndose eco de las palabras de San Pablo- no decepciona, es segura”. Sin embargo, reconoció “no es fácil entender la esperanza”.




A veces, puntualizó el Santo Padre, “pensamos que ser personas de esperanza signifique ser personas optimistas”. Pero no es así.




"La esperanza es un riesgo"



“La esperanza no es el optimismo, no es aquella capacidad de ver las cosas con buen ánimo y seguir adelante. No, eso es optimismo, no es esperanza. Ni la esperanza es una actitud positiva frente a las cosas. Esa gente brillante, positiva... Esto es bueno, ¡eh! pero hay esperanza. No es fácil entender bien lo que es la esperanza. Se dice que es la más humilde de las tres virtudes, porque está oculta en la vida. La fe se ve, se siente, se sabe lo que es. La caridad se hace, se sabe lo que es. Pero, ¿qué es la esperanza? ¿Qué es esa actitud de la esperanza? Para acercarnos un poco, podemos decir primero que la esperanza es un riesgo, es una virtud arriesgada, es una virtud, como dice San Pablo ‘de una ardiente expectativa hacia la revelación del Hijo de Dios’. No es una ilusión”.




Tener esperanza, añadió el Pontífice, es justamente esto: “Estar en tensión hacia esta revelación, hacia esta alegría que llenará nuestra boca de sonrisas”. San Pablo, anotó luego el Papa- hace hincapié en que la esperanza no es el optimismo, “es mucho más”. Es “otra cosa diferente”. Y los primeros cristianos, recordó, “la representaban como un ancla: la esperanza era un ancla, anclada en la orilla” del más allá. Y nuestra vida es justamente caminar hacia esa ancla:




“Se me ocurre la pregunta, ¿dónde estamos anclamos nosotros, cada uno de nosotros? Estamos anclados allá en la orilla de aquel océano tan alejado o estamos anclados en una laguna artificial que hemos hecho nosotros, con nuestras normas, nuestros comportamientos, nuestros horarios, nuestros clericalismos, nuestras actitudes eclesiásticas… no eclesiales, ¿eh? ¿Estamos anclamos allí? Todos confortables y seguros, ¿eh? Aquella no es esperanza ¿Dónde está anclado mi corazón, allí en esta laguna artificial, con un comportamiento impecable de verdad ...”




San Pablo, agregó el Papa, indica otro ícono de la esperanza, aquel del parto. “Estamos a la espera - observó - esto es un parto. Y la esperanza se encuentra en esta dinámica”, de “dar vida”. Sin embargo, precisó Francisco, “la primicia del Espíritu no se puede ver”. No obstante sé que “el Espíritu obra”. Obra en nosotros “como si fuese un pequeño grano de mostaza, pero lleno de vida dentro, de fuerza, que va adelante” hasta convertirse en árbol. El Espíritu obra como la levadura. Así, resaltó el Santo Padre, “el espíritu trabaja: no se ve, pero existe. Es una gracia que hay que pedir”:




Un cambio en la vida



“Una cosa es vivir en la esperanza, porque en la esperanza estamos salvados y otra cosa es vivir como buenos cristianos, nada más. Vivir a la espera de la revelación, o vivir bien con los mandamientos; estar anclados en la orilla del más allá, o aparcados en la laguna artificial. Pienso en María, una muchacha joven, cuando, después de haber oído que era mamá ha cambiado su actitud y va, ayuda y canta ese cántico de alabanza. Cuando una mujer se queda embarazada es mujer, pero no es solo mujer: es madre. Y la esperanza tiene algo de esto. Nos cambia la actitud: somos nosotros, pero no somos nosotros; somos nosotros, buscando allí, anclados allí.”




El Papa Francisco concluyó su homilía del martes, dirigiéndose a un grupo de sacerdotes mexicanos presentes en la misa con motivo del vigésimo quinto aniversario de su ordenación. Pidan a la Virgen, Madre de la esperanza, les dijo, que sus años “sean años de esperanza, para vivir como sacerdotes de esperanza”, “dando esperanza”.







04:59

Desde que ha sido elegido Papa, Jorge Mario Bergoglio está constantemente bajo la mirada del mundo, que escruta cada uno de sus gestos y palabras.

Pero su biografía anterior espera aún ser tan conocida como la actual.




El libro de Nello Scavo "La lista de Bergoglio" ha alzado el velo sobre el papel del entonces joven jesuita en los años de plomo de la dictadura militar.




Pero todavía se sabe poco de los seis años durante los cuales Bergoglio fue superior de la provincia argentina de la Compañía de Jesús, entre 1973 y 1979, y de los motivos reales que llevaron a su posterior marginación, hasta el exilio en la periférica residencia jesuita de Córdoba, como simple director espiritual.




Fue durante uno de esos difíciles años cuando Bergoglio se trasladó a Alemania "para ultimar la tesis doctoral", como informa sucintamente su biografíaía oficial en el sitio web del Vaticano.




Era el mes de marzo de 1986. Bergoglio cumpliría 50 años el mes de diciembre del mismo año. Para la tesis de doctorado había elegido como sujeto a Romano Guardini, el gran teólogo alemán que fue maestro de dos futuros Papas, Pablo VI y Benedicto XVI, y del cual Bergoglio había leído y admirado sobre todo dos libros: "El Señor", sobre la persona de Jesús, y "Der Gegensatz", publicado en español con el título de "Contrasteidad", muy crítico sobre la dialéctica hegeliana y marxista.




Pero por el modo como tuvo lugar ese traslado de Bergoglio a Alemania, y por cómo fue interrumpido a los pocos meses, con el abandono de la tesis doctoral, se puede deducir que Bergoglio realizó el viaje más por orden de sus superiores que por espontánea voluntad.




En la entrevista autobiográfica "El Jesuita", Bergoglio cuenta que en Alemania, cada vez que veía despegar a un avión, soñaba que estaba a bordo, volando hacia Argentina, tal era su deseo de volver a su patria.




Los archivos de Romano Guardini estaban en Múnich, mientras que la facultad teológica en la que Bergoglio hubiera defendido su tesis doctoral era la Sankt Georgen de Frankfurt.




Pero él no se limitó a ir y venir entre estas dos ciudades. Desde Múnich se llegaba también muy rápidamente a Augsburgo.




Y fue aquí donde su traslado alemán cambió totalmente de signo.




En Augsburgo, en la iglesia de los jesuitas dedicada a San Pedro, hay una venerada imagen mariana: la Virgen "desatanudos".




María está representada mientras desata los nudos de un lazo que le entrega un ángel, y que otro ángel recibe de ella sin los nudos. El significado está claro: los nudos es todo aquello que complica la vida, las dificultades, los pecados. Y María es quien ayuda a desatarlos.




A Bergoglio le impresionó mucho esta imagen mariana. Cuando unos meses después volvió a Argentina, llevó consigo un buen número de postales con la Virgen "desatanudos".




La tesis doctoral fue abandonada antes de nacer, y el pensamiento de Romano Guardini no dejó en Bergoglio una huella duradera. En la entrevista de Papa Francisco a "La Civiltà Cattolica", en la que le dedica un amplio espacio a sus autores de referencia, no incluye a Guardini. Ni lo cita en otros escritos y discursos.




Pero en compensación, gracias a esa estancia en Alemania en 1986, Bergoglio hizo nacer en Argentina, sin saberlo, una nueva devoción mariana.




Un artista al que le había dado la postal comprada en Augsburgo reprodujo la imagen y la ofreció a una parroquia del popular Barrio de Agronomía, en el centro de Buenos Aires.




Conservada en la iglesia, la imagen de María "desatanudos" atrajo un número creciente de devotos, convirtiendo a pecadores y marcando un inesperado crecimiento de la práctica religiosa. Hasta el punto de que al cabo de pocos años se consolidó la tradición de una peregrinación a la imagen, procedente de todo Buenos Aires, y de más lejos, el día 8 de cada mes.




"Nunca me sentí tan instrumento en las manos de Dios", confió Bergoglio a un hermano jesuita que fue su discípulo, el padre Fernando Albistur, hoy profesor de ciencias bíblicas en el Colegio Máximo de San Miguel, en Buenos Aires.




Padre Albistur lo cuenta en un libro que acaba de publicarse, obra de Alejandro Bermúdez, con las entrevistas a diez jesuitas y a diez laicos argentinos amigos de Bergoglio desde hace mucho tiempo.




Y no solo. En el mismo libro, también el padre Juan Carlo Scannone, el más célebre de los teólogos argentinos, que había sido profesor del joven jesuita Bergoglio, refiere el mismo episodio.




Según cuenta Scannone, el caso de la Virgen "desatanudos" ayuda a entender más a fondo el perfil "pastoral" de Papa Francisco y su acentuada atención al "pueblo".




Bergoglio no ha sido nunca un teólogo, muchos menos un académico. Entre los teólogos dice que prefiere a Henri De Lubac y Michel de Certeau. Pero no porque haya asimilado sus posiciones en conjunto; entre otras cosas, porque son muy distintas entre ambos. De De Lubac cita casi siempre un sólo ensayo: “Meditaciones sobre la Iglesia”, y de éste casi siempre un pasaje: el que habla contra la "mundanidad" de la Iglesia.




Por tanto, también como Papa es, sobre todo, un hombre de acción, de acción pastoral. Quien lo ha conocido de cerca y es amigo suyo desde hace tiempo – como los veinte entrevistados en el libro de Alejandro Bermúdez – ve en él excepcionales cualidades de mando y una notable habilidad de cálculo. Cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras, tiene una razón de ser; no son nunca dejados al azar. Y su prioridad es la atención pastoral del "pueblo" que le ha sido confiado, que desde que es Papa incluye todo el mundo.




Su predicación se ajusta, a sabiendas, a este perfil y se dirige principalmente a la gente común, a los débiles en la fe, a los pecadores, a los alejados, pero no en su conjunto, sino uno a uno, como si el Papa quisiera hablar tú a tú con cada uno de ellos.




Del mismo modo que Jesús en el Evangelio es muy exigente con los mandamientos, pero se dirige a cada pecador individualmente con misericordia, así quiere actuar el Papa Francisco.




Sobre las cuestiones debatidas, sobre el nacimiento, la muerte, el generar, es de una ortodoxia doctrinal indiscutible: “Ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia", dijo, tajante, en la entrevista a "La Civiltà Cattolica".




Pero la exposición doctrinal se la deja a otros, reservando para él el estilo misericordioso del cuidado de las almas.




El ejemplo más claro de esta acción conjunta la hemos visto hace pocos días, cuando sobre la cuestión debatida de la comunión a los católicos divorciados y vueltos a casar, el Papa Francisco ha hecho intervenir al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, Gerhard Ludwig Müller, el cual, en un amplio documento, ha confirmado en todo y por todo las razones del "no" a la comunión.




El arzobispo Müller es uno de los pocos jefes de curia que Francisco ha confirmado en su función. Por tanto, un hombre de su plena confianza, al que no ha dudado en confiar también la tarea – en el mismo documento – de disipar los equívocos interpretativos nacidos a raíz de algunas formulaciones sobre "misericordia" y "conciencia" usadas por el mismo Papa en sus conversaciones públicas.




La inauguración de este doble registro comunicativo – en este caso del Papa y de su custodio de la doctrina – ha pasado prácticamente desapercibida a los medios de comunicación, deslumbrados todavía por las presuntas "aperturas" del primero. Pero es previsible que se reproducirá otras veces y sobre otros temas.




Y permitirá, tal vez, deshacer un nudo interpretativo del actual pontificado: el de la aparente separación de Papa Bergoglio de sus predecesores al afrontar el denominado "desafío antropológico".




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El Papa Francisco ha recordado de manera explícita a la Virgen "desatanudos" en la primera parte de la meditación que pronunció el 12 de octubre en la plaza San Pedro, en la jornada mariana del año de la fe, ante la presencia de una imagen mariana aún más célebre, la de Fátima:




> "La fe de María desata el nudo del pecado…"




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El libro:




Alejandro Bermúdez (edit.), "Pope Francis. Our Brother, Our Friend", Ignatius Press, San Francisco, 2013.




(Traducción en español de Helena Faccia Serrano, Alcalá de Henares, España).







09:17

En la sesión solemne del Parlamento Europeo, los días 16 y 17 de octubre se atribuyeron los premios Ciudadano Europeo. Este año son 43 los galardonados. Entre ellos destaca la figura de Sor Eugenia Bonetti, una misionera de la Consolata que está en primera fila en la lucha contra la trata de mujeres para esclavizarlas en la prostitución.

Sister, help me, help me! ”. Jamás ha olvidado aquel grito: “¡Hermana, ayúdeme!”.




Lo escuchó Sor Eugenia hace 20 años.




Nacida en Bubbiano, cerca de Milán, llevaba ya 24 años en África como misionera. Pero el día que escuchó aquel grito no estaba en África. Era un frío día de invierno en Turín y el grito – la llamada – venía de una chica nigeriana.




A partir de aquel día cambió su misión y su vida. María, como se llamaba aquella muchacha, había recorrido el camino de tantas otras desde África a las calles de Europa.




Denunciar la esclavitud sexual



Sor Eugenia dedicó desde aquel 1993 sus días y sus noches a salvar, denunciar, condenar y perseguir la esclavitud de tantas como María.




Son miles de historias de engaño, indignidad y explotación. Se ha ocupado personalmente de muchos casos, ha puesto en marcha la asociación Slaves No More (Mai Piu Schiavi), y también ha creado una red de personas y de estructuras, que trabajen juntas para prevenir, denunciar y combatir este fenómeno.




La red de casas de acogida, centros religiosos, parroquias y asociaciones ha sacado de las calles a cientos de esclavas de la prostitución.




Estrategias contra la esclavitud del s.XXI



El Parlamento Europeo ha motivado este reconocimiento a la misionera porque es “una nueva oportunidad de hacer salir a la luz la plaga de la trata de personas y encontrar juntos – instituciones del gobierno y religiosas, públicas y privadas – estrategias nuevas para responder positivamente a esta esclavitud de nuestro siglo”.




Sor Eugenia, por su parte, ha declarado que es “un reconocimiento que no sólo es para mí, sino para todas las religiosas y laicos que desde hace muchos años comparten conmigo este camino de lucha contra la trata de seres humanos y, sobre todo, de restitución de la dignidad y la libertad a tantas víctimas”.




Repatriaciones asistidas, con dignidad



No es el primer reconocimiento que recibe esta religiosa. El año pasado fue condecorada por el presidente de Italia, Carlo Azelio Ciampi, y, en dos ocasiones, ha sido distinguida por el Departamento de Estado norteamericano, precisamente por su incansable lucha contra las esclavitudes modernas.




Hoy 250 religiosas luchan en Italia de modo directo contra esta plaga. Ayudan a estas jóvenes de diversas formas.




Por ejemplo, para las compatriotas de María, la que cambió la vida de Sor Eugenia, “hemos puesto en marcha un proyecto de repatriaciones asistidas – cuenta ella misma - que permite a algunas mujeres nigerianas víctimas de la trata volver a casa con dignidad e incorporarse a través de una asistencia socio-laboral. Por eso, es un gran honor para mí recibir este reconocimiento precisamente porque lo comparto con todas las religiosas y las mujeres con las que hemos recorrido este largo, difícil, pero también emocionante camino”.







09:17





Cuando me preguntan el motivo por el que soy abstemio recurro, sustituyendo la marmita por el gin tonic, al pretexto urdido por Uderzo y Goscinny para evitar que Obelix probara la poción mágica: me caí de pequeño a un cubata. No fue así, pero casi casi, porque en mi primera juventud la resaca me llevaba de cabeza y tenía mejores relaciones con el vino que con Asunción. Poco, sin embargo, duró el noviazgo, porque a los veintitantos corté en seco el noviazgo con Marie Brizard, sin que tal cosa corrigiera a la baja mi alegría natural, esa que nos pide el Papa a los católicos para que en lo anímico seamos un trasunto de Rumba 3.



La alegría, lo descubrí entonces, no se toma en vaso largo, que es uno de los muchos atajos inútiles, caminos cortados, que coge el mundo para alcanzarla. La alegría, lo sé ahora, es la consecuencia natural del chiste bueno que Dios nos cuenta a diario a los creyentes para que riamos con Él y en Él: ¿Está el hombre? Que se ponga. No es pues el chiste de la capa del cura ni tampoco el de un anglicano, un hugonote y un católico, esto es, el de un inglés, un francés y un español, sino un chiste amable, indoloro, terapéutico, un chiste que te hace reír sin buscarte las cosquillas.









09:17

Angustia, ira, consternación: estas son las reacciones entre miembros de la familia, sacerdotes y feligreses de My Yen por la condena impuesta a dos católicos vietnamitas encarcelados durante meses después de haber luchado por los derechos humanos y la libertad religiosa.

Por su liberación, en los últimos meses había batallado toda la comunidad católica vietnamita y su historia, gracias a los esfuerzos y el testimonio del obispo de Vinh, monseñor Paul Nguyen Thai Hop, había adquirido importancia internacional.




Sin embargo, un tribunal en la región costera en el centro-norte de Vietnam emitió el veredicto basado en la acusación de "ruptura" del orden público. Un pretexto y repetidamente utilizado por los magistrados y las autoridades comunistas para silenciar la disidencia voces de libertad en el país.




Proceso a puerta cerrada, familia sin avisar



El último 23 de octubre los magistrados de la corte de Vinh, en la provincia de Nghe An, han condenado a Ngo Van Khoi de 53 años a siete meses de prisión y a Nguyen Van Hai de 43 años a seis meses en la cárcel (en la foto un momento del proceso).




La audiencia duró cerca de tres horas, en un proceso a puerta cerrada y ni siquiera la familia había sido advertida.




Los dos fueron arrestados el pasado mes de junio; en las semanas siguientes las autoridades habían asegurado y anunciado en varias ocasiones su liberación, sin nunca realizar lo prometido.




Su negativa para liberarlos desató protestas callejeras violentamente reprimidas por la policía vietnamita, como ocurrió el 4 de septiembre con muchos heridos y varias restricciones legales.




Miles de fieles en vigilas de oración



En respuesta los fieles - firmes en su apoyo a los líderes diocesanos y los sacerdotes en la lucha por la libertad de los feligreses- celebraron misas y vigilias de oración, a las que asistieron decenas de miles de personas.




Contra el obispo Mons. Paul la prensa vietnamita también ha lanzado una campaña de desprestigio demasiado pesada, mientras que las autoridades provinciales de Nghệ han tratado de aislar al Prelado en la Conferencia de obispos y obtener la expulsión.




Es una posición que une a los obispos vietnamitas aún más y dio lugar a expresiones de solidaridad, respeto y cercanía de los prelados del país, entre ellos el obispo de Kontum.




"Son inocentes, deben ser liberados"



Hablando por Radio Asia Libre (RFA) los hijos de Khoi dicen que están conmocionados por el veredicto, señalando que tanto el padre como el amigo "es inocente". Ellos han recurrido a todas las autoridades competentes, de cualquier nivel, para obtener su libertad. La familia agrega, además, que llegó a enterarse del proceso por algunos habitantes del pueblo, no de fe católica, que expresaron su "tristeza" porque no les fue permitido participar en el debate en sesión plenaria.




Según testimonios, un funcionario de la aldea revelaría a algunos habitantes -pero no católicos- que los jueces se estaban preparando para enjuiciar a los dos feligreses, pero esto no fue notificado a los parientes.




Un sacerdote de la zona, detrás del anonimato, confirma que los dos "son inocentes" y que "deben ser liberados".







03:59

Estamos en vísperas de la festividad de Todos los Santos, esto es, la conmemoración del infinito número de santos anónimos que deben de poblar las incontables estancias de la Casa del Padre. Y asociada a ella, el Día de los Fieles Difuntos. Fechas de visita obligada a los cementerios y honrar a los deudos con ramos de flores y macetas de plantas ornamentales. Por ello parecen fiestas tristes y recordatorio de ausencias dolorosos, cuando en realidad deberían ser días en los que se renueve la gran esperanza de reencontrarnos, cuando Dios disponga, con las personas a las que estuvimos estrechamente unidos durante toda nuestra vida: padres, consortes, hermanos, quizá hijos, amigos, etc., personas que de uno u otro modo completaron nuestra existencia personal.

Hay gentes a las que da repelús los cementerios, los entierros, los difuntos, pensar incluso en la muerte o en el más allá, cuando se trata de un trance por el que, tarde o temprano, hemos de pasar todos. Yo me acostumbré temprano a mirar de cerca a lo inevitable, siendo monaguillo, allá en mi pueblo, cuando acompañaba al cura a administrar la extremaunción, como se decía entonces, a un moribundo, y asistía a los entierros, con los demás monaguillos, revestidos con sotana negra y roquete blanco. Ahora voy como poco una vez a la semana a visitar la tumba de mi esposa, regar las jardineras, cuidar las plantas y limpiar los mármoles. Nada de todo ello me da aprehensión; al contrario, me esponja el alma, me reconforta el espíritu y refuerza mi esperanza. Hablo con ella, aunque eso lo hago a todas horas en mi casa, sobre todo cuando rezamos “juntos” el rosario, o participamos en la misa cogidos con disimulo del bracete, como hacíamos en vida de ella. Aparte de pedirle a diario que vele por mí, por nuestros hijos y nuestros nietos, según hacíamos antes, que tenga un poco de paciencia y me espere hasta que se cumpla el plazo de Dios, y podamos estar “por fin otra vez juntos y para siempre”, como tengo dicho a mis hijos que debe figurar en el epitafio de la que será nuestra tumba compartida.




Por lo tanto, cómo no va a parecerme una fiesta de gran esperanza la de Todos los Santos, si es una conmemoración de la infinita misericordia divina, que nos perdona y acoge. El reconocimiento de que Dios nos quiere, nos ama más allá de todo límite, según se manifiesta de manera expresiva en el número incalculable de bienaventurados que recordamos en este día.




Sin embargo, ¿qué esperan los que no esperan nada, los increyentes, los “dejados de la mano de Dios? Debe ser terrible no tener fe ni esperanza, no esperar nada cuando terminen los días de penar en esta vida. Porque venimos a este mundo a sufrir, solos o en compañía. Todo el mundo quiere ser feliz, es una aspiración universal del ser humano, pero sólo los más afortunados logran evadirse a tramos, normalmente en un entorno familiar afectivo o religioso, de nuestra penosa condición. La vida terrenal, después de todo fugaz, es una existencia mayormente penitente, purgante (el purgatorio está aquí), luego ha de existir un más allá donde nos sea permitido alcanzar la plenitud de la vida personal, que sólo puede ser realmente plena y feliz con la visión beatífica del Dios asimismo pleno y gozoso. En otro caso la humanidad, el hombre, sería la expresión genuina del fracaso total, de la frustración absoluta, porque todo el mundo perseguiría, en todas partes y en todos los tiempos, una quimera, un engaño, un imposible. Sería demasiado cruel. Pero Dios, rector del cosmos y amor infinito, está al quite, y nos salva del terrorífico vacío de la nada. De ahí que debamos celebrar en actitud fervorosa de espera, la festividad de la gran esperanza.







03:59

La salida de la cárcel de la etarra Inés del Río, consecuencia fulgurante de la sentencia del Tribunal de Estrasburgo que anula la denominada “Doctrina Parot”, me ha hecho recordar la figura de otra miembro de ETA, Dolores González Katarain, Yoyes, asesinada por la banda en 1986 por haberse acogido a la política de reinserción establecida por el Gobierno español.

Inés del Río ha visto “extinguidas sus responsabilidades penales”, según reza el auto de la Audiencia Nacional, e incluso dice el fiscal del País Vasco que ya no puede ser denominada “terrorista”. Abandonó la cárcel tras cumplir veintiséis años y tres meses, sin rastro de arrepentimiento por los veinticuatro asesinatos que cometió durante su terrible etapa en el denominado “Comando Madrid”. Las imágenes de su salida la muestran envuelta en una ikurriña y mostrando una media sonrisa que no logra esconder el cansancio y la amargura. El entorno batasuno puede capitalizar esta y otras salidas de presos de ETA, responsables de múltiples asesinatos, diciendo que su lucha ha merecido la pena. Pero es fácil imaginar que algo dentro de esa mujer ha volado en pedazos para siempre, aunque la ideología trate de enmascarar la tragedia.




Me interesa el contraluz de ambos rostros, el que apenas hemos entrevisto de la etarra del Río y el de aquella Yoyes que volviendo a casa sabía que había firmado su sentencia de muerte. El rostro de Dolores González (y no olvido todas sus culpas) se había suavizado, del mismo modo que la retórica ideológica de su primera juventud se trocó en amor a los campos, en contemplación de la maternidad, en celebración de la vida. Cuando Yoyes retorna al solar vasco ha realizado ya un largo camino interior. Así escribe en su diario en 1985: “Muchos son culpables de esta injusticia, ¡demasiados! Hay otros que no pero son impotentes ante ella. Hay también mucho silencio cómplice. Mucho miedo en la gente ante todo, ante su propia libertad... ¡cuánta mierda!... El mito de ETA, la hidra sangrienta que nos atenaza: En este mito, la persona de carne y hueso que es un sustrato, no existe más que como tal sustrato, no es humana”.




La película “Yoyes”, dirigida por Helena Taberna en 1999, muestra una escena que me parece reveladora. Al entrar en el portal de su casa se encuentra con una mujer viuda de un asesinado por ETA que se planta frente a ella, y tras insultarle le escupe en la cara. Aquella militante violenta y aguerrida en la lucha ideológica soporta a pie enjuto el ataque tragándose las lágrimas. Sabía que era parte del precio a pagar por su redención, por su regreso a casa, por volver a ser una persona de carne y hueso.




Es ardua la discusión sobre si ETA ha sido derrotada. ¿Realmente lo ha sido? Por un lado es cierto que los golpes reiterados de la policía, la colaboración internacional y la acción de la justicia han dado con la mayoría de sus asesinos en la cárcel, y que les quedaba poca mecha para cebar su maquinaria de muerte. Y sin embargo la frivolidad y la malicia del Ejecutivo Zapatero les han brindado la oportunidad de transformar la derrota policial en victoria política. Sin haber entregado las armas, sin contrición alguna por el terrible daño causado durante décadas, sin depuración moral de su obscena mentira ideológica, se han encontrado con los títulos necesarios para entrar en una competencia electoral que debía estar reservada a quienes creen en la libertad y la convivencia. Aunque no me olvido: ese 26% de voto cosechado en las elecciones vascas por la coalición Bildu (la “marca blanca” del mundo batasuno avalada por un Constitucional que avergüenza), no es fruto sólo de las componendas de Zapatero.




Es también, quizás sobre todo, fruto de una enfermedad moral que no ha sido sanada en la sociedad vasca, y de una dramática impotencia de quienes (por otro lado de manera heroica) se han enfrentado a la ideología del terror sin conseguir arraigar una propuesta cultural alternativa en amplios sectores de esa sociedad. Cada uno habrá de asumir su propia responsabilidad en este nuevo escenario, dramático aunque no ya no humeen las pistolas de los asesinos. Aquí es donde retomo la historia de estas dos mujeres de ETA. En Inés del Río no se vislumbra dolor ni contrición, como tampoco en la casta de nuevos dirigentes reciclados que han cambiado el zulo por la moqueta. Mientras que en las palabras y gestos de Yoyes, en su decisión de afrontar su propia responsabilidad y asumir el alto precio de volver a casa, se encuentra todo el dolor y la esperanza que constituyen la única medicina (amarga y luminosa) para la profunda llaga que aún supura en el País Vasco.




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03:14

El Papa acaba de pronunciar una homilía en la que alude a la situación en que se encuentran sacerdotes y religiosos cuando se jubilan.

Personalmente he sido testigo, por poner un par de ejemplos que me afectaron mucho al conocerlos. Dos profesores religiosos que tuve en mis tiempos de seminario, el P. Colomer OFM. y el P. Sauras OP. El primero, cuando acababa la primera clase, en el espacio de recreo que teníamos entre clase y clase, la mayoría de alumnos nos quedábamos alrededor de su cátedra preguntándole y escuchándole. Ya jubilado, enfermó y estaba fuera de sí.




El segundo, Maestro en Teología y con gran cantidad de artículos y libros escritos, el profesor que más ha influido en mi formación teológica, acabó de portero en su convento de los dominicos hasta que su salud le impidió prestar este pequeño servicio. Dos hombres de categoría internacional.




También he visto en casas de retiro de sacerdotes, hermanos, de verdad apóstoles con un servicio extraordinario a la Iglesia, o religiosas con cargos importantes en su congregación, también superioras generales que necesitaban ser atendidas en todo por las hermanas. También es cierto que algo por el estilo sucede a los ancianos seglares, retirados en casas de reposo, a veces visitados con cariño por sus familiares, pero a veces, un tanto olvidados.




En este artículo me voy a centrar comentando brevemente las palabras del Papa y en otro que pienso publicar a continuación y comentar mis impresiones sobre esta realidad dura de nuestros sacerdotes, (también algunos obispos) mayores y de la ayuda que les estamos ofreciendo o que les dejamos de ofrecer.




Dice el Papa en su homilía: "Todo apóstol tiene un comienzo alegre, entusiasta, emocionado con el Dios que tiene dentro, ¿no es así? Pero no se le ha evitado el ocaso. Y para mí es bueno pensar en el ocaso del apóstol... Se me ocurren tres iconos: Moisés, Juan el Bautista y Pablo”. Efectivamente, fuertes en el cumplimiento de su misión y se quedan solos al final.




“Pensando en los muchos presbíteros y religiosas que viven en las casas de reposo, invito a los fieles a visitarlos porque estos son, verdaderos "santuarios de santidad y de apostolado".




La primera lectura, continuó, nos muestra a San Pablo al final de su vida: "Es el ocaso del Apóstol".




"Y cuando pienso en el ocaso del Apóstol, me viene al corazón el recuerdo de esos santuarios de apostolicidad y de santidad que son las casas de reposo de los sacerdotes y de las religiosas: buenos presbíteros y monjas, envejecidos, con el peso de la soledad, a la espera de que venga el Señor a llamar a la puerta de su corazón. Estos son verdaderos santuarios de la apostolicidad y santidad que tenemos en la Iglesia. ¡No nos olvidemos de ellos, eh!".




"Pero me pregunto si nosotros, los cristianos tenemos el deseo de hacer una visita -¡que sea una verdadera peregrinación!-, vamos a estos santuarios de santidad y de apostolado, que son las casas de reposo de los presbíteros y religiosas. En las casas de reposo, estas hermanas y estos presbíteros esperan al Señor casi como Pablo: un poco tristes, de verdad, pero también con una cierta paz, con el rostro alegre".




A esas casas de reposo las llama santuarios de santidad y de apostolado. Y efectivamente, ¡cuánta santidad y acciones apostólicas hay en ellas! Pero los sacerdotes jubilados no están todos en casas de reposo, sino también en sus casas o en casas de familiares. También estas casas son santuarios de santidad y de apostolado. También allí aprendemos de los sacerdotes y contemplamos al Señor porque sigue presente en él y ejerciendo su sacerdocio en él y a través de él. No olvidemos que el sacerdote lo es in aeternum.



"Nos hará bien --concluyó el Papa-- pensar en esta etapa de la vida que es el ocaso del Apóstol y orar al Señor: “Cuida a los que están en el momento del despojo final, para decir una vez más: ‘¡Sí, Señor, quiero seguirte!". Y esto vale para sacerdotes y consagradas, porque éstas siguen siendo esposas de Jesús también in aeternum.




(Continuará)




José Gea







01:29

El Papa Francisco presidió hoy la Misa con ocasión del Encuentro de las Familias, en que más de 200.000 personas peregrinaron a Roma por el Año de la Fe, y aseguró que “la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo”.

Doscientas mil personas asistían a la misa, mientras decenas de millones la seguían a través de televisión e Internet en todo el mundo justo cuando el número de seguidores del Papa en Twitter superaba el listón de 10 millones. Los fieles y peregrinos venidos a la peregrinación mundial de las familias ocupaban toda la plaza de San Pedro y la larguísima Vía de la Conciliación, donde podían seguir la misa a través de pantallas gigantes.




En su homilía, el Santo Padre meditó sobre “algunas características fundamentales de la familia cristiana”.




La primera, indicó, es “la familia que ora. El texto del Evangelio pone en evidencia dos modos de orar, uno falso – el del fariseo – y el otro auténtico – el del publicano. El fariseo encarna una actitud que no manifiesta la acción de gracias a Dios por sus beneficios y su misericordia, sino más bien la satisfacción de sí”.




“El fariseo se siente justo, se siente en orden, se pavonea de esto y juzga a los demás desde lo alto de su pedestal. El publicano, por el contrario, no utiliza muchas palabras. Su oración es humilde, sobria, imbuida por la conciencia de su propia indignidad, de su propia miseria: este hombre verdaderamente se reconoce necesitado del perdón de Dios, de la misericordia de Dios”.




Francisco subrayó que “la del publicano es la oración del pobre, es la oración que agrada a Dios que, como dice la primera Lectura, ‘sube hasta las nubes’, mientras que la del fariseo está marcada por el peso de la vanidad”.




“A la luz de esta Palabra, quisiera preguntarles a ustedes, queridas familias: ¿Rezan alguna vez en familia? Algunos sí, lo sé. Pero muchos me dicen: ¿Cómo se hace? Pero si se hace como el publicano, es claro: humildemente, delante de Dios. Cada uno con humildad se deja mirar por el Señor y pide su bondad, que venga a nosotros”.




“Pero, en familia, ¿cómo se hace? Porque parece que la oración sea algo personal, y además nunca se encuentra el momento oportuno, tranquilo, en familia… Sí, es verdad, pero es también cuestión de humildad, de reconocer que tenemos necesidad de Dios, ¡como el publicano! Y todas las familias, tienen necesidad de Dios: todas, ¡todas!”.




Las familias, indicó el Papa, “necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón. Y se requiere sencillez. ¡Para rezar en familia se requiere sencillez! Rezar juntos el ‘Padre nuestro’, alrededor de la mesa, no es una cosa extraordinaria: es fácil. Y rezar juntos el Rosario, en familia, es muy bello, da mucha fuerza”.




“Y también rezar el uno por el otro: el marido por la mujer, la mujer por el marido, ambos por los hijos, los hijos por los padres, por los abuelos… Rezar el uno por el otro. Esto es orar en familia, y esto hace fuerte a la familia: la oración”.




A continuación, el Santo Padre señaló que “la segunda Lectura nos sugiere otro aspecto: la familia conserva la fe. El apóstol Pablo, al final de su vida, hace un balance fundamental, y dice ‘He conservado la fe’. ¿Cómo la conservó? No en una caja fuerte. No la escondió bajo tierra, como aquel siervo un poco perezoso”.




“San Pablo compara su vida con una batalla y con una carrera. Ha conservado la fe porque no se ha limitado a defenderla, sino que la ha anunciado, irradiado, la ha llevado lejos. Se ha opuesto decididamente a quienes querían conservar, ‘embalsamar’ el mensaje de Cristo dentro de los confines de Palestina. Por esto ha hecho opciones valientes, ha ido a territorios hostiles, he aceptado el reto de los alejados, de culturas diversas, ha hablado francamente, sin miedo”.




“También aquí, podemos preguntar: ¿De qué manera, en familia, conservamos nosotros la fe? ¿La tenemos para nosotros, en nuestra familia, como un bien privado, como una cuenta bancaria, o sabemos compartirla con el testimonio, con la acogida, con la apertura hacia los demás?”.




Francisco reconoció que “todos sabemos que las familias, especialmente las más jóvenes, van con frecuencia ‘a la carrera’, muy ocupadas; pero ¿han pensado alguna vez que esta ‘carrera’ puede ser también la carrera de la fe? Las familias cristianas son familias misioneras”.




“Ayer hemos escuchado, aquí en la Plaza, el testimonio de familias misioneras. Son misioneras también en la vida de cada día, haciendo las cosas de todos los días, ¡poniendo en todo la sal y la levadura de la fe! Conservar la fe en familia y poner la sal y la levadura de la fe en las cosas de todos los días”.




El Papa indicó también que “la verdadera alegría que se disfruta en familia no es algo superficial, no viene de las cosas, de las circunstancias favorables… la verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente el camino de la vida”.




“A la base de este sentimiento de alegría profunda está la presencia de Dios, la presencia de Dios en la familia, está su amor acogedor, misericordioso, respetuoso hacia todos. Y sobre todo, un amor paciente: la paciencia es una virtud de Dios y nos ensena, en familia, a tener este amor paciente, el uno con el otro. Tener paciencia entre nosotros”.




El Santo Padre remarcó que “solo Dios sabe crear la armonía de las diferencias. Si falta el amor de Dios, también la familia pierde la armonía, prevalecen los individualismos, y se apaga la alegría. Por el contrario, la familia que vive la alegría de la fe la comunica espontáneamente, es sal de la tierra y luz del mundo, es levadura para toda la sociedad”.




“Queridas familias, vivan siempre con fe y simplicidad, como la Sagrada Familia de Nazaret. ¡La alegría y la paz del Señor esté siempre con ustedes!”, concluyó.







01:29

“No hay yoga cristiano, sino que hay cristianos que hacen yoga”, dice quien fuera maestro de esa disciplina que es, advierte, un camino de vida. Hoy el belga Joseph-Marie Verlinde es sacerdote y Prior de un monasterio en Francia. Su diáfana reflexión sustentada en la experiencia cuestiona los argumentos que presentan al yoga como simples y benéficos ejercicios de acondicionamiento físico y psíquico.

En su libro "La Experiencia Prohibida", del que presentaremos algunos extractos, amén de pasajes de una entrevista emitida por “Net For God Production” nos transparenta verdad y la pasión por su respuesta fiel a Dios, quien finalmente conquistó su alma.




Apenas con 20 años ya era un aventajado científico en el Fondo Nacional de Investigación Científica de Bélgica, cuando se hizo parte de la gran revolución cultural de 1968. “Yo era investigador de Química Nuclear y los medios científicos y de investigación se encontraban en plena efervescencia. En ese momento, me dejé llevar por esa ola. Me enfoqué hacia las propuestas de oriente que invadían el horizonte de la cultura occidental”.




La revolución de las estructuras y de la conciencia



Ni su sólida educación cristiana, como tampoco la innata cualidad crítica de su ser científico impidieron que fuere impactado por el movimiento de estructuras en la sociedad de la época. Y un día cualquiera, se quedó absorto ante un afiche publicitario que invitaba a practicar la Meditación Trascendental. Aquello de ser una “vía simple, fácil y eficaz”, dice, para llegar a estados superiores de conciencia y una autorrealización plena, era irresistible. “Me entregué a practicar intensamente -detalla- hasta el punto de que llegué a encontrarme tan ensimismado como si estuviese fuera de la realidad e incapaz de asu­mir mi labor en el laboratorio donde trabajaba”.




El gurú y la seducción del Yoga



Es entonces cuando conoció a un renombrado seguidor del yoga, llamado Maharishi Mahesh Yogi. “Como prestaba una atención especial a los hombres de ciencia, me recibió cordialmente. Empezó haciéndome practicar la técnica aún más intensamente, pues, según él, las dificultades que experimentaba se debían a que debía relajar tensiones profundas. Tras ese tiempo de «purificación», me propuso conver­tirme yo mismo en maestro de la meditación, y me formó para ello”.




Por casi tres años exploró en las afamadas bondades del yoga, permaneciendo en una comunidad espiritual (Ashram) en la India. Pronto fue entrenado, allí, en la cuna del Yoga, descubriendo, dice, que la práctica “era una gran liturgia. Mientras que aquí, los occidentales hacían y hacen yoga como ejercicios de relajación. Incluso cuando le dije al gurú en un viaje a Alemania que los europeos estaban haciendo yoga para relajarse, él tuvo un ataque de risa. Luego, pensó por un momento y dijo «esto no evitará que el yoga haga su efecto»”. Quedó estremecido y reflexionando sobre esto en su libro “La experiencia prohibida” recuerda que a pesar de vivir belleza, armonía y serenidad durante sus prácticas… “toda mi naturaleza podía exultar con una sobriedad indescriptible, salvo la punta fina de mi alma que seguía insatisfecha, deseando al Amado…”




Joseph-Marie señala en su libro que el Yoga es en todo un camino ajeno al que confiesa la Fe. En el horizonte cristiano, precisa, “la elevación de que se habla es una salida de uno mismo hacia Dios y hacia los demás, en una entrega caritativa a ellos”. Luego agrega que este no es el horizonte del Yoga, que en sí es… “una inmersión en uno mismo para disfrutar de manera narcisista del propio acto de ser, en un énstasis solitario… el yogui se pone en camino hacia su propia realidad «absoluta», de la que quiere gozar sin compañía de nadie”, sentencia.




Recuperando el sentido



Tiempo después, con vagas pero permanentes luces de nostalgia por Dios, la visita de un médico naturista remecería a Joseph-Marie. “Nuestros cuerpos estaban maltratados por el intenso ejercicio que realizábamos allí y este naturista era cristiano. Como yo era una suerte de secretario personal del gurú lo recibí. Nos pusimos a conversar y él me preguntó «¿Usted es cristiano?, ¿Está bautizado?», le dije «¡claro!». Y me devuelve otra pregunta «¿Quién es Jesús para usted?». Es difícil de expresar, pero percibí que ahí Jesús me decía «Hijo mío… ¿cuánto tiempo me harás esperar?». Luego de eso, me di cuenta que era amado incondicionalmente, que no había ninguna sombra de juicio en la mirada, no había penitencia, sino compasión. Una ternura infinita, un mar de misericordia se derramaba sobre mí y yo lloraba, lloraba todas las lágrimas de mi arrepentimiento…”. No pasó mucho tiempo para que Joseph-Marie se viera revestido con la fuerza necesaria para abandonar el Ashram y las prácticas del gurú.




Un retorno con tropiezos



Tomó un avión de regreso a Bélgica. Con apenas un bolso arribó a Bruselas. Sin embargo, sintiéndose lleno de temores, confuso, en vez de buscar ayuda en personas de iglesia, recurrió a personas que le parecían ser más idóneos para aclarar sus inquietudes. “Estaban adaptados a la corriente de las tradiciones transmitidas del hinduismo, pero tenían también como referente los evangelios. Puse mi confianza en este grupo que se decía «cristiano», pero la verdad es que mezclaban energía y reencarnación. Y bien, no lo sabía en ese momento, pero había entrado en una escuela esotérica”.




Comenzó a naufragar en ese ambiente y pronto vino un giro más radical en aquella comunidad. “Dimos el giro al ocultismo. Me vi en prácticas ocultistas, en el ámbito de lo que se llamaría hoy «Terapias Energéticas». Es decir, manipular las energías ocultas con el fin de obtener curaciones. Me volví amigo de un naturista y se admiró de mis «habilidades» como médium usando las fuerzas ocultas sin dificultad para penetrar en la mente de otros. Estas sesiones de curación ocupaban todo mi tiempo libre. Pues, en realidad no había «sanación», solamente un desplazamiento de síntomas”.




“Aun así, comencé a participar de la Eucaristía -puntualiza- aunque no me había atrevido a confiar en los representantes de la iglesia, y prolongaba mis tiempos de oración con el Santo Rosario. Paulatinamente tomé conciencia de la enajenación sutil que padecía a raíz del trabajo con estas entidades. Sobre todo, cuando un día se manifestaron”.




Honesto Joseph-Marie confidencia que escuchó extrañas voces en su trabajo. “Tenía un grupo de manipulaciones que llamábamos «colectividad magnética». Y en un profundo silencio oía a alguien y decía cosas, pero en la realidad, nadie me llamaba. Estaba muy preocupado, ya que se repetía siempre. Entonces, se lo comenté a los dirigentes del grupo, quienes se rieron y me dijeron: «Para nada. No te lo hemos dicho, pero es evidente que ejerces tales poderes sin la ayuda de los espíritus. Son ángeles sanadores»”.




Pero continuó esclavizado por estos «ángeles sanadores» al extremo que en un viaje a París cuando acudió a una Eucaristía al mediodía, en el momento de la consagración, “cuando el sacerdote dice «por Él, con Él y en Él», escuché a estos seres blasfemar vergonzosamente de Cristo. Quedé petrificado. En ese instante comprendí que había sido engañado, abusado. Al final de la celebración, busqué al sacerdote y le conté mi historia. Y me respondió: «eso no me asombra. Soy el exorcista de la diócesis». Luego de este primer encuentro de liberación -y este detalle es muy importante-… iba todos los días a misa y no pasaba nada, los espíritus o entidades se ocultaban. Sabían que era mejor quedarse quietos. Pero la autoridad que tenía el sacerdote los obligó a rebelarse, para hacer la gran limpieza. Pude ser finalmente liberado con oraciones intensas”, confidencia.




La llamada al sacerdocio maduraba en el corazón de Joseph-Marie desde que había regresado de la India. “Esta vez –señala- decidí aferrarme a la Iglesia, tomándome el tiempo necesario para comprender mi historia a la luz del Evangelio”. Es así que luego de diez años de formación fue ordenado sacerdote en 1983 integrándose a la Comunidad Monástica de San José, donde es Prior de un monasterio, en Francia, hasta la fecha.







03:59

El Evangelio de este domingo es la parábola del fariseo y del publicano. Quien acuda a la iglesia el domingo oirá un comentario más o menos de este tipo. El fariseo representa el conservador que se siente en orden con Dios y con los hombres y mira con desprecio al prójimo. El publicano es la persona que ha errado, pero lo reconoce y pide por ello humildemente perdón a Dios; no piensa en salvarse por méritos propios, sino por la misericordia de Dios. La elección de Jesús entre estas dos personas no deja dudas, como indica el final de la parábola: este último vuelve a casa justificado, esto es, perdonado, reconciliado con Dios; el fariseo regresa a casa como había salido de ella: manteniendo su justicia, pero perdiendo la de Dios.

A fuerza de oírla y de repetirla yo mismo, esta explicación en cambio ha empezado a dejarme insatisfecho. No es que esté equivocada, pero ya no responde a los tiempos. Jesús decía sus parábolas para la gente que le escuchaba en aquel momento. En una cultura cargada de fe y religiosidad como aquella de Galilea y Judea del tiempo, la hipocresía consistía en ostentar la observancia de la ley y santidad, porque éstas eran las cosas que atraían el aplauso.




En nuestra cultura secularizada y permisiva, los valores han cambiado. Lo que se admira y abre camino al éxito es más bien lo contrario de otro tiempo: es el rechazo de las normas morales tradicionales, la independencia, la libertad del individuo. Para los fariseos la contraseña era «observancia» de las normas; para muchos, hoy, la contraseña es «trasgresión». Decir de un autor, de un libro o de un espectáculo que es «transgresor» es hacerle uno de los cumplidos más anhelados.




En otras palabras, hoy debemos dar la vuelta a los términos de la parábola, para salvaguardar la intención original. ¡Los publicanos de ayer son los nuevos fariseos de hoy! Actualmente es el publicano, el transgresor, quien dice a Dios: «Te doy gracias, Señor, porque no soy como aquellos fariseos creyentes, hipócritas e intolerantes, que se preocupan del ayuno, pero en la vida son peores que nosotros». Parece que hay quien paradójicamente ora así: «¡Te doy gracias, oh Dios, porque soy un ateo!».




Rochefoucauld decía que la hipocresía es el tributo que el vicio paga a la virtud. Hoy es frecuentemente el tributo que la virtud paga al vicio. Se tiende, de hecho, especialmente por parte de los jóvenes, a mostrarse peor y más desvergonzado de lo que se es, para no parecer menos que los demás.




Una conclusión práctica, válida tanto en la interpretación tradicional aludida al inicio como en la desarrollada aquí, es ésta. Poquísimos (tal vez nadie) están siempre del lado del fariseo o siempre del lado del publicano, esto es, justos en todo o pecadores en todo. La mayoría tenemos un poco de uno y un poco del otro. Lo peor sería comportarnos como el publicano en la vida y como el fariseo en el templo. Los publicanos eran pecadores, hombres sin escrúpulos que ponían dinero y negocios por encima de todo; los fariseos, al contrario, eran, en la vida práctica, muy austeros y observantes de la Ley. Nos parecemos, por lo tanto, al publicano en la vida y al fariseo en el templo si, como el publicano, somos pecadores y, como el fariseo, nos creemos justos.




Si tenemos que resignarnos a ser un poco el uno y el otro, entonces que al menos sea al revés: ¡fariseos en la vida y publicanos en el templo! Como el fariseo, intentemos no ser en la vida ladrones e injustos, procuremos observar los mandamientos y pagar las tasas; como el publicano, reconozcamos, cuando estamos en presencia de Dios, que lo poco que hemos hecho es todo don suyo, e imploremos, para nosotros y para todos, su misericordia.







17:30

El cardenal y los líderes budistas dicen no al juego de azar. Sucede en Sri Lanka, en donde el Consejo de las religiones (del que forma parte el arzobispo de Colombo, en calidad de co-presidente) ha adoptado una postura muy clara y fuerte ante la intención del gobierno de abrir las puertas del país al magnate de las apuestas australiano James Packer, que tiene en mente construir un “resort” de 400 millones de dólares «integrado con salas de juego».

Un negocio que, a pesar del abierto rechazo de los monjes, el presidente budista Mahinda Rajapaksa estaría dispuesto a acoger con los brazos abiertos en nombre del desarrollo y del crecimiento. Tan dispuesto está que quiere hacer que el parlamento apruebe una ley que garantizaría diez años de exenciones fiscales para todos los que inviertan en este sector.




La propuesta de ley estaba a punto de ser votada en el parlamento, pero fue suspendida debido a las protestas que encabezaron los líderes religiosos: en un país que ha sufrido durante años el conflicto étnico sangriento entre los sinhalas y los tamiles, los budistas, hinduistas, cristianos y musulmanes se unieron para oponerse al juego de azar. «Introducir estos grandes casinos representaría un desastre nacional», declaró el venerable budista Maduluwawe Sobitha Thera.




El cardenal Ranjith criticó particularmente la idea de que la industria de las apuestas pueda convertirse en un impulso para el desarrollo del país. «No aportará ventajas para la gente –comentó el arzobispo de Colombo. En cambio, ganaríamos mucho dotando a Sri Lanka de una industria turística eficiente, pero esta vía no puede caer tan bajo como para abrir las puertas a los casinos. El gobierno debe pensar más bien en atraer inversiones para la promoción de las industrias tradicionales o el sector agrícola, y no debe permitir que los inversores extranjeros exploten de esta manera nuestros recursos naturales».




El de Sri Lanka no es un caso aislado: la industria del juego de azar representa un mercado que crece impetuosamente a nivel global.




Por lo demás, James Packer es uno de los hombres más ricos de Australia, con un patrimonio que gira alrededor de los 6 mil millones de dólares; sus hoteles (que siempre cuentan con lujo y casinos) atraen a millones de visitantes de toda Asia. Además de los que creó en Australia, ha hecho otros dos en Macao y uno en Londres. Si su proyecto llegara a buen puerto, Sri Lanka (un país en el que los ingresos promedio de la gente superan por poco los 2000 dólares al año) se convertiría en uno de los nuevos santuarios de las apuestas.







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